Por querer un diez en matemáticas
Mi profesora de matemáticas me da el 10 pero a cambio de muchas cosas. Mezcla de dominación femenina con sexo con maduras.
Antes de empezar, me presentaré, soy Iván y estoy en el instituto, siempre he sido muy buen estudiante y tengo grandes aspiraciones universitarias pero para ello necesito tener un expediente casi impecable, por lo que me tomo muy enserio cada nota de cada parcial. En cuanto a lo físico, soy moreno con pelo en media melena, alto (casi 1,90), deportista, juego en un equipo semiprofesinal de basket, con lo que estoy bastante en forma; vamos que no tengo problemas con las chicas, aunque entre los estudios y el deporte no es que tenga mucho tiempo libre y por tanto mi experiencia (sin ser nula) es reducida.
Todo comenzó hace unas semanas, en clase de Matemáticas, tengo una profesora de unos cuarenta años que está de muy bien ver, sería una MILF en toda regla, y está divorciada. Tiene el pelo castaño y largo que suele llevar sujeto en una coleta, altura normal, pero unas curvas muy ricas, unos pechos voluminosos y un culito bien cuidado. Se nota que va al gimnasio y le preocupa su aspecto físico. Aquel día llevaba una blusa ajustadita con un par de botones sueltos que dejaba insinuar sus tetas y una falda hasta la rodilla con vuelo.
Nos entregaba los últimos exámenes, para mi sorpresa yo tenía un ocho, cosa extraña en mí, como he comentado al principio, y como es lógico empecé a analizar los fallos, y no me acababa de cuadrar, así que llame a la profesora Paula. Cuando le expuse mis quejas, me comentó que estaba equivocado, pero ante mi insistencia me contestó de malos modos que si quería después de clase fuera a su despacho que en ese momento debía impartir la clase.
Me pasé el resto de las clases encabronado y jurando para dentro, sin atender mucho, solo pensando en el final del día. Sonó el timbre, recogí las cosas, me despedí de mis compañeros que se iban a casa y me encaminé al despacho de Paula, que se encontraba en el piso superior.
Al llegar toque la puerta y esperé la contestación. Como nadie decía nada, volví a tocar, y a la tercera abrí la puerta que para mi sorpresa se abrió y estaba Paula en su sitio que me miró enfadada.
Paula – No te han enseñado que tienes que esperar a que te den permiso. Eres un poco impaciente. Sal fuera y espera a que te permita entrar.
Iván – Pero si me has mandado subir tú.
Paula – Sal y haz lo que te he mandado.
Con cara de atontado, cerré la puerta y espera un par de minutos hasta que Paula me llamó.
Paula – Siéntate en esa silla y espera mientras busco tu examen.
No me había fijado la vez anterior, pero llevaba el pelo suelto y la blusa con un par de botones más desatados, lo que hacía que tuviese una vista de lo más maravillosa de sus tetas apretadas. Tal visión provocó en mí una semi erección (los jóvenes estamos con las hormonas revolucionadas).
Paula – Iván, dime, ¿qué pasa con tu examen? ¿en qué no estás de acuerdo?
Iván – Pues que creo que me merezco más nota, solo tengo un fallo y no es como para quitarme dos puntos.
Paula – Bueno, el fallo no es tan insignificante – echa el cuerpo hacia delante para señalarme en el examen el fallo, dejándome una visión jugosa en la que puedo ver perfectamente un sujetador de encaje blanco y negro.
Intentaba mirarla a los ojos o el examen y estar atento, pero me resultaba muy difícil.
Paula - ¿no te parece? ¿no será que quieres otra cosa? ¿qué pasa?
Iván – Bueno, es que necesito tener mejores notas, necesito tener un 10 para poder acceder a la universidad que quiero.
Mis ojos no paraban de subir y bajar, de sus ojos a sus pechos. Y ella empezaba a darse cuenta.
Paula – Pero Iván, yo no pongo casi nunca esas notas, para eso, tienes que dedicar muchas horas, trabajos fuera de clase.... Vamos dedicarte en cuerpo y alma. Además como ya sabes soy tu tutora y lo que yo opine el resto de profesores lo tienen muy en cuenta. ¿Estás dispuesto a sacrificar parte de ti por la nota? – diciendo eso se echó para atrás en la silla y se suelta otro botón de la blusa.
Yo no entendía nada, pero entre que la sangre ya no estaba en mi cerebro y que estaba completamente descentrado.
Iván – Claro Paula, lo que usted quiera por un diez.
Paula – Veamos si es verdad, ponte de pie.
Yo muerto de la vergüenza, debido a mi más que visible erección en mis pantalones, me levanto poco a poco.
Paula – Veo que estás contento – fijando la mirada en mi paquete y mordiéndose el labio inferior. Yo me tapo con las manos como buenamente puedo y poniendo cara de pena.
Paula – No seas tonto, chiquillo, quita esas manos de ahí y quítate la camiseta que yo tb quiero empezar a alegrarme la vista.
Ivan – Pero, Paula, esto no deberíamos hacerlo y menos aquí.
Paula – Dos cosas te voy a decir, a partir de ahora me vas a llamar profesora Paula y segundo, la decisión es tuya, puedes coger tu mochila, salir del despacho con tu ocho de mierda, o puedes quitarte la camiseta, dejar de quejarte, y tener ese diez que tanto deseas. Eso sí, la decisión que tomes ya no hay marcha atrás, piénsate bien lo que quieres.
No tuve mucho que pensar la verdad, tanto porque necesitaba ese diez, como que estaba más cachondo que un mono y quería ver donde acabaría todo aquello. Con lo que agarre la camiseta y me la saque, y se la pase a la profesora.
Ivan – está bien, tú ganas Profesora Paula.
Paula – Mmmmmm, me gusta lo que has decidido y me gusta mucho lo que veo. Está bien que hagas tanto deporte.
Se me marcaban bastante los pectorales y las abdominales debido a las horas dedicadas al deporte, sin ser excesivo, estaba de bien ver, que dirían.
Paula – Sigamos, no?Quítate esos pantalones que tanto te molestan, creo que te quedan un poco justos ahora mismo.
Ivan – Profesora Paula no es justo, yo estoy sin camiseta y usted todavía tiene mucha ropa.
Paula se puso a reír, y dándome la razón, terminó de desabrocharse todos los botones de la blusa y la dejo caer a su lado. Todo lo que me había imaginado se convirtió en realidad, la profesora se cuidaba mucho y lucía un cuerpo maravilloso con unas tetas espectaculares, que estaban atrapadas por ese sujetador de encaje tan sexy. Esto ya hizo que necesitaba poca ayuda, se me empalmara del todo y perdiera el poco juicio que me quedaba, con lo que empecé a desabrocharme el botón y la cremallera del pantalón, bajándolo completamente hasta mis tobillos (no sin encontrar resistencia en mi polla por lo ajustado de los pantalones). No puedo quejarme de polla, mide unos 18 cm y bastante gruesa, y sin pellejo (me operaron de crio de fimosis).
Paula – Calzas bastante bien, y tu cuerpo está muy, pero que muy bien trabajado y jovencito. Me está gustando de momento mucho. Supongo que ahora me toca a mí quitarme la faldita, no? – guiñándome un ojo se da la vuelta y con las piernas rectas va bajando la prenda poco a poco. Dejando de esta manera su culo bien expuesto y enseñando una braguita a juego con el sujetador y un culo nada envidiable a mis compañeras de clase.
Sin poder evitarlo me acerco y alargo mi mano a sobar ese culazo, pero en cuanto nota mi mano, Paula se gira, me da un manotazo en la mano y me mira enfadada.
Paula – Iván, así no funcionan las cosas, haces lo que yo te pida y nada más. Esta vez, he sido suave, la siguiente vez no me contendré tanto y tendré que castigarte. Ahora gírate y bájate esos boxers que estás manchándolos – había salido algo de liquido pre seminal - y quédate mirando hacia la pared opuesta y con los brazos a los lados.
Yo entre lo excitado que estaba y el susto q me había dado con el manotazo, hago sin rechistar lo que me ha pedido. Me quito los calzoncillos igual que ella se ha quitado la falda, dejando mi culo expuesto.Durante un rato, no pasa nada, estoy desnudo en el despacho de una profesora, con mi polla dura y mirando a la pared.
Oigo como echa el pestillo de la puerta, y se acerca por detrás. Apoya sus dos manos en mis hombros y los va bajando por mi espalda, hasta que llega a mi culo que empieza a sobar y agarrar con más fuerza. Cuando se cansa, se pega a mi espalda pasando los brazos a mi pecho. Noto que está sin sujetador y sus tetas se clavan en mi espalda, percibiendo sus pezones duros.
Con sus manos sigue el reconocimiento, recorriendo el pecho y bajando a mis abdominales y volviendo a subir, noto que empieza a jugar con mis pezones, que los pone bien duritos, y de repente los pellizca fuerte.
Yo pego un gritito entre el dolor y la sorpresa.
Paula – No grites que no ha sido nada – y mientras dice eso baja una de sus manos a mi rabo, que está duro, apuntando al techo. Lo recorre entero de arriba a abajo, es una caricia, no una masturbación, para finalmente acabar en mis huevos.
Paula – Están duritos pero no muy llenos, supongo que estás todo el día masturbándote. Eres un cochino, ya me contarás en quién piensas de clase para tus guarradas, pero a partir de ahora estos huevos los quiero más rellenos. Bueno de momento, vamos bien, gírate. – Ella se había separado de mí y se había apoyado en el escritorio. – Primera lección, dar placer con tu boquita. Ven aquí y cómeme las tetas, que sé que llevas desde que has entrado deseándolo.
Con lo cachondo que estoy, me lanzo como un loco a amasar esas tetas, que ahora vistas bien, están algo caídas por la edad y el tamaño, pero son más que apetecibles, los pezones son grandes y oscuros, y están ya bien duritos.
Paula me da una colleja y me dice – He dicho con la boca, no las manos.
Como un tonto abro mi boca y me acerco a uno de los pezones, para chuparlo bien rico, lo sujeto con mis labios, lo chupo, saco la lengua y la muevo alrededor de este. Vamos que lo dejo bien lubricado. Paula me agarra la cabeza con una mano y me la lleva a la otra teta que la sujeta con la otra, parece que me está dando de comer. Y yo estoy encantado, sigo comiéndome esas dos tetas, las lleno de babas, y Paula está disfrutando pq ya ha empezado a gemir, no para de acariciarme el pelo y decirme lo bien que lo hago. En una de esas, decido morderle uno de los pezones, que es correspondido por un gemido aún más fuerte, así que lo vuelvo a hacer y me voy al otro pezón a hacer lo mismo.
Paula – Tranquilo fiera, q me las vas a destrozar, anda vete bajando que te toca ir a la segunda etapa – y me empuja la cabeza hacia abajo – y recuerda que sin manos.
Yo voy bajando por su vientre con mi lengua fuera y dando algún beso, me entretengo en su ombligo con mi lengua, consiguiendo algún gemido más. Sigo bajando y me encuentro con las braguitas puestas. Así que primero dando unos besos sobre el tejido, me llega el olor que desprende de humedad, lo cual me alegra y me pone aún más cachondo. Con mi lengua juego en los pliegues de la braguita intentando traspasarlo.
Finalmente, me canso y con mi boca por el lateral agarro la goma de la braga y tiro para abajo para quitárselo, un poco por un sitio, otro poco por el otro lado, me cuesta mucho, sobre todo pq Laura no me ayuda, en una de esas le miro con cara de pena. Ella se ríe y me ayuda con sus manos a desnudarla completamente. Se vuelve a sentar en la mesa, pero esta vez se echa más para atrás y levanta las piernas poniendo los pies sobre esta, dejando completamente expuesto su coño a mi vista. Yo me pongo de rodillas para estar más cómodo y acerco mi cara a su pierna derecha, empiezo por el muslo con la lengua acercándome poco a poco al origen de todo, pero cuando estoy a punto de llegar, me cambio a la otra pierna y esta vez con besos húmedos y algún mordisquito me voy acercando al coño. Paula tiene el coñito abultado, con poco bello y bien cuidado, vamos perfecto para comérselo.
Por fin acerco mi boca a los labios y empiezo a sacar mi lengua para recorrerlos por fuera, para poco a poco introducir mi lengua en su interior. Al principio saco y meto mi lengua, pero Laura me aprieta mi cara contra ella, y entiendo lo que quiero, así que empiezo a jugar con mi lengua bien dentro, succionando con mi boca de vez en cuando. Me cuesta respirar pq me aprieta bastante, de hecho mis fosas nasales se llenan de olor a sexo. Ella empieza a gemir bastante fuerte, levanto mis ojos y veo q con la otra mano se está pellizcando uno de los pezones. Yo sigo con mi tarea, he intento “follarla” con mi lengua. Paula suelta mi cabeza para poder usar sus dos manos para estimular sus tetas, y lo aprovecho para jugar con mi lengua en su clitorix. Está disfrutando mucho tanto por la cara, los gemidos y los jugos que salen.
Paula – Para ya Iván, que no quiero correrme todavía. Parece que la primera lección la traías bien aprendida. Ya me iras contando quien te ha enseñado tan bien. Ponte de pie y desnúdate entero.
Yo como siempre obediente, reconozco que me estaba encantando esta situación, me termino de sacar las playeras, pantalones y calzoncillos. Y me pongo de pie cerca de ella, con mi polla bien dura. Paula se acerca al borde otra vez y acerca su mano a mi capullo y recoge con la palma líquido que gotea de ella, debido a la excitación que llevo encima. Con la mano bien mojadita empieza una paja suave, subiendo y bajando su mano por mi pene, no tiene suficiente lubricante y me pide que eche un poco de saliva a mi polla. La saliva cae por el lateral de esta y la recoge con su mano, y la extiende bien.
Paula – Te apetece sobarme las tetas, verdad? – solo con mi cara ya sabe mi respuesta - Te dejo.
Así que alargo mis manos a esas tetas que llevo tanto tiempo deseando y q por fin puedo tocar y acariciar, mientras que sigue con la masturbación. Paula que sabe que estoy muy cachondo tampoco sigue mucho tiempo más.
Paula – Segunda lección, aprender a usar tu polla. Fóllame!
Iván – Pero Paula, a pelo, sin condón? No creo que deberi..... – y en ese momento me retuerce uno de los pezones, consiguiendo un grito de dolor por mi parte.
Paula – Primero, ya te he dicho que me llames Profesora Paula, y segundo no cuestiones lo que te pido. Uso píldora y no tengo ninguna enfermedad, y tú, evidentemente tampoco follas tanto como para que seas un riesgo. Entendido?
Iván – Si, Profesora Paula.
Más o menos como está, levanta las piernas, y yo dirijo mi polla a su raja. Intento meter la cabezota, pero le cuesta.
Paula – Trae déjame, que veo que no estás muy allá con esto. Estarás acostumbrado a follar poco y encima en una cama, tienes que aprender un poco más.
Coge la polla y es ella la que se la acerca y la va metiendo poco a poco. Yo me dejo llevar, no quiero fastidiarlo. Y así, poco a poco, mi polla se pierde entre las piernas de mi profesora, que pega un gemido de satisfacción.
Paula – Ahora poco a poco, despacito, la sacas y la vuelves a meter para que se lubrique bien, y se vaya haciendo mi coñito.
Yo empiezo a mover mi cintura, muy despacio, sacando casi entera la polla y volviéndola a meter, así repetidas veces. Cuando veo que ya fluye bien, empiezo a subir el ritmo. Intento poco a poco tb subir la fuerza de las embestidas, los gemidos de los dos van subiendo de nivel. Paula me rodea con sus piernas facilitando mis embestidas y marcando tb algo el ritmo. Yo estoy en la gloria, y acerco mi boca a uno de sus pezones para succionarlo mientras no paro de follar.
Ivan – Profesora Paula me voy a correr.
Paula – no pares y córrete, pero espero que luego seas capaz de darme placer otra vez.
No necesito mucho más para vaciar mis huevos en el coño de mi profesora, amortiguando mis gritos con sus tetas. Buff, que corrida más rica, se nota que llevaba mucho rato cachondo. Cuando me recupero un poco, Paula me da un morreo bien húmedo.
Paula – Te has portado bastante bien, aunque te has corrido muy rápido y yo no he terminado todavía. Esta lección habrá que repasarla más veces. Veremos que tal la siguiente lección, porque así no conseguimos el diez. Límpiate un poco con uno de esos clínex y túmbate encima de la mesa, boca arriba.
Mi polla sale con facilidad, acompañada con algo de semen que resbala por los muslos, hago lo que me dice, la escena me excita sobremanera, porque siempre había follado con condón. Aparto varias cosas de encima de la mesa y me tumbo como puedo en ella, dejando mis piernas colgando, está bastante fría que contrasta con el calor de mi cuerpo. Mi polla ha aflojado pero está morcillona, la excitación del momento, y la juventud ayudan.
Paula se limpia tb un poco y yo no pierdo la ocasión para adorar ese culo tan rico. Tb bebe un poco de agua y se hace una coleta en el pelo, realzando su pecho, quedándome embobado observándolo. Se acerca a la mesa por donde tengo las piernas y apoya sus manos en mis muslos. Entre el contacto y las vistas, la tengo frente a mi completamente desnuda, consigo “levantarme” los ánimos.
Paula – estamos por la mitad de la clase, la primera lección muy bien, la segunda regular. Ahora en la siguiente sesión vamos a dar dos nuevas lecciones y repetir la que no te ha salido muy bien. Tercera lección, la recuperación. Te voy a enseñar cómo ayudar al otro a ponerse en disposición de tener más sexo, aunque veo que tú poco necesitas. Bendita juventud.
Y alarga la mano a mi polla que ya empieza a recuperar todo su esplendor. Con su mano derecha empieza un sube baja suave pero intenso, y con la otra mano juega con mis pelotas. Solo con eso, ya está completamente recuperada, pero aun así acerca su boca a la punta de mi pene al que le da un beso, para luego sacar la lengua y recorrer con la punta de ésta, la polla de arriba hacia abajo acabando en los testículos, a los que tb da un beso y luego se mete uno de ellos en la boca y empieza a succionar. Yo empiezo a gemir, estoy en la gloria. Mientras sigue masturbándome, vuelve a recorrer todo el tronco con la lengua hasta que llega al prepucio, donde empieza a darle lametadas largas. Finalmente abre la boca y se introduce mi polla, apretando con los labios suavemente, poco a poco va bajando, al principio hasta la mitad, la vuelva a sacar, me masturba más fuerte, y vuelve a metérsela, cada vez más dentro. Cuando ya lo tiene casi dentro empieza a meterla y sacarla como si me estuviera follando. Estoy fuera de mí, nunca me han hecho algo semejante, estoy cachondo y Paula se da cuenta.
Paula – Relájate y no se te ocurra correrte que todavía quedan más lecciones. Ahora vamos a repetir la segunda lección y esta vez espero más de ti. Quiero tener un orgasmo, creo que no te va a costar mucho porque estoy muy cachonda, pero no me defraudes.
Se sube a la mesa, pone una pierna a cada lado de mi cuerpo, agarra la polla, la dirige a la entrada de su coño y poco a poco va bajando. Voy notando la humedad de su vagina, está muy mojada así que la polla entra muy fácil hasta el fondo. Cuando está bien dentro, empieza a moverse despacio haciendo círculos.
Paula – Cuarta y última lección de hoy, tienes que satisfacer al otro sea como sea, eso significa que si no consigo mi orgasmo y tú sí; tendrás que conseguir que lo tenga. Y visto lo visto, me tendrás que comer el coño hasta que me desahogue. Entendido? – me lo dice con una sonrisa en la boca.
Iván – Si, Profesora Paula, sin problema.
Paula – Esta vez te dejo que me sobes y hagas lo que quieras, sin pasarte.
Automáticamente, al oír eso llevo mis manos a sus pechos y empiezo a sobarlos, a estrujarlos, para luego jugar con sus pezones, ella empieza a subir y bajar, al principio suave, poco a poco subiendo el ritmo. Empieza a subir el ritmo, igual que sus gemidos, eso sí, los míos tb y mi aguante empieza a decaer. Entonces me doy cuenta del truco de la última lección, si me corro y luego tengo que comerle el coño....
Iván – Profesora Paula, si termino antes que tú, voy a tener que comérselo directamente?
Paula – Chico listo, ahora lo has pillado. Te diré una cosa, si termino yo antes, te dejo hacer algo que fijo que nunca has hecho con nadie.
Estoy a punto de correrme con lo que me ha dicho, y ella lo sabe, pero me concentro, por otro lado, cambio de táctica e intento acelerar su orgasmo. Llevo mis manos a su culo, el que agarro con fuerza, y llevo mi boca a sus pezones, con los que empiezo a jugar, morder, chupar... he podido comprobar que eso le encanta y espero que me ayude en mi cometido. Ella empieza a subir el ritmo y los gemidos suben de tono. Yo tb empiezo a embestir desde abajo, para intentar dar más placer, y en una de esas veces, Paula empieza a gritar y pierde el ritmo, lo cual significa que se está corriendo. Yo intento no terminar, pero no puedo aguantar más, y empiezo a correrme otra vez intensamente. Seguimos un poco los dos para que terminemos con nuestros sendos orgasmos, y finalmente sudados me dejo caer sobre la mesa y la profesora encima de mí.
Me da un beso apasionado.
Paula – Muy bien, has mejorado la lección repetida y la nueva la has aprobado con nota, me he quedado muy a gusto, con lo que no tendrás que darme más placer, pero tb te has quedado sin premio especial. Supongo que para la próxima. – Y vuelve a darme otro beso.
Se levanta de la mesa, y al hacerlo le cae un chorretón de semen en mi pierna. Se limpia el resto, recoge su ropa y empieza a vestirse. Yo mientras me quedo allí tendido, entre que es un sueño y el cansancio no sé muy bien que hacer, si debo levantarme o que.
Paula – Venga Iván, levanta de ahí y vístete o te vas a quedar toda la tarde. Ya te has ganado el diez, estate tranquilo –coge el examen y tacha el 8 para poner el 10.
Yo me levanto, me limpio y empiezo a recoger las cosas. Cuando estoy recogiendo las playeras, recibo un azote en mi culo bastante fuerte que arranca un grito de mi boca.
Paula, mirándome con cara de pena – Tenía ganas de hacerlo desde hace un buen rato y no he podido hasta ahora. Me gusta lo tienes durito.
Me miro y lo tengo rojo, con los dedos bien marcados. Con esta última humillación, me visto y me siento en la silla del principio. Paula ya está sentada en su sitio con la mesa organizada.
Iván – Ahora qué? Profesora Paula. Me puedo ir?
Paula – Por hoy está bien, ya te has ganado el diez. Pero todavía estamos a mediados de curos y ya sabes que cada dos semanas tenemos exámenes, así que tendrás que hacer más trabajos. Y encima, si te he entendido bien, quieres que hable con todos los profesores, y eso implica cosas más excepcionales. Estás de acuerdo ¿no?
Yo, que no salgo de mi asombre con todo lo que me ha sucedido, he conseguido el diez, he follado con la profesora más buenorra del instituto y encima ha sido el mejor polvo de mi vida. No lo dudo ni un segundo y asiento con la cabeza.
Paula – ya iremos hablando que me lo tengo que pensar cómo vamos a ir haciendo, tanto para no tener problemas luego, como para que la gente no sospeche, como para tenerte algún fin de semana..... Ahora puedes irte, mañana nos vemos en clase.
Yo me levanto, cojo mi mochila y me dispongo a salir.
Iván – hasta mañana
Paula – Adiós, deja la puerta abierta y no te masturbes hasta que volvamos a hablar.
Por favor, mandadme vuestro comentarios para seguir mejorando y si os apetece que siga la saga.