¿Por qué tengo dos mamás?

Hay situaciones que sólo se viven en sueños, pero cumplir este sueño sería fantástico... Me digo, algún día... algún día y seré más feliz de lo que soy ahora.

¿Por qué tengo dos mamás?:

Sólo una sonrisa tuya bastaría

-       Te ves tan hermosa cuando recién despiertas… me encantas mujer! – abracé a Montse por su espalda apretándola a mi cuerpo, ambas aún reposábamos en nuestro lecho –

-       Qué dices mi vida… mírame, soy todo un desastre… no! Mejor no me mires que luego te decepcionas y me cambias por otra – me respondió con su voz de consentida, metiéndose entre las sábanas –

-       Sabes que no es así. En todo caso, me dejarías tú más rápido. Soy mayor y las arrugas están acampando en mi rostro.

-       Pues eres una viejita hermosa! – se dio vuelta cubriéndome con las sábanas. Bajo ellas se sonrió y me besó despacio, con esos besos que muy bien sabe que me cortan la respiración -

En esos menesteres nos encontrábamos, con grandes deseos de hacernos el amor. La noche anterior lo intentamos pero estábamos tan rendidas que en el intento nos quedamos, tan sólo con la intención de amarnos cuerpo a cuerpo. Pero nos quedamos dormidas.

Pero esos besos que nos dábamos estaban encendiendo nuestros cuerpos aun dormidos. Su mano acariciaba mis caderas y muslos mientras yo la pegaba más a mí tomándola por su tersa cintura.

Sentimos de pronto como algo se estrellaba sobre nosotras, habíamos escuchado unos pequeños pasos segundos antes, sí… era nuestra Millie tirándose sobre nosotras.

-       ¡ADIVINEN QUÉ! – dijo nuestra pequeña de 5 años brincando sin importarle si caía sobre el colchón o sobre nuestros huesos.-

-       ¿Qué pasó princesa? – la tomé en mis brazos para apretujarla con un abrazo al mismo tiempo que Montse se la comía a besos –

-       Pues… que ya salió el sol y tengo mucha hambre!!!! ¿me traen el desayuno a la cama? – se sonreía de forma tan inocente y a la vez con picardía, mientras se acomodaba en medio de nosotras y se arropaba –

-       Vaya! La princesa ha dado su orden del día!!! Pues yo también tengo hambre… así que creo que tu mami nos traerá el desayuno a las dos – Montse me guiñó un ojo y se cruzó miradas con Millie en total complicidad –

-       Pues me toca – dije dándoles un beso a cada una y poniéndome en pie.

Caminaba por el pasillo y ellas me gritaban alegres el gran menú que deseaban para ese día. Antes pensaba que una mujer era suficiente para desubicar mis sentidos, pero el día que Montse me dijo que estaba embarazada, comprendí que deseaba tanto a esta pequeña princesa y me convertí en propiedad de ambas. Son una belleza y desde que las tengo en mi vida, los días tienen un brillo especial. Me proveyeron de una sensación de inmortalidad total, de energía sin fin. Las amo.

Preparé unos pancakes, que en voz de mi hija dice que se parecen a todo menos a pancakes. Jugo de naranja, unas tostadas y un mega coctel de frutas. Llegué a la habitación  y ahí estaban mis princesas, bueno… mi reina y mi princesa, acomodadas en la cama viendo unas caricaturas en la televisión. Sonrieron al verme y se abalanzaron al desayuno, así que supongo que la emoción no era por verme a mí jajajaja.

Me senté a un extremo, Millie al centro y Montse al otro extremo. La nena parecía sustraída por las caricaturas y cantaba a todo pulmón las canciones que salían. Montse la aupaba y acompañaba con algunas. Era un espectáculo bellísimo.

-       Te amo… - Me dijo Montse, estirando uno de sus brazos para hacer llegar su mano y acariciar con ella una de mis mejillas.-

Tomé su mano y le di un beso en el dorso de ella. La veía y me convencía que luego de 7 años juntas, aun la amaba como si fuera el primer día. Con la mirada nos decíamos tantas cosas, y bastaba una sonrisa para que nuestras almas se entendieran.

Teníamos discordias de vez en cuando, de cuando en vez. Días malos y buenos. Pero el amor era más fuerte y fuera de eso, sabíamos que ahora el amor de Millie era la parte del corazón que nos hacía falta. Éramos las tres y lo seríamos siempre sin importar qué sucediera. Pero nosotras como adultas, teníamos ahora un compromiso más grande de cuidarnos y amarnos por nuestro bien y por el bienestar de la beba.

-       Hummmm… - dijo Millie. Montse y yo nos miramos con un poco de susto y nervios. Es que cuando Millie hacía ese sonido, sabíamos que venía una pregunta astral cómo las que suele hacer… estaba en esa etapa del ¿por qué?

Su primer por qué, fue el célebre: - ¿por qué el mar se llama mar? ¿Quién le puso el nombre? – y luego vinieron: - ¿por qué los pájaros no hablan? ¿Por qué el sol no sale de noche? ¿Por qué Barney es morado?

-       Hummmm… - pronunció de nuevo. Se giró hacia nosotras, hizo a un lado su plato con frutas con sus manitas hermosas. Se puso de pie al centro de la cama y con sus manos a la cintura preparó la bomba…- ¿Por qué tengo dos mamás? Pedro tiene una mamá y un papá… ¿y mi papá?

Sabíamos que esa pregunta llegaría tarde o temprano… yo esperaba que fuera tarde y por la expresión en el rostro de Montse, sabía que ella esperaba lo mismo.

Nos vimos dubitativas, Millie acomodó el mechón superior de su cabello negro con cierto estilo que yo reconocía muy bien… era un gesto característico de Montse.

-       Todavía hay comerciales… me pueden responder… por favorcito… - sonrió de nuevo.

-       Ehhh… bueno mi cielo… - inició Montse – tu mami es mejor con las palabras… anda Sara, explícale a la beba.

-       ¿yo??? Amor!- dije casi en súplica –

-       Dale mi amor, yo te ayudo… pero inicia tú… por favorcito…- de nuevo el arte de la manipulación de mis dos amores. Una en actitud inquisidora y la otra sonriendo con la satisfacción que le daba tirarme al agua.

-       A ver princesa… - rogué a Dios que me diera las palabras adecuadas – tienes dos mamás porque… tu mami y yo nos amamos mucho y queríamos tenerte a ti.

-       Pero Pedro tiene una mamá y un papá… - repitió como minutos antes lo había mencionado –

-       Si mi amor… lo que pasa es que… mira, a tu mamá y a mi pues… es que nosotras gustamos de las mujeres… - Montse me vio con una mirada medio asesina, a lo mejor sonó directo, pensé –

-       Mi cielo, así como Pedro tiene un papá y una mamá, Laurita tiene sólo una mamá. A mi me gustó tu mamá y me enamoré de ella y ella de mí. – interrumpió oportuna mi amada – cuando creces, y deseas tener una familia, cada quién decide cómo hacerlo mi cielo. Por ejemplo, están los padres de Jaime… ¿te has fijado que su mamá es de China y que su papá es rubiecito?

-       Hummmm… con los ojitos así de rasgados – decía Millie mientras halaba los extremos de sus ojos para imitar el rasgo característico de algunos asiáticos –

-       Exacto mi vida…

-       Entonces es así – dijo la beba. Su programa inició por lo que se dio vuelta para quedar frente al televisor. Respiramos con cierto alivio al pensar que no había sido tan difícil después de todo –

Nos levantamos de la cama para llevar los trastos a la cocina y cuando estábamos por salir de la puerta, Millie dijo:

-       El semáforo está en rojo!!! Y en rojo no pueden avanzar…

Ambas en bajo el marco de la puerta estáticas como si fuéramos piedras. Nos sonreíamos. La muy cruel nos entretuvo un par de minutos.

-       Ya… e semáforo está en verde… pueden avanzar señoritas. – nos dijo haciendo un gesto con su mano –

Respiramos tranquilas… suspiramos aliviadas… nos había regresado el corazón al cuerpo. Ya en la cocina, Montse se colocó dándole la espalda al lavabo. Se cruzó de brazos, estiró un extremo de su boca como en franco signo de disconformidad.

-       ¿Cómo le dices a la nena “es que gustamos de las mujeres”? Por Dios Sara! ¿Cómo se te ocurre?

-       Qué le iba a decir amor, se me escapó…

-       Me pregunto durante cuánto tiempo habrá cargado esa pregunta en la cabeza. ¿Crees que en el colegio le han dicho algo?

-       No creo amor, la profesora nos hubiera dicho algo ya. Además, hasta el momento nadie nos ha visto mal.

-       Paranoia la mía…

Me acerqué a ella y le di un beso suave en su boca. Me rodeó por la cintura y colocó su cabeza reposando en mi hombro.

-       ¿Te imaginas cuando nos toque hablar con ella de sexo?

-       Jajajaja… ehhh nooo!! – dije nerviosa - Y si lo hacemos le diremos que podrá hacerlo hasta los 50 años.

-       ¡Estás loca! ¿Cómo se te ocurre eso? No, guapa. La beba tiene que conocer de esos temas a la edad adecuada, debe crecer segura de que no es malo el sexo, pero que sí lo tiene que hacer con responsabilidad…

-       Exacto… y hasta que se case… - dije en plena convicción –

-       ¡Claro!!!! ¿Así cómo tú verdad amorcito??? Sí mi cielo, tu esperaste a estar casada conmigo para perder la virginidad…

-       Sarcástica… ehhh no me esperé por qué quería tener práctica para no quedarte mal en la intimidad amor jajajaja. Además, que yo recuerde tú tampoco te esperaste.

-       Ahhh eso fue porque te tardaste en aparecer y yo pensé que ya no venías – dijo sacando su lengua por un extremo de sus labios en forma traviesa.-

Cuando Montse y yo nos conocimos, pues, digamos que fue en el sitio menos probable, el día menos probable y definitivamente a la hora menos probable. Desde ese día, nada fue igual. Si alguna vez pensé que había conocido el amor me había equivocado. El amor, amor, amor… fue con esta mujer que ahora me lanzaba agua mientras lavábamos los trastos.

-       Déjame Montse… no respondo si me sigues molestando…

-       Bueno, me quedo quieta.

-       Así me gusta, que reconozcas quien es la autoridad aquí. – tardé más en decir esto, que en que Montse me bañara de cabeza a pies con la manguerilla del lavabo.

-       Disculpe usted, señora autoridad… la vi acalorada jajajaja.

Salió corriendo hacia la habitación. Intenté seguirla pero mi mala maña de andar descalza, casi hace que me descalabre resbalando en el piso mojado.

La hora del baño había llegado. Montse llevó a Millie a la tina para darle su respectivo baño. Ambas cantaban y bailaban al compás de la música que sonaba en el reproductor. Luego de poco más de media hora, Millie obligada, salió de su “piscina personal” como le llamaba a la tina de baño. La envolví en una toalla y la asistí para que se vistiera. Digo asistí, porque ella decidía qué colocarse y mi misión únicamente era alcanzarle la ropa que no alcanzaba en el perchero y luego peinarle su precioso cabello lacio.

-       Hummm… - de nuevo ese temido “hummm” – ¿Por qué tu cabello es rizado?

-       La verdad, verdad… mi cabello es una belleza!!! Míralo, todo suave, hermoso, juguetón…

-       Menos cuando te despiertas mami…

-       Jajajajajaja – tras de mí, Monserrat destornillándose a carcajadas y yo… pues con mi ego averiado –

-       Graciosas… - dije haciéndome la dolida –

-       Entonces… ¿Por qué tengo dos mamás? – volvió a preguntar. Pensábamos que había quedado claro y justo cuando iba a decirle que no molestara más con eso, recordé que en un libro que nos leímos cuando estábamos “embarazadas”, decía que a los niños no hay que coartarles la curiosidad y que si preguntan una y otra vez es sano.

-       A ver beba… no tiene nada de malo tener dos mamás. A algunas personas pueda no gustarles y hay que saber entenderlos. Pero tú tienes la fortuna de tener a dos mamás que te amamos con nuestra vida y que desde siempre esperábamos porque vinieras a nuestras vidas…

-       Y… ¿De dónde vienen los bebés? – juro que sentí un tremendo golpe en el estómago… esta nena biológicamente no llevaba mis genes, pero me hacía pagar el karma por todas las veces que saturaba a mi madre con preguntas –

-       Mira corazón – Montse de nuevo a salvar el día. Se sentó con ella en la cama, la colocó en sus piernas mientras le acomodaba los moños que, acepto, yo le dejaba torcidos.- las niñas cuando crecen, se convierten en mujeres y con ese crecimiento vienen una serie de cambios, entre esos cambios… pues algunas tienen la oportunidad de poder quedar embarazadas y llevar a una hermosura cómo tú en nuestro vientre – tras decir esto, Montse llevó las pequeñas manitas de Millie a su vientre para enseñarle dónde estuvo ella antes de nacer.

Fui a la habitación para llevarles el álbum de fotografías que habíamos hecho Montse y yo en una especie de scrapbook y que conformé Millie iba creciendo, se había convertido en un proyecto de las tres.

Me senté junto a ella y empezamos a mostrarle fotografías desde que Montse y yo estábamos bebés, hasta las instantáneas de las ecografías del embarazo de Montse. Le explicamos a groso modo el proceso por el que una mujer gesta a un bebé.

-       Te prometemos que cuando vayas creciendo te iremos diciendo más. Puedes preguntarnos lo que desees siempre. Te amamos mucho y debes confiar en nosotras como nosotras lo hacemos contigo – dije luego de un rato de ver fotos –

Este ejercicio había hecho que poco a poco se distrajera viendo fotos de cada momento vivido y ahora ponía más énfasis en preguntarnos el nombre de los sitios dónde estábamos o quien era tal o cual persona.

Al rato decidimos llevar a la beba al cine para ver Nemo en 3D. Acepto que ejercí presión para que fuéramos a verla porque a mí me ENCANTA NEMO!!!!

Luego de la función, fuimos por el respectivo helado. Uno de chocolate para Montse, uno de vainilla para mí y para la beba uno doble de chocolate con vainilla. Definitivamente, Millie era nuestra fusión. No nos explicamos cómo, pero incluso dormía de las formas en que yo duermo. Si bien tenía genes de Montse, la convivencia y el amor con el que la esperaba fue haciendo que tuviera muchas cosas mías. Eso es bello.

Llegamos a la casa cargando a la beba en brazos, estaba completamente rendida. Eran cerca de las 8 pm. La llevamos a su habitación y la acomodamos en la cama. Abrió sus ojos y al verse en su cama, buscó casi con desespero a su oso favorito para abrazarse a él. Ese oso de peluche me lo había dado Montse hace 7 años y ahora era de nuestra beba.

Nosotras fuimos a nuestro cuarto. Hablamos un rato acerca de los sucesos del día. Nos desvestíamos para ponernos las pijamas. Cuando Millie fue creciendo, yo me vi obligada a dormir con ropa… antes no lo hacía, pero cuando se tienen hijos hay que tener cierto tacto con algunas cosas. Poco a poco íbamos enseñándole de su cuerpo, pero fuera de todo yo soy algo pudorosa.

-       Por qué no nos ponemos las pijamas después… - me dijo Montse hincada sobre la cama y abrazándome por la espalda mientras yo estaba sentada en la orilla.-

-       Me lo explicas más detenidamente por favor… mira que este día me convenciste lo excelente maestra que eres…

Ya Montse se había apoderado de mi nuca y cuello con sus besos, con sus manos acariciaba mis hombros y lentamente los bajaba hasta mis senos. Movía mi camisetilla hacia un lado por debajo de los tirantes haciéndose paso por debajo de la tela hasta encontrar mis pezones con sus dedos.

Me di vuelta y gateé hacia ella empujándola poco a poco hasta que se acomodara en la cama. En ese movimiento, había a provechado para ir besando sus piernas, chupar sus rodillas y lamer sus muslos… deliciosa su piel. Fui subiendo un poco más hasta morder su sexo por sobre la tela de su panty… hacía tanto tiempo que no nos hacíamos el amor que ella y yo presurosas, sólo nos dimos una mirada y supimos que nos queríamos amar con prisa. Devorarnos con pasión…

Era riquísimo sentir sus besos en mi boca con tanta entrega y necesidad, nuestras lenguas no tardaron en encontrarse rozando sus labios escarlatas por la presión de los míos. Pasé mi lengua por su paladar. Era un beso exquisito que ahogaba suspiros y gemidos mutuos, no había nada que nos impidiera amarnos así esa noche…

-       Mamis… queremos dormir con ustedes… - la vocecita de Millie me sacó disparada y por el susto caí al suelo.

-       Ven mi cielo, trae al osito también – dijo Montse extendiéndole los brazos – ¿estás bien mi amor? – me preguntó con una expresión de preocupación y pena, mientras me ponía en pie.-

-       Sí… estoy bien. – respondí apretando mis labios tratando de contener la excitación que aun había quedado tras el susto y el golpe de la caída.

Me acosté junto a ellas. La beba estaba al centro, en medio de nuestros cuerpos. Nos dio un beso a ambas, luego besó a su osito. Nos dio las buenas noches tomando una mano de Montse y una mía y entrelazándolas una a otra, y sobre ellas sus pequeñas, suaves y hermosas manos sujetándonos.

-       Te amo… - me dijo Montse – sabes que para enamorarme sólo una sonrisa tuya bastaría… te prometo que el fin de semana tendremos nuestra noche…

-       ¿Recurriremos a la abuela? Jajajaja… yo también te amo. Las amo… - dije dando un beso en la cabecita de nuestra hija.