Por qué no puedo decirte que te amo?

El sufrimiento que nos ahorraríamos, si dijeramos lo que sentimos cuando hay que decirlo.

Me miro en el espejo nuevamente, aunque mi look no sea el mejor, cada desarreglo en mi atuendo esta meticulosamente calculado, acomodo cada cabello que sienta que no está en su lugar, me perfumo por enésima vez, respiro hondo, agarro las llaves y salgo de casa rumbo al aeropuerto.

Voy manejando, con la vista enfocada sobre el carril de la autopista, trato de mantenerme entre las líneas, como si eso fuera a calmar mi mente de pensar en los nervios que tengo de ver a la persona que más me importa en este minuto de mi vida.

Estaba muy relajada desde que me dijo que venía, bromeamos varias veces sobre lo que pensábamos hacer en sus vacaciones, a donde ir, que comer, etc. etc. Todavía no lo creía a pesar de tener una copia de su pasaje para ver su horario de llegada, en fin, el momento llegó y estoy rumbo a su encuentro. Llego a arribos y miro la pantalla, su vuelo está confirmado y aterrizado, llegue justo a tiempo, que buen cálculo.

No sé como describir lo que estoy sintiendo en este momento, siento que me tiembla la mandíbula inferior, una sensación en el pecho que hace que mi corazón galope fuerte, y un nudo en el estómago que no puedo controlar, si fuera más débil, creo que ya me hubiera desmayado.  A eso hay que sumarle como mi cerebro piensa en miles de situaciones al momento de verla, será igual a como la vi en fotos y por cámara? Hablar con ella en persona será lo mismo que cuando hablábamos por teléfono? Qué cara pondrá cuando me vea? Y si le caigo mal? Por qué pienso todo esto? Se supone que somos amigas, que no tendría que haber problema alguno al vernos, pero me muero de la ansiedad, y es que hace un tiempo ya que mis sentimientos son más fuertes por ella, no lo pude evitar, pero me  quedó más que claro cuando una vez me dijo que nunca se metería en una relación a distancia, y que me quiere como a su hermana (ouch golpe bajo).

Ya empieza a salir mucha gente, todavía no la veo, si sigo esperando más creo que me va a agarrar un ataque al corazón y voy a morir antes de verla. Esa debe ser... No, no es, muy vieja, me falla la vista parece, esa es! ufa... no era, nada que ver de cara... Porque no sale de una vez, Dios! Qué hora será? miro mi reloj pero algo me hace levantar de nuevo la vista, no lo puedo creer, esa si es! Siento que toda la sangre de mi cuerpo se metió en mi cara, tengo un calor repentino y no me imagino la cara de boba que debo de andar cargando en este momento, pero es que WOW! Si creía que era linda, me equivoqué, en qué momento no me di cuenta que hablaba con semejante monumento de persona, mejor dejo de pensar en cómo se ve, porque está a dos metros de mí y no quiero quedar como estúpida.

La saludé con un movimiento de mano primero, habré quedado como una idiota, pero igual me sonríe, que hago primero? La abrazo? Le doy un beso? Por qué todas estas dudas ahora en este momento? Nos quedamos mirando unos segundos, nos sonreímos, serán los nervios, porque ninguna dice nada. Voy a romper el hielo, después de todo no nos vamos a quedar viéndonos todo el día. Me acerqué a ella, posé mi mano sobre su brazo, ella hizo lo mismo conmigo y le di un beso en su mejilla.

  • Hola! cómo estás? que tal el viaje?- Me miró y suspiró.

  • Hola!! No puedo creer que al fin llegué, fueron las 8 horas más largas de mi vida! Si seguía mas tiempo sentada creo que me tiraba del avión! - Nos reímos ambas por su comentario, siempre me hacía bromas de ese estilo.

La ayudé con las valijas y nos encaminamos al estacionamiento, mientras me contaba de lo más normal como fue su viaje, me comentó sobre una película que vio durante el vuelo y me dijo que la viera, aunque la mitad de lo que decía no la entendía, no podía dejar de mirar sus ojos que ya me tenían embelesada.  Llegamos al auto y me miró medio raro, ya sé el por qué de su mirada, seguro piensa que su maleta no va a entrar en la miniatura de baúl que tengo, pero ya tengo todo fríamente calculado.

Durante el camino ya íbamos hablando de todo un poco, me moría por mirarla todo el rato, pero los ojos en la ruta, tampoco quería chocar no? Cuando entramos a la ciudad, casi no emitía palabra, estaba apreciando el paisaje yo creo, porque miraba para ambos lados como tratando de registrar todo lo que veía en ese momento.  No es por alardear, pero a pesar de no ser una ciudad muy grande, tiene su atractivo, es una ciudad planificada y lo mejor de todo es su catedral, que es una de las más grandes de América.

Llegamos a casa, ya era muy de madrugada asique dejamos sus cosas, y la dejé en la habitación para que se cambiara mientras yo lo hacía en baño, debo admitirlo me da pudor desvestirme frente a otras personas, pero sobre todo me moría de nervios si la veía a ella en ropa interior, no quisiera que note en mí, una cara de depravada total.

Los días fueron pasando rápidamente, aunque no quisiera que así lo fuera, porque eso significaba que el tiempo para seguir con ella se acortaba, la verdad es que su compañía era tan agradable y nos la pasábamos tan bien, que era inevitable que el tiempo pase volando.

Cada noche me iba a acostar con una sonrisa pensando en lo bien que lo había pasado durante el día, pero inevitablemente, sentía un vacío enorme, al saber que en menos de una semana se iba a ir y me iba a dejar con todos estos sentimientos en mí, sin poder decirle que en realidad la amaba con cada partícula de mi ser.

Faltando ya cuatro días, en una de las tantas salidas que hicimos por la noche, con mis amigas fuimos a tomar algo a un bar, ese día no sé si fue el alcohol o qué, pero se veía estupendamente, con su pelo castaño claro ondulado que le caía sobre la cara, tapando sus hermosos ojos verde oscuro mezclados con color miel, esa sonrisa divina que me hacía suspirar cada dos por tres, apoyada con su mano sobre su mentón, me encontré con su mirada posada en mí, no la quise mirar directo a los ojos por miedo a que dejara de hacerlo, pero en cuanto lo hice, sentí algo en mi pecho, una sensación de desolación, una angustia que no iba a poder aplacar con nada, porque la mujer que roba mis pensamientos, que me quita el aliento, se va y no hay nada que pueda hacer para evitarlo, ella es sólo mi amiga y eso es algo que me remarcó en numeradas ocasiones en conversaciones pasadas.

Me excuse para ir al baño y me encerré en uno de los cubículos, para tratar de ahogar el llanto que se venía en camino, tomé aire, me calmé y salí otra vez, haciendo de cuenta que no pasaba nada. Tomé varios tragos más, no quería sentir nada, el alcohol me iba a ayudar a sentirme anestesiada y evitar pasar un mal rato en frente de mis amigas y de ella. Camino a casa iba con la cabeza apoyada en la ventanilla del taxi, con la mirada perdida, mientras ella me preguntaba si estaba bien, me decía que había tomado de más y que no debería haberlo hecho, en pocas palabras me estaba retando como si fuera mi mamá. Como pudo me llevó hasta adentro, prácticamente arrastrándome, pero lo logró, lo primero que hice fue tirarme en la cama de mis padres (se encontraban fuera, de viaje), ya que es matrimonial, me lancé boca abajo atravesando toda la cama. Se apoyó en el marco de la puerta y me preguntó si iba a pasar la noche ahí, ya que las demás noches, compartíamos la habitación, no sé por qué razón le contesté como le contesté, pero le dije que me dejará en paz por esa noche, que no quería ni verla, con la voz entrecortada y sus ojos aguados me dijo que no me iba a molestar pero que cualquier cosa le avisara que ella iba a estar en la habitación contigua por si necesitaba de algo, no le contesté, estaba anestesiada como quería, por esa noche no quería sentir dolor.

Al día siguiente, mi dolor de cabeza se anunciaba temprano, tome unas aspirinas y preparé café, me dirigí a su habitación para despertarla y ahí estaba, hermosa como siempre, durmiendo como un angelito, pero para mi desgracia, dormía sobre mi cama, con la ropa de anoche, y un paquete de pañuelos desechables en su mano. Evidentemente, mis palabras anoche, sonaron peor de lo que yo pensaba.

Haciéndome la que no pasaba nada, me acerqué con una taza de café recién hecho y le dije con voz suave, cerca de su oído, - buen día!- se movió un poco y abrió sus ojitos, estaban un poco hinchados y algo rojitos, verla de esa manera, hace que casi me desplome, se levantó suavemente y le tendí la taza, agarré una de sus manos y le pedí disculpas por si la traté muy mal anoche, pero que la verdad no me acordaba de nada.

Ese día no hicimos nada, nos quedamos en la casa, a pesar que las disculpas habían sido aceptadas, su trato había cambiado por lo que durante el transcurso del día mantuvimos distancia, ella por un lado, metida en la computadora, chateando con no sé quién... y yo tratando de no llorar por haber arruinado los pocos días que nos quedaban.

Pasaron las horas y para cuando terminé de preparar la cena, se acercó por detrás y de la manera más fría que pudo, me dijo que no me hubiera molestado en preparar algo, ya que no iba a cenar, acto seguido se metió en la habitación para irse a dormir, yo me quedé helada, sentí que la había perdido, mis lágrimas empezaron a salir sin poder controlarlas, tiré toda la comida, estaba enojada, confundida, tenía un remolino de sentimientos que no podía asimilar, por qué el cambio, acaso ella sentía algo más que no me di cuenta y la ofendí con mi mal trato?

Me dirigí hacia mi habitación donde se encontraba sentada sobre su cama, pase sin mirar, retiré mi ropa de dormir y salí nuevamente de ahí, no quería que bajo ninguna circunstancia me viera mis lágrimas, cerré de un portazo la puerta de la habitación de mis padres y lloré, desconsoladamente, con gritos ahogados en la almohada, me preguntaba a mi misma por qué? por qué no tenía el valor de decirle todo lo que sentía, sin darme cuenta siento su presencia a mi lado diciéndome - porqué qué?- Mierda, había hablado en voz alta, ahora que le digo?

Me levanté bruscamente y quise salir de ahí, pero me detuvo del brazo y volvió a preguntar lo mismo.  Es ahora o nunca, la miré a los ojos y le dije - por qué no puedo decirte que te amo - su cara cambió de la noche a la mañana, no sabría cómo explicar su expresión, pero para nada me soltó el brazo, sentí que me apretó un poquito más y vi como de sus ojos caían lágrimas sin parar.

Ya las cartas estaban sobre la mesa, era hora de sacar todo de adentro, asique me acerqué a ella, y con mi mano sequé sus lágrimas, miré sus ojos, apoyé mi frente sobre la de ella y la abracé, mi corazón latía al punto que se me iba a salir, ella rodeó mi cuello con sus manos, mientras las mías rodeaban su cintura, tuve que agacharme un poco ya que ella era un poco más baja que yo, hundí mi cara en su cuello y el llanto volvió a mi otra vez. En susurros le dije que la amaba con toda mi alma y ahí sentí  como me abrazaba más fuerte, mientras que con sus manos se aferraba mi ropa con fuerza, como si no quisiera que la soltara.

Me despegué lentamente de su cuello, nos soltamos, y con una mano sobre su cara y la otra acariciando suavemente su brazo, me acerque a sus labios, para depositarle un beso en su boca, cargado de un deseo que hace mucho tiempo estaba contenido, cerré mis ojos y los apreté con fuerza como no queriendo olvidar jamás este momento. Nos separamos viéndonos a los ojos  y esta vez la que me beso fue ella, suave y despacio, mordí despacio su labio inferior y lentamente fui descendiendo a su cuello, rozando mis labios con su piel, sintiendo como se estremecía al escaso tacto. Sin decir nada, entendí que tenía el camino libre para seguir, saque su camisa con sumo cuidado al igual que quité sus pantalones, entre besos, hizo lo mismo conmigo, hasta que ambas no teníamos nada más que sacar.

Caminamos despacio hacia la cama, la recosté y me puse encima de ella, con un dedo, acariciaba suavemente el contorno de su cuerpo, desde su boca hasta el final de sus piernas, besé su boca una vez más, tratando de grabar ese momento preciado en mi mente, volví a besar su cuello, y me dirigí lentamente hacia sus senos, los cuales acaricie con mis manos, para luego besarlos, pase mi lengua casi rozando sus pezones, jugando con su aureola, sentí como le daba ciertos escalofríos y se ponían firmes.  Descendí por su abdomen, que era bien marcado, haciendo un recorrido con mi lengua y escuchaba de su boca gemidos muy suaves, bese sus piernas y cuando termine de sentir todo su cuerpo en mi boca, me encaminé a su vagina, la cual acaricié primero con mis dedos, para comprobar que todas mis caricias, la habían dejado muy húmeda, luego besé sus labios, y con mi lengua me dediqué a estimular su clítoris, ya sus gemidos habían empezado a ser más sonoros, por lo que después de unos minutos decidí penetrarla con dos dedos, primero suavemente y luego acelerando el movimiento, me pedía más y más entre jadeos y gemidos, cuando sentí que sus paredes se contraían, me di cuenta que estaba a punto de llegar, quité rápidamente mis dedos y la penetre con mi lengua haciendo que se venga en mi boca al instante, sintiendo que se tragaba mi lengua y me dejaba sin aire, tome todos sus jugos, y me fui hasta su boca para besarla, cuando la veo que entre lágrimas me dice, -yo también te amo, siempre lo hice, perdóname mi amor, por no decírtelo antes- .

La besé como nunca había besado a alguien antes, por primera vez sentía que todo el amor que cargaba en mí, era correspondido, nos quedamos abrazadas un buen rato, hasta que siento que sus caricias ya subieron de tono, esta vez ella estaba sobre mí, besándome con lujuria, mientras yo acariciaba su espalda, ella besaba mis senos, mordiendo mis pezones con un poco de fuerza, haciéndome pegar un gritito de placer, definitivamente, me estaba haciendo sentir.

Con sus manos acarició todo mi cuerpo, con su boca besó mi clítoris lo cual me hizo sentir una especie de electricidad en todo el cuerpo, me penetró con su lengua y al cabo de unos segundos, era tanta mi excitación que me vine en su boca rápidamente, pero siguió besándome, haciéndome encender nuevamente, esta vez subió a mi boca y me besó los labios mientras introducía tres dedos de golpe, haciéndome gemir en su boca, a medida que mis caderas marcaban un ritmo más rápido sentía el roce de su lengua sobre la mía, y entre suspiros me repetía una y otra vez que me amaba , hasta que al final alcance un orgasmo que nunca antes había sentido, por primera vez había hecho el amor con la persona que amaba.

Nos besamos un buen rato, hasta quedarnos dormidas abrazadas. A la mañana siguiente, siento que su cuerpo no está a mi lado, por un momento, casi que una fracción de segundo, me asusté, pero en cuanto miré hacia la puerta, vi como se acercaba todavía desnuda con su seductora forma de caminar y con una sonrisa de oreja a oreja, esa imagen me llenó el alma, y de un salto se tiró encima mío dándome un beso en los labios, creo que estaba hablando por teléfono por lo visto, porque tenía su celular en la mano.

Le pregunté qué estaba haciendo, y me dijo que antes de decirme, quería que hablemos de nosotras, ahí tragué grueso y la realidad me golpeó de la manera más fea, me había olvidado que ella se iba al día siguiente...

Sinceramente le dije - te amo, más que a nada en este mundo, desde que nos conocimos cada segundo que pasaba aumentaba mi amor hacia vos, a pesar que me habías advertido de que no querías una relación a distancia, mis sentimientos ya habían crecido de manera muy rápida, a pesar de no estar cerca, no sentir tu aroma, el calor de tu piel, te extrañaba y te sentía muy metida dentro de mi corazón, mis días eran iluminados por tus palabras, sos mi ilusión cuando despierto y cuando me acuesto, mi vida sin saber de vos, no tiene ningún sentido, y ahora que sé que tus sentimientos son recíprocos, no quiero dejarte, no quiero que me dejes... yo... - me calló con un beso suave en los labios.

  • No digas mas nada amor, no me voy a ningún lado, a pesar que dije que no quería una relación a distancia, y luché por no enamorarme, no pude evitarlo, cuando te quise dejar, tu insistencia y tus palabras me demostraron que valía la pena arriesgarme, y por eso vine, yo se que te mentí al decirte que venía de vacaciones, pero me aventuré en este viaje, sin saber si me ibas a aceptar, acepté un trabajo, el cual me acaban de avisar que empiezo en cinco días, y... mi amor? por qué me miras así?-

Yo escuché bien? Acaso dijo que no se va? Escucho que me llama, es evidente que me colgué en mis pensamientos y no dije mas nada, tengo una sonrisa tan grande, que no me cabe en la cara, pero claro está, se queda, mi vida, mi amor, se queda...

C'est fini!