¿Por qué no probar? (Capítulo 8)
¿Cómo habíamos llegado hasta este punto? ¿Donde estaba aquel amor que decíamos sentir la una por la otra?
Eva: Me habéis dejado sin palabras...- dijo mientras nos daba a todas besos y abrazos en señal de agradecimiento- Sobretodo gracias a tí Elena, por haber prestado tú casa- dijo mientras me daba un enorme abrazo con especial atención-.
Ese pequeño contacto con Eva me había dejado pensativa. Su cálida piel, su sonrisa, su ternura...
Me sorprendí a mí misma con esos pensamientos... ¿En qué se supone que estaba pensando? En ese momento fue cuando me di cuenta de que si Eva me proponía algo esa tarde... No me podría negar, pues yo misma moría de ganas por probar sus labios de nuevo.
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Marta: Bueno, ¡Qué empiece la fiesta! -dijo con rotundidad, sacándome de mis pensamientos-.
Dicho, y hecho. Me acerqué al equipo de música y conecté los altavoces. En ese momento, comenzaron a sonar las mejores canciones de estilo “comercial” del momento. El ambiente comenzaba a animarse.
El aperitivo estaba en las mesas, y la gente comenzó a comer, otros hablaban, otros bailaban y los que ya llevaban puesto el bañador se lanzaron a la piscina... La temperatura era ideal. Hacía bastante calor, de hecho.
Colaborando con la fiesta, yo me dispuse a ir sirviendo los cubatas un rato. Habíamos hecho una pequeña barra, dónde teníamos las bebidas, el hielo, los refrescos, y todos los ingredientes necesarios para preparar una buena copa. Además también preparamos una mezcla de mojito, que por cierto, era mi especialidad, por lo que estába buenísima (cómo yo, jajaja).
Las botellas iban cayendo, poco a poco. Una tras otra. Menos mal que habíamos comprado bastante alcohol.
Saludé a muchos compañeros y compañeras de la carrera. Había un ambiente de lo más familiar y distendido. Estaba sirviendome un mojito cuando derrepente vi a María hablando con un chico.
No es que me considere una chica particularmente celosa, pero había algo en ese hombre que me causaba desconfianza. No me gustaba nada. En eso, se acerca Camen y me dice...
Camen: ¿Ves ese chico que está hablando con María?.. Es Jaime, su ex. ¿No me digas que no está tremendo? -me dijo haciendo señas de calor- ¡Quién lo pillara!
Elena: Mmm..Ya veo, ya veo - dije siguiéndole la corriente- ¿Y por qué cortaron?- pregunté con afán de indagar más-.
La verdad que el chico era muy atractivo: moreno, de ojos verdes y bastante alto. Yo diría que alrededor de 1'80. Además iba en bañador y lucía un cuerpo estupendo, muy bien modelado.
Carmen: Pues lo dejaron hace apróximadamente un año, cuando Jaime se fue de Erasmus a Italia. La distancia fue demasiado. Eso, y las fiestas que se pegan por allí -me explicaba- Aunque se nota que aún le gusta María... -decía con una risita-.
Elena: ¡Uy! Pues quien sabe...¿no? -dije sin más remedio, ocultando ese reconcome que sentía-.
Me tomé el Mojito a un ritmo vertiginoso, y me preparé otro nuevo. Hablaba con la gente, aunque sin dejar de observar la escena del “tal Jaime ese” y María.
Jaime sonreía mucho, le hablaba muy de cerca a María... Peligrosamente cerca. En eso, veo que la coge en peso, y aunque ella pataleó y le dijo que no por activa y por pasiva, acabaron ambos en la piscina.
María se disponía a salir de la piscina, cuando Jaime tiró de su brazo, y acabaron frente a frente. Jaime no lo dudó, y en ese momento posó sus labios sobre los de María, la cual, al principio se mostró perpleja, pero finalmente no opuso resistencia... Y para mí total sorpresa, terminó correspondiéndole el beso.
En ese momento se me nubló la mente... Y no puede hacer otra cosa más, que salir corriendo. Las lágrimas empezaron a brotar sin cesar de mis ojos.
No podía creer lo que había pasado, aunque... ¿Quién era yo para decir nada, cuando de alguna manera había estado haciendo lo mismo, sólo que a sus espaldas?
Me sentía peor que nunca...
Me senté en el suelo, apoyada en un rincón de la parte trasera de la casa. Derrepente, siento que alguien llega. Era Eva, que al parecer había seguido mis pasos.
Eva: Oye, siento lo que ha pasado...- comenzó diciendo- . No pensé que llegase a ocurrir esto...Yo sabía que tú y María estábais saliendo... -prosiguió- Aunque es verdad que ella estuvo muy pillada por ese chico. Debe ser cierto el dicho ese de que “donde hubo siempre queda”..- finalizó-.
La verdad es que Eva era la única persona con la que podía hablar en esos momentos, ya que era la única que sabía que María y yo éramos algo más que amigas. A los ojos de los demás... María era una chica soltera, liándose con su ex. ¿Qué podía tener eso de malo?
Eva: ¿Me puedo sentar contigo? - preguntó ella-.
Yo me limité ha hacerle una señal con la mano de “ adelante”. Eva se sentó al lado de mí. Me miró, y comenzó a pasar sus dedos por mis mejillas, secando las lagrimas que brotaban de mis ojos.
Eva: No llores pequeña, no se merece que lo hagas - dijo mientras me atraía hacia ella y me acurrucaba en su regazo-.
Eva tenía unas manos delicadas. Muy cuidadas y con la manicura en perfectas condiciones. Ese día lucía una laca de uñas de color rosa chicle. Era uno de mis colores preferidos.
Comenzó a acariciar mi pelo con infinita ternura. Entrelazaba sus dedos entre mis rubios mechones... Su contacto me tranquilizó, hizo que por un momento se me olvidara lo mal que me había sentado ver a María con ese tipo.
Me incorporé un poco para observarla mejor... Sus ojos verdes brillaban con intensidad. Llevaba un suave maquillaje, un poco de colorete y un brillo de labios transparente que le hacía ver unos labios de lo más jugosos.
Ella se dió cuenta de que mi vista se había dirijido hacia su boca. Se acercó un poco más a mí, y tomó mi cara entre sus manos para darme un beso.
Fue un beso dulce. Ella no quería forzar la situación, a pesar de que yo en ese momento pudiese darle lo que me pidiera por despecho...
Y precisamente, fui yo la que en un impulso lleno de rabia y deseo, me posicioné encima de Eva, agarrándola bien. Le di un beso lleno de furia. Mis labios recorrian los suyos de forma desesperada. Quise darlo todo en ese beso.
Cómo si fuera el primero. Cómo si fuera el último.
Ella me agarró fuerte del culo, pegándome más a su cuerpo. Pude notar el calorcito del momento... Mi intimidad comenzó a mojarse. Mi cuerpo comenzaba a pedir más y más. Bajé mis besos por su cuello, haciendo suspirar a Eva. Ella por su parte comenzó a tocarme más intesamente, metió sus manos bajo mi camiseta. El contacto de su piel con la mía me puso a mil.
Esta vez me fui yo la que me dejé besar... Eva subió sus besos poco a poco por mi mejilla y continuó llegando hasta mi oreja, a la que le dió especial trato. Llegamos a un punto en el que mis bragas tenían el suficiente lubricante cómo para montar una piscina allí mismo...
En ese momento noté que alguien llegaba. Me di la vuelta por instinto, encontrándome bajo la atónita mirada de unos ojos azules cómo el mar...
María. María. María...
¿Cómo habíamos llegado hasta este punto? ¿Donde estaba aquel amor que decíamos sentir la una por la otra?
María, al ver la escena, se dio la vuelta y volvió a la fiesta. No cruzamos ni una palabra, pero en su mirada pude ver una mecla de confusión y dolor...
Estaba hecha un completo y absoluto lío. ¿Qué se supone que debía hacer ahora?
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Aquí os dejo la siguiente parte del relato.
Espero que os haya gustado. :)
¡Gracias por leer! Y no olvidéis comentad con vuestras impresiones... Siempre es un gusto leerlas.
Un saludo,
Eli