¿Por qué no probar? (Capítulo 3)

Sentimientos contradictorios: confusión y deseo. ¿Quién ganará la batalla?

Eva llegó puntual. Nos montamos todas en su coche, y como a eso de las 10 de la mañana ya estábamos llegando a la playa de María. Dejamos todas las cosas en la casa y repartimos las habitaciones. Cómo sólo había dos, tuvimos que apretarnos un poco. Carmen y Marta, decidieron dormir juntas en una habitación doble. Y a Eva, María y a mí nos tocó compartir la cama de matrimonio. Creo que esa noche no pasaría frío...

Después de instalar nuestras cosas, nos preparamos para bajar a disfrutar del sol y darnos un bañito.

Casi se me cae la baba cuando vi a María salir del baño con un bikini diminuto y de color azul, que resaltaba sus ojos haciéndolos más interesantes aún si es que se podía. La verdad es que tenía un cuerpazo. Vientre plano, piernas tonificadas y un culito perfecto, con cero grasa. Se notaba que se cuidaba... Yo, por mi parte, no es que estuviera gorda, pero cómo se suele decir.. “tenía más por donde agarrar”. No obstante, todo en una proporción bonita.

Esta vez había optado por ponerme un bikini rojo. Un rojo cereza bastante provocativo, que sin duda resaltaba mi tono de piel y me hacía muy atractiva. Las demás chicas también se habían terminado de preparar, y ya habían cogido la sombrilla, las hamacas y todo lo necesario para pasar una magnífica mañana a la orilla del mar.

Nos instalamos en primera fila y nos tumbamos cual reptiles a recibir la calidez que el sol nos ofrecía. Se estaba tan agusto que no sé en qué momento me quedé dormida... Derrepente noté algo frío y húmedo que se abalanzaba sobre mí.

María: ¡Despierta dormilona! ¿No me digas que has venido a la playa para pasarte el día durmiendo?- Me dijo empapándome por completo, ya que por lo visto, acababa de salir del mar.

Elena: ¡Uuuuf! De verdad no puede descansar una tranquila...Además deberías ya saber que en la costa la tensión tiende a bajar- Le dije dramatizando un poco.

María : Mmm.. Tiende a bajar.. Sí.. Yo sé cómo podríamos solucionar eso...- Me miró con cierta picardía, deslizando sus mojadas manos por mi vientre.

Me estaba poniendo “mala”, y no me refiero a nada que tenga que ver con la salud...La verdad es que la situación me tenía muy cachondilla. Tenerla encima de mí, con ese diminuto bikini, rozando nuestra piel, y con esas intenciones...¿Quién se resistiría?

En ese momento llegó la oportuna de Carmen, con los aires de mandona que le caracterizaban.

Carmen : Pero bueno chicas, queréis dejaros la charla para otro momento, ¿please? Marta, Eva y yo estábamos pensando en coger uno de esos patines de agua que llevan tobogan, y adentrarnos un poco mar adentro...Interesante, ¿no?- Dijo dando por hecho que iríamos.

María me miró con cara de “lo dejaremos para otro momento” mientras se levantaba, y yo seguidamente me dispuse a repetir sus pasos.

Me metí rápidamente al agua, pues lo que necesitaba más en ese momento era un buen baño frío que me bajara la temperatura. Justo lo que tardaron las demás en gestionar el alquiler del patinete. En pocos minutos ya estaba todo listo, y nos embarcamos rumbo a “ninguna parte” pedaleando hacia las profundidades del océano. Carmen y Marta se encargaron de dirigir la majestuosa nave que habíamos alquilado mientras Eva, María y yo decidimos hacer el trayecto tumbadas al sol.

La verdad es que el sol empezaba a ser dañino. Miré a las chicas, pero todas se habían puesto protección...Todas menos María, que ya tenía los hombros un tanto rojos por haber pasado largo rato expuesta a las radiaciones. Menos mal que yo, siendo una chica previsora, había cogido la crema solar. Mmmm.. ¡Parecía que era cosa del destino!

Elena : ¡Aay María! Veo que te estás quemando un poco- le dije dándole justo en el hombro que más rojo tenía.

María:

¡Auuuch! ¡Serás mala!-

me dijo dándome un pequeño golpe.

Elena:

Bueno para que veas que no soy tan mala y que soy la única que piensa...¡tachán!-

Dije sacando el bote de crema solar-

¿te echo un poco?-

le sonreí.

María:

Mmm...Está bien. Creo que retiraré lo dicho...¡Eres un cielo! -

Dijo haciéndome un poco la pelota.

Dado que María había aceptado mi ofrecimiento, me dispuse a echarle la crema solar. Cogí una cantidad adecuada, ni mucho, ni poco, y empecé a esparcírsela primero por los hombros, y luego por la espalda. Los fui recorriendo suavemente, tomándome el tiempo necesario. Tenía una piel tan suave. Noté cómo María se estremecía con mi pequeño masaje. Sabía que en el fondo lo estaba disfrutanto tanto, o incluso más que yo...Sin embargo, viendo que la crema ya se había absorbido, muy a mi pesar decidí darlo por terminado.

Elena: ¡

Bueno pues ya estás lista! Te puedo asegurar que no te quemarás más-

Le dije convencida

María:

Eso espero...Porque sino, en vez de crema protectora te tocará echarme aftersun-

Respondió ella divertida.

El patín ya se había parado, y yo me estaba poniendo de pie cuando derrepente alguien me dió tal empujón que fui a parar al agua.

Elena

: ¡Ehhh! Pero bueno, ¿quién ha sido? -

La pregunta estaba demás en cuanto vi a Eva que se moría de la risa.

Eva

: Yo no he sido, ¡lo juro¡ -

Dijo teatralizando.

La verdad es que Eva, castaña con ojazos verdes, era una chica muy guapa también. De ahí el hecho de que la llamásemos “la rompecorazones”, ya que tenía a todos los chicos rendidos a sus pies, sin embargo, nunca le daba la oportunidad a ninguno.

Elena

: ¿A no? Pues yo diría que sí... -

Dije pensando en la manera de devolvérsela.

No tuve que pensar demasiado, ya que vi cómo Carmen se iba acercando sigilosamente por detrás hasta darle un pequeño golpe, con la suficiente fuerza para hacer que Eva, que estaba medio asomada, cayera de bruces al agua.

Eva

: ¡Esto es el colmo! -

dijo haciéndose la indignada.

Elena

: El colmo no, eso es el karma, “recibes lo que das”-

Dije yo victoriosa.

Marta se acababa de lanzar al agua también y salió a la superficie diciendo:

Marta

: Oye, pues si eso del karma es así tendré que dar un poquito de amor... ¡A ver si me lo devuelven!-

a lo que todas nos reímos.

Sin duda, aprovechamos la mañana, nos tiramos unas cien veces por el tobogan, nos hicimos otras muchas aguadillas...Al final, yo creo que acabamos bebiéndonos medio Mar Mediterráneo.

Decidimos volver a la casa y descansar un poco, ya que nos esperaba una noche muy intensa. Iríamos a una de las discotecas del pueblo, y cómo no, íbamos dispuestas a “darlo todo”.

Llegada media tarde, pensamos que lo mejor era cenar y comenzar la fiesta en casa. Habíamos comprado unas pizzas, y unas botellas de tequila, por lo que la diversión estaba asegurada. Mientras que las pizzas se terminaban de hacer en el horno, nos pusimos a arreglarnos.

Yo opté por ponerme un vestido negro de corte de palabra de honor ceñido, y unos tacones de vértigo que me hacían lucir unas piernas de lo más sexy. Me recogí el pelo en un moño alto, bastante elaborado, lo que hacía que mi cuello resaltase. Me maquillé: ojos ahumados, rimel, colorete y lo más importante, ese gloss brillante que da el toque tan jugoso a los labios. ¡Lista!

Cuando salí las chicas ya estaban arregladas y poniendo la mesa para cenar. Iban todas guapísimas. Sobre todo María, que se había puesto un vestido rojo que caía de un sólo hombro, dándole un toque de lo más sensual. Además llevaba pintados los labios del mismo color, lo que mejoraba aún más el conjunto final.

Noté cómo se quedó mirándome fijamente. ¡No me quitaba ojo! Pasé por su lado, y aprovechando que ella estaba sacando las bebidas y demás, le susurré:

Elena : Lleva cuidado, que puedes mojarte.- Le dije casi pegando mis labios a su oreja.

María : Probablemente... Ya lo haya hecho.- Me dijo esbozando una sonrisa pícara y pasando a escasos milímetros de de mí, para dejar las cosas en la mesa.

¿Era yo, o me estaba siguiendo el rollo? Bueno, pensé que continuaría así... A ver que pasaba.

Durante la cena no paramos de lanzarnos sonrisas, miradas, bromas...Se notaba que había una cierta complicidad.

Eva : ¡Bueno, bueno, chicas! ¡Es hora de ir sacando el tequila!

Carmen : ¡Sí! ¡Qué comience la fiesta!

Marta se levantó y fue en busca de los vasos de chupito. Mientras Eva preparaba las rodajas de limón, yo decidí colaborar también acercando a la mesa la sal, y lo más importante: el tequila.

Las chicas habían preparado un juego, se llamaba “Yo nunca”. Consistía en decir cosas que se hacen en la vida, por ejemplo: “Yo nunca he robado”, de manera que si habías robado alguna vez, tenías que beber. Era un juego “contraictorio” en cuanto a frases y hechos, que te ayudaba a saber los secretos más ocultos de la gente.

María llenó todos los chupitos. Y Carmen, se dicidió a decir la primera frase:

Carmen :”Yo nunca he fingido un orgasmo”

A lo que todas y sin excepción bebimos, es decir, que todas lo habíamos fingido. Deslizamos nuestras lenguas para recoger la sal que habíamos depostiado en nuestra mano, nos tomamos todo el chupito de una, y finalmente mordimos el limón.

Marta tomó la iniciativa esta vez:

Marta:”

Yo nunca me he masturbado en los baños de una discoteca.”

En este caso, fueron Carmen, María y la propia Marta las que bebieron.

Camen:

Un calentón, chicas, un calentón...-

dijo riéndose.

Ahora fui yo quien tomé la palabra y mirando fijamente a María, dije:

Elena

:”Yo nunca he tenido fantasías eróticas con una chica.”

Por supuesto, bebí. María también bebió. Y para mí sorpresa Eva también se tomó su chupito de tequila.

Era el turno de preguntar de Eva, quien bajo un poco la intensidad del juego, ya que las preguntas estaban siendo bastante comprometidas.

Eva

: Yo nunca he salido en ropa interior por el edificio- dijo riédose mientras veíamos cómo Carmen se bebía el tequila.

Luego nos explicaron que había sido una apuesta que hicieron, y cómo perdió Carmen, le tocó darse un paseo por el edificio en ropa interior... Por suerte no la vió nadie, cosa que no era de extrañar, pues lo hicieron cuando eran las 4 de la madrugada.

Y seguimos así haciendonos preguntas, algunas absurdas, otras menos... Total que al final acabamos bastante contentillas.

María: Creo que deberíamos ir yendo hacía el pueblo, ¿no? Son las 12. - dijo ella haciéndonos conscientes de la situación.

Marta: ¡Vaya! Pues sí, es hora de irnos.- dijo apoyando la idea

Las chicas fueron a las habitaciones a coger los bolsos, ponerse los tacones y últimar los detalles para salir. Yo aproveché también para ir al aseo, hacer pis y darme un retoque de maquillaje. Mientras estaba allí alguien entró al aseo, se me había olvidado poner el pestillo. Era María.

María : ¡Uy! Lo siento, no sabía que estabas aquí, cómo puerta estaba abierta...- dijo ella un poco apurada.

Elena : No te preocupes, pasa, que yo ya estoy terminando – dije mientras tiraba ya de la cadena y me colocaba bien el vestido.

María se acercó a mí despacio, parecía que quería decirme algo. Aunque se veía dubitativa.

María : Oye Elena, tú... ¿Con qué chicas fantaseas?- Decidió al fin decirme

Yo la miré a esos ojos azules que tanto me gustaban y la tomé de las manos. Estaba confundida, lo podía ver en sus ojos. No le dije nada, y simplemente la acerqué a mí. Fui aproximando mi cara a la suya, hasta quedar a tan solo unos milimetros de sus labios, dejando que fuera ella quién si quería, iniciara el beso. Ella miró mi boca por unos segundos, y cómo si hubiera entendido mi respuesta a su pregunta, pegó sus labios contra los míos. Primero fue un beso suave, pero luego la confusión dio paso al deseo. Le tomé la cara entre mis manos, mientras ella se abrazaba a mi cintura. Nuestros labios se movían al unísono y nuestras lenguas comenzaron una lucha para ver quien ganaba a quién. Fue un beso lento, lleno de pasión. Un beso en el que sin duda, nos dimos todo lo que teníamos guardado.

Nos separamos, ya que no podíamos alargar más el momento, pues la chicas estarían ya listas para salir, y no era plan de hacerlas sospechar. Le dí un último beso en los labios y salí del baño, dejándola allí con cara de “qué ha pasado”.

Por fin nos reunimos todas, y nos marchamos hacia la discoteca del pueblo. Llegamos sobre la 1.30. Había bastante cola por lo que hasta las dos no pudimos entrar.

Desde ese beso en el baño, notaba rara a María. Cómo muy pensativa. Sin embargo decidí no darle más importancia en ese momento y disfrutar de la noche.

Nada más entrar nos pedimos unos cubatas, y nos fuimos a bailar al centro de la pista. Bailábamos todas muy animadas. María bailaba fenomenal, desprendía sensualidad y erotismo en cada uno de sus movimientos. Me di cuenta que me evadía, ya que bailaba con todas, menos conmigo. Yo por mi parte, hice lo mismo.

Sonaba la canción de “Pégate más”. Yo en ese momento estaba bailando con Eva, y cómo el título de la canción indica, nos fuimos pegando poco a poco más mientras la bailábamos. Fue un baile intenso. Eva se movía realmente bien y yo no me quedaba atrás. Fuimos el centro algunas miradas, sin duda.

Cuando terminó la canción vi cómo María se tomaba su cubata todo de un trago. Parecía molesta. Me miró y se dió la vuelta, dirigiéndose hacia la barra de la discoteca, sumergiéndose en un mar de gente. Decidí seguirla, y averiguar qué era lo que le pasaba de una vez. El resto de las chicas, permanecieron bailando en la pista de baile.

La alcancé cuando ya estaba casi en la barra del local, y le tiré del brazo suavemente para que se diera la vuelta.

Elena

: ¿Se puede saber que te pasa a tí? .-

le dije entre confundida y enfadada.

Allí estaba María mirándome con esos ojos cristalinos, sus ondas rubias le caían a ambos lados de la cara, y sus labios pintados de rojo me hacían perder la cordura por momentos.

María

: ¿Que qué me pasa? -

dijo haciendo una pausa

  • ¿Es qué no te das cuenta? TÚ me pasas.-

dijo finalmente.

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Siento haber tardado tanto en escribir este capítulo, he estado realmente liada con los exámenes, pero ahora me alegra decir que... ¡Lo he aprobado todo!

Gracias por todos vuestros comentarios y mensajes de ánimo. Me alegra saber que os está gustando el relato. Espero que este capítulo sea también de vuestro agrado. Lo he intentado hacer más largo para compensar... :)

Un besito,

Eli.