¿Por qué no me quieres? (8 y final)

¿ Conseguirá la Peque su máximo deseo ? ¿La amará Jesús? Las respuesta la pondrá cada lector

Lisa miró a la Peque. Luego a Jesús..¿Su hermana? ¿Era Blanca su hermana?

-¿Qué significa esto? ¿Qué pasa Blanca?

-No me llamo Blanca. Me llamo María. Y soy la hermana de Jesús.

Las piernas de Lisa le flaquearon y tuvo que sentarse.

-Peque! ¿Cómo has podido hacer algo así? - le gritó su hermano.

La Peque estaba muy tranquila.

-¿Que cómo? Lo hice por amor. Lo hice porque sin ti no puedo vivir. Lo hice porque te amo y es lo único que me importa.

Lisa seguía sin entender nada. Blanca..María..decía que amaba a Jesús. Pero si era su hermana!

-María, eso no te da derecho a jugar con nuestros sentimientos - le gritó su hermano.

-Nunca fue mi intención hacerles daño a ninguno de los dos.

-¿Cómo que no? Has tratado de que rompamos.

-Eso no es así, mi amor. No tenía otra salida. No podía soportar que me dejaras.

-Así que decidiste jugar con nosotros y reírte.

Al fin la tensión de María salió a flote y de sus ojos empezaron a caer lágrimas.

-Cuando rompiste con Blanca, fui yo la que te consoló. Fui yo la que estuvo contigo siempre. Fui yo a la que desvirgaste, a la que le hacías el amor una y otra vez. Fui yo la que te amó con locura. La que te amará siempre.

Jesús comprendió que parte de lo que había pasado había sido por su culpa. Por su debilidad. Nunca debió haber permitido que lo suyo con su hermana llegara tan lejos.

-Peque...siento haberte dado pie...pero...

-Ya sé que no me amas, mi vida. Que no me amas como amas a Lisa. Pero...no me importa. Sólo me importa estar contigo.

-¿Pero no entiendes que no puede ser?

-Cuando me dijiste que estabas saliendo con otra chica, y me rechazaste, quise morirme. Sufrí hasta lo indecible. Traté de buscar una solución, y sólo encontré una remota posibilidad. Tenía que intentarlo.

Lisa al fin habló.

-Blan..María..me..me has engañado.

-Lo siento Lisa.

-Cómo has podido..

-¿Amas a mi hermano, verdad?

-Con todo mi corazón.

-Pues así lo amo yo. Cuando me dejó por ti, sólo se me ocurrió una cosa. Él no me...no ama. - más lágrimas cayeron por sus ojos - pero puedo soportarlo. Lo que no puedo soportar es el no estar con él. Así que lo seguí y descubrí en donde os encontrabais. Empecé a ir antes de que él viniera. Era una remota posibilidad, pero era lo único que me quedaba. Me di cuenta de que me mirabas. Me di cuenta de que yo te atraía. Y me acerqué a ti. Nos hicimos amigas..y luego..más que amigas. Pero mi plan no salió tal y como yo quería.

-¿Por qué? Me parece que te ha salido perfecto - le espetó Jesús.

-Porque...Empecé a apreciar a Lisa. Hacer el amor con ella es..maravilloso. Comprendo que la ames. Mi idea era...ahora me parece una locura..mi idea era que yo le gustara a Lisa y que...las dos te tuviéramos.

La Peque miró a Lisa.

-Lisa...he llegado a ..quererte a ti también.

Jesús no pudo soportar aquello más y se fue. Las dos mujeres se quedaron solas. Las dos con lágrimas en los ojos.

-Confié en ti, María. Me has engañado.

-Sólo con mi nombre. Te juro que en lo demás no.

-Mientes.

-No te miento Lisa. Todo lo he hecho por amor. Mi hermano es lo que más quiero en este mundo. Sin él no puedo vivir. Pero él no me ama. Te ama a ti. Sólo podía estar con él si estaba también estaba contigo.

-Es..es una locura.

-Lo sé. Una locura de amor. Haría cualquier cosa por estar con él.

María cogió las manos de Lisa entre las suyas. Acercó sus labios a los de ella, y los besó. Lisa cerró los ojos y se estremeció. Eran los besos de Blanca, de María. De la hermana de su amado.

-Lisa....te quiero.

-¿Cómo sé que ahora no me mientes?

-Ahora ya no tengo que mentirte. Hasta hace pocos minutos tú amabas a Jesús y a Blanca. Habías traído a Jesús para que me conociera. Ahora ya sabes quién soy. Ahora te digo que yo...también os amo a los dos.

-Pero..esto es una locura.

-¿No es el amor una locura?

La volvió a besar. Esta vez Lisa le devolvió el beso. María llevó su mano su cara y la acarició.

-¿Le quieres mucho? - preguntó Lisa.

-No puedo vivir sin él.

-¿Y qué vamos a hacer, mi amor?

-Habla con él. Dile que...que lo que hice fue por él. Dile que me amas. Dile..dile que las dos lo amamos y que las dos lo necesitamos.

-¿De vedad que me quieres?

-Sí Lisa..te quiero.

Se fundieron en el beso. Abrieron sus labios y sus lenguas se lamieron la una a la otra. Sus manos empezaron a acariciar sus cuerpos. Las dos mujeres gemían.

-María...esto es una locura. Pero te amo. Y lo amo a él. Si hubieses sido Blanca y el no te hubiese conocido, hubiese querido que los tres estuviéramos juntos. Deseo que los tres estemos juntos.

De repente, la Peque se echó a llorar.

-¿Qué te pasa María?

-Lisa..él...mi hermano..mi amor..no...no me quiere. ¿Por qué no me quiere?

-Lo siento mi vida..pero el amor no se elije. Pasa. No se puede forzar.

-¿Me querrá algún día?

-Seguro que te quiere.

-Como hermana. Pero necesito que me quiera como mujer.

-Si de verdad me quieres a mí también, piensa que él quizás pueda llegar a amarte también a ti. Pensabas que él sería tu único amor, pero no es así ¿Verdad?

-Espero que tengas razón. Es cierto que nunca pensé en querer a alguien más ¿Me amará?

Lisa la abrazó con fuerza.

-No lo sé. De verdad que no lo sé. ¿Dónde crees que ha ido Jesús?

-Seguramente a mi casa.

-¿Estará sólo?

-Sí. Mis padres no llegan hasta la hora de comer.

-Vamos a hablar con él.

Las dos chicas iban muy nerviosas a hablar con el hombre amado. Llegaron a la casa y Lisa le preguntó que donde estaba el cuarto de Jesús. La Peque se lo dijo.

-María, espera tú aquí. Hablaré yo con él primero.

-Vale.

Se sentó en el salón, con el corazón en un puño. De lo que pasase en la habitación de su hermano dependía toda su felicidad.

Lisa llegó a la puerta y tocó. Jesús gritó desde dentro.

-Peque! Déjame. No quiero verte.

-Jesús, mi amor. Soy Lisa

-¿Lisa? Pasa

Ella entró. Jesús estaba sentado en su cama. Su rostro reflejaba su pesadumbre. Lisa se sentó a su lado y le cogió las manos.

-¿Cómo estás mi amor? - le preguntó Lisa.

-Siento mucho lo que ha hecho mi hermana. No entiendo como ha sido capaz.

-¿De verdad que no lo sabes?

-No.

-Porque te ama.

-Pero eso no le da derecho a jugar con tus sentimientos.

-Quizás no. Pero me pongo en su lugar. Si tú no me quisieras como yo te quiero a ti, haría todo lo posible por estar a tu lado.

-Es mi hermana. La quiero. Pero te amo a ti.

-Lo sé. Y ella también lo sabe. Y no le importa. Sólo quiere estar contigo.

-Todo es por mi culpa.

-Tú no tienes la culpa de que te ame. Ni de que tú no la ames a ella.

-Pero yo le di pie. Un día, borracho, me acosté con ella. Y a partir de ahí lo seguí haciendo. Sabía lo que ella sentía por mí, pero aún así seguí. Sólo por ..porque es preciosa y me gustaba acostarme con ella. Si hubiese sido fuerte nada de esta habría pasado.

-Pero ha pasado. Ella te necesita. Y...yo..también te necesito. Os amo a los dos.

-Esto es una locura.

-Cuando fuiste a mi casa a conocer a...Blanca, si no hubiese sido tu hermana ¿ qué hubiese pasado?

-No lo sé. De verdad que no lo sé.

-Estabas dispuesto a que ella formase parte de nuestra relación, ¿no?

-Sólo sé que te amo y que si eso significaba compartirte con ella, lo haría.

-Eso mismo me ha dicho ella.

-¿Tú estás dispuesta a eso?

-Cuando te llevé esta mañana a conocerla lo estaba. Que sea tu hermana no cambia nada.

-¿Y no será aún peor para ella? ¿No será alimentar aún más su amor hacia mí?

-Quizás. Pero ella lo desea así.

-Me temo que algún día me arrepienta si...si acepto.

-Nadie conoce el futuro mi amor.  Sólo existe el ahora.

Jesús calló. El futuro. El ahora. El sabía que el futuro sí existe. Que se puede anticipar. Que se puede sabe lo que podría llegar a pasar. Que quería mucho a la Peque, pero que no la amaba. Y que quizás nunca lo hiciera. Lisa, y la misma Peque, le habían dicho que a ella no le importaba. Que sólo quería estar con él. Él amaba con todo su corazón a Lisa. ¿Y si Lisa no lo amase a él? ¿Querría estar con ella de todas maneras, sabiéndolo? ¿La necesitaría tanto que no le importaría nada con tal de estar con ella? Seguramente sí.

Lisa lo miró. Vio su lucha interior.

-Espera un momento, mi amor - le dijo ella

Lisa fue en busca de la Peque. Estaba en el salón. Se la veía nerviosa. La miró con cara asustada, como temiendo que le diera las peores noticias. Lisa le extendió la mano.

-Ven conmigo.

María cogió su mano. Lisa notó un leve temblor.

-Tranquila mi amor. Todo saldrá bien.

Entraron en la habitación de Jesús cogidas de la mano. Él las miró.

-Hola Peque.

-Hola Jesús.

La Peque estaba al borde del llanto. Lisa la llevó a la cama y se sentó junto a Jesús. María se sentó al lado de Lisa, que quedó en medio de los dos. Cogió una mano de Jesús. Con la otra, una mano de la Peque.

-Mis dos amores.

Miró a Jesús y le besó los labios. Luego miró a María y la besó, también en los labios.

-Os amo..Os necesito a los dos.

Se volvió hacia Jesús y lo besó, con más pasión. Ambos cerraron los ojos y se fundieron en un abrazo, cayendo sobre la cama. Lisa soltó la mano de María, que los miraba.

Miraba como se besaban. Como se acariciaban. Como las manos de su hermano acariciaron con dulzura los pechos de Lisa. Como Lisa gemía suavemente.

Una lágrima cayó por su mejilla. Había perdido. Casi sin fuerzas, se levantó con cuidado y se dirigió a la puerta. Su hermano no la quería.

-Peque!

Era la voz de Jesús. Con el corazón latiéndole con fuerza, se dio la vuelta y lo miró. Él tenía su mano tendida hacia ella. Lisa la miraba sonriendo.

-Ven Peque.

La pusieron en medio de los dos, y los dos la besaron. Los dos la acariciaron. Y los dos le hicieron el amor.

La Peque no podía ser más feliz. Deseaba que ese instante durase para siempre.

FIN

Epílogo:

(! Coño! Epílogo como en un libro de verdad)

En muchos comentarios que han recibido las diferentes partes de la seria, me pedían que Jesús amase a la Peque, que dejara a Lisa. Que ella lo amaba y era ella la que se lo merecía. Todos esos comentarios, creo, han sido de mujeres. Sois más románticas.

Pero yo, por experiencia sé que no basta con amar. Por mucho que ames a una persona si no eres correspondido lo llevas mal. Esa persona te mostrará cariño, simpatía, todo lo que quieras, pero si no te ama no hay nada que hacer.

Puedes intentar que te ame. Y muchas veces pasa. El que persevera en su amor ante todas las cosas puede tener suerte. Pero si no pasa, como en el caso de la Peque, al final sólo encontrará sufrimiento.

La Peque es ahora feliz. Jesús ha aceptado, por amor a Lisa, que entre en su relación. ¿Pero qué pasará en el futuro? Lo más probable es que la pobre Peque envejezca, siempre deseando un amor que nunca llegue. Por ese amor no estará abierta a otras posibilidades. No tendrá hijos, y al final, aunque siga con Lisa y con Jesús, estará sola. Bueno, no sola del todo. Siempre tendrá a Lisa, que la ama como ella ama a Jesús.

-¿De verdad ama la Peque a Lisa? ¿O ha sido todo una maniobra para poder estar con Jesús?

Ya sé que soy algo pesimista, esa ha sido mi experiencia. Pero puedo estar equivocado. Quizás con el tiempo Jesús empiece a sentir verdadero amor hacia su hermana. No amor filial, sino el amor que ella quiere. Quizás la Peque al final gane completamente y sea feliz junto a los dos.

Eso nunca lo sabremos. Que cada cual que lea la historia elija el final que más le guste.