¿Por qué no me quieres? (7)

Se hacerca el final. Jesús es puesto contra la espada y la pared por Lisa. De su desición dependerá la felicidad de todos

La Peque no volvió a buscar a su hermano. Lo seguía amando, lo seguía deseando, pero no soportaba que la rechazara, así que optó por no acercarse a él.

Por las noches, en la oscuridad de su habitación recordaba como la besa, como la acariciaba. Lo tenía muy cerca, a pocos pasos, pero no la amaba. Amaba a Lisa. Luchaba por no levantarse e ir en su busca. Sabía que la volvería a rechazar.

Y por eso, sola, se acariciaba. Cerraba los ojos e imaginaba que sus dedos eran los dedos de él, la lengua de él. Pero no lo eran. Aún así conseguía tener un orgasmo. Pero un orgasmo vacío, que la ayudaba a dormir, pero que no la llenaba.

Días después, Lisa esperaba a Jesús en la cafetería de siempre. Aún faltaba un poco para que él llegara. Se fijo en una joven que la miraba furtivamente. Sus miradas se cruzaron y se sonrieron. La chica era muy guapa, y de repente, Lisa se encontró pensando en el pasado. Un pasado que le hacía daño. Un pasado que creía olvidado.

La joven se fue, pero antes de salir, la volvió a mirar. Al poco, llegó Jesús y Lisa se olvidó de todo. Ahora sólo estaba Jesús, su amor. Se tomaron un café, cogidos de la mano. Después de dirigieron a la casa de Lisa. Cuando se tumbaron en la cama ya estaban los dos desnudos.

Después de hacer el amor, Lisa estaba con su cabeza apoyada en el pecho de Jesús. Se acordó de la chica de la cafetería. Amaba a Jesús, y no quería que su pasado afectase a su relación, así que decidió contárselo.

-Jesús...

-Dime mi amor.

-Te ...he mentido.

-¿Mentido? ..¿En qué?

-El otro día, cuando hicimos el amor por primara vez. Te dije que había tenido un par de novios. Es mentira. Tú has sido el primero.

-¿Entonces por qué me lo dijiste?

-Me preguntaste que por qué, con mi edad, era aún virgen.

-Pero eso no tiene importancia. Si no mantuviste ninguna relación anterior no pasa nada.

-Es que sí la tuve.

-Pues ahora no te entiendo, Lisa.

-Tuve varias relaciones antes que contigo, pero....no fueron con hombres. Fueron con mujeres.

Jesús se quedó callado un momento. No sabía que decir.

-¿Eres lesbiana?

-Eso creía. Los hombres no me atraían. La relación con mi última...novia, terminó muy mal. Pasé unos meses fatal, hecha polvo, y entonces, un día, me tiraste los libros al suelo. Y me enamoré de ti.

Lo abrazó fuerte. Temía que Jesús no lo entendiera, que afectase a su relación, o que incluso la dejara. Pero él también la abrazó.

-Lisa..te amo. Lo que fueras o seas no me importa. Lo único que sé es que te quiero.

La besó. El corazón de Lisa latía con fuerza. Aquel hombre era maravilloso. De verdad que lo amaba. Le vino a la mente la chica de la cafetería. Era tan guapa.

La mañana siguiente, mientras esperaba la llegada de Jesús, Lisa esperaba que la chica volviera. Pero no apareció. Se dijo que era mejor así. Se dijo que era una tonta. Que estaba empezando una relación con Jesús y no que podía pensar en nadie más.

Cuando Jesús llegó, se olvidó de todo.

Jesús estaba encantado. Las cosas con Lisa iban cada vez mejor. Y la Peque parecía que por fin había aceptado que su relación era imposible. Ya no venía a verlo por las noches, ni se titaba encima de él cuando lo veía.

Por una parte, sentía alivio.  Pero por otra...quizás...lo echaba de menos. Los primeros días esperaba que ella apareciera por la noche en su cuarto, pero no lo hizo.

Ya no le hablaba tanto como antes. Por las mañanas salía más temprano que él.

Es mejor así, se dijo. Que poco a poco se olvide de mí. Que volvamos a ser sólo hermanos

Un miércoles, cuando Lisa ya se había olvidado de la chica, la vio entrar en la cafetería. Se miraron. Se sonrieron. Cuando comprobó que se acercaba a ella, su corazón le latió más fuerte.

-Hola - le dijo la chica.

-Hola.

-¿Me puedo sentar?

-Claro.

La chica se sentó. Las dos mujeres miraron.

-El otro día me mirabas - dijo la chica.

-Y tú a mi.

-Es que eres hermosa.

-Y tú eres preciosa.

-¿Cómo te llamas?

-Lisa. ¿ Y tú?

-Blanca.

-Encantado de conocerte, Lisa.

-Igualmente, Blanca.

-¿Vienes todos los días?

-Sí, aquí quedo con mi novio.

-Ah!, Tienes novio..

-Sí. ¿Tú?

-No. Ya no. Rompió conmigo.

-Lo siento.

-No pasa nada. Son cosas de la vida.

-Bueno, ya aparecerá otro. Eres muy guapa y los tendrás a tus pies.

-Jajaja. Puede, pero nunca  cae el que una quiere.

-Bueno, la vida te da sorpresas. A mi novio lo conocí por casualidad.

Blanca miró su reloj.

-Uy, es tarde, me tengo que ir. A ver si nos vemos mañana.

-Adiós.

Como la vez anterior, cuando salía por la puerta, Blanca miró a Lisa. Las dos chicas mantuvieron la mirada.

A parir de ese día, se veían a diario. Hablaban y se reían. Cuando Blanca se marchaba, Lisa esperaba un poco más y llegaba Jesús. Casi siempre terminaban en su casa. haciendo el amor.

Un día, al despedirse, Blanca la besó en los labios y se marchó. Esta vez no la miró. Lisa se llevó los dedos a los labios. Aquel beso la hizo estremecer.

¿Cómo era posible? ¿Si amaba a Jesús porque no podía dejar de pensar en Blanca? Lisa estaba hecha un lío.

A la siguiente mañana, Blanca no apareció. Esperó y esperó, pero no vino. Cuando más tarde Jesús llegó, la notó rara.

-¿Qué te pasa, mi amor?

-Oh..nada, mi vida. Hoy estoy un poco depre.

-¿Ha pasado algo?

-No..no...No es nada.

Lo quería y lo estaba engañando, aunque sólo fuera con el pensamiento.

Luego, en su casa, mientras Jesús le comía el coñito, se preguntaba como sería que una mujer la volviera a lamer como le estaba haciendo Jesús. Se preguntó como sería sentir la lengua de Blanca lamiéndola toda. Y cuando se corrió en la boca de su amado, imaginó que era la boca de Blanca la que la hacía estallar.

Después del orgasmo se sintió mal. No estaba siendo justa con él. Para compensarle, le ofreció algo que él le había pedido varias veces pero que por miedo nunca se lo había permitido.

-Jesús...mi amor..¿Me quieres follar el culito?

-Pues claro que quiero, Lisa. Claro que quiero.

-¿Serás cuidadoso, verdad?

-¿Lo dudas?

-No.

Fue extremadamente cuidadoso. Primero se lo lubricó con la lengua, dándole agradables lametones, y luego con los dedos. Cuando se produjo la penetración, apenas notó dolor alguno, solo un agradable placer que iba en aumento.

Jesús estaba encantado. Por fin Lisa le ofrecía su lindo culo. Él había sido el primero en todo. Bueno, el primer hombre, al menos.

-Aggggg mi amor.... me gusta...tu polla en mi culito...

-Uf...lo tienes tan apretadito...

-Si llego a ...saber esto...te lo pido antes...

La folló más deprisa, arrancándole gemidos de placer y haciéndola estallar en un fuerte orgasmo, coincidiendo con su cálida descarga.

-¿Te ha gustado mi culito?

-Mucho mi amor..Mucho.

-Y a mi que me lo hayas follado.

Blanca si que vino al día siguiente.

-Hola Lisa.

-Hola Blanca. ¿Por qué no viniste ayer?

-Lo siento. Estaba confusa.

-¿Por el beso?

-Sí.

-Me..me gustó mucho tu beso.

-Y a mi...Pero...

-¿Pero qué?

-Tú....tú tienes novio.

-Lo sé.

-¿Lo amas?

-Con todo mi corazón.

-Pues entonces lo nuestro no puede ser.

-Lo sé.

-No dejo de pensar en ti.

-Yo también pienso en ti, Lisa.

Ahora fue Lisa la que se acercó y besó a Blanca. Su labios se pegaron. Este beso fue más apasionado. Entreabrieron los labios y se lamieron con dulzura.

-Ven a mi casa, Blanca.

-¿No viene tu novio?

Lisa miró el reloj. Blanca tenía razón. Jesús estaba a punto de llegar.

-Sí, no tardará. ¿Quedamos para mañana más temprano? Tenemos que hablar.

-Vale.

Le dio la dirección y la besó, con pasión, antes de que se fuera.

Esperó con ansias que pasara ese día, que llegara mañana, para poder estar a solas con Blanca. Cuando oyó la puerta, su corazón casi se le sale por la boca.

Le abrió la puerta y no pudo resistirse a abrazarla y comérsela a besos. No llegaron al cuarto. En el salón estaban ya desnudas.

Lisa volvió a gozar de los besos de una mujer, de sus labios, de sus pechos. Su boca volvió a saborear aquel rico sabor de un sexo mojadito. Se corrieron las dos frotándose los coñitos la una contra la otra. Se volvieron a correr en un maravilloso 69. Lisa quería seguir y seguir, pero Blanca le dijo que tenía que ir a ver a su novio.

-Tienes razón...Blanca...¿Qué estoy haciendo? Lo amo tanto. Pero..creo que a ti también. ¿Y si se entera Jesús? ¿Y si lo pierdo? No podría soportarlo.

-Deje pasar un poco el tiempo, Lisa. Ya veremos que pasa.

-Estoy tan asustada.

-No lo estés. Todo saldrá bien.

-Eso espero.

Lisa tenía ahora dos amores. Por las mañanas hacía el amor con Blanca y luego iba a ver a Jesús, con el que también gozaba.

Cuando estaba con uno, pensaba en el otro. Los quería a los dos, no quería dejar a ninguno. No podía dejar a ninguno.

La situación la estaba destrozando. Luchando para que Jesús no se enterase. Escondiendo lo suyo con Blanca.

Llegó un momento en que no lo soportó más. Estando con Blanca, rompió a llorar. Blanca trató de calmarla, pero no lo logró.

-No puedo seguir así, Blanca. Me estoy volviendo loca.

-¿Quieres que...terminemos?

-Noooo no mi amor. Te necesito.

-¿Y a él?

-También.

-Pues entonces..díselo.

Lisa se quedó callada.

-A ti nunca te ha importado que lo vea a él.

-Sabía desde el principio que tenías novio. A mi no me has engañado nunca. Compartirte con él...me parece mejor que no tenerte.

-Pero ya no puedo seguir así, jugando a dos bandas.

-Entonces díselo. Si te quiere de verdad, lo entenderá.

-¿Tú crees?

-Sí. En el fondo es un hombre.

-¿Qué quieres decir?

-¿A qué hombre no le gustaría tener dos mujeres para él sólo?

-¿Te acostarías con él?

-Si es para poder tenerte a ti, sí.

-Blanca...eres maravillosa.

-¿Lo harás? ¿Le hablarás de mi?

-Sí. Es la única solución. Esta situación tiene que acabar, de una forma u otra.

-¿Cuándo?

-Hoy.

-Coño! ¿Tan rápido?

-No puedo más, mi amor. Y si existe la posibilidad de teneros a los dos, cuanto antes, mejor.

-Uf! Vale.

-Espérame aquí. Si todo va bien, lo traeré para que lo conozcas, y si va mal, te necesitaré.

-De acuerdo.

Cuando Jesús entro en la cafetería y vio a Lisa, enseguida notó que algo pasaba.

-Hola mi amor..¿Estás bien?

-Hola mi vida...Tengo que...contarte algo.

-¿Qué pasa?

-Primero quiero que sepas que te amo más que nunca. Que mi amor por ti no ha hecho más que crecer desde que te conozco, y que quiero vivir junto a ti el resto de mi vida.

Jesús estaba confundido. Él también sentía eso por Lisa. ¿Qué pasaba entonces?

-Ya sabes que antes que tú no hubo ningún hombre, sólo mujeres.

-Sí.

-Cuando te conocí creía que había dejado todo eso atrás.

-¿Y no es así?

-He conocido a una mujer.

Jesús se puso tenso.

-¿Cómo que has conocido a una mujer?

-Pues...que ...he estado saliendo con una mujer..y contigo a la vez.

Él la miró con la boca abierta. Primero Blanca y ahora Lisa.

-No me mires así. Te amo con locura. Eres el hombre de mi vida.

-Pero vas con esa mujer también.

-Sí. A ella también ...también la quiero.

-¿Cómo? ¿Qué la quieres?

-Ya se que es una locura. Pero..la quiero. Y te quiero a ti. Os necesito a los dos. No puedo estar sin los dos

Jesús estaba muy confundido. Lisa era el amor de su vida, y no quería perderla. Ella le dijo que lo amaba, que era el hombre de su vida, y sin embargo, también decía que quería a esa otra mujer. No sabía que hacer. No sabía que decir.

-Jesús, mi amor..No puedo elegir. Sí, si que puedo. Os elijo a los dos.

-Pero eso no es posible.

-¿Por qué no?

-Pues por que...

Él no soportaría una nueva pérdida. No soportaría perder a Lisa. La cogió de la mano.

-No sé que decir. Sólo sé que te amo y que no quiero perderte.

-Mi amor, ni yo perderte a ti.

-Ni a ella.

-Ni a ella.

-¿Qué propones? Que hagamos turnos para estar contigo?

-No. Eso llevo haciendo días y me estaba destrozando.

-¿Entonces?

-No lo sé. No lo sé. Quizás si la conoces la llegues a apreciar.

-¿Conocerla?

-Sí. Está en mi casa, esperando para conocerte o para consolarme si me dejas.

-No quiero dejarte. Te amo demasiado.

-¿Entonces?

-Entonces...tendré que conocer a esa mujer

-Uf, que raro es esto, mi amor.

-Ya lo creo.

Cogidos de la mano se dirigieron a la casa de Lisa. Ella estaba muy nerviosa. ¿Y si no se caían bien los dos?.

Abrió la puerta y se dirigieron al salón. La chica los esperaba sentada en un sillón.

-Mi amor, esta es Blanca.

-Hola Jesús

La sangre no corría por las venas de Jesús.

-PEQUE!!! ¿Qué significa esto?

-¿Peque? ¿Os conocéis?

-No se llama Blanca. Se llama María, y...es mi hermana.

La Peque, sentada en el sofá, los miraba a los dos. Una suave sonrisa se dibujaba en su rostro.

CONTINUARÁ