¿Por qué no me quieres? (1)

La Peque está enamorada de su hermano mayor, pero éste no la ve como a una mujer, sino como a su hermana pequeña. ¿Conseguirá la Peque que la haga mujer?

Todos la llamaban Peque, pues era la más pequeña de la familia, formada por su padre, su madre y su hermano mayor, Julio. Su padre era un hombre adinerado, y vivían cómodamente en una gran casa, a las afueras de la ciudad, con jardín  y piscina.

La peque creció admirando a su hermano. Lo idolatraba. Cuando las hormonas le empezaron a bullir se empezó a fijar más en él. Era un chico muy guapo, deportista, abierto y simpático.

Ambos padres trabajaban, así que casi todo el día estaban solos en casa. Jesús, el hermano, con sus cosas, y ella, con las suyas, principalmente estudiando.

Una mañana, Jesús trajo a casa a una amiga para tomar el sol y darse un baño en la piscina. La peque, desde la ventana de su cuarto, en donde estaba estudiando, los veía jugar en el agua, gritando, divertidos. Se concentró en los libros.

Al rato se dio cuenta de que ya no los oía. Miró a la piscina y vio que se estaban besando. Jesús tenía a la chica contra el borde de la piscina y la besaba con pasión. Ella se dejaba. Era la primera vez que la Peque veía a su hermano besar a una chica. Miró con atención, escondida detrás de la cortina para que no la vieran.

Su hermano besaba y lamía el cuello de ella, que con los ojos cerrados  le ofrecía el cuello. La Peque se sentía rara. Le gustaba mirar a su hermano besar a la chica. Se sorprendió pensando que le gustaría ser esa chica, que Jesús la besara como la besaba a ella.

Él llevó una de sus manos a una de las tetas de la chica. pero ella se la quitó y salió nadando. Jesús se quedó mirando como se iba. La Peque pensó que ella no le hubiese quitado la mano, que lo hubiese dejado tocarla. Se dio cuenta de que estaba excitada. Notó sus pezones duros, su coñito mojado.

Jesús salió del agua y se tumbó a tomar el sol. Al poco rato, la chica se le unió. Se volvieron a besar, mientras la Peque los observaba, con envidia.

Era la primera vez que Jesús salía con Blanca. La chica estaba muy buena y él tenía ganas de echarle un buen polvo, pero parecía que ella jugaba con él. Cuando volvió a tocarle las tetas, ella otra vez lo rechazó.

-¿Qué pasa Blanca? ¿No te gusto?

-Claro que me gustas-

-Pues déjame acariciarte.

-No me estás acariciando. Me estás metiendo mano.

-Es que estás muy buena, Blanca.

La volvió a besar, y esta vez ella le dejó que la tocara. Aquel chico le gustaba mucho, pero no quería que pensara que era de las que se acuestan en la primera cita. Le acariciaba las tetas con mimo, con dulzura. La estaba poniendo muy cachonda.

Detrás de la cortina, la Peque vio como su hermano le quitaba la parte superior del bikini a la chica y le besaba las tetas, le mordía los pezones. Su coñito era un lago. Cerró los muslos y gimió, en la soledad de su cuarto.

Jesús, si dejar de chupar las preciosas tetas de Blanca, llevó una mano a su pubis, pero ella se levantó y se tapó las tetas con la mano.

-Eso no, Jesús.

-¿Por qué no?

-No quiero.

-No seas mala, Blanca. ¿No ves como me tienes?

Blanca miró la entrepierna de Jesús. Se notaba un gran bulto. Aquel chico estaba muy cachondo.

-Pobrecito.

-¿Me vas a dejar así?

Blanca lo miró. No sabía que hacer.

-¿Quieres que te haga una paja?

-Ummm claro.

-Pero sólo la paja. Nada más.

-Vale

La Peque no se podía creer lo que veía. Aquella chica empezó a tocar a su hermano en.. la polla. Le estaba tocando sobre el bañado, recorriendo su polla. Él, acostado boca arriba en la tumbona, se dejaba hacer. Entonces le bajó el bañador y por primera vez, la Peque veía la polla de Jesús. Le pareció enorme. Cuando la chica la agarró con una mano y empezó a subir y bajar a lo largo, no pudo más. Llevó una de sus manos a su coñito, mojado como nunca, y se empezó a tocar.

No era la primera vez que se tocaba. Ni siquiera era la primera vez que lo hacía pensando en su hermano. Pero era la primera vez que lo hacía viendo su polla. Se tocó como hacía en su cama por las noches, acariciando su clítoris, haciendo círculos a su alrededor con las yemas de sus dedos. Mientras lo hacía, pensaba en como sería tocar la polla de su hermano como hacía la chica, cómo sería al tacto.

Blanca miraba la polla que entraba y salía de su puño. Tenía ganas de tocarse, pero ¿Qué pensaría él?

-¿Te gusta?

-Uf, mucho, preciosa. Lo haces muy bien

-Gracias.

Jesús se apoyó en los codos para poder ver mejor el bamboleo de las tetas de Blanca mientras le hacía la estupenda paja. No iba a aguantar mucho.

-Ummmmm Blanca, que rico...me vas a hacer correr.

Aceleró el ritmo de la mano. El cuerpo de Jesús empezó a contraerse y relajarse y Jesús gemía cada vez mas fuerte hasta que su polla empezó a lanzar largos y espesos chorros de semen que describían un arco antes de caer sobre el pecho y el estómago de Jesús.

Las dos chicas estaban maravilladas. A Blanca le gustaba mucho ver correrse a sus ligues, sentir el poder que tenía sobre ellos en ese momento, y la Peque era la primera vez que veía una polla estallar. Su hermano seguía corriéndose cuando su hermana sintió que su cuerpo también era atravesado por un fortísimo orgasmo, que la hizo cerrar los ojos y quedarse un momento sin respiración.

Cuando volvió a mirar, su hermano sonreía, con el pecho lleno de semen. La mano de la chica también tenía un poco. Aún tenía la polla cogida.

-Wow, Blanca..Vaya pajote..Me has dejado vacío.

-Estabas muy cachondo, Jesús..Oye..me tengo que ir ya...

-Quédate un poco más.

-No puedo. Lo siento

Blanco cogió sus cosas y se marchó. Cuando llegó a su casa se encerró en su cuarto y se masturbó. Se dijo que era una idiota por no haberse acostado con Jesús, si era lo que deseaba. Cuando se estaba corriendo en su cabeza tenía la imagen de la polla de Jesús lanzando aquella caliente leche al aire.

Jesús se dio una ducha y luego un baño en la piscina. Blanca no se le escaparía. Mañana sería suya, seguro.

Y la Peque comprendió que amaba su hermano, que lo deseaba. Que quería que él la hiciera mujer, que fuera su primer hombre. Pero no sabía como conseguirlo.

Por la noche, cuando sus padres se habían ido a dormir, la Peque fue al cuarto de su hermano. Iba sólo con bragas y sostén. No era la primera vez que él la veía así.

-¿Puedo pasar?

-Claro Peque

-Jesús, te puedo hacer una pregunta?

-Sí.

-Pero serás sincero conmigo?

-Que sí, Peque. Dispara

-¿Te parezco bonita?

La pregunta cogió por sorpresa a Jesús. No se la esperaba.

-Bueno...claro. Eres muy bonita, Peque.

-¿Lo dices porque soy tu hermana?

-Claro que no. De verdad eres muy linda.

-¿Me besarías como besaste a tu amiga en la piscina?

Jesús se puso serio. ¿Qué habría visto su hermana?

-¿Nos viste?

-Sí.

-¿Qué viste?

-Como la besabas en la piscina.

-¿Qué más viste?

-Nada más. Me puse a estudiar - mintió.

-Ah..vale...

-Pero dime, me besarías como a ella?

-Si no fueras mi hermana....tal vez.

-Nunca me han besado.

-Bueno, aún eres joven, ya aparecerá tu primer novio.

-¿Me besas?

-Jajajaja, Peque. No seas tonta. Venga, a dormir, que ya es hora.

La Peque se marchó. Su hermano no quiso besarla, pero al menos le dijo que era bonita. Se acostó y se durmió.

Jesús no podía creer que la Peque le pidiese que la besase. Seguro que estaba de broma. Era su hermanita pequeña. La quería mucho, pero tenía cada ocurrencia.

Al día siguiente, Jesús volvió a llevar a Blanca a su casa, a la piscina. Se olvidó de su hermana, de que a lo mejor podría verlos. No llevaban más de 5 minutos en el agua y ya se estaban besando.

Esta vez Blanca no puso impedimentos cuando Jesús le quitó la parte alta del bikini, ni cuando metió su mano por dentro de la parte de abajo y le acarició la rajita. A pesar de estar bajo el agua, Jesús notó que estaba mojada. El coñito estaba caliente y babosito.

Tras la cortina, la Peque se tocaba mirando como su hermano besaba y acariciaba a aquella chica y no a ella. ¿Si le dijo que era bonita porqué no quiso besarla?

Blanca llevó, bajo el agua, una mano hacia la polla de Jesús. La metió bajo el bañador y agarró su dura estaca.

-Hoy no te me escapas, Blanca. Hoy te voy a follar.

-Ummmm, sí...te deseo..ayer fui una tonta.

El bikini de Blanca era de los que se abrochan con un lazo, así que Jesús sólo tuvo que tirar y la pieza salió flotando. Cogió a Blanca por las caderas y la sacó del agua, sentándola al borde de la piscina, con las piernas abiertas.

-Tienes un coñito precioso.

-¿Me lo vas a comer?

-Si me lo pides...

-No seas malo...

-Ummm...¿Quieres que te coma el coño?

-Sí..cómemelo.

La Peque se acariciaba su mojado coñito, pero sufría. Su hermano no quiso besarla y ahora le estaba comiendo el coño a la chica. ¿Qué tenía la otra que no tuviera ella?

Al principio el coñito de Blanca sabía un poco a cloro, pero al poco sólo sabía a rico coñito. Fernando no dejaba de lamerlo, de pasar su lengua arriba y abajo, deteniéndose más tiempo en el clítoris.

-Aggggggggggg Jesús...que bien...lo...haces..

La Peque vio como la chica llevaba una mano a la cabeza de su hermano y la apretaba contra ella. En su cara se reflejaba el inmenso placer que la boca de su hermano le estaba dando. De repente, dio un grito que oyó hasta la Peque. Se estaba corriendo en la boca de Jesús.

-Aggg me corro....aghgggggg que ..ricoooooooooooo

Él no dejó de lamerla, de chuparla. Se bebió con gusto  todos los jugos que aquel rico coñito soltaba por su cara y por su boca.

Aún sin recuperarse de su orgasmo, Blanca se volvió a meter en el agua, abrazada a Jesús. Su cuerpo fue bajando hasta llegar a la polla, que la esperaba fuera del bañador. La cogió con una mano y la puso a la entrada de su coño, dejándose caer.

Gracias al agua, Jesús la podía sostener mientras Blanca subía y bajaba sobre la polla, haciéndola entrar y salir de su coño. Sus bocas estaban pegadas y sus lenguas enroscadas la una en la otra.

La Peque no pudo seguir mirando como su hermano se follaba a aquella chica. Como le hacía el amor. Se tumbó en su cama y empezó a llorar, pero seguía muy excitada. Siguió acariciándose pero no consiguió alcanzar el orgasmo liberador. Quitó su mano y siguió llorando de rabia, de desesperación.

-Ummmm que rica tu polla en mi coñito, Jesús....que .....rico...

-Agggg que coñito más apretado tienes...No voy a aguantar mucho...¿Puedo correrme dentro?

-Noooo,,no tomo nada.....Pero ..no te pares..que me voy a..correr....otra....vez!! ahhh

Jesús aguantó a duras penas las fuertes contracciones de aquel coñito mientras se corría. Sentía el cuerpo de Blanca estremecerse sobre él. Cuando la chica acabó de correrse, se salió de él y quedó flotando, relajada. Lo besó tiernamente. Sentía la polla dura rozarla bajo el agua. Jesús se merecía un buen premio.

-Siéntate en el borde de la piscina, guapo.

Jesús quedó con las piernas dentro del agua, sentado con las manos apoyadas en el borde de la piscina. Blanca, mirándolo a los ojos se acercó a la dura polla y la empezó a lamer para luego metérsela en la boca y comenzar una lenta y placentera mamada. En poco tiempo consiguió que Jesús le llenara la boca con su abundante y espeso semen, que despacito, a pequeños traguitos, se fue tragando.

Jesús volvió a la piscina y se besaron largo rato.

El resto del día, Jesús notó que la Peque lo evitaba.

-¿Qué te pasa, Peque?

-Nada, déjame en paz.

-Como quieras.

Por la noche, volvió a llorar en su cama. ¿Por qué prefería a ese chica? No pudo más y se fue al cuarto de él. Entró sin llamar.

-Hey, Peque..llama antes, que podría estar en pelotas.

-¿Te gusta esa chica?

-¿Blanca?

-Sí.

-Bueno, es muy simpática.

-¿Por eso te la follaste hoy en la piscina?

-Oye, eso no te incumbe. No te metas en mis cosas.

-Se lo diré a los papás.

-Si haces eso no te hablaré más en la vida.

La Peque, entonces, se quitó el sujetador, mostrando sus bellas tetas a su hermano.

-¿Qué haces? ¿Estás loca?

-¿No soy guapa?

-Si, mucho, pero vístete.

-Hazme el amor como a ella. Haré todo lo que me pidas.

-Pero Peque!! ¿Qué estas diciendo? Vete!

Empezó a llorar. Se tapó con los brazos y lloró.

-¿Por qué no me quieres?

-Claro que te quiero, Peque. Pero como mi hermana.

-Deseo que me quieras como a una mujer. Deseo que seas el primero..

-No puede ser, Peque..No puedo hacer eso. Eres mi hermanita, por el amor de Dios!!

Salió corriendo a su cuarto, humillada. Se tiró en la cama y se tapó con la almohada, para ahogar su llanto.

Jesús se sentía mal. No entendía porque su hermanita le pedía esas cosas. El jamás había pensado en ella de esa forma. La veía como a una niña, aunque ya era una mujer. En el suelo vio el sujetador que ella había dejado. No podía dejarlo ahí. Si su madre lo viera podría pensar cosas raras, así que lo recogió y se lo llevó a su hermana, a su Peque.

La encontró llorando. Se sentó en su cama y le acarició el cabello.

-Peque..no llores...Ya verás como encontrarás al hombre adecuado al que amarás.

Ella lo abrazó, aplastando sus desnudas tetas contra su pecho.

-Pero yo te quiero a ti, Jesús, te amo a ti.

Lo miró, con los ojos llenos de lágrimas y..lo besó. Pero él la rechazó, levantándose.

-No María, eso no puede ser.

Salió de su cuerto oyendo como María, la Peque volvía a llorar.

CONTINUARÁ