¿Por qué no la llevas a pasear?
Continuación de "Mi primo Luis". Llevé mis manos hacia el broche delantero, y las liberé, bamboleando y agradeciendo por haberlas dejado libres.
¡¡¡Gracias por todos los comentarios!!! Y por la gran bienvenida, que soy una novata... Los leeré pronto.
Me había dado cuenta de varias cosas al llegar con mi familia lejana: Luis había cambiado tanto y era tan atractivo, que lograba llamar mi atención, y peor que eso, me atraía sexualmente como nadie más lo había hecho antes, y eso me hacía sentir culpable, más por lo que sucedió la primera noche en la que llegué, pero al parecer las cosas iban tan normal como antes, o era más bien que evadía a Luis, aunque también la parte obscura de mi ser, pedía seguir con esa relación incestuosa que tenía ahora. ¿Cómo pude llegar tan lejos? ¿Por qué a mí? No había nada más excitante en mi cabeza ahora, y el único consuelo era poder masturbarme en ocasiones, intentando no ser descubierta, o más bien, no llamar la atención de mi primo. Él pareció disfrutarlo, así que aprovechaba cualquier momento para poder pegar su miembro a mis nalgas, o tocar mis senos, o insinuarse. ¡Moría de vergüenza! Las maneras para salir de ese aprieto eran dejarle en claro que no debíamos de seguir, o bien, continuar teniendo esa deliciosa relación que me hacía estremecer con solo acordarme de ella, mojarme, y lo más lejos, tocarme.
Tía Cecilia no se daba cuenta de esto, y era lo mejor, aunque también tenía sus desventajas… La sola desventaja de que tenía confianza en que pasaríamos buen tiempo a solas, y no se equivocaba… Si seguía, tendría que aceptar romper las reglas, seguir ese tabú.
-¿Qué tal te la has pasado?-preguntó mi tía
-Todo ha sido maravilloso-le sonreí, y miré de reojo a Luis, sentado en el sofá de la sala, sonriendo seductoramente.-Espero pronto hacer la pijamada con Daniie
-Cierto-contestó-¡Pero no conoces la ciudad aún! Luis… ¿Por qué no la llevas a pasear?
-¡Todo está bien!-contesté de inmediato-Pienso que puedo ayudar…
-¡Nada de eso!-sonrió mi tía.-Tienen permiso de ir a comer el día de hoy, la niñera de Daniie se encargará.
-Perfecto-comentó Luis, con doble sentido.-La llevaré a un restaurant donde preparan deliciosos postres…
-¿No prefieres que cuide a Daniie?-le pregunté-Así no gastas…
-Ya está dicho, Janne
Me resigné a la idea de salir con mi primo, pero mi cabeza estaba llena de dudas, sabía que era malo, las consecuencias, y posiblemente terminaría haciéndome daño. Desayunamos sin más preámbulos, y pronto salimos. Subimos al auto, y cuando estuvo seguro de que su madre no nos veía, puso su mano en mi pierna, acariciándola, arriba y abajo, dulcemente, con ternura.
-¿Por qué me evitas?-preguntó al fin.
-No sé si lo que pasó estuvo bien, eso es todo-respondí, sería. Si seguía acariciándome de esa manera, me excitaría más, pues con la sola idea de que estaba sola, con él, y estaríamos juntos toda la tarde, me hacía temblar.
-Estas confundida, eso es todo-respondió.-¡También lo estoy! Pero no hay nada mejor que estar contigo…
Dejó de ver hacia el frente para verme a mí.
-¿No te gustó?-preguntó, algo dolido
-Sí, pero no está bien… Me siento confundida.
Dejó de hablar, y siguió conduciendo, hasta que llegamos a unos departamentos, y se detuvo. Bajó, y no tuve más opción.
-¿A dónde vamos?-pregunté
-A aclarar nuestra mente-me guiñó el ojo.
-No sabía que tenías un depa-comenté
-Sí, es uno que tengo por si acaso-respondió.
Entendí, era difícil llevar a sus novias a casa, estando su hermanita y su madre, y también tiene necesidades, como las que siento ahora.
Abrió la puerta, y me di cuenta que para ser su departamento, tuvo que haber trabajado demasiado en él, y más para amueblarlo.
-Aquí podemos platicar tranquilos-sonrió sin malicia. Ambos nos sentamos en el sofá tinto, mullido y cómodo, hablando frente a frente.
-De acuerdo-respondí-¿Qué quieres hablar? Rompimos las reglas…
-¿Sólo fue romper las reglas?-preguntó incrédulo.-¿Qué sentiste?
No supe qué contestarle, me puse roja, y comencé a balbucear…
No había esperado esa pregunta, pero mi lenguaje corporal indicaba que me había agarrado con las manos en la masa, o más bien, verga. Verlo frente al televisor masturbándose, con ese falo, me hizo mojarme, me descubrí por accidente, y fue una oportunidad que no pude desaprovechar… Mucho menos, si estaba así de caliente.
-¿Ves? A mí me excitas-contestó-Al sentir tus tetas contra mi… ¡Uff! Por eso tenía que quitarme esa imagen de la mente, a mi primita vuelta toda una mujer… ¿Entiendes?
-¿Yo fui la causa?-pregunté atónita
-Aunque no lo creas… Supe también que estaba mal, pero después pasó lo que ya sabes-se sonrojó y bajó su mirada.-Quiero saber si sientes lo mismo.
-Lo siento-respondí.
-Aclaremos nuestra mente.
Me tomó desprevenida, se había inclinado para besarme, y posó sus labios en los míos, no pude decir que no, y seguí su juego, su lengua rozó la mía y terminamos jadeando, y solo pude sentir que quería más. Más que un simple beso, más que eso. Estaba perdida, quería ser de Luis, y que él fuera mío. Mi vagina ardía, era un deseo, una exigencia.
Me senté en sus piernas, mientras lo seguía besando, y con sus manos acariciaba mis muslos, la falda que llevaba le ayudaba a tener acceso, mientras que con la otra mano, acariciaba mis tetas por encima de la blusa. Sentía cómo su bulto iba creciendo, y sabía que pronto no tendría control de mi misma.
-No tengo control-sonrió con lujuria
Sonreí también, y supe entonces que seguiríamos con esa locura, pero no podía negarme a ella.
Desabotoné su camisa, para ver de nuevo su torso desnudo, y besarlo, lamerlo… Solo podía pensar en mi necesidad, y en la de Luis. El ayudó a quitarme la blusa, por arriba, dejando a la vista mi sostén negro de media copa. Besó mi cuello, también dando pequeñas lamiditas, bajando a mis tetas, besándolas, sin quitarles el sostén. Mis pezones estaban duros, dolían, pues estaban presos. Llevé mis manos hacia el broche delantero, y las liberé, bamboleando y agradeciendo por haberlas dejado libres. Luis se apoderó de mi teta derecha, y empezó a chuparla, apresando a la izquierda, sobándola. Arqueé mi espalda para darle mejor acceso, mi cabeza daba vueltas, perdí la noción del tiempo. Me empujó hacia adelante para darme de nuevo un cachondo beso que me puso a mil.
-¿Ves como me tienes?-preguntó, poniendo mi mano en su bulto. Sonreí al simple contacto.
Me levanté, y bajé mi falda blanca, dejándome en bragas, que hacían juego con el sostén, y las bajé también, haciendo un mohín, para verme más sexy.
Me acerqué a él, y bajé la bragueta del pantalón, y al fin pude ver el bóxer azul marino, que estaba demasiado estirado por su verga. Jalé el pantalón, hasta dejarlo solo en bóxer, y me senté de nuevo en sus piernas, su verga tocaba mi vientre. Miré su verga, y con la mano, lo acaricié por encima de la tela, y lanzó un gemido ahogado.
Metí la mano, y agarré su falo, tan lindo como dos noches anteriores, listo para mí. Comencé a mover la mano, arriba y abajo, para masturbarlo, me gustaba hacerlo para ver su cara de placer. El metió sus dos dedos, para darme placer, y descubrió lo mojada que estaba. Probablemente no decíamos nada, pero nuestras miradas llenas de lujuria hablaban por nosotros, y entonces, sus dedos se empezaron a mover en círculos, en mi hinchado botoncito. Estaba gimiendo, tal y como él, pero no nos impedía seguir. Me empecé a convulsionar, y lo bañé con mis jugos, y poco después, él tuvo su orgasmo.
Quise mamar de nuevo esa bella verga, pero no me dejó. Me acostó en el sofá, y mis piernas estaban levantadas gracias al brazo del mismo sofá, las abrió más, y me empezó a chupar, su lengua me hacía sentir en el cielo, caliente, moviéndose en mi interior, haciéndome gemir como una perra en celo, pidiendo más. Metió de nuevo dos dedos mientras apresaba mi perlita.
-Es… mejor… a como me lo hago-dije entre gemidos.-¡Ahh…!
Era mi segundo orgasmo. Eran tan explosivos… Lo senté, recorrí la mesita de la recepción y me puse de rodillas de nuevo, el sabor de su verga era delicioso, y ver como lo disfrutaba, me hacía excitar más. Ya estaba bien parada, y dejé de lamer, la tomé y la puse en mi entrada, me senté de golpe y sentí cómo pegaron sus huevos con mi vagina.
-Te voy a romper ese hermoso culito-dijo cuando estaba sentada al fin.
Empecé a cabalgarlo, y el aprovechaba para tomar mis tetas, que se bamboleaban con cada embestida.
-Mmmm…-gemí-me encantas…
Subía y bajaba, no me cansaba de restregar su verga en mi interior… Él se corrió primero, y al sentir su leche caliente en mi interior, me estremecí cayendo en el orgasmo, de nuevo. Era lo mejor que había pasado, más intenso que mi primera vez, lo más delicioso jamás imaginado.
-Quisiera estar así todo el día-sonrió
-Y tendremos que buscar una excusa para poder hacerlo-contesté acariciando su pecho.-Tendremos que regresar de nuestro paseo
-Tomemos primero un baño-sugirió
CONTINUARÁ…