Por que era mia...
disculpad,esta es la version extendida y final del relato ya publicado.por error envié la anterior. gracias.
Éramos dos de esos a la antigua. Dos enamorados del amor. Dos buscando valores extraviados, queriendo conocerse y que aun no habían coincidido.
Estábamos perdidos en un tiempo que no parecía el nuestro, descolocado en la época que nos tocaba vivir.
La galantería es una palabra cursi y los gestos de gentileza y educación no existen, por lo que al conocerte, con tus acentuadas maneras de caballero antiguo, de recia educación con tu trasnochado modo de actuar, me quedé prendada.
No es habitual encontrar un caballero que quiera batirse en duelo con el mundo, defendiendo aquello que cree de justicia.
Eras un inconformista de los nuevos tiempos, un renegado de la sociedad, un solitario caminante en busca de un ser que pensara como tu.
Y yo ..
Yo me había alimentado entre novelas rosa, imaginando que mi vida sería un cuento de hadas, deseando que apareciese un caballero que diese su vida por mi; esperando siempre esos gestos de cortesía que tan repetitivos y románticos resultaban en mis lecturas e imaginación.
Deseaba un hombre que me abriese la puerta del coche, que apartara la silla para facilitarme el asiento, que tuviese ojos solo para mí.
Pero me cansé de esperar un imposible, olvidé todo aquello y me adapté a la era que me tocaba vivir.
Después, por casualidad, nos conocimos.
Tan manido, tan hidalgo, tan cuidadoso en los detalles que
lo intenté casi todo para quererte ,fascinada ante el echo de encontrar un imposible, un sueño ,la fantasía con la que soñé en mis tiempos pero pasada la primera emoción de una aventura, la ilusión de un posible amante, aconteció en mi corazón una caída en picado de vuelta a la realidad.
Durante un tiempo creí estar locamente enamorada, durante un tiempo todo era color rosa y olor a primavera, jardín de alegría en mi corazón, brisa de aire fresco en mí ser.
Todo era risa y canto.
Tantas atenciones colmadas, tantos detalles regalados, tantas palabras de halago, convirtió nuestra clandestina relación en momentos preciosos y perdurables en mi corazón durante un tiempo.
Quise quererte, es cierto!,pero nunca te quise y no pude mentirte cuando me lo preguntaste:
-¿me amas?.
Éramos dos carentes de afecto creyendo encontrar en el otro aquello que añorábamos, pero todo era un espejismo y yo lo sabía desde el principio por que había pasado por esto varias veces y conocía los juegos de la mente cuando del corazón se trata.
_me quieres? Preguntaste cauteloso
Y contesté:
_ "no como necesitas." Sabiendo que te clavaba una daga en el corazón con ello, consciente de que mi crudeza te mataría; pero pudo más mi lealtad hacia la confianza que nos tenemos, el saber que me valorabas por ello y mentirte sería hacerlo doblemente.
Te dolió, lo se; unos días antes nos besábamos dulcemente a escondidas, anhelábamos sentirnos uno al otro y ahora escuchabas "no te quiero" y no entendías nada.
Jurabas que yo era la mujer de tu vida, que sin mi nada tenía sentido aun que ambos teníamos otra vida ajena a nosotros.
Decías que era tu complemento, por que éramos iguales y según te iba conociendo más y más, más distinto a mí me parecías.
Asegurabas tener toda una vida de paciencia para esperarme.
Habíamos pactado dejar que las cosas marcharan a su ritmo, no adelantarnos a nada pero yo me asfixiaba ante la responsabilidad de ver crecer tu necesidad de mí.
Me entró miedo, lo confieso.
Y quizás fue entonces, ante ese sentimiento de asfixia y ese peso en exclusiva lo que me despertó y devolvió a la realidad, no lo se.
Esperabas tanto de mi, que no pude con ello!
Intenté explicártelo. Te lo dije varias veces y tu te mantenías en la misma tónica y entonces decidí alejarme de ti.
No quisiste atender a razones, acusándome de haberte engañado, de haber jugado contigo y me ha costado mucho intentar explicarte qué ha sucedido y sigues sin entenderlo albergando la esperanza de que esa que tú conociste vuelva a resurgir y te ame con locura y te mantienes a mi lado a pesar de haber dejado claro mis no sentimientos hacia ti. Pero cierto es que no hay mas ciego que el que no desea ver, y tú no querías entenderme, no deseabas asumir lo que te decía.
No me siento orgullosa de lo que ha sucedido, por que tu sufrimiento, pese a todo, lo hago mío.
Yo te quise, pese a tus dudas al respecto, te viví con plenitud aun sabiendo que todo era una ilusión.
Es fácil dejarse llevar cuando se tienen carencias y alguien intenta cubrirlas.
Es fácil creer en el amor si te tratan con dulzura, paciencia y mucho cariño .
Tu lo hacías; incluso ahora lo haces y me duele y entristece esta resignación tuya, esta especie de humillación de no saberte correspondido y aun así, aceptarlo y seguir entregándote entero a mi y presumo que se debe a esa no aceptación de que no habrá un futuro junto a mi.
Esa renuncia voluntaria me irritaba, por que pesaba como una losa en mí.
Sigues sin pedir nada, viviendo tu amor en este conformismo que te va quitando la vida de a pocos.
Te quise, es cierto. Aun te quiero. Pero no amo al hombre como hombre aun cuando durante un tiempo así lo creímos ambos!
Necesitaba saber que me querías, puede ser egoísmo, no lo sé pero me hiciste sentir bien, sentir guapa, sentir válida y me sacaste de esta mortífera rutina de niños y casa, de mujer desatendida y esposa olvidada.
Contigo simplemente era la mujer perfecta,¿ como renunciar a ello?
Y me dejé llevar con tu pasión y tus sentimientos, como un arroyo fértil de esperanzas.
Y me entregué en esa fe haciéndola propia y alimentando la tuya también.
Esa pasión te hacía igualmente perfecto en mi corazón, aun cuando tenías mil imperfecciones que de no haber aceptado como amigo primero, jamás hubiera aceptado como posible pareja mas tarde.
Los defectos son más perdonables en una amistad que en un amor
Esa fe ciega no me dejaba ver. Pobre excusa, lo se, pero muy cierta.
Me centré en ti a pesar de que nuestras vidas estaban ya hipotecadas con otra persona.
Reía tus gracias, lloraba tus penas, excusaba tus actos y te quería y en mis malos momentos seguías a mi lado.
Y sin embargo después dejé de ver gracioso aquello por lo que reía unos días antes, dejé de llorar contigo y te hice responsable de tus actuaciones, dejé de buscarte excusas y comencé a irritarme cada vez que te escuchaba.
Simplemente dejé de verte y comencé a mirarte!
Muchas veces dije que esto nuestro no era real, quizás presagiando un final demasiado presuroso por llegar.
Y llegó!.
Desperté y me dí cuenta de que no me gustaban ciertas cosas, de que ciertas actitudes tuyas me exasperaban como tu estéril actitud frente a la vida, tus constantes quejas ante todo y todos, tu abandono físico y tu negativa a ampliar horizontes intelectuales y de comprensión. Esa dejadez me enfurecía; te recriminaba por ello y te excusabas con un "solo sirvo para trabajar como una mula, es lo que he hecho toda mi vida, y si tu quieres, seguiré deslomándome hasta que desfallezca, por ti"
Intenté explicarte mil veces que debías hacer cambios en tu vida para mejorar su calidad, convencerte para que buscases metas, cosas para hacer pero nada querías si yo no entraba en esos planes de hacer cambios en tu vida! Y no deseabas entender, que ajeno a mí, había mucho mundo por descubrir.
Y comencé a ser más tosca, menos afectiva, mucho mas fría, por que en el fondo temía herirte con mi sinceridad y me sentía culpable por haber permitido que todo se me fuera de las manos.
Yo te había alentado, te había permitido alimentarte de mí a raudales y ahora no sabía como parar esta necesidad que sentías de hacerlo, cada vez con más urgencia, con más premura y exigencia.
Prácticamente te había jurado amor eterno, tú me habías pedido el honor de ser tu esposa en un futuro habíamos dibujado un tiempo venidero hermoso y yo jugaba a imaginar que podría ser posible y de la noche a la mañana no deseaba nada de eso.
Y no lo entiendes y lo se.
¿Cómo hacerte entender que me sacabas tanto de quicio con tu actitud negativa y corta de miras, que me costaba ser amable y abierta contigo!?
¡Tantas veces te dije que te quisieras más a ti y me quisieras menos a mí .y siempre la misma respuesta: "yo no importo, sólo tu" y no entendías que en mi reclamo intentaba alejarte y que sólo queriéndote tu mismo un poco, podría quererte un poco también yo.
Y sé que en tus rancias costumbres, la palabra de un hombre es lo único válido. En tus costumbres austeras no entraba la marcha atrás.
Te fallé, es cierto
Yo era tu mundo y ponías tu vida en mis manos y yo la pisoteé, fracasé en mi intento por quererte y te sentías frustrado, eso lo entiendo.
Pero en vez de venir y hablarlo conmigo, decides clavarme otra daga igual de mortal, dolorosa, certera la que yo te clavé fue según tu, la de la traición que te mató en vida, la que me clavas tu, me la quita con seis estocadas en el vientre.
Ante la mirada perpleja de todos los que te vieron asestarme las cuchilladas, sólo alegaste entristecido:
_ La maté por que era mía!.