¿Por qué dudas de mí? Bonus Extra - Francisco 2/2

Un futuro, una promesa

Perdón por la demora amigos, pero estaba comiendo. Mi bella Irene cocina genial. Sus platillos son deliciosos, y créanme que no hay día que no pida un poco más. Saben, hasta hace algunos meses yo estaba muy flaco, pero gracias a su deliciosa comida y a su apoyo para ir a un gimnasio, me he puesto mucho más guapo para ella. Aunque, ella siempre me dice que estando flaco, gordo o moldeado, me amará siempre con todo su corazón.

Mi reina acabó de lavar la loza, así que está conmigo en este momento.

  • Mi vida ¿estas recordando el pasado?

  • Un poco. Siempre he tenido esta costumbre rara.

  • ¿Cuál, Pachito?

  • Decir en voz alta las historias y luego escribirlas en esta página.

  • Al principio me desconcertó un poco, pero cuando vi lo que hiciste con Javier y Antonio, me tranquilicé bastante.

  • Primero fue el turno de Javier, ahora será nuestro turno Irene.

  • ¿¡Quieres decir, que contaras nuestra historia!?

  • ¡Claro que sí, preciosa! ¿Quieres escuchar?

  • Eso no hace falta preguntarlo ¡Comienza!

Me fascina su entusiasmo. Tal vez, eso fue lo que consiguió que la muerte no se quedara con su alma. Bueno, como ya se habrán dado cuenta, Irene es mi bella esposa. Nos conocimos hace algunos años, aunque nuestra historia no ha sido nada fácil. Lo que hoy tenemos, no es más que el producto de nuestra lucha juntos, lo que tenemos es porque lo hemos ganado.

Hace 6 años, estaba haciendo inspección en la Unidad Renal revisando que los pacientes no estuvieran descompensados por la pérdida de proteínas ni por problemas de tensión arterial. Es cierto que apenas eran 3 máquinas, pero cada ciclo es de 4 horas lo cual permite atender varios pacientes al día, de lunes a sábado. La mayoría de pacientes son de fincas cercanas a este pueblo o de pueblos vecinos, por lo que su conocimiento de la Insuficiencia Renal es demasiado precario. El hospital ha tenido que hacer reuniones periódicas para crear consciencia de esta patología, lo cual ha desembocado en menos pacientes para la Unidad Renal y más pacientes con tratamiento domiciliario.

Ese día, iba a dar unas consultas de primera vez a unos pacientes que iban a ingresar a la Unidad, y dentro de todos esos pacientes estaba Irene. Su caso era bastante particular. De niña, había tenido un tumor maligno (entiéndase Cáncer) en el riñón derecho, por lo cual se le tuvo que extirpar puesto que amenaza la supervivencia de otros órganos cercanos. El tumor alcanzó a afectar el riñón izquierdo, pero la quimioterapia y la radioterapia lo extirparon por completo. Lo malo, es que a los 2 años siguientes al fin del tratamiento del cáncer, tuvo una falla renal que desemboco en la pérdida total de las funciones de su único riñón útil.

Cuando la estabilizaron, la remitieron a la Unidad donde yo he prestado mis servicios los últimos años, así fue como la conocí. Para terminar de estabilizarla en aquel momento, yo ordené que lunes, miércoles y viernes; recibiera Hemodiálisis hasta tanto yo la educara lo suficiente en el tema, y la capacitara en Diálisis Peritoneal Domiciliaria. Al ella referirme todos sus antecedentes, ordené que la valorara la psicóloga ese mismo día, y ella misma solicitó que estuviese junto a su padre en dicha consulta. Entre su padre y ella, nos comentaron que su madre los había abandonado cuando ella desarrolló su primer tumor maligno, por lo que él estaba solo con su hija. La verdad, había tenido muchos pacientes antes de Irene, pero fue tanto lo que me conmovió su historia, que no evité llorar por entender semejante desgracia.

Los días pasaron y yo la valoraba cada mes sin falta. Me contaba algunas cosas de su padre y se desahogaba emocionalmente conmigo, por lo que no consideré necesario que la psicóloga continuara valorándola. Unos días después, ella estaba en el último turno del día, así que la invité al restaurante que hay en el hospital, y ella un poco apenada aceptó. Le comenté que la veía mucho mejor que el día que la valoré por primera vez, así que pronto la programaría para cirugía de inserción laparoscópica de catéter peritoneal, ya que ella había aprendido todo lo necesario para manejarse domiciliariamente y que ya era justo. Estaba muy feliz, se le humedecieron los ojos de tan solo pensarlo.

Al mes de dicha conversación, la intervine quirúrgicamente para insertarle el catéter y hasta ahí ella conoció la máquina de Hemodiálisis. También, como la vi tan estable en su salud, ordené que los controles serían cada 3 meses para darle un grado de confianza en su propio tratamiento. Irene mejoró significativamente, y un día me comentó que su padre había logrado una pensión para sostenerse los dos. A punta de trabajo, cotizó fiel y religiosamente para su pensión y aunque tendrían solo un salario mínimo, sobrevivirían con eso y más sus trabajos artesanales.

Ah sí, olvidé decirles que Irene es excelente haciendo manualidades en foami ( https://es.wikipedia.org/wiki/Etilvinilacetato ). Su papá la apoyaba con materiales al igual que muchos médicos y enfermeras de la Unidad cuando vieron que sus manualidades eran excelentes. Sus manualidades eran excelentes, ella vendía como pan caliente, lo cual le ayudaba bastante a su padre a nivel económico. En la primera Navidad que estuvo en la Unidad, nos hizo unos hermosos regalos en foami, y a mí me hizo un bello portarretratos, donde hoy por hoy tengo una foto de ambos cuando viajamos a Panamá en nuestras últimas vacaciones.

Una fría noche, Irene estaba fuera del hospital, y como la vi a lo lejos, me acerqué y la saludé. Nos sentamos en unas bancas ubicadas en el parque principal, y hablamos de todo un poco. La sensación que Irene me hizo sentir, solo la había sentido con alguien más en la vida, y ese alguien era Javi. Ese día, llevaba un bello vestido que su padre le había regalado con la prima de la Navidad, y créanme, que era bastante hermosa a la luz de la luna llena. Ese día estaba algo agotado, así que nos despedimos y cada quien se fue a su casa. Ese día, soñé y fantasee que hacia solo mía a Irene, su bella figura me había hechizado completamente hasta soñarla en cuerpo y alma.

A los pocos días, había llegado un antiguo compañero de estudio de España que quiso trabajar conmigo en la Unidad Renal. Ya teníamos 6 máquinas de Hemodiálisis, y por ende, los pacientes eran muchos más. La verdad, Damián no era muy cercano a mí, pero igual nos agradábamos mutuamente. Cuando Irene supo lo de la presencia del otro Nefrólogo de la Unidad, escribió una carta al hospital solicitando muy comedidamente se le hiciera cambio de nefrólogo por razones personales.

Si bien es cierto que era Damián quien la atendía, conmigo siempre se desahogaba emocionalmente. A los 3 meses, llegó llorando a mi consultorio junto con su padre. Me comentaron que su madre había regresado suplicando el perdón de su hija y de su ahora exesposo por haberlos abandonado vil y cobardemente. Obvio se le dio cita prioritaria a la madre quien expreso entre llanto su arrepentimiento ante el equipo médico interdisciplinario de la Unidad Renal, y quien deseaba donar uno de sus riñones para su hija como una manera de compensarla por el daño que le había causado al abandonarla.

Después de pasar las valoraciones psicológicas, se empezaron a hacer los respectivos exámenes tanto a Irene como a su madre. La compatibilidad era tan alta, que Irene no dependería de mucho tratamiento inmunosupresor. Debido a que los quirófanos estaban sin turnos disponibles para cirugía, tuvimos que poner a Irene en lista de espera para programación de cirugía. En ese tiempo, ella y yo hablábamos mucho, se podría decir que casi a diario. Nos hicimos muy amigos, y como ella había cambiado de médico, pues no tendríamos ningún problema para relacionarnos como personas.

Un día que la invité a mi casa, descubrimos que teníamos muchas ideas y principios en común, y ambos llorábamos recordando nuestras historias. Aún recuerdo el aliento que me dio cuando le conté mi historia pasada, tanto lo de mi familia como lo de Javi y mi orientación, Irene me dijo que me admiraba como persona y que para ver todo lo que me había sucedido, había conseguido llegar muy lejos. En poco tiempo dejamos de vernos como simples amigos, para soñarnos como amantes. Ese día, nos sentimos tan atraídos como el metal hacia el imán, nos deseamos pero solo Irene tomo la iniciativa. Me besó muy tímidamente, obvio yo la dejé y le explicaba como lo hacía. Nuestras lenguas danzaban alegres dentro de nuestras bocas, y poco a poco nos fuimos desnudando para excitarnos mutuamente. Al principio Irene tenia nervios por el catéter en su abdomen, pero la verdad no me importó nada puesto que me gustaba y la amaba tal como era.

Ella fue besándome todo el cuerpo, y al llegar a mi miembro le dije que fuera con cuidado. Al principio le costó un poco de trabajo en especial por los dientes, pero se fue acostumbrando. De manera lenta pero dedicada, fue llevándome poco a poco al orgasmo. No quería acabar todavía, así que me retiré mi miembro de su boca y me fui a besar sus bellos y erectos senos y me los comí gustoso hasta llegar a su vagina. Le di tanto placer con mi lengua que ella gemía bastante por tanto placer. Era entendible; después de todo, nadie la había visto como mujer, tal como yo tuve el placer de verla. Yo la verdad no tenía condones a la mano, pero Irene no fue idiota y había conseguido algunos, Obvio ella cuidadosamente me lo puso, y ahí comencé a hacerla mía tanto después de haberlo deseado. Hacia años no tenía sexo con alguien, más exactamente desde que terminé con Javi. Ambos disfrutamos, yo le quité su inocencia y ella era la dueña de mis deseos y pasiones. Ambos llegamos al éxtasis de una manera maravillosa, nos sentíamos felices y nada nos limitaba para serlo.

Ese día, le dije que no deseaba una mujer para una aventura, la deseaba para hacer una vida y que solo quería una compañera para amar, vivir y envejecer juntos. Viendo que ambos deseábamos lo mismo, le propuse que tuviéramos algo después de su trasplante. Al principio Irene no lo aceptó, pero le expliqué que teníamos el motivo perfecto para poner de nuestra parte y conseguir que el trasplante fuera 100% exitoso. Ese día dormimos juntos, y quiso aceptar la oferta bajo una condición: que si ella llegaba a morir antes, durante o después del trasplante, yo buscaría a alguien más para ser feliz, sin apegarme a su amor o a su recuerdo.

El día del trasplante llegó: Damián, yo y todo el equipo estábamos listos en ambos quirófanos. Yo fui el responsable de extraer el riñón a su madre, mientras Damián y los demás preparaban a Irene en otro quirófano para la recepción del riñón. La intervención terminó satisfactoriamente, Irene había asimilado el trasplante muy bien, ya tenía una diuresis bastante aceptable, y a los 10 días post-trasplante, Damián le retiró el catéter peritoneal y le dio salida. Su recuperación duro 4 meses, mejoró drásticamente pero su madre había desaparecido. Según me comento su padre días después, su madre había muerto en un accidente de regreso a la Capital, que era donde estaba viviendo. Irene lloró mucho, y su padre y yo estuvimos allí para ella.

Le propuse ser su esposo regalándole un anillo de matrimonio, y su única respuesta fue un beso que me plantó por la alegría de mi proposición. Con la bendición de su padre, nos acercamos a la Notaría y quedamos oficialmente casados. Yo aproveche mis vacaciones para hacerme la vasectomía, pues habíamos acordado mutuamente no traer descendencia al mundo. Nuestra luna de miel fue fantástica, fuimos a Valencia (España) y cada noche esa mujer me dejaba con las bolas ordeñadas. De ser una niña tímida paso a ser una bella fiera deseosa de estar conmigo en la intimidad, y yo nunca le negaba nada. Todo mi ser, fue entregado incondicionalmente a mi bella Irene.

Lo que pasó después no fue nada fuera de lo normal. Damián la había remitido a Inmunología, y comenzó su tratamiento inmunosupresor para evitar que su cuerpo rechazara el trasplante. Y, tiempo después fuimos a llevar una ofrenda floral a la tumba de su madre, la cual habría podido ser mi suegra si Dios no se la hubiera llevado en ese accidente. Nunca he apoyado a la Iglesia Católica, lo digo y lo sostengo, pero nunca he sido ateo ni agnóstico. Irene también comparte esta postura, por lo que escogimos desde un principio que nuestro matrimonio sería civil y no eclesiástico. Su padre murió hace 5 meses, una neumonía producto de sus arduos años de trabajo en la extracción de oro en minas. Le dio muy dura su muerte, pero igual la apoyé y gracias a Dios no se siente tan sola.

Siempre estaré allí para ella y viceversa, amo a esta mujer y con la bendición de Dios envejeceremos y moriremos juntos ¡Amén! Ambos somos felices ¿Qué importa cómo comenzó nuestra historia?

  • ¿Te gustó la historia preciosa?

  • (ronquidos)

Irene se quedó dormida. Amigos, hasta aquí nuestra historia. Ya tengo que apagar el computador, apagar las luces y cobijar a Irene. Que descansen y que sean felices con la divina providencia de nuestro Dios todopoderoso.


Amigos, hasta aquí la segunda parte de este Bonus Extra. Para quienes no sepan cual fue el Proyecto Raíz y la primera parte, aquí estarán los enlaces en versión PC y versión móvil:

  • ¿Por qué dudas de mí? (Proyecto Raíz)

Versión PC: http://www.todorelatos.com/relato/120545/

Versión móvil: http://movil.todorelatos.com/relato/120545/

  • ¿Por qué dudas de mí? Bonus Extra - Francisco 1/2: Un pasado, una injusticia

Versión PC: http://www.todorelatos.com/relato/120723/

Versión móvil: http://movil.todorelatos.com/relato/120723/

De todo corazón, les agradecería que califiquen mis textos de acuerdo a su sincera apreciación. Yo entiendo que puedo cometer algún error puesto que soy humano y no estoy exento de ello, y si ese es el caso, les pido comedidamente que me comenten en donde he fallado y en que debo mejorar. Es bastante desilusionante que te califiquen con 2 estrellas sin que te den una razón concreta. Esa crueldad de muchos lectores, es lo que ha impulsado el retiro de muchos buenos escritores de esta página. Este texto lo hice pensando en algunas personas a quienes quiero y aprecio con todo mi corazón. Para AA, CA, RA y CJ, es mi más sincera lealtad y mi completo e inmenso amor y cariño. Caballeros, gracias por su inmenso apoyo y por estar para mí cuando más lo he necesitado. Hasta pronto, sean felices mis queridos estimados.

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