Por qué Begoña?

Este relato ilustra poco con mas o menos rigor por qué mi nombre es Begoña y como y quién me lo puso.

Mi primera vez.

Begoña, mi nombre es Begoña. Es bonito, me encanta, pero no lo elegí yo. Ni tan siquiera mis padres. Ellos eligieron para mi otro, que pese a ser hermoso también no tiene nada que ver conmigo. Esta es la historia de cómo llego a mi el nombre de Begoña, de quien y como me lo puso. No es un relato hermoso, pero necesito contarlo.

Soy travestí. En la intimidad más que nada. Lo soy desde que tengo uso de razón. Como miles de chicas travestís empecé yo solita en casa con la ropa de mamá y mi hermana. Pero claro, al principio siempre piensas que estas sola, que eres un bicho raro. Con el descubrimiento y la llegada de Internet vi que no estaba sola, que somos miles, y cada vez mas. Entablaba muchas chicas travestís como yo que me dieron muchos consejos y apoyo. Algún chico conocí también, pero realmente no estaba interesada en ellos. Me fascinaban las transexuales. Pero estar con un hombre era ser homosexual, cosa que yo no era.

Así conocí a, bueno, Ángela. Ángela era una travestí en la intimidad, bastante mayor que yo. Ella tenía 46 años y yo 23 recién cumplidos. Nos hicimos amigas al momento. Conocía mis fantasías y mis sentimientos al dedillo. Se notaba que había pasado por lo mismo que yo. Durante cerca de 4 meses hablamos e intercambiamos emails. Llegamos a alcanzar un nivel de confianza bastante profundo, donde hablábamos no solo de fantasías y sueños, sino contarle experiencias reales y búsqueda de consejo. Era mi amiga. Pasados esos cuatro meses me invito a pasar un fin de semana en su casa. Ella estaba separada y vivía en un cómodo apartamento en Málaga donde podríamos pasar dos días como mujeres. Aconsejándome sobre la manera de andar, de maquillarme, etc. El sueño de cualquier joven crossdresser. El posible apartado sexual me amedrentaba un poco, pero me tranquilizo enormemente confesándome que no estaba interesada en mí sexualmente, tan solo como amiga. Y tras mi reciente depresión y aislamiento de mis amigos me encontraba bastante sola así que precisamente era eso lo que necesitaba, una buena amiga.

Así que recogí la poca ropa y accesorios que tenia y me fui a Málaga a ver a mi amiga Ángela llena de ilusión y ganas. Al encontrarnos en la estación vi que pese a no haber mentido nunca sobre su aspecto me sentí un poco decepcionada. Era más alta, más fuerte y más masculina de lo que pensé. Además se presento como Ángel, no como Ángela. Pero el caso es que seguía siendo mi amiga, tan amable y comprensiva. Así que ningún problema. Comimos tranquilamente y al confesarle que mis posesiones eran realmente escasas me tranquilizo diciéndome que no me preocupara, que ella tenía todo lo necesario y más para hacer de mí una princesa. Que ese seria un fin de semana inolvidable.

Nada mas llegar me pidió que me desvistiera y me ofreció una bata larga de raso, de color rosa (ideal, preciosa, divina) y me coloco una uñas postizas larguísimas para sentirme lo mas femenina posible desde el principio. Ella permaneció en un aburrido chándal de algodón, y sin afeitar. Cosa que seguía incomodándome, pero era tan encantadora como siempre. Después de comer me confeso que ella no se vestirá ese fin de semana conmigo. Que estaba haciéndose la depilación con láser y no se veía bien vistiéndose sin afeitar, pero que no me preocupara, que haría de mi una princesa y que en lugar de Ángela seria mi buen amigo Ángel. La verdad que ya me lo imaginaba viendo como iba desarrollándose el día y bueno, ya que estaba decidí seguir adelante.

Mientras me duchaba, perfumaba y repasaba mi depilación Ángel dejo sobre mi cama la ropa que pensó seria mas adecuada. Vestidito de raso negro, corsé y tanguita negro, de raso también, medias y zapatos de tacón de charol con hebilla al tobillo, preciosos. Me ayudo con el corsé y me aconsejo como maquillarme, pero dejo que yo sola hiciera el resto. Que el iría a vestirse y esperarme en el salón.

Me vestí despacio, disfrutando de cada instante. Me maquille con sumo cuidado, y vaya si note la diferencia de usar buenos materiales. Base y polvos sueltos dieron a mi rostro textura de terciopelo, en colorete resaltaba mis mejillas dejándolas tersas y un pelín brillantes. Delinee mis ojos y las sombras gris plata hicieron el resto. Barra de labios rojo oscuro decoradas con un gloss efecto diamante. Use una peluca pelirroja de melena lisa y me complemente con pulseras, collar y pendientes de perlas. Un chal negro con bordados a los hombros y un bolsito de fiesta. Al mirarme al espejo no podía creer lo que veía. Una chica de unos 25 años, preciosa y lista para ir a una boda o una fiesta elegante. Por ultimo el perfume de loewe y lista. Respire profundamente e hice mi entrada en el salón donde me esperaba Ángel perfectamente vestido con un traje claro de chaqueta y pantalón, realmente elegante, todo un hombre.

Me ofreció una copa de vino y me dijo: "Estas realmente preciosa, casi una princesa" y me beso en la mejilla poniéndome roja de vergüenza.

-"Vamos, tranquilízate y sentémonos que estamos entre amigos" dijo mientras me ofreció un cigarrillo. El cual acepte y fume de la forma más femenina posible, tanto que me tuvo que indicar que no tenía que ser tan tantísimamente femenina, que tenia que parecer una chica, no una locaza.

La conversación entonces fue fluida y distendida. Hablamos de ropa, de moda, de sexo. De cómo empecé a vestirme, de cómo empezó el, etc.

Me indicaba como andar, como hablar, como fumar y lo mal que lo paso al separarse de su mujer. Estaba disfrutando como nunca, me sentía en una nube.

Ya mucho mas relajados, en un momento que acababa de retocarme el maquillaje me comento lo de el nombre que yo misma había escogido, Karen.

-No te pega. Te va más Begoña.

-¿En serio? Me gusta Karen, tiene clase y es sofisticado.

-No, es hortera y no me gusta, te llamarás Begoña. Vamos, repite: me llamo Begoña.

-Me llamo Begoña.

-Muy bien. A ver otra vez: Me llamo Begoña y soy una mujer preciosa.

-Me llamo Begoña y soy una mujer preciosa.

Mientras decía esto ultimo me acariciaba el rostro y me decía:"Tienes una carita preciosa Begoña" Mientras acercaba su pulgar a mis labios y decía, abre la boca cielo.

-¿Qué haces?- le dije yo.

-Tranquila, déjate llevar.

-Ángel me estas haciendo sentir incomoda.-realmente estaba empezando a asustarme, mas que incomodarme.

-Tranquila, te gustara.-decía mientras colocaba su mano en mi cuello y acercaba sus labios a los míos.

Entonces nuestros labios se juntaron. Yo estaba aterrada y no me atrevía a moverme. El intentaba penetrar mi boca con su lengua pero yo no cedía. Entonces apretó mi cuello con su mano y me dijo muy serio:

-"Abre la boca". Al ver que no reaccionaba levanto su otra mano amenazando con pegarme.-"¡Que abras la boca!"

Entonces volvió a acercar su boca a la MIA sin dejar de mirarme a los ojos. Sus labios tocaron los míos y note la presión de su enorme mano en mi cuello. Así que abrí la boca mientras dos lágrimas escapaban de mis ojos.

Me sentía completamente violada. Su lengua recorriendo mi boca. Me quede completamente estática, como una muñeca hinchable, así me sentía, usada y violada.

El siguió besándome durante un rato que se me hizo eterno. Después su mano ya no apretaba si no que acariciaba mi cuello.

-¿Ves como no ha sido nada? Seguro que te ha encantado.

Yo no acertaba a decir nada, solo le miraba con mis ojos llorosos y mi boca entreabierta.

-Anda, retócate la boca que se te ha corrido el maquillaje. Vamos!

Lo hice sin dudar un momento, recogí mi pintalabios y retoque lo mejor que pude, intente secar mis lagrimas sin arruinar el resto del maquillaje, aunque solo quería lavarme ,cambiarme e irme a casa. El me acariciaba el muslo diciéndome cosas como:- "Eres tan bonita, tan femenina" o "dios, eres una princesa" que no sólo no me tranquilizaban sino que me confundían aun mas.

Cuando solté mi pintalabios me hizo repetir la escena del nombre:

-¿Cómo te llamas cielo?

-Begoña

-¿Y que eres Begoña?

-Una mujer

-Una mujer, ¿Qué mas?

-Preciosa, una mujer preciosa

-Ya lo creo que si cielo, ya lo creo que si.

Mientras decía esto, con una mano en mi nuca y otra en mi muslo volvió a acercarse a mí y a besarme, yo volví a sentir caer mis lágrimas pero no ofrecí resistencia, le deje besarme tanto como quiso. La mano en mi muslo seguía subiendo por mi pierna y cada vez que intentaba cerrar mis piernas una mirada amenazadora me indicaba que debía dejarlas abiertas. Hasta que llego a mi sexo, el cual acaricio por encima de la braguita, consiguiendo una notable erección por mi parte.

-"¿Ves como te gusta princesa? Vas a ver como disfrutas como nunca amor.

Sentir mi erección casi me hace enfermar. Me sentía superconfusa, asustada y sobretodo, violada. Mis manos muertas sobre el sofá, sin mover un músculo y mirando al techo esperando que terminara cuanto antes. Que equivocada estaba.

Justo cuando paro y empecé a sentirme aliviada me dijo. Vamos a hacer de ti una mujer en toda regla Begoña, ya verás. Se incorporo y me levanto con el. Delante de mí empezó a desnudarse, no dejo nada de ropa en su cuerpo. Solo veía ante mi a un hombre, alto, fuerte, velludo y masculino. Yo me sentía, pequeña, débil y expuesta. Sobretodo cuando me quito el vestido sin que yo pudiera mover un músculo, solo acerté a decir:-"No ángel, por favor, déjame…" entre sollozos y lagrimas. Solo quede con el corsé, las medias y los tacones.

-Siéntate. Me dijo mientras empujaba mis hombros hacia el sofá.

-Abre la boca mamona. Decía mientras frotaba su pene a escasos centímetros de mi cara. Yo seguía diento: "no, por favor" entre sollozos.

-¡Que abras la boca puta! Ordeno mientras levantaba la mano amenazando con pegarme realmente fuerte. Su pene ya estaba en contacto con mi cara. Podía sentir su aroma fuerte, masculino.

-Te juro que abres la boca o te parto la cara puta, mira como me has puesto. ¿No serás una calienta poyas no? No, seguro que no, tu eres una mamona, una puta, solo que aun no lo sabes. ¡Que chupes!

Abrí la boca, sin terminar de creérmelo del todo abrí la boca y su pene entro en mi boca rozando mis labios, mi lengua… Podía sentir su textura, su sabor, como iba creciendo dentro de mi boca.

-Mírame!

Levante mis ojos y le vi mirándome. Poco a poco torno su expresión violenta por una mas tranquila y dulce. Mientras con sus caderas iba "follando" mi boca.

-Vamos cariño, sabes que puedes hacerlo bien, no hagas que me enfade.

Así que levante mis manos muertas y toque su pene, sus testículos, sus muslos velludos… Ver mis manos decoradas con esas preciosas uñas color marfil, las perlas de mis pulseras y el olor del perfume mezclado con el de el me transportaron a un lugar extraño, donde me sentí por primera vez, femenina, sexy, mujer.

Empecé a saborear el pene, acariciarlo con mi lengua, a besarlo, tocarlo, acariciarlo.

Lo saque de mi boca y mirándole a los ojos lo rozaba por mis mejillas:

-"?Lo hago bien?¿Te gusta?...

-Si princesa, lo haces muy bien.

Sus palabras me tranquilizaron y me di cuenta que ya no lloraba, que su pene estaba ya de un tamaño enorme y que lo mamaba con fruición. Dios, lo estaba disfrutando. Poco a poco subió el ritmo de sus caderas y sujetando mi cabeza con sus manos pude notar como venia su corrida, intente apartarme pero no me dejo. Solo después del primer chorro en mi boca dejo que me apartara un poco pero solo conseguí que se terminara de correr en mi cara. Dios mió cuanta leche puede soltar un hombre? Estaba inundad en semen, toda la boca y toda la cara llena. El se derrumbo, mas que sentarse a mi lado en el sofá y me dijo dios Begoña, que bien la mamas. Yo miraba mis manos y mis uñas y me sentí terriblemente confusa: -"Ve a lavarte, anda" me dijo. Me dirigí al espejo y al verme no sabía que sentir. Estaba toda llena de semen, el pintalabios corrido y los ojos llorosos. Estaba excitada, pero mi pene estaba mas encogido que nunca, estaba confusa y muerta de miedo… no sabia que hacer, o que limpiar primero.

Retire el semen con un pañuelo y buscaba algo con lo que desmaquillarme cuando Ángel entro en el baño tras de mi:

-"No te limpies tanto que aun no eres una mujer hecha y derecha"

Al oír esto el miedo volvió a apoderarse de mi, pero esta vez de verdad.

-No Ángel espera, no!

Ya estaba pegado a mi espalda, abriendo mis piernas y susurrándome al oído:

-Tranquila princesa, lo estas deseando y lo sabes.

Me tenia completamente inmovilizada mientras bajó mi tanga y sentí su dedo entrar de golpe en mi culo dejándolo todo lleno de lubricante que poco a poco empezó a calentarme la zona y me hacia sentir un picor deliciosamente insoportable.

-Toma, aspira esto. –me dijo ofreciéndome un frasquito de cristal con un aroma penetrante y mareante. Es cierto que me relajo un poco. Pero no! No me van a follar, no soy marica! Pero tampoco me sentía un macho. ¿Podía sentirme una mujer?

-¡No! No Ángel, déjame, no lo hagas!-le gritaba mirándole a los ojos, suplicándole que no me violara.

-Mírate al espejo preciosa. Me dijo colocando mi cabeza y mi cara justo frente al espejo.

Esa chica joven, llena de semen y de maquillaje corrido, que olía tan bien y usaba una preciosa lencería de raso era yo. Las uñas de marfil eran mías, y el collar y las pulseras. Y los ojos perfectamente maquillados que me devolvían una mirada llena de miedo y confusión eran los míos, los de Begoña. Esa chica apoyada en el lavabo y con las piernas abiertas era Begoña, era yo, y el hombre que estaba detrás de mí iba a penetrarme.

-Mírate bien princesa. Mírate bien.

Justo en el instante que decía eso, me mire a los ojos y deje de resistirme, relaje mi cuerpo y sentí el enorme pene de Ángel entrando en mi. Estaba siendo penetrada, pero ya no violada. El picor desapareció y dio paso al dolor. A pesar de lo gentil de su penetración, fue firme y segura, desoyendo del todo mis peticiones para que frenara o parara. Poco a poco la sentí entrar del todo, notaba sus testículos en mi culo. El dolor fue desapareciendo, dando paso a un placer inmenso, indescriptible, mi pene ridículamente encogido no era nada comparado con el que tenia dentro de mi. Sus embestidas fueron a mas junto con mis gemidos. Poco a poco mis caderas acompañaban sus embestidas, ya no me follaba. Ahora fallábamos los dos, como hombre y mujer. Me relamía, gemina, pedía mas. Mis manos buscaban su culo, tocar al hombre que me estaba haciendo mujer. Nuestros gemidos y embestidas fueron a mas hasta que note como se abrazaba a mi espalda y su pene explotaba dentro de mi inundándome de algo caliente, viscoso y de un olor muy familiar. Al momento busco y sexo con su mano y al primer contacto sentí una explosión de placer que solo he vuelto a sentir en contadas ocasiones, mi pene flácido y minúsculo eyaculo, con una ola de placer que llego desde la cabeza a los pies, haciéndome temblar y perder el equilibrio. Suerte que Ángel estaba ahí para sujetarme

Cerca de dos horas estuve sola en el baño después de que saliera Ángel. Mirándome al espejo, sin moverme. Confusa, avergonzada, a ratos llorando a ratos sollozando… Después volví a mirar mis uñas, me tranquilice y me fui a la ducha. Me limpie a conciencia y me fui al dormitorio donde estaba mi ropa, dispuesto a irme. Solo que mis uñas seguían puestas, y encima de la bata de color rosa había un salto de cama a juego con mis uñas… Así que me probé el salto de cama, me puse la bata, recogí el pelo de la peluca y me aplique un maquillaje suave. Agache mi cabecita y me dirigí al salón y me senté junto a Ángel que estaba viendo la televisión. Cogí un cigarrillo y el me ofreció fuego. Ángel a continuación paso un brazo por encima de mi y me dijo mientras me lo fumaba:

-¿Ves como eras un poco puta?...

-Ya, pero no lo sabía aun