Por qué a mi hermanita la llama guarrilla su amiga

Una noche mí hermana me confiesa por qué es tan guarrilla, con su relato me excita tanto que decide ayudarme a descargar mis testículos.

Este relato es la continuación de MI HERMANITA Y SU CALIENTE AMIGA, en el contaré por qué su amiga Tere dice que es una guarrilla…..

Después de haberme follado a mi hermana y a su amiga esperaba tener a las dos a mi disposición, pero nada más lejos de la realidad, enseguida vi como mis esperanzas eran vanas y no iba a tener ni a una ni a otra, los días pasaban y las dos me ignoraban de la forma más cruel.

Además, mi padre ya dejaba salir sola a mi hermana por las noches porque sacaba buenas notas en la Universidad y había demostrado ser una chica “muy formal”.- ¡Pero cómo podía pensar eso! ¡Su hija muy formal! La misma que se tiraba a todos los tíos que podía y se había follado a su hermano sin dudarlo un segundo. Desde luego los padres viven en las nubes y no conocen a sus hijos. -

A lo largo de los siguientes meses las amigas de Diana venían a casa a estudiar, yo esperaba con impaciencia que Tere me dijese algo, pero se limitaba a saludarme sin dar muestras de interés por mí, por su parte, Diana solo en una ocasión me dijo que de lo que había ocurrido no dijese ni una palabra a nadie, que lo había hecho porque estaba bebida y que no esperase que se repitiese nunca más.

Por fin un miércoles mi hermana me dijo que quería que ver una película en el cine y me preguntó si no me importaba acompañarla porque sus amigas no podían y no quería ir sola, yo no tenía nada que hacer y dije que si, así que a media tarde nos vestimos y nos preparamos para ir.

Cuando estábamos saliendo por la puerta recibió una llamada de Tere, el compromiso que tenía se había suspendido y también iba a al cine, mi hermana me miró de reojo encogiéndose de hombros.

DIANA.- Voy con Tere, así que no hace falta que me acompañes.

MARCO.- ¿Cómo? ¡No te lo crees ni tú! No he hecho planes para acompañarte y ahora no vas a dejarme tirado.

Mis padres estaban allí y dijeron que estaría muy mal que ahora me dejase solo, así que lo pensó un poco y decidió que la acompañase. Al llegar a la entrada del cine nos esperaba Tere, al verme puso cara de sorprendida pero mi hermana la explicó lo que había sucedido. Mientras hablaban pude observar a Tere, bajo un abrigo negro largo llevaba un pantalón de punto negro que se ajustaba por completo a su culo respingón y resaltaba sus pronunciadas curvas, y una camiseta rosa ancha y corta que solo tapaba sus pechos y dejaba a la vista su tripita y ombligo.

Entramos al cine, que estaba casi vacío, y al sentarnos mi hermana eligió la butaca del pasillo, a continuación se sentó Tere y por último yo, mientras esperábamos el comienzo de la peli ellas hablaban ignorándome, así que cuando Tere se levantó para comprar palomitas, ocupé su sitio pese a las quejas de mi hermana, cuando regresó Tere protestó pero me negué a cederle el asiento, por lo que ahora tenía una a cada lado y ya no podían hablar como antes dándome la espalda y pasando de mi. Poco después apagaron las luces y comenzó la película.

Pasado un rato mi hermana estaba inclinada en su asiento hacia el pasillo y Tere se había movido de forma que involuntariamente había rozado mi pierna con su rodilla, esto hizo que mi mente calenturienta comenzara a pensar cosas raras sin poder evitarlo. – ¿Y si Tere estaba incitándome a tocarla? Quizás me había rozado para que yo tomase la iniciativa. – Inmediatamente puse mi rodilla junto a la suya y esperé su reacción, pasados unos segundos no hizo nada, así que animado por su inacción volví a pensar. - ¿Quizás quiere que acaricie su pierna? Pero ¿Y si no quiere? Me da igual, total ¿Qué va a hacer? No tengo nada que perder. –

Tomé de nuevo la iniciativa y puse una mano sobre su pierna, ella me miró sorprendida y la apartó con la suya, sin pensarlo dos veces volví a poner mi mano sobre su pierna, me miró con cara de cabreo e intentó retirarla nuevamente, pero hice fuerza y la dejé apoyada en su muslo, así estuvimos un rato hasta que finalmente Tere desistió y permitió que yo dejase la mano sobre su pierna, pero para que mi hermana no la viera dobló el abrigo y lo puso sobre mi mano tapándola con él.

Lo tomé como una victoria y comencé a mover mi mano por su pierna acariciándola por encima del pantalón, intenté meterla entre sus muslos pero noté como hacia fuerza para evitarlo, así que la subí en dirección a su pubis, ella me miró y me hizo un gesto para que parase, en lugar de obedecer empujé sus piernas para separarlas y Tere se movió nerviosa en la butaca.

TERE.- ¡Déjalo ya! ¿Estás loco?

Sin escuchar sus palabras metí mi mano entre sus piernas y la subí hasta su pubis, a pesar de los esfuerzos que hacía para evitarlo podía acariciar su sexo por encima del pantalón.

TERE.- ¡Para por favor! No sigas, nos va a ver tu hermana.

Presioné con fuerza y pude notar perfectamente su vulva, pasé mis dedos por ella un par de veces y la resistencia de Tere fue disminuyendo paulatinamente. La miré y pude ver como se reclinaba en el asiento cerrando los ojos, entonces apreté su sexo con mi mano y vi como separaba las piernas ligeramente dejándome más espacio para que la acariciase con facilidad.

Con decisión empujé un poco su pierna para que la apartase, ella obediente abrió por completo las piernas y colocó de nuevo el abrigo tapando los movimientos de mi mano, al ver que se había rendido definitivamente y cedía a mis deseos, solté el botón del pantalón, bajé un poco la cremallera e intenté meter mi mano en su interior, pero me resultó imposible ya que el pantalón era demasiado estrecho.

Defraudado desistí y mis dedos volvieron a recorrer su vulva sobre el pantalón presionando sus labios vaginales que se notaban hinchados bajo la fina tela.

TERE.- Ummm.

Al oírla gemir continué tocando su sexo acariciando con especial interés el lugar en el que se adivinaba su clítoris, entonces ella me miró y me susurro al oído.

TERE.- Espera, espera un momento.

Se dejó caer en el asiento hasta el borde de la butaca y metió sus manos bajo el abrigo desabrochando por completo la cremallera del pantalón, a continuación cogió mi mano y la metió dentro posándola sobre su braguita, después colocó bien el abrigo ocultando lo que estaba ocurriendo y se aproximó a mi oído.

TERE.- Ten cuidado que no te vea Diana.

Se recostó de nuevo en el asiento y comencé a pasar mis dedos por su braguita, al ser de encaje podía notar como su recortado vello púbico sobresalía ligeramente por ella, me detuve un rato acariciándolo y después deslicé mis dedos hacia abajo hasta llegar a la telilla que cubría su sexo, entonces aprecié el abultamiento de su clítoris, pase mi dedo por él intentando abrir el capuchón que lo tapaba y vi como ella cerraba los ojos y respiraba profundamente, lo acaricié unos segundos y bajé el dedo por la telilla encajándolo en el surco de su vulva intentando meter el dedo entre los labios, al hacerlo puede comprobar como el sexo de Tere no paraba de segregar flujos empapando por completo la braguita.

Yo miraba a Tere y disfrutaba viendo como su pecho subía y bajaba y su respiración se aceleraba mientras acariciaba su coño con suavidad, entonces metí la otra mano bajo su camiseta y acaricié su pecho por encima del sujetador notando como sus pezones erguidos pugnaban por atravesar el encaje, rodeé uno con mis dedos y lo retorcí ligeramente, al notarlo, Tere cogió la mano con la que yo estaba acariciando su vulva y la metió bajo la braguita.

TERE.- ¡Dios! ¡Tócame por favor!

Llevé mis dedos a su clítoris y separé los pliegues que lo cubrían acariciándolo con delicadeza, después los deslicé por los labios vaginales e intenté penetrar su vagina, pero la estrechez del pantalón no me permitió profundizar en su sexo como deseaba, ella intentó ayudarme elevando la cadera para facilitarme el acceso, pero era prácticamente imposible. Se oía con claridad como Tere respiraba agitadamente y contenía sus gemidos, estaba tan excitada que había perdido el control, entonces aproximó sus labios a mi oído otra vez.

TERE.- ¿Me bajo un poco el pantalón?

¡Joder! Nunca hubiese esperado una propuesta como esa, Tere me preguntaba si se bajaba el pantalón en el cine para que yo la metiera mano. Sin dudarlo respondí que si, ella miró de reojo por si había alguien cerca que pudiera verla y después comprobó que mi hermana tampoco miraba.

TERE.- Sujeta el abrigo.

Sujeté el abrigo y ella metió las manos debajo sacándose el pantalón hasta dejarlo a la mitad de sus muslos.

TERE.- Sigue por favor.

Metí de nuevo mi mano bajo la braguita y recorrí el surco de sus labios con facilidad, al hacerlo pude notar como su coño estaba empapado y no dejaba de segregar flujos, mis dedos recorrían su sexo y penetraban suavemente en su vagina mientras su respiración se aceleraba por momentos, tiré de la braguita hacia abajo y ella al notarlo levantó las caderas para que pudiera sacarla, pero era imposible, así que viendo a Tere entregada decidí probar fortuna.

MARCO.- Quítatela.

TERE.- ¿Estás loco? Tu hermana se va a dar cuenta.

Como tenía mi mano en su coño, acaricié con la yema del dedo el clítoris y después lo deslicé hasta penetrar su vagina todo lo profundo que pude metiéndolo y sacándolo repetidas veces.

MARCO.- Venga, ve al baño a quitártela por favor.

TERE.- ¡Joder Marco!

Mi dedo seguía acariciando su coño sin cesar, de repente se levantó y salió. En ese momento pensé que quizás había ido demasiado lejos y había echado todo a perder. - ¡Joder! Seguro que se ha enfadado y se ha marchado del cine. –

Instantes después regresó y se sentó de nuevo a mi lado, miró de reojo hacia los lados para comprobar que nadie miraba, se puso el abrigo sobre las piernas y se bajó el pantalón hasta los muslos como había hecho anteriormente.

TERE.- ¡Ya está! ¿Así te gusta? Joder, no entiendo como puedo hacer esto.

Cogió mi mano y la puso entre sus piernas, al hacerlo pude tocar su sexo desnudo, inmediatamente comencé a pasar mis dedos por su vulva, recorrí los pliegues de sus labios hasta encontrar la entrada de la vagina y los enterré dentro obteniendo de Tere un gemido de auténtico placer, a continuación empecé a follar con mis dedos su estrecho, caliente y húmedo coño. A pesar de estar sin bragas y con el pantalón a mitad de los muslos, mi mano no podía moverse con libertad entre sus piernas.

MARCO.- Abre más las piernas.

Tere se incorporó un poco en el asiento y sin poner objeción alguna y con total sumisión bajó el pantalón hasta los tobillos y separó las rodillas ofreciéndome su coño abierto por completo, miré a mi hermana y comprobé que ya no veía la película y contemplaba con mucho interés lo que yo hacia con su amiga.

Tere había metido la mano bajo la blusa y estaba acariciando sus tetas al tiempo que movía las caderas sin parar mientras mis dedos penetraban una y otra vez su vagina, sin darse cuenta sus gemidos eran cada vez más altos.

TERE.- Ummmm, sigue, tócame.

MARCO.- Shhhhh, te van a oír.

Inmediatamente llevó una mano a sus labios intentando controlarse para que nadie pudiera oírla. Yo excitado continué follando su coño hasta que noté que apretaba los músculos y se dejaba caer en la butaca.

TERE.- Ummm. Ya, ya.

Seguí acariciando su sexo con suavidad, al hacerlo, mis dedos se impregnaban con los flujos que no cesaban salir de su interior. Ella me miró sonriendo e inmediatamente se subió el pantalón despacio para que nadie se diera cuenta.

TERE.- Ufff, joder Marco, no sé como permito que me hagas esto, pero ha sido estupendo.

Al oírla cogí su mano y la puse sobre mi pene, ella la retiró rápidamente y me miró enfadada susurrándome al oído.

TERE.- ¿Qué haces? ¿Estás tonto? Nos va a ver tu hermana.

MARCO.- Si claro, tu te has corrido pero yo no.

TERE.- No puedo hacer nada, tienes al lado a Diana y se va a dar cuenta.

Ante esta situación tuve claro que no iba a conseguir nada de ella, así que me recliné en el asiento para ver lo que quedaba de película, inmediatamente se me ocurrió lo que podía hacer por mi.

MARCO.- Tere, dame la braga que te has quitado.

TERE.- ¿Estás loco? Ni lo sueñes.

MARCO.- Claro, yo hago que te corras y a mí que me den.

Me giré para mirar la pantalla y entonces vi como Tere metía la mano en el bolsillo del abrigo y sacaba algo, después cogía mi mano y me lo entregaba, al sentir el contacto supe que estaba dándome la braguita que le había pedido.

TERE.- Toma, aquí la tienes, pervertido.

Cuando acabó la película salimos del cine, tomamos unas hamburguesas y después nos fuimos a casa. Cuando dejamos a Tere mi hermana no tardó ni un segundo en hablarme de lo que había pasado en el cine.

DIANA.- Vaya, te lo has pasado bien en el cine. ¿Has estado metiendo mano a la frígida?

MARCO.- ¿Yo? ¡Que va!

DIANA.- No mientas, he visto lo que hacías, pensé que después de lo que te di la otra vez pasarías de ella, pero veo que no.

MARCO.- Si no he hecho nada.

DIANA.- ¿Nada? Me has defraudado. Yo te di lo que Tere no quiso y aún sigues tonteando con ella, tú haz lo que quieras.

Yo no sabía que decir, no entendía la queja de mi hermana, se había molestado por lo que había hecho con Tere pero ella no había vuelto a darme cancha desde que me dejó encularla hacia ya varios meses. ¿Qué era lo que pretendía de mí?

Seguimos caminando en silencio hasta llegar a casa, al entrar, Diana se fue a su habitación sin saludar a mis padres, yo les di las buenas noches y me fui a la mía, allí saqué mi trofeo y pude comprobar que la braguita de Tere era negra y en la telilla que había estado en contacto con su sexo había una gran macha blanca, era evidente que la humedad de su sexo había empapado la braga, esa noche no pude evitar hacerme una paja recordando como Tere había dejado que la metiese mano hasta correrse.

Los siguientes días fueron muy incómodos, ya que mi hermana me ignoraba incluso delante de mis padres, estos se dieron cuenta que algo ocurría y el domingo en la comida nos preguntaron qué pasaba, yo respondí que no pasaba nada y mi hermana dijo lo mismo, así que ellos lo zanjaron diciendo que lo solucionásemos o el fin de semana siguiente no nos dejarían salir a ninguno de los dos.

Esa noche mi hermana fue a mi habitación, cuando entró no pude evitar darle un repaso de arriba abajo, vestía un camisón de seda corto de tirantes de color blanco y no llevaba sujetador, por lo que sus tetas sobresalían por el pronunciado escote, ella se percató de mi mirada y se aproximó a mi cama sonriente.

DIANA.- Tenemos que solucionar esto o el finde nos quedamos sin salir.

MARCO.- Yo no tengo nada que solucionar, has sido tú la que se ha enfadado.

DIANA.- ¡Joder Marco! Es que me molestó mucho lo que hiciste en el cine.

MARCO.- ¿Por qué? ¿A ti que más te da lo que yo haga?

DIANA.- No es lo que tú hagas, es lo que haces con Tere, cuando ella te negó su culo yo dejé que follases el mío.

Al decir esto se sentó en la cama frente a mí con las piernas cruzadas, sin poder evitarlo mi vista se fue al hueco entre sus piernas en el que se veía con toda claridad su braguita blanca, ella se dio cuenta pero no hizo nada para taparse.

DIANA.- Pensaba que ya lo habías entendido.

MARCO.- ¿Entender qué?

DIANA.- ¡Jo Marco! ¡QUE NO QUIERO QUE HAGAS NADA CON ELLA!

MARCO.- Si claro, pero llevas un mes ignorándome por completo, además, no está bien que tú y yo hagamos nada, si se enteran nuestros padres nos matan.

DIANA.- Primero, ellos no tienen porque saber nada, yo al menos no voy a decírselo y supongo que tu tampoco, y segundo, si querías algo no tenias más que habérmelo dicho.

Sin ningún disimulo cogió el camisón y lo subió para sentarse mejor sobre la cama, al soltarlo lo recogió sobre sus muslos y sus braguitas aparecieron íntegramente ante mí, bajé mi vista y pude comprobar como a través del encaje se divisaba el triangulo de su vello púbico.

MARCO.- Joder Diana. ¿Tú sabes lo que estás diciendo?

Ella se encogió de hombros sonriendo al tiempo que rodeaba sus tetas con las manos apretándolas.

DIANA.- ¿No te gustaría tener esto a tu disposición siempre que quieras?

No podía creer lo que estaba oyendo, mi propia hermana, un auténtico pibón, estaba ofreciéndome que follara con ella siempre que quisiera.

MARCO.- Pero Diana. ¿De verdad estarías dispuesta a hacer todo lo que yo te pida?

DIANA.- ¿Tu qué crees? Quizás no lo entiendas pero en el sexo ya no me importa nada, supongo que Tere te dijo que soy una guarra, pero no te explicó el motivo, entre otras cosas porque lo desconoce.

MARCO.- ¿Y cuál es el motivo?

Mi hermana, con las piernas cruzadas y el camisón aún recogido sobre sus muslos, se dejó caer hacia atrás apoyándose sobre los codos y reclinando la cabeza hasta posarla sobre la cama. En esa posición yo tenía a menos de un metro su sexo tapado por una diminuta braguita que, en esa postura, se había metido en el surco de su vulva y dejaba a la vista sus labios rosados, hinchados y, para mi sorpresa, húmedos. Se incorporó de nuevo sentándose y mirándome pensativa.

DIANA.- Está bien, te lo voy a contar.

A partir de ese momento comenzó a relatarme lo que le había ocurrido hacia un par de años cuando ella apenas había cumplido dieciocho.

__________________________RELATO DE DIANA________________________

Una noche les dije a nuestros padres que iba a dormir a casa de Tere para estudiar, pero en su lugar nos fuimos a una discoteca, allí ligamos con dos chicos de unos treinta años (Rafa y Sergio) que nos invitaron a tomar unas copas, después bailamos y seguimos bebiendo hasta que Tere encontró a un antiguo ligue del instituto, entonces me dijo que se iba con él y me dejó sola con los dos chicos. Estos se enfadaron inicialmente pero después se calmaron y me invitaron a otra copa, después Rafa me sacó a bailar y de vez en cuando me abrazaba y acariciaba mi culo sin cortarse un pelo, pero yo no sabía cómo reaccionar, esto era nuevo para mí y no tenía experiencia porque nunca había salido con ningún tío y menos por la noche, al ver que no me oponía comenzó a besarme, intenté separarme pero me sujetó y me dijo que solo era un piquito.

A medida que pasaba la noche Rafa se volvía más atrevido, yo estaba sola y tenía miedo de volver a casa y decirles a nuestros padres que les había engañado y me había ido de copas, así que consentía que me metiese mano sin poner resistencia. Lo que al principio eran piquitos ahora eran besos en los que su lengua entraba casi hasta mis amígdalas mientras sus manos acariciaban mi culo y mis tetas sin que yo hiciese nada para evitarlo, ya sé que no es normal, pero el estar con un chico mayor y que además me deseaba, me gustaba y me excitaba.

Pasado un rato Rafa le propuso a Sergio que nos fuésemos a otra discoteca, éste sonriendo dijo que sí, así que Rafa me cogió de la mano y salimos en dirección a su coche, al montarnos Sergio se puso al volante y Rafa se sentó detrás conmigo, enseguida pasó su brazo por detrás de mi hombro y comenzó a besarme, instantes después noté como su mano se metía bajo mi blusa y comenzaba a tocarme las tetas por encima del sujetador, nadie lo había hecho nunca antes, era algo totalmente nuevo para mí y la sensación que me producía sentir sus manos en mis pechos era casi emocionante. Rafa intentó torpemente desabrochar mi sujetador pero no lo consiguió, y no sé por qué, yo misma metí las manos bajo mi blusa, desabroché los corchetes y subí el sujetador dejando mis tetas a su total disposición.

Al verlas, Rafa se lanzó sobre ellas y comenzó a chupar y morder mis pezones, eso me causó una sensación de placer indescriptible, me había masturbado muchas veces y había disfrutado siempre haciéndolo, pero esto era distinto, era un hombre quien me estaba dando placer por primera vez en mi vida, así que sin darme cuenta le alenté para que continuara.

DIANA.- Ummm. Así, muérdelos, me gusta.

Al decir esto vi como Sergio se giraba, nos miraba y ponía cara de asombro.

SERGIO.- ¡Joder! ¡Vaya par de peras! Son las mejores que he visto nunca Rafa.

RAFA.- No lo sabes tú bien, están duras y tiene unos pezones que da gusto morderlos.

Yo escuchaba impasible la conversación que ambos mantenían, solo deseaba que Rafa volviese a succionar mis pezones como lo había hecho hasta ese momento. Éste, al ver mi docilidad, metió una mano bajo mi falda y la subió despacio por mi muslo hasta llegar al borde de la braguita, después presionó mi vulva con sus dedos y en ese instante tuve la misma sensación que si me estuviera meando, noté como mi sexo se humedecía y empapaba mi braga. Ahora no sería capaz de describirlo con palabras, pero la sensación era tan excitante que mi cuerpo comenzó a temblar e instintivamente abrí mis piernas para que pudiera tocarme a su antojo.

Rafa, al ver que yo le ofrecía mi sexo con tanta facilidad, apartó la braguita con sus dedos y comenzó a pasarlos por mis labios notando lo mojada que estaba. Entonces vi como se giraba hacia Sergio sonriendo consciente de que su premio estaba próximo.

RAFA.- Tío, esta niña está cachonda perdida, tira rápido para el polígono.

SERGIO.- ¡Joder! Nos ha tocado la lotería, un bomboncito como éste no cae todos los días.

Yo oía todo lo que decían pero no me importaba, solo deseaba que siguiera tocándome, esos dedos que exploraban mi coño me estaban volviendo loca y quería más. Rafa no perdía el tiempo y ya estaba intentando quitarme la braguita, como no podía dio un tirón rompiéndola por un lado.

DIANA.- Espera, yo me la quito.

Me incorporé un poco en el asiento y saqué la braguita precipitadamente tirándola al suelo del coche, después me quedé esperando a que Rafa me dijese qué debía hacer, estaba ansiosa porque volviera a tocarme de nuevo.

RAFA.- Joder colega, esta zorrita está deseando que me la folle.

SERGIO.- ¿A qué esperas? ¡Tíratela ya!

A pesar de oírles, y aún sabiendo lo que estaban proponiendo, era incapaz de oponerme, desconocía el motivo pero en ese momento estaba dispuesta a hacer todo lo que siempre había criticado y jurado que nunca haría, estaba dispuesta a entregarle mi virginidad a un tío que acaba de conocer, sin pensarlo me giré hacia Rafa, recogí mi falda hasta las caderas y separé las piernas ofreciéndole mi sexo desnudo. El metió sus dedos en mi vagina muy despacio y los sacó empapados en mis flujos, mi reacción fue echarme hacia atrás en el asiento al tiempo que se me escapaba un profundo gemido, Rafa entonces comenzó a penetrarme con ellos mientras yo movía sin control mis caderas buscando esos dedos y disfrutando como una autentica zorra.

DIANA.- Ummmm, Siiiii. ¡Métemelos por Dios! No los saques.

RAFA.- Estás deseando que te folle ¿Verdad zorrita?

No hizo falta que contestase, se bajó el pantalón dejando a la vista su verga erecta, era la primera vez que tenía una ante mí, nunca antes había salido con un chico, lo máximo que había hecho había sido darme algunos piquitos inocentes, pero ahora tenía su polla al alcance de mi mano y estaba hipnotizada mirándola, Rafa tiró del prepucio hacia abajo liberando el capullo que se veía enorme y morado, yo no podía apartar la vista de esa polla grande y venosa y por un momento pensé que podría hacerme daño, pero me daba igual, quería sentirla en lo más profundo de mi sexo.

RAFA.- ¿Te gustaría chuparla?

Le miré nerviosa, yo lo deseaba con locura, pero no sabía si él quería que lo hiciera. La respuesta no se hizo esperar, Rafa me cogió del pelo y tiró hasta que mi boca rozó el capullo hinchado, entonces abrí los labios, rodeé el glande con ellos y comencé a chuparla como había visto algunas veces en las películas porno que tenían mis amigas en sus casas. Intentaba hacerlo lo mejor posible, deseaba que Rafa disfrutase de mi mamada, pero enseguida tiró de mi pelo haciendo que me incorporase.

RAFA.- Espero que folles mejor de lo que chupas.

Me apartó y se puso en el centro del asiento del coche sujetándose la verga.

RAFA.- ¡Vamos! Súbete aquí.

DIANA.- Ten cuidado por favor, es mi primera vez.

Me miró sorprendido e hizo que me subiera la falda y me pusiera de frente a él y con un pierna a cada lado de las suyas, de esta forma mis tetas quedaban justo frente a su cara, después me dijo que bajara poco a poco, al hacerlo noté como mi sexo rozaba su verga y ésta resbalaba por mis labios vaginales, Rafa entonces sujetó la polla y me dijo que bajara metiéndomela en mi coño, yo obediente descendí y sentí como el glande se situaba entre los pliegues de mis labios y encontraba mi cavidad vaginal, entonces bajé un poco más de forma que casi penetró en su totalidad, podía notar como la cabeza hinchada de la verga se ajustaba a mis estrechas paredes vaginales y se abría camino penetrando cada vez un poco más.

DIANA.- Ufff, duele un poco.

SERGIO.- Joder, encima vas a romper un virguito, venga, fóllatela ya.

RAFA.- Tu cállate coño.

A pesar de las palabras de su amigo, Rafa hacia lo posible por no hacerme daño, se movía despacio y empujaba suavemente para que su polla penetrase sin causarme dolor. Después de unos segundos ya había conseguido encajar la mitad de su verga en mi estrecho y húmedo coño, yo intentaba empujar hacia abajo para metérmela más a dentro, pero me dolía un poco.

RAFA.- Venga, ahora muévete circularmente, sube hasta sacártela y déjate caer despacio metiéndotela un poco más adentro.

Hice lo que me dijo y, a pesar del dolor, conseguí que la penetración fuera un poco más profunda, por otro lado, mi sexo no dejaba de segregar flujos lubricando sus paredes y permitiendo que mi vagina se adaptara al tamaño de la verga, lo repetí varias veces y al final noté como ésta entraba y salía cada vez con más facilidad sin causarme molestias.

RAFA.- ¿Ha dejado de dolerte?

DIANA.- Ummmm, siiiii, ahora entra muy bien, ya no me molesta.

RAFA.- Bien, ahora vas a disfrutar de verdad, pero tienes que empezar a moverte más rápido.

Al decir esto me cogió por las caderas subiéndome y bajándome de forma que cada vez que bajaba, su verga se adentraba más en mi sexo.

RAFA.- ¡Vamos! Ahora tienes que hacerlo tu solita, muévete y clávate bien mi polla.

Comencé a subir y bajar metiéndome su pene hasta lo más profundo de mi útero, cada vez que lo notaba dentro no podía evitar soltar un gemido de placer, me encantaba sentir como esa enorme verga se deslizaba una y otra vez apretándose contra las paredes de mi coño. Rafa pellizcaba y mordía mis pezones sin parar y eso estaba volviéndome loca.

Entonces noté como unas manos se metían bajo mi falda por detrás y acariciaban mi culo desnudo, me giré y vi que Sergio había parado el coche en un descampado y se había girado para vernos, no contento con mirar había decidido aprovechar la situación y estaba acariciando mi trasero a conciencia, intenté retirárselas pero me dio un manotazo y siguió sobándolo como antes.

DIANA.- No por favor, déjame.

RAFA.- No seas tonta, déjale que siga, solo está tocándote el culo un poco.

Al oír a Rafa obedecí y dejé que su amigo siguiera tocando mi culo, en ese momento era incapaz de negarle nada, me olvidé de Sergio y continué saltando sobre su polla que me penetraba sin cesar haciéndome sentir algo que nunca hubiera imaginado. Ahora ya, con mi total consentimiento, Sergio comenzó a explorar mi culo sin ningún disimulo, Rafa entonces puso una mano en cada una de mis nalgas y las separó ofreciéndole una perfecta visión de mi ano, su amigo inmediatamente metió un dedo entre mis glúteos y acarició mi estrecho y rugoso esfínter, al notarlo sentí un escalofrío y me giré para ver lo que hacía, en ese momento supe con seguridad lo que iba a ocurrir y el miedo me hizo dudar, había ido demasiado lejos y tenía que parar aquello ya.

Sin duda, Rafa se dio cuenta y cogió mi cara girándome hacia él dándome un profundo beso al tiempo que acariciaba mis tetas y pellizcaba mis pezones, acto seguido empujó sus caderas hacia arriba enterrándome la verga en mi coño ya dilatado, una nueva oleada de placer recorrió mi cuerpo y me abandoné a sus caricias mientras tenía el primer orgasmo. Sergio aprovechó el momento y presionó mi esfínter con su dedo penetrándolo sin ninguna resistencia. Rafa se dio cuenta y volvió a separar mis nalgas, eso permitió que el dedo invasor profundizase más en mi orificio anal.

RAFA.- ¡Ves! No te ha dolido, levanta el culo para que Sergio pueda tocarte mejor.

Consciente de lo que iba a ocurrir, eché mi culo hacia atrás y hacia arriba ofreciendo a Sergio mi trasero para que hiciera con él lo que quisiera, sabía que lo que estaba haciendo en ese momento no estaba bien, pero estaba tan excitada que deseaba que aquello no acabara nunca, me daba igual lo que me pidieran, estaba dispuesta a hacerlo. Al ver como le ofrecía el culo, Sergio comenzó a penetrarlo con sus dedos, los lubricaba en los flujos que salían de mi coño y resbalaban por mi entrepierna y los metía en mi ano dilatándolo poco a poco.

SERGIO.- ¡Joder Rafa! Esta tía es una mina, déjame que me folle su culo.

Sergio salió del coche y abrió la puerta de atrás, Rafa me pidió que me levantase un momento y se tumbo en el asiento, a continuación me puse de nuevo sobre él y yo misma metí su verga en mi coño empapado mientras su amigo se acoplaba a mi espalda.

SERGIO.- ¡Levanta el culo venga!

Rápidamente, y como había visto en algún vídeo porno, me incliné hacia adelante pegando mi pecho al de Rafa y levantando el culo todo lo que podía.

SERGIO.- Rafa, deja que me la folle un poco para lubricarme la polla.

Rafa me cogió por las caderas y me levantó sacando su verga de mi coño, entonces fue Sergio quien me penetró desde atrás y comenzó a follarme de forma casi violenta, su pelvis golpeaba mi trasero y su tranca se incrustaba en mi sexo dándome un enorme placer.

DIANA.- Ummmm, siiiii.

SERGIO.- ¡Joder! Es verdad que era virgen, esta zorrita tiene el coñito más estrecho que me he follado nunca.

RAFA.- Para ya cabrón, que al final te vas a correr en su coño antes que yo.

Les oía hablar de mí como si fuese un objeto a su disposición y no me importaba, increíblemente me excitaba aún más, estaba a punto de tener mi segundo orgasmo y no quería que parase, así que empujé mis caderas hacia atrás clavándome su miembro con fuerza.

DIANA.- No pares por favor, fóllame, sigue follándome.

SERGIO.- ¡Joder que puta es! Y parecía una niñita buena.

Rafa tiró de mi hacia delante consiguiendo que su amigo sacase su polla de mi sexo y dejándome con las ganas de correrme, a continuación me penetró con rabia metiendo toda su polla en mi húmeda vagina.

RAFA.- Vamos, folla su culo ya.

Sin necesidad de que ellos me lo pidieran, me tumbé otra vez sobre el pecho de Rafa y levanté el culo separando mis nalgas. - ¡Como deseaba que Sergio me follara el culo! – En mi mente no cabía la idea de que pudiera dolerme, en ese momento solo quería que siguiesen follándome hasta conseguir correrme de nuevo, en alguna película porno había visto una doble penetración y me había parecido asquerosa, pero ahora sin embargo estaba dispuesta a hacerla yo misma.

Sentí como Sergio se pegaba a mi trasero y colocaba su verga entre mis nalgas buscando mi apretado esfínter, su capullo se movía rozando mi pequeño anillo marrón hasta que por fin presionó con fuerza y mi estrecho orificio anal cedió abriéndose y permitiendo que el glande entrase por completo, al notarlo sentí un dolor agudo y di un respingo intentando incorporarme, al verlo, Sergio me empujó con sus manos obligándome a tumbarme de nuevo sobre el pecho de Rafa.

SERGIO.- No te levantes. ¡Joder!

Rafa detuvo sus penetraciones esperando que la polla de su amigo se ajustara en mi culo y éste entonces volvió a empujar y su polla penetró un poco más en mi ano produciéndome de nuevo un ligero dolor, a pesar de ello no opuse resistencia, si para conseguir ese deseado orgasmo tenía que aguantarlo no me importaba, así que me acomodé sobre Rafa mientras notaba como esa verga gruesa y dura seguía avanzando en mi interior, enseguida los dos comenzaron a moverse penetrando con sus miembros mis dos orificios.

DIANA.- Ufff, me duele.

RAFA.- ¡Fóllatela despacio joder! No le hagas daño.

Rafa me besó para relajarme y Sergio se inclinó para acariciar mis tetas apretándolas sin ningún cuidado y retorciendo mis pezones. Ahora tenía dos hombres follándome, uno dulce y otro violento, en mis sueños de adolescente siempre había deseado encontrar al primero, pero para mi sorpresa era Sergio, con sus palabras soeces y su trato despectivo y a veces agresivo, quien me excitaba hasta la locura, cada vez que golpeaba mis nalgas con su pelvis y hundía su rabo en mi culo, me regalaba tanto placer que sacaba de mi un gemido que resonaba en el coche.

DIANA.- Ummmmm, SIIIIII.

SERGIO.- Joder como disfruta esta zorrita. ¡Como le gusta que la enculen!

Podía sentir como golpeaba mis nalgas una y otra vez, pero necesitaba verlo, así que me giré hacia atrás y pude contemplar como Sergio se mordía los labios cada vez que daba un golpe de cadera para enterrar su tranca en mi trasero, estaba follando mi culo sin consideración.

Las rítmicas penetraciones que estaba recibiendo en mi coño y en mi culo me estaban acercando al orgasmo que tanto deseaba, al sentir        que me llegaba comencé a mover mis caderas adelante y atrás sin control.

DIANA.- ¡Dios! Me corro otra vez, uffff, ya me viene, ya.

Me dejé caer sobre Rafa mientras ambos me follaban a su antojo, empujaban con fuerza sus caderas y sus miembros me taladraban sin parar, entonces sentí como un líquido caliente inundaba mi vagina y supe que Rafa acababa de correrse derramando su leche en mi interior. Sergio siguió penetrando mi culo sin compasión hasta que se apretó con fuerza contra él eyaculando y regando mi recto de espeso y tibio semen.

SERGIO.- ¡Joder que pasada! Hacía mucho que no me follaba un culito tan apretado.

Cuando nos recuperamos les pedí que me llevaran a la discoteca para ver si estaba Tere allí y así poder irme a su casa a dormir, ellos me dijeron que no hacía falta y que podía dormir en casa de Rafa, sin esperar mi respuesta arrancaron el coche y me llevaron a su apartamento, nada más llegar sirvieron unas copas y pusieron una película porno en la televisión, minutos después Rafa me pidió que le hiciera una mamada, obediente me arrodillé frente a él y comencé a chupársela, al hacerlo pude notar el sabor de mis flujos ya secos que impregnaba su miembro después de haberme follado en el coche, pero a pesar de su fuerte olor y sabor seguí mamando esa polla que se mostraba erecta ante mí.

Era mi primera mamada y no quería demostrar mi inexperiencia, así que puse todo mi esmero en tragarme esa verga como había visto a las actrices porno. Cuando finalmente noté que Rafa estaba a punto de correrse me preparé  para recibir su semen en mi boca, sabía que eso le gustaría y no quería defraudarle, por primera vez en mi vida sentí como una polla soltaba latigazos de leche que inundaban mi garganta sin darme apenas tiempo de tragarla, después de haberse corrido le miré  esperando su aprobación, pero su respuesta fue que tenía mucho  que aprender, así que después, cuando me dijeron que les acompañara a la habitación, lo hice con la intención de demostrarles que si no era buena mamando si podía serlo en la cama y haría todo lo que me pidieran para satisfacerles. Esa noche volvieron a follarme los dos en varias ocasiones y yo hice todo lo que me pidieron sin poner ningún reparo.

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DIANA.- Como ves hermanito, en una sola noche desvirgaron todos mis agujeritos, no dejaron ni uno sin follar.

MARCO.- ¡Que bestia eres Dianita!

DIANA.- Es cierto ¡Tonto! Hicieron todo lo que quisieron conmigo y aunque no te lo creas disfruté como una autentica perra. Pero esa noche al volver a casa sentí vergüenza de mi misma por lo que había hecho, yo era la típica niña que creía en el príncipe azul y reservaba mi virginidad para mi marido, al pensar que se la había entregado a dos desconocidos estuve llorando en mi cama casi toda la noche, pero a medida que pasaba la semana estaba deseando que llegase el sábado para ir al apartamento y volver a estar con ellos.

MARCO.- ¿Y después de ese día?

DIANA.- A partir de entonces quedábamos todos los sábados por la tarde en el apartamento y allí me follaban cuantas veces querían.

MARCO.- ¿Y hacías todo lo que te pedían?

DIANA.- Si, yo disfrutaba tanto con ellos que prácticamente me habían convertido en su esclava sexual, toda la semana esperaba que llegase el sábado con impaciencia y ellos lo sabían, por eso pasadas unas semana invitaron a un amigo y me dijeron que también iba a participar en nuestros juegos, al principio dije que no, pero al final acepté y desde entonces eran tres los que me follaban sin parar, a veces ni yo misma entendía como podía aguantar tanto, pero ellos estaban encantados, decían que nunca habían tenido una novia tan zorrita como yo y a mí eso me encantaba, estaba orgullosa de satisfacer a los tres en todo lo que me pedían.

MARCO.- ¡Joder Diana! ¿De verdad dejabas que te follasen tres tíos?

DIANA.- Si, y además disfrutaba haciéndolo, me gustaba estar en la cama con ellos y sentir sus manos acariciando cada rincón de mi cuerpo, era muy excitante, después me penetraban por turno y en ocasiones dos a la vez, esto no era lo que más me gustaba pero a ellos sí, así que dejaba que me follasen el coño y el culo y veía la cara de satisfacción que ponían, además, como los cabrones sabían que tocándome las tetas y pellizcándome los pezones me ponía como una moto, se aprovechan y me los retorcían con fuerza mientras me metían sus dos vergas harta el fondo, así conseguían que me corriera soltando unos gemidos tan fuertes que ellos se reían y decían que parecía una  perra.

MARCO.- ¿Y no te dolía?

DIANA.- Si, en ocasiones me molestaba un poco porque los dos me la clavaban al mismo tiempo, pero me aguantaba y me excitaba viendo como disfrutaban ellos.

MARCO.- ¿Y esos son los chicos que yo conozco?

DIANA.- Noooo, con aquellos deje de salir hace tiempo, un día me dijeron que iban a hacer una fiesta en el apartamento y que fuera con ropa de colegiala, cuando llegué vi que estaban ellos con cuatro amigos pero no había ninguna chica más, después de tomar una copas Sergio me llevó a la habitación y allí estaba esperándome un hombre más maduro, al verle yo ya sabía lo que tenía que hacer, ya estaba acostumbrada a que me pidieran que me follase a sus amigos, así que lo hice y cuando salió éste entró otro que también quiso follar conmigo, cuando acabé de tirármelo quise darme un respiro y salí al salón, allí vi que el anterior tío estaba pagando a Sergio por mis servicios, entonces me di cuenta que no me trataban como a su novia o amiga sino como a su puta, Sergio era mi chulo y cobraba a sus amigos por follarme. En ese momento me di cuenta de lo tonta que había sido y empecé  a llorar, les  dije que eran unos cabrones y que no volvieran a buscarme, ellos intentaron retenerme pero les amenace con denunciarles, así que me dejaron marchar y nunca he vuelto a verles.

MARCO.- ¿Y entonces,  los chicos que yo conozco?

DIANA.- ¡Ah! Esos son otros, con Rafa y Sergio me di cuenta que me encanta el sexo y no puedo vivir sin él, así que desde entonces he conocido a muchos chicos y me he follado a todos los que me ha apetecido, los que tú conoces son algunos, pero la lista es muy larga.

En ese momento Diana bajó la vista y pudo comprobar que bajo la sábana había un enorme bulto, yo estaba tan excitado con el relato de mi hermana que mi polla había crecido dejando a la vista un considerable montículo, ella alargó la mano y la paso por encima sonriendo.

DIANA.- ¡Joder hermanito! ¿Te has puesto cachondo con mi historia?

Yo miré entre sus piernas y vi que en sus braguitas blancas había una mancha producida por la humedad de su sexo.

MARCO.- Pues no soy el único.

Diana miró y pasó los dedos por la tetilla de su braga.

DIANA.- ¡Joder! Es verdad, solo con pensar en cómo me follaban me mojo las bragas. Uffff, como me gustaría que me follasen los tres ahora.

Mientras decía esto su mano acariciaba mi verga por encima de la sábana.

DIANA.- La tienes muy dura hermanito. Ummmm, si no estuvieran en casa nuestros padres te pediría que me la metieras bien adentro, pero si nos pillan no quiero ni pensar lo que nos harían.

MARCO.- Joder, pues a mí ya me está doliendo, necesito descargar o no se lo que me va a pasar.

DIANA.- ¿Quieres que te haga una paja rapidita?

MARCO.- ¿De verdad lo harías?

DIANA.- ¿Estás tonto? Pues claro. ¿Quieres o no?

MARCO.- Si por favor, pero cuéntame lo que hacías cuando te metías en la habitación con alguno de sus amigos.

DIANA.- Jajaja, eres un poco guarrete. Está bien, mientras te la casco voy a contarte lo que ocurrió cuando entré y estaba el hombre maduro.

Mi hermana metió la mano bajo la sábana, acarició suavemente mi glande hinchado y después rodeó  con sus dedos mi verga comenzando a pajearme mientras continuaba con el relato, el suave contacto de sus calientes dedos al deslizarse a lo largo de mi miembro hizo que cerrase los ojos y me concentras en escuchar su excitante historia.

_____________________________CONTINUACIÓN DEL RELATO DE DIANA________________

Estando en la fiesta, y después de varias copas, vi cómo Sergio hablaba con un hombre maduro y a continuación éste entraba en la habitación, al verlo ya supe que tendría que tirármelo. Por un lado me daba reparo porque era demasiado mayor, tendría unos 55 años y yo solo 18, pero por otro, le vi tan educado y bien vestido que me dio mucho morbo, si era capaz de follarme a varios jóvenes a la vez ¿Cómo no iba a hacer disfrutar a aquel madurito?

Sergio se acercó a mí, me cogió de la mano y me llevó a un rincón.

SERGIO.- ¿Has visto al hombre que ha entrado en la habitación?

DIANA.- Si ¿Por qué?

SERGIO.- Vas a entrar ahora conmigo y vas a hacer todo lo que yo te diga. ¡Todo sin excepción! Quiero que te lo folles como nunca te has follado a nadie y que hagas todo lo que te pida. ¿Está claro?

DIANA.- Si, ya sabes que siempre hago lo que me pides. ¿Pero quién es?

SERGIO.- Eso da igual, es un tío importante y tienes que hacer todo lo que te pida.

DIANA.- ¿Vas a estar tu también conmigo? ¿Vamos a follar los tres?

SERGIO.- No, yo solo estaré  al principio pero luego me iré.

DIANA.- Esta bien, haré todo lo que me pida.

Sergio me cogió de la mano me hizo entrar en la habitación y cerró la puerta por dentro, el hombre al verme me miró de arriba abajo dándole su aprobación. Yo iba vestida con una minifalda roja de cuadros, una blusa blanca de botones, una braguita rosa y un sujetador de encaje también rosa.

SERGIO.- ¿Qué le parece la niña Don Francisco?

FRANCISCO.- Un auténtico bomboncito, creo que lo vamos a pasar muy bien.

Don Francisco se sentó en una pequeña butaca y se quedó mirando.

FRANCISCO.- Abre su blusa.

Sergio se puso a mí espalda, me rodeó con sus brazos y desabotono mi blusa tirando de ella hacia los lados dejando a la vista mi sujetador.

FRANCISCO.- Sigue, quiero ver bien sus tetas.

Sergio tiró del sujetador hacia arriba desnudando mis pechos que ahora estaban al alcance de Francisco. Éste miró sorprendido e hizo un gesto de estar satisfecho con lo que veía.

FRANCISCO.- Acaricia sus pechos, quiero ver cómo son de grandes sus pezones.

Nuevamente  Sergio hizo lo que pedía y comenzó a acariciar mis tetas, sus manos las apretaban con fuerza y sus dedos pellizcaban mis pezones con la intención de excitarme y que estos adquirieran su máximo  tamaño. Sin poder evitarlo, noté como mi sexo se humedecida empapando mis braguitas, Sergio era consciente  de ello, sabía que ese era mi punto débil y que con sus pellizcos lograría todo lo que quisiera de mi, de forma instantánea mis pezones crecieron entre sus dedos hinchándose y destacando claramente sobre las areolas.

FRANCISCO.- ¡Joder son perfectas! Tienes unas tetas grandes, redondeadas y con unas areolas y unos pezones extraordinarios, desde luego puedes estar orgullosa de ellas.

Yo sonreí agradecida pero sin saber que decir, esa situación era nueva para mí y no sabía cómo debía actuar.

FRANCISCO.- Ya puedes irte Sergio.

Éste salió de la habitación cerrando la puerta y dejándome de pie frente a Francisco con la blusa abierta y mostrándole mis tetas.

FRANCISCO.- Te ha dicho Sergio quien soy yo.

DIANA.- No.

FRANCISCO.- ¿Y qué te ha dicho?

DIANA.- Que haga todo lo que me pida.

FRANCISCO.- ¿Y lo vas a hacer?

DIANA.- Si.

FRANCISCO.- Yo soy el Director de la empresa de Sergio, su posible ascenso depende de lo que tú hagas aquí ahora, si eres obediente y haces todo lo que yo te pida podrá llegar muy lejos. ¿Quieres ayudarle?

DIANA.- Claro.

FRANCISCO.- Ten en cuenta que aquí no he venido a echar un simple polvo, para eso no vendría, a ti voy a pedirte lo que no hago con mi mujer, quiero hacer contigo todo lo que a ella no le gusta. ¿Te supone algún problema?

DIANA.- No, haré todo lo que me pida.

FRANCISCO.- Bien, veo que eres una niña inteligente, ahora súbete la faldita, quiero  ver tu ropa interior.

Cogí mi falda y tiré de ella hasta subirla por encima de mi cintura mostrándole mi pequeña braga rosa, él alargo la mano y acarició  mi sexo por encima de la braguita, pasó sus dedos por el surco de mi vulva y presionó ligeramente cuando encontró la entrada de mi vagina, al sentir el roce de sus dedos noté como mi sexo segregaba una gran cantidad de fluidos sin ser yo capaz de controlarlo. No sabía por qué  pero sus caricias generaban en mí un estado de excitación que no esperaba.

FRANCISCO.- ¡Vaya! Veo que estás muy húmeda. ¿Te gusta que te toque?

DIANA.- Si, me gusta como lo hace.

Sonrió por mi respuesta y continuó acariciando mi sexo mientras con la otra mano comenzó a tocar mis pechos, lo hizo de forma suave, masajeando mis tetas y pasando las yemas de los dedos por la punta de mis pezones rozándolos muy levemente, esto me volvía loca y con cada roce mi vagina soltaba mas fluidos que mojaban sin parar mi braga que ya estaba empapada. Sus dedos pasaban una y otra vez por mi vulva separando los labios vaginales mientras yo, con mis manos, seguía sujetando la faldita en mi cintura y abría las piernas deseando que me penetrase con ellos lo antes posible. Sin darme cuenta emití un gemido de placer que no pasó desapercibido para él.

DIANA.- Ummmmm

FRANCISCO.- ¿Te gusta? ¿Quieres que siga tocándote?

DIANA.- Siiii, por favor.

FRANCISCO.- No, ahora lo vas a hacer tú para mí, siéntate en el borde de la cama y masturbarte para que yo vea como lo haces.

Me senté  en la cama frente a él, separé las piernas y subí la faldita, después llevé mis dedos a la braguita y comencé a acariciar mi sexo por encima como antes había hecho él, al tocarme pude notar la humedad que impregnaba la tetilla, mi excitación hacia que por mi vagina saliese flujo de forma constante, llevé los dedos a mi boca y los chupé para a continuación meterlos bajo la braga, comencé  a acariciar mi vulva muy despacio pasándolos suavemente por los labios y subiéndolos hasta el clítoris, miré a Francisco y pude ver como me miraba absorto.

FRANCISCO.- Separa más las piernas, quiero ver mejor como te tocas.

Las separé como había pedido y vi cómo se aproximaba para mirarme más de cerca, mis dedos se movían dentro de la braga y el no perdía detalle.

FRANCISCO.- Estás muy húmeda, tienes una gran mancha en la braga, me encanta verte tan caliente.

DIANA.- Ummmm, siiiii, estoy muy cachonda. ¿Te gusta como me toco?

FRANCISCO.- Siii, me encanta, pero quiero ver tu coñito.

Con una mano aparte la tetilla de la braguita dejándole ver por primera vez mi sexo desnudo, con la otra seguí recorriendo el surco de mi vulva mientras separaba los labios para ofrecerle la mejor panorámica de mi húmeda y rosada vagina. Al ver como seguía fijamente el movimiento de los dedos en mi sexo, decidí llevar la iniciativa y subí uno de los pies poniéndolo en el borde de la cama mientras mantenía el otro en el suelo, después me recliné hasta apoyar la espalda en la cama y comencé a acariciarme el clítoris, de reojo le miré y vi como seguía el movimiento de mis dedos sin perder detalle, entonces separé los pliegues de mi vulva con los dedos índice y anular y dejando a escasos centímetros de sus ojos mi rosado y húmedo orificio vaginal, a continuación metí mi dedo medio en su interior y comencé a follarme el coño con él.

FRANCISCO.- Asiiii. Muy bien, fóllate el coño con los dedos, fóllatelo.

Le miré y vi que se había desabrochado el pantalón y había sacado su pene, al hacerlo, no pude evitar fijarme en que su miembro era muy grande, todo él era enorme pero sobre todo destacaba su morado y grueso glande. Mientras me masturbaba para él me sentía obligada a levantar mi cabeza para poder mirar como se pajeaba, no podía creerlo, su mano solo abarcaba un tercio de la longitud de su miembro, de todos los amigos de Sergio y Rafa que me había follado sin duda éste era el más dotado, nunca había visto algo tan grande y me tenía hipnotizada y excitada, por lo que comencé a follarme el coño con rapidez metiendo mis dedos una y otra vez hasta que noté que apartaba mi mano y comenzaban a pasar la lengua por mi clítoris, me incorpore rápidamente y vi a Francisco metido entre mis piernas comiéndome el coño con avidez.

DIANA.- Siiiiii, chúpamelo, me encanta.

Cogí su cabeza con mis manos y la apreté contra mi sexo para que metiera su lengua más adentro. El no paraba de recorrer mi vulva desde el clítoris hasta el perineo y cuando llegaba a la entrada de la vagina intentaba follarme con ella mientras yo empujaba su cabeza para sentir esa lengua lo más adentro posible.

DIANA.- ¡Dios como me gusta! ¡Fóllame con la lengua! Me encanta.

De repente vi que iba a correrme, apreté con fuerza mis muslos aprisionado su cabeza contra mi sexo y sentí como mi cuerpo temblaba con uno de los mejores orgasmos de mi vida. Mi vagina soltaba flujos sin parar y el los recogía con su lengua sin apartarse ni un momento.

DIANA.- ¡Joder! Es la mejor comida de coño que me han dado en mi vida.

FRANCISCO.- ¿Te ha gustado?

DIANA.- Ufffff, no puedo explicártelo, ha sido estupendo.

FRANCISCO.- A mi me ha encantado tu sabor, eres la chica más caliente que he conocido nunca.

DIANA.- ¿Lo has notado verdad? Mi coño se lubrica de una forma exagerada, a veces me da vergüenza porque en cuanto me caliento mojo las bragas sin poder evitarlo.

FRANCISCO.- Bueno niña, yo ya he hecho que te corras, ahora te toca a ti.

DIANA.- Dime qué quieres, haré cualquier cosa que me pidas.

FRANCISCO.- Vaya, veo que ya me tuteas, eso está bien. ¿Seguro que harás cualquier cosa que te pida?

DIANA.- Lo que sea.

FRANCISCO.- ¿Seguro? ¿Por muy raro que sea?

DIANA.- Te lo prometo.

FRANCISCO.- Esta bien, quítate la ropa y vamos al baño.

Me desnude, me cogió de la mano y me llevó al baño.

FRANCISCO.- ¿Seguro que no vas a decir que no?

DIANA.- No, de verdad, te lo he prometido.

FRANCISCO.- Está bien, entra en la ducha y arrodíllate frente a mí.

Me coloqué como me dijo y entonces vi cómo se acercaba y apuntaba su pene en mi dirección, pensé que iba a pedirme que se lo chupara, pero en su lugar y para mi sorpresa comenzó a mear regando todo mi pecho, al verlo no supe cómo reaccionar, iba a apartarme, pero le había prometido hacer lo que me pidiera, así que gire la cara hacia un lado y me quedé quieta mientras su orina caliente mojaba mis tetas.

FRANCISCO.- Mírame por favor.

Dudé un segundo pero volví a mirarle levantando la cabeza, en ese momento vi como subía su miembro y dirigía el chorro hacia mí cara salpicando mis ojos y labios, sin saber por qué y sin que él me lo pidiese, abrí ligeramente la boca y vi cómo una buena parte del líquido que salía de su pene entraba en ella y bajaba por mi garganta, miré a Francisco y vi en su cara el agradecimiento por lo que estaba haciendo.

FRANCISCO.- Abre la boca otra vez. ¡Trágatelo!

Espoleada y excitada por sus palabras, volví a abrir los labios recibiendo un nuevo chorro de esa lluvia dorada que llenaba mi boca. Mirando fijamente a Fran cerré los labios y volví a tragar el líquido que tenía en la boca, no podía entender el motivo pero sentía como mi sexo destilaba otra vez gran cantidad de flujo y a mí me daban unas ganas enormes de lanzarme sobre ese miembro para metérmelo en la boca.

Mientras Francisco lanzaba sobre mi cara las últimas descargas, yo abría y cerraba los labios dejando que parte del líquido resbalase por mi cara cayendo sobre mis tetas. Sin decir ni una palabra, él cogió la manguera de la ducha y limpió mi cara y cuerpo con mucha delicadeza.

MARCO.- ¡Joder Dianita! No me puedo creer que dejases que un tío se mease encima tuyo, y menos que te lo tragases.

DIANA.- Yo tampoco lo hubiese pensado nunca, si alguien me hubiese dicho que algún día lo haría le hubiese llamado cerdo y loco, pero lo hice y me excitó, no se por qué pero me puso a cien.

MARCO.- ¿Y has vuelto a hacerlo después?

DIANA.- Eres muy curioso ¿No?

MARCO.- ¿Pero lo has hecho?

DIANA.- Jajaja, sí, he vuelto a hacerlo después.

Mientras manteníamos esta conversación Diana seguía con su mano debajo de la sabana pajeándome muy despacio.

DIANA.- Creo que ya estás a punto.

MARCO.- Si, ya me queda poco para correrme, por qué no paras y así sigues contándome lo que ocurrió después con ese tío.

DIANA.- ¿Por qué no me cuentas tu mejor cuando perdiste la virginidad y con quién?

MARCO.- No tengo mucho que contar, fue con Tere aquel día que nos viste.

DIANA.- ¡Como! ¿Has sido virgen hasta ese día? Jajaja, no me lo puedo creer.

MARCO.- No te rías Boba, y no se lo digas a nadie, hasta entonces solo había conseguido que me hicieran alguna paja, pero nada más.

DIANA.- No me digas que nunca te habías tirado a una tía y Tere tuvo la suerte de ser la primera. ¡Joder! Si no lo veo no lo creo, yo pensaba que ya tenías mucha experiencia, si lo llego a saber te hubiera follado yo mucho antes que ella. Y mamadas ¿Te la habían chupado alguna vez?

FRANCISCO.- No.

DIANA.- ¡Joder! Esto sí que es bueno. Fui la primera a la que follaste el culo y la primera en tragarse tu leche.

Sin darme tiempo a contestar vi como mi hermana retiraba la sábana y se agachaba hasta meter mi polla en su boca, como la verdadera experta que era, comenzó a subir y bajar pasando su lengua por mi verga succionándolo el glande, su mano sacudía mi polla despacio y su boca se tragaba el capullo presionándolo entre sus labios, después bajaba por el tronco hasta llegar a los testículos y volvía en sentido inverso para metérsela casi entera en la boca, yo ya no podía aguantar más y estaba a punto de correrme.

MARCO.- Voy a correrme ya. ¿Vas a tragártelo como la otra vez?

Diana sacó la polla de su boca y me miró sonriendo.

DIANA.- Toda tu lechita va a ser para mí, no voy a perder ni una gota.

Abrió la boca y saco la lengua apoyando mi glande sobre ella, a continuación comenzó a sacudir mi verga con la mano golpeando el frenillo contra su lengua.

DIANA.- Vamos hermanito, córrete en mi boca, quiero toda tu leche dentro, vamos, venga, córrete ya.

Su mano sacudía mi polla y yo notaba como iba a eyacular de un momento a otro, ella me miraba con cara de viciosa sabiendo que enseguida iba recibir su premio.

DIANA.- Vamos cabrón, córrete ya, quiero que te corras en mi boca.

Inmediatamente sentí como por mi pene subía el semen acumulado en mis testículos y salía disparado golpeando la garganta de mi hermana.

MARCO.- ¡Dios! Me corro, ufffff, ya, ya.

DIANA.- Así me gusta, así córrete, lléname la boca de leche, vamos córrete dentro de mi boca, dámela toda.

Una tras otra fui soltando todas las descargas de semen, entonces mi hermana se metió la polla en la boca y la chupó repetidamente hasta que ya no salía ni una gota más.

DIANA.- Ummmmm ¡Que rica! Me encanta tu leche, creo que vamos a tener que repetirlo más veces. ¿Te ha gustado?

MARCO.- Joder, ha sido la Ostia. ¡Que bien la chupas cabrona! Podías haberlo hecho mucho antes.

DIANA.- No te preocupes hermanito que está no va a ser la última vez que te corras en mi boca.

MARCO.- ¿Puedes contarme ahora lo que hiciste después con Don Francisco?

DIANA.- No, ahora no, es muy largo, ya te lo contaré otro día, ahora tenemos que dormir, bueno, eso tu, yo voy a hacerme una paja pensando en la mamada que acabo de hacerte.

MARCO.- ¿Pero me prometes que me contarás qué más te pidió ese hombre?

DIANA.- Te lo prometo si tú me prometes que te follarás el culo de Tere y me dejarás verlo.

MARCO.- ¡Joder Diana! Eso no puedo hacerlo si ella no quiere.

DIANA.- Solo es cuestión de tiempo, tú no te preocupes que yo te ayudaré a conseguirlo.