¿Por qué a mí? Capítulo 30

Ustedes se preguntarán quién es ese hombre; bueno, pues él es el ingeniero Roberto Tello; trabajador o mejor dicho es asociado de la empresa de mi prima; como supieron que cuando yo llegué a capacitación, él me miraba con muchísima seriedad, me daba miedo, no sé...

Hola mis lectores, ¿cómo están?; espero que se encuentren bien; yo estoy pasando por una díficil situación y es que tras mucho cuidarme, algo me falló y zaz, todos aquí en casa contragimos el Covid; afortunadamente ya vamos saliendo y espero que en pocos días el virus quede errádicado en su totalidad de nuestros organismos; por eso ¡cuídense mucho!

Bueno, pues les dejó un capítulo más de esta serie en su tercera temporada.

Capítulo 30/03 "Tras de Mí"

Entre besos y caricias, sus manos grandes velludas tomaban mi espalda, sus labios y su barba rosaban con mi cuello, sus manos se deslizaban, apretaban mis glúteos y suaves mordidas en mis hombros eran recibidas; entonces él se detuvo.

– ¡Ah, ah, sí, que rico!

– ¿Te lastime?

– No, no, para nada, tú sigue, esto me está gustando y no tienes idea de cuánto.

– Lo sé, siempre te gusta que te haga eso y más.

– ¡Ay sí, sí, que rico, no pares!

– Umm, umm, tu piel, me encanta, me fascinas, me hace desearte más Job, me enloqueces.

– ¡Cállate y sigue haciéndolo, no pares, no te detengas!

Los besos continuaron, unos besos con ansias, con mucho deseo, me giraba sobre la cama y entonces él comenzaba a besarme desde la nuca y con su lengua se paseaba por mi espalda, subía y bajaba, haciéndome retorcer de placer, suspirar y hasta gemir.

– ¿Te gusta mucho que te haga esto, cierto?

– Sí, sí, sabes cómo hacerlo, tú sigue, no te detengas.

– Déjame seguir besándote, quiero lamer tu cuerpo delgado, besar tus pechos, sentirte excitar, que disfrutes, que goces, que suspires, me gusta cómo se eriza tu piel al sentir mis vellos sobre tu piel.

Se bajó más y comenzó a lamer mis nalgas y morderlas suavemente, me arqueaba, me excitaba más y de nuevo me giraba; él mostrando su pecho sudado velludo se recostaba sobre mí besándonos, sujetándonos de las manos y sintiendo como nuestros corazones latían con fuerza, con intensidad, con mucha lujuria; su lengua traviesa invadía mi boca y su barba de nuevo rosaba mi cuello a tal grado de ponerse roja mi piel de tanto derroche; sus dedos eran introducidos en mi boca para luego buscar mi recto y estimularlo; me sentía en confianza, pues al ser indetectable las bolitas que me habían salido antes se habían desaparecido; así que sin preocupación o pena él introdujo dos dedos y comenzó a estimular y relajar mis músculos anales, tomó de nuevo un poco de saliva y continuaba haciéndolo, yo me retorcía de placer, de gusto, de satisfacción; llego el momento, abrió el condón, se lo colocó y me dijo.

– Voltéate, ya sabes cómo me gusta.

– Sí, ya sé, no sabes cuánto deseaba este momento de nuevo.

– ¿Estás listo? – Sí, lo estoy, pero con cuidado, ¿sí?

– Sí, claro, ya sabes cómo, conmigo es placer no violencia, así que disfruta cariño, mi flaco.

Me giraba boca abajo y alistándose comenzó a rosar mi recto con la cabeza de su miembro, poco a poco hasta que por fin lo introdujo.

– ¡Ah, ah, ah, duele, duele pero no te detengas! – Le decía suspirando y jadeando.

– ¡Ah, ah, ah!, esto es delicioso, es la gloria, me encanta como aprietas, como te retuerces de placer, me gustas, me encantas, Job eres lo máximo.

– Sí, que rico, me gusta, ¡aahh! – Me colocaba sus dedos en mi boca para que mis gemidos y quejidos no se escucharan tanto.

En la piel de mi espalda comenzaba a sentir las gotas de su sudor caer, sus piernas velludas sentirlas rosar con las mías, no estábamos haciendo el amor, simplemente nos estábamos dejando llevar por el placer, por el gusto, por el deseo pasional de la atracción que él y yo nos comenzamos a sentir desde que me vine a vivir a ciudad de México.

–Voltéate. – Me decía. – Vamos a cambiar de posición.

Él se acostaba y yo sobre él movía mis caderas, me tongoneaba al ritmo que él quería, que él quisiera, mi pecho comenzaba a sudar mucho, eso le excitaba y sus manos me untaban el sudor para luego saborear el resto en sus dedos.

– Ah, que rico, así, si, si, así sigue.

– Sí, ya estoy aprendiendo como te gusta que lo haga, que lo disfrutes. – Le decía a él que jadeaba y se acariciaba su pecho velludo y empapado de sudor.

La intensidad y la fogosidad, ocasionaron que usáramos 4 condones y una felación sin preservativo en la cual él acababa en mi boca; ¡tranquilos!, soy indetectable, no hay riesgo de contagio, además puedo decir que esta no es la primera ni la última vez que le practico sexo oral a él y tampoco que se viniera en mi garganta. Al concluir, ambos quedamos exhaustos en la cama, él muy sudado y yo empapado por su sudor; nos sonreímos, nos abrazábamos y nos regalábamos otros besos más con unas suaves caricias.

– Job, me encantas mucho, eres tan dulce, tan tierno, pero a la vez en la cama eres tan sumiso o tan dominante, que eso me excita y me provoca mucho.

– Ya, basta, siempre que me dices eso me la creo, pero no, sólo me dejo llevar por ti y hago lo que mejor te complazca y lo mejor que disfrutes.

– ¡Me encantas de verdad!

– Tu también, me encantas y mucho.

Nos dábamos un beso más y nos levantábamos de la cama para ambos ducharnos y arreglarnos, ya eran las 8 de la noche y yo debía llegar a casa de mis primos antes de las nueve y él debía hacer unos pendientes del trabajo; una vez listos, salimos del motel en su coche y tomamos rumbo a dejarme a la casa de mis primos.

Él me dejaba dos calles antes de la casa de mis primos, con cautela nos despedíamos de un beso y me bajaba, caminaba algo incómodo por la penetración anal, pero vaya que lo había gozado y disfrutado; entraba a la casa y ahí mi prima Sandra me preguntó.

– Buenas noches, ¿Dónde andabas Jobcito?

– Hola, buena noche, estaba en las clases de Pole Dance, vaya que terminé algo adolorido de los brazos.

– ¿Pole Dance?, creí que por los tiempos de la oficina no las tomarías.

– Pues sí, eso pensé, pero ya viéndolo bien, decidí hacerlo, además necesito distracción y hacer un poco de ejercicio para no estresarme mucho en la ciudad.

– Si, te entiendo, está bien, me da gusto saber que estés adaptándote a la ciudad.

Estaba por entrar a la cocina cuando ella me dijo. – Por cierto Bruno y Yara fueron por la cena, así que en un rato estarán por aquí, llegaste justo a tiempo.

Me sonreía y pasaba a tomar agua, en eso me seguía mi prima a la cocina y en tono serio me pregunto. – ¿Ya terminaste de digitalizar los archivos del 2005?

– Amm... no, aun me faltan, voy por partes, son muchos archivos, desde el que estoy aquí ya termine del 2000 al 2004, mañana comenzaré con los 2005, son demasiados.

– Bueno, por qué tenemos que tener los respaldos por lo mejor hasta el año del 2012; pronto tendremos otros tres proyectos y hay que viajar y tú junto con Leandro se quedaran a cargo de la oficina mientras nosotros nos vamos a supervisar los proyectos.

– Sí, entiendo, está bien, me alegra que tengan trabajo, eso es algo bueno.

– Sí, así es, gracias a Dios.

– Mi prima se regresaba a ver la televisión y yo me preparaba un té, tomaba un pan y subía a lo que era mi recamara; estando allí, abría las puertas del balcón y dándole un sorbo al té, luego al pan me sentaba con vista al balcón y desde ahí veía la Luna; se cambió la escena, se cambió el guion y el libreto ahora está en un cajón; tengo un nuevo shampoo, estoy en una nueva ciudad todo esto es para una nueva soledad y mi corazón con libertad volará sobre los techos, la vida es un juego de dados, todo es cuestión del destino.

Tras los problemas constantes con mi mamá, tuve que decidir en ser feliz o vivir atormentado por ella y sus miedos; así que decidí buscar trabajo y poder independizarme; Marcelo y yo en nuestros intentos de regresar como novios, no se pudo ni se lograba, ya que él tendría que estar casi un Año en Monterrey y allá no había mucha fuerte de trabajo para lo que yo estudie; ciencias de la comunicación; aun así en una visita que hizo a la ciudad mi prima Sandra dueña de una mediana empresa llamada M.I.S.D.A.A (Mantenimiento e Instalación de Sistemas y Ductos de Aire Acondicionado) ; me dijo que requería apoyo en las oficinas para digitalizar, administrar los proyectos de urgentes a no tan urgentes y de mensajero; que me capacitarían y posteriormente tendría un sueldo, bueno no es el gran sueldo, pero serían 4,500 quincenales y bueno, debido a que Marcelo se había ido de la ciudad y manteníamos contacto por teléfono, él me impulso a decirle sí y alejarme de las redes de mi mamá; ella desde que supo que la dejaba, me puso sin fin de trabas, sin fin de obstáculos, pero obviamente no me deje, no quise y no le hice caso pues sabía bien que ella sólo lo estaba haciendo para no quedarse sola y no enfrentar sus miedos como debería; así que pasé en mi ciudad un último fin de semana, mis amigos en nuestro grupo de mensajes me deseaban las mejores de las suertes y pues ya, tengo aquí en la ciudad unos 8 meses casi 9 y aún no me acostumbro mucho al estrés, al viajar en metro, al andar de aquí allá, siempre hay una primera vez y yo tuve como cinco o siete veces que me perdí jeje, pero bueno me descargué en el celular una aplicación que me orienta cada vez que me mandan a recoger o entregar unos planos a las empresas que nos llegan a contratar.

Bueno, esta casa en la que vivo ahora es grandísima, aquí viven mis primos Yara es maestra de secundaria, Bruno es ingeniero en electricidad, Sandra ingeniero en máquinas y herramientas; mi otro primo es Leandro y es el contador de la empresa, pero él ya vive con su esposa Isabel; una mujer muy agradable; y bueno yo me quede en la habitación que era de él con balcón hermoso; como podrán darse cuenta la empresa es familiar, pero se ha contratado mucho más personal debido a que ha ido creciendo y creciendo; debo admitir que cuando comencé a capacitarme, tenía mucho miedo, pero muchas ganas de poder vivir mi vida, abrirme paso para escapar sin fin lejos de mi mamá, lejos de sus cuidados asfixiantes que aunque me molestaban, debo admitir que la extraño; cada quincena le mando un poco de dinero y le pido que ahorre, pero que no le diga nada a mi papá pues por lo que me enteré él está de nuevo soltero ya que la mujer con la que andaba lo dejó, entonces pues espero no quiera reconquistar a mi mamá.

Mis amigos están bien, cada quien está trabajando en su ramo y en ocasiones hacemos video llamada para saber cómo estamos y para hablar sobre nuestros momentos y aventuras como "jóvenes adultos "; ¡oh, esperen, suena mi celular!

– Hola. – Con tono de felicidad.

– Hola flaco, ¿Cómo estás? – Cuestionaba esa voz varonil.

Me iba a cerciorar que nadie me escuchará y respondía. – Estoy bien, bien gracias, después de lo que hicimos me siento estupendo, no sabes cuánto.

– Es que por eso me encantas, me emociona estar contigo, a tu lado, eres genial, esos besos, tus caricias, la forma en la que me besas mi pecho velludo, eres tan magnifico. – Con tono excitado.

– Y que puedo decir de ti, eres tan varonil tan atractivo, esa voz gruesa que tienes, tus besos, tus caricias, la forma en la que lo hacemos, todo eso me provoca muchísima excitación y deseos de que se repita.

– Pues de no ser porqué tenías que llegar a casa de tus primos, nos hubiésemos quedado toda la noche haciéndolo, total tenía más condones en el coche. – Con sonrisa dijo.

– Jajajajaja eres un goloso, lo sabes, tranquilo, hay que llevar las cosas con mucha calma, además no quiero causarte problemas.

– ¿Problemas?, ¿Cuáles?, yo soy hombre libre y tú eres un chico lindo y también soltero o ¿será que tienes novio?

– ¡Ay, qué cosas dices!, no, no tengo novio, desde que vine a ciudad de México me doy cuenta que son mucho más exigentes aquí, piden cuerpo de gym, varoniles, marcados del cuerpo, con dinero, con coche, eso es lo que la comunidad gay se ha convertido.

– Qué bueno que tú no eres nada exigente, porque si te das cuenta soy todo lo que dices que pide la comunidad gay menos el cuerpo de gym, estoy rollizo, panzón, pero soy atractivo, ¿o no lo crees así?

– Sí, la verdad sí, desde el primer día que te vi en las oficinas, me sentí atraído por ti, pero no sabía cómo eras de carácter, pues te ves muy rudo, muy no sé, cómo dicen, con cara de mata putos.

– Jajajajajaja no, no como crees, sí, claro debo guardar mi postura, mi comportamiento ante los demás, pero tengo amigos gays y con ellos suelo salir, saben respetar mi actitud y también la discreción que mantengo y eso me gusta que así sean.

– Por eso yo te respeto mucho, bueno, lo respeto mucho ingeniero Tello.

– Por eso me gusta estar contigo Licenciado Cáceres.

Ambos nos reíamos y él bostezaba. – Bueno, sólo quería saludarte y desearte buenas noches, así como también decirte que eres magnifico y que nuestros momentos en la intimidad son y serán únicos.

– Gracias, también tú, eres magnifico como hombre, como persona, me causas muchas sensaciones y eso, eso es algo que me hace suspirar como no tienes idea y sobre las ganas de querer tener más de lo que ya.

– ¡Eres un goloso flaquito!

– Tú, tú me haces ser así de goloso, así que bueno ya, nos veremos mañana, ¿te parece?

– Sí, sí, claro, nos vemos mañana, descansa Job, te mando muchos besos en todo ese hermoso cuerpecito que posees.

– Gracias, también te mando muchos besos en todo ese cuerpo velludo que posees, me encantas.

– Sale te tengo que colgar porqué ya me estoy excitando y mi amigo se está erectando.

– ¡Uy!, cómo quisiera poder ayudarte con mi boca, lamerlo, besarlos, recorrer con mi lengua tus testículos y luego...

– ¡Ya, ya basta Job!, mejor te cuelgo, porque me estas poniendo bien cachondo y eso no se vale, no se me hace justo que estés allá y no a mi lado para pasarla rico.

– Pasarla más rico de lo que ya.

– Sí, más de lo que ya.

– Bueno ya te dejo, nos vemos mañana, descansa.

– Antes de irme a dormir, me voy a masturbar pensando en ti, ¡me encantas!

– Esta bien, piensa en todo lo que hicimos hace rato, que lo disfrutes, nos vemos.

La llamada se finalizaba y yo me acostaba suspirando a la cama.

Ustedes se preguntarán quién es ese hombre; bueno, pues él es el ingeniero Roberto Tello; trabajador o mejor dicho es asociado de la empresa de mi prima; como supieron que cuando yo llegué a capacitación, él me miraba con muchísima seriedad, me daba miedo, no sé, creo que era debido por su actitud tan varonil tan imponente; ya que es que es alto, mide 1,85, robusto; sí. tiene panza; es velludo, barba muy frondosa, manos grandes con vellitos, muy atractivo a pesar de no tener cuerpo tan perfecto; bueno ya regresando al tema; las cosas se comenzaron a dar por motivos empresariales sobre los proyectos y yo debía estar allí; así que entre opiniones y entre charlas y juntas de "relajación" que organizaba la chica de recursos humanos, realizó una actividad de campo para "conocernos mejor" más allá de la oficina: y para mi suerte me tocó con él, nos mirábamos y no sabíamos que decir o hacer.

La de recursos se nos acercaba diciendo. – ¿Bueno, ustedes por qué no hablan?

– Pues es que yo soy nuevo en la empresa y apenas conozco unos cuantos de aquí. – Dije nervioso.

– No te preocupes esta actividad te hará socializar, ya lo verás. – Ella se iba y él me miraba serio.

– ¿Pss de dónde eres? – Le respondía y alegremente me respondió. – ¡Oye que padre! yo soy de la ciudad vecina a unos 40 minutos, así que cuenta que tan cambiado esta allá, tengo como 5 años que no viajo para allá.

– Bien te cuento, la ciudad la debes ir a visitar pronto, pues ha cambiado muchísimo, mira algunas fotos que tengo.

Se las comenzaba a enseñar y la tensión entre él y yo se desvanecía y se había relajado, así que comenzamos a charlar más sobre la ciudad y sus grandes cambios, luego pasamos a charlar sobre más cosas chuscas que a él le habían pasado y yo me moría de risa, así que yo le comente sobre un alguna anécdota que nos haya sucedido: y así no la llevamos conversando a sobre una aventuras, entre ellas nuestras amistades y cuando le mencioné lo de Jackie el ingeniero amablemente me dio una palmada en espalda diciendo que todo estaba bien, le agradecí y él me regalo una sonrisa; después de esa charlar amistosa nos empezamos a caer mejor de lo que ya; él sólo me miro muy serio para que pocos segundos después comenzarse a reírse y a los pocos minutos de la charla, el ingeniero me platicaba sucesos que acontecían en las oficinas unas historias me daban risa y otras no tanto; posteriormente la psicóloga de recursos humanos a lo lejos notaba que había química entre nosotros y que hacía convivencia y eso la motivo a continuar con su plan de convivencia; aunque pocos no se sintieron a gusto esta técnica quedaría les gustara a algunos y a otros no tanto la propuesta de todos los viernes; se tuvo que cambiar el día ya que el trabajo lo iba a impedir, así que sería esta actividad cada 15 días con ropa cómoda; pero debido a la carca de trabajos se volvió obligatoria que fuera ahora cada fin de mes; al final la sesión la de recursos humanos concluyó y cada quien comenzó a retirarse de sus lugares para retomar su área de trabajo, de pronto la voz varonil dijo.

– ¿Job?

Yo voltee y al verle le sonreí diciendo. – Hola.

– Hola. – Era él (El Ingeniero)

La psicóloga nos miraba y simplemente se sonreía

– ¿Cómo te va después de esta sesión? – Dijo él con timidez.

– Pues bien en lo que cabe, por ser el nuevo yo creí que me harían alguna cosa de bienvenida, pero no fue así.

– No Job, aquí no somos, bueno sí lo hacíamos pero el presupuesto no lo permitió esta vez así, descuida.

– ¡Ah, ya entendí!

– Pero se te puede organizar una mini bienvenida a pesar de que ya tengas unos meses laborando aquí.

Se sonreía el ingeniero y me daba una palmada diciendo – Saliendo nos vamos por unos tragos ¿qué dices?

– Bueno, sí pero sólo los tragos de ley.

La psicóloga nuevamente pasaba cerca de nosotros y nos sonreía.

– Bueno te dejo, gracias por la invitación. – De nada Job.

– Seguiré con los pendientes que tengo que son pocos, así que creo que terminaré pronto.

– Que bueno Ingeniero.

Tras esa charla ambos íbamos a nuestras oficinas y allí Sandra por el intercomunicador me decía. – Por favor Job te necesito en mi oficina de inmediato.

– Sí claro Sandra, lo haré.

De prisa salía y tocaba en la puerta de su oficina y al darme el pasó me veía algo temeroso y me dijo – ¡Vamos entra que esto urge!

– Nervioso entre y dije. – Con su permiso, ¿sucede algo?

– ¡Sí!, necesito a la voz de ya todos los documentos digitalizados y vas muy lento ¡Acaso eres un incompetente!

Sus palabras me hirieron, pero las tomaba en cuenta como jefa y no como una familiar más.

Así que le respondí. – Disculpe usted, estoy tratando de hacer todo lo posible y rápido para acabar pronto.

– Muy bien pero ¡rapidito!, andas muy lento y distraído.

– Sí, sí, no te preocupes lo haré lo más rápido posible.

Nos mirábamos y entonces seria me dijo. – Por cierto te debo dar unos documentos que debes 5 sacarles copias a cada expediente que te daré y por favor acomódalos en ese mismo orden en el que están, ¿entendido?

– Sí, sí entendí.

Saliendo de la oficina de ella di la vuelta y de un momento a otro al ingeniero se le ocurrió invitarme a salir. – Hola, oye ¿entonces la salida al bar se hará?, porque yo ya estoy listo.

No sabía que responderle, así que mi mirada fue de expresarle un sí: pero luego recordé los pendientes que tenía y me quedé mudo.

– ¿Entonces? – Volvió a preguntarme

– Nervioso le respondí. – Sí, sólo aguántame, tengo que capturar todo esto en y ordenar unas cosas en sala de juntas y ya término.

– ¿Sí quieres yo te ayudo a capturar?

– ¿De verdad?

– Sí, claro confía en mí yo te ayudo.

En mi oficina él comenzó por una parte y yo por la otra, verificando que los documentos originales quedaran exactamente dónde deberían en los originales; al ver que ya estaba todo listo, los dos nos sonreímos.

Al final de apoyarme, él me decía. – Bien ahora yo terminaré con mis pendientes y más tarde nos veremos, ¿de acuerdo?

El simple hecho de que me haya ayudado eso me alegró bastante

– Nos veremos saliendo del trabajo.

– Perfecto, así será.

– Ambos nos regalamos una sonrisa y listo.

Mientras pensaba en la propuesta brindada por el ingeniero, me apresuraba hacer mis deberes, hasta parecía Speedy González con algunas cosas que me hacían falta en mi oficina; la idea de ir a un bar a chalar y luego a llevarme a conocer la ciudad era la mejor propuesta que yo podía recibir; ya tenía planificada mí salida; por obvias razones le tuve que avisar a mi prima que saldría un poquito temprano, así que interrumpiéndola ella algo molesta dijo.

– ¿Tan si quiera hiciste las capturas de archivos más que las de ayer?

– Sí, incluso me adelante un poquito y ya comencé a ordenarlos por carpetas, voy progresando aunque es un poco enredado.

– Mi prima se quedaba pensando muy seria, luego de unos minutos me dijo. – Bien, pero ya sabes las reglas de la casa y que cada quien se hace de cenar y lava sus trastes, ¿entendido?

– Si Sandy, lo haré.

– Haciendo pausa le dije. ¿Entonces es un sí?

– Pues sí, es más si acabaste con el encargo que te di sobre los documentos de la junta pues ya te puedes ir a tu cita.

Mi mente comenzó a trabajar, pues eran un montón de documentos y me tardaría mucho, ahí fue donde la presión y el estrés de la CDMX me estaba comenzando a invadir; de inmediato salí de su oficina y regrese velozmente a mi lugar de trabajo a sacas copias y acomodarlas como loco y a acomodarlas hasta en desorden viendo el reloj; en eso se escuchó tocar la puerta de donde trabajo.

– Sí, adelante, pase.

– Hola, soy yo otra vez, te vi correr, ¿todo bien?

– Sí, bueno no, no todo bien, lo que pasa es que me faltan unas cosas y debo agilizarme, creo lo del bar tendrá que esperar pues estos es bastante y no creo acabar a tiempo.

– Acabaras a tiempo si unas dos manos extras te apoyan.

Cuando el ingeniero entro me comenzó a ayudar y a ordenar el desorden que poseía; lo volteaba a ver y él igual diciendo.

– ¡Apúrate si no, no vas a terminar a tiempo!

– Chistoso. – Me sonreí

Y al voltear el ingeniero me preguntaba.

– ¿Te parece si te ayudo con esas capturas?, así tú sólo las vas ordenando y no enredaras con cual es cual.

– Buena idea tuviste, hagámoslo.

– Siento que estoy haciendo mucho abuso de mi parte para contigo.

– No, no para nada, mientras no se entere la bruja de Sandra, todo está bien.

Se hizo una gran pausa ya que el ingeniero recordó que era ella mi prima y dijo. – ¡No, no, no quise decir eso, de verdad no fue mi intención!

– No te preocupes, en los baños he escuchado cosas peores, de que es una mala jefa y de que no se sabe distribuir, que los sueldos los depositan dos o tres días después de quincena, así que eso no me asusta.

– ¡Ah bueno!, bien te dejo Job tengo que terminar unas cosas y listo, nos veremos un rato.

– ¿Podré ayudarte?

– Gracias, pero nada más faltan unos detalles, yo sólo debía checar cómo va el proyecto y listo, estar sentado varias horas en el escritorio revisando proyectos a futuro que son bastantes, pero yo de mí parte he terminado.

– Se sonrió diciendo. – Sólo deja ver que todo se quede en orden, ya sabes los de limpieza sin querer mueven las cosas y suceden hacer cosas terribles.

– Si aún tienes cosas por hacer dime y con gusto te ayudaré, me has ayudado un buen, anda permíteme ayudarte.

Él al verme tan insistente, me dijo. – Bien, bien, vamos, es algo sencillo, pero vamos. – Entramos a su lujosa oficina y ahí me comenzó a explicar lo que debía hacer; que la verdad no era la gran cosa.

Tras haberle ayudado, él me decía que ya no nos cambiáramos y que así nos fuéramos al bar; pero Sandra le hablaba diciendo que lo quería ver urgentemente; al término de la llamada él me decía que la salida al bar se cambiaba por una salida a un antro de la ciudad, que le diera mi dirección de la casa y que pasaría puntual por mí; y yo bien soñado y emocionado por que saldría con alguien.

Salía emocionado del edificio de las oficinas me iba en taxi a la casa para "según" llegar temprano; le pagaba al taxista una tarifa algo cara, pero bueno, le pagaba y entraba a la casa casi desnudándome, como el agua salía fría porque el calentador no sirve de forma automática, pues me tuve que fregar lavarme con agua helada y me lave las partes importantes, cabeza, orejas, cuello, axilas, entre piernas, nalgas y pies; suspirando y viendo la hora, rápido me salí de la ducha me seque lo más inmediato y bueno como me dijo que sería un lugar que me gustaría tendría que ir más o menos presentable; una vez ya listo esperaba en el sillón y su llamada me informó que estaba vistiéndose ya que mi dulce primita pues lo había entretenido un poco más de la cuenta con asuntos de la junta de mañana, me decía que guardará la calma y así lo hice, me contuve.

Tras mucho esperar él llegaba con una camioneta, me avisaba con el claxon y yo salía cerrando bien; me sonreía y la verdad verle vestido así se veía tan guapo, tan apuesto, me hizo suspirar; muy caballerosamente me abrió la puerta y luego de unos segundos comenzamos a platicar de la diversidad de cosas que hay en ciudad de México y que no me aburriría en lo absoluto, y que si yo quería podría ser él mi guía; me sonroje y sin querer le toque la pierna, pero me detuve, porque podría ser indicio de una sola oferta de amigos y no de otra cosa; la cosa es que ya en el antro no sé por qué pasó o que fue lo que sucedió que cuando él me preguntó si tenía o había dejado una novia por allá le respondí que no, después de un trago de su whisky, me preguntaba ¿entonces algún novio? Fue ahí cuando me sonreí y le contestaba que no, novio no tenía, que tuve un intento de regresar con mi ex pero no se dio ni funciono debido a que él tenía que viajar a otro lugar y no nos veríamos casi siempre; nuestra charla se tornó en confianza y él me revelaba que era bisexual, pero con inclinación más a los gays; después de esa charla, comenzamos a bromear sobre otros gays que se ponían muy exigentes y pedían hasta las perlas de la virgen; nos empezamos a caer muy bien y de esa salida al bar, nos íbamos ahora sí a un antro; la verdad debo admitir que es un muy buen bailarín, se mueve muy, muy bien, bailamos juntos salsa, cumbia y me tuve que adaptar a la forma en la que los de ciudad de México bailan; nuestra salida terminó a las 3 am, hora en la que me fue a dejar a la casa de mis primos, pero justo, justo antes de que yo me bajará él me robaba un beso diciéndome que era un chico muy lindo y atractivo; cuando nos miramos, yo me le abalance y lo comencé a besar justo, justo frente a casa de mis primos y tratándole de quitarla camisa con fuerza, con ganas, con deseo.

¡Vaya, ese beso me causo muchas sensaciones y vibraciones en mí!; el miedo que tenía se iba desvaneciendo y las ganas de vivir se intensificaban más en mí; tenía un nudo en la garganta durante mis primeras semanas estando ahí en México me daba cuenta que podría escribir el intento de una carta o una historia, ya que era como si estuviese en otro país extraño, no sé cómo explicar la situación, sólo que me estaba dejando llevar por mis alas que en algún momento no podía extender por estar sobreprotegido por mi mamá; ahora estaba encontrando mi camino, volando con un poco de temor para encontrar libertad, lejos de ahí y dejando todo lo malo que me ha ocurrido, dejarlo tras de mí; y bueno desde ahí el Ingeniero y yo hemos tenido cuidadosos encuentros pasionales y a veces amorosos, tiernos, pero nos limitamos él uno del otro.

¿Y bien, qué opinan de esta nueva vida que Job esta iniciando?, también, ¿qué piensan de esta relación sexual que se ha logrado?; ¿habrá triángulo amoroso entre Roberto, Marcelo y Job?

Los leeré con gusto.

Saludos.