¿Por qué a mí? Capítulo 27

Cerraba la puerta con seguro y escuchaba las súplicas de mi mamá intentando aclarar las cosas, pero lo dicho ya estaba, ella ya había hablado y yo por fin me estaba dando cuenta que mi lugar ya no era allí en esa casa.

Hola, ¿Cómo están?, espero que todo bien, ¿qué tal la pasaron en noche buena y navidad?, ojalá que bien.

He notado mucho enojo y descontento con la actitud de Job, si bien nadie es culpable sólo él, ¿qué los hace a ustedes ser poco empaticos?, es comprensible que Job les ocasione ganas de sangolotearlo y hacerle ver sus errores; pero la vida misma se esta encargando de ello y de una forma muy cruda; ¿ustedes que harían en su lugar?; bueno, no vamos a satanizar a Job ni quien le rodea, sólo él sabrá que hacer y como manejar la situación o saberla llevar, en lo mientras les dejo este nuevo capítulo de esta historia.

Capítulo 27/03 "Se Desintegra el Amor"

Marcelo se estaba estacionando, cuando su mano rosó la mía por accidente, me miró se sonrío y se desabrochó con cuidado su cinturón de seguridad; ese rose de manos activo una sensación que tenía perdida o pensaba que estaba apagada.

Nos miramos, se sonrió y dijo. – Sigues igual de bonito como cuando fuimos novios.

Me sonrojé diciendo. – Tú sigues igual de guapo y atractivo que antes, que siempre.

– ¿Entonces qué fue lo que nos sucedió?, ¿por qué terminamos esto? – Interrogó de una manera curiosa.

– ¿Ya se te olvido? – Le respondí con cuestionamiento.

– Sí, sí, la verdad se me olvido bien el motivo exacto del porqué acabamos nuestra relación sí seguimos viéndonos con esa mirada de amor y de lealtad como antes, como siempre. – Marcelo recargándose en el volante.

– Marcelo, te refrescaré la memoria. – Seriamente e incómodo de recordar la situación. – Fue esa navidad en tu casa, ¿te acuerdas?

– ¡Ah, sí, sí, creo recordar! – Él miraba hacia adelante.

– Bueno pues te dije que lo pensaría bien sobre aquella propuesta que me hiciste y después tuvimos relaciones y luego nos fuimos a casa de Jacqueline donde entregamos obsequios a sus papás y mis demás amigos, pero tú cometiste la indiscreción en una charla con los padres de Jackie que nos iríamos a vivir juntos próximamente aun sin si quiera haberlo pensando bien, puesto que te dije que lo debía pensar mucho antes de una decisión final; entonces yo me puse serio y me sentía ya incomodo por los comentarios de mis amigos al hacerme ver que era la mejor opción para poder ser felices tú y yo. – Le decía mirándole.

– ¿Sí era la mejor opción, por qué no seguimos con el plan? – Cuestionaba recargado de nuevo sobre el volante.

– Porqué esa madrugada que me fuiste a dejar a mi casa, mis papás estaban discutiendo nuevamente, mi madre y mi padre se estaban insultando y fue cuando mi mamá dijo que no quería quedarse sola, que ese era su temor, su miedo más grande de quedarse sola, eso lo escuché justo cuando estaba por ingresar a la casa; esa noche como estaba mareado, no quise ser partícipe de la discusión y preferí irme directo a mi habitación dónde me puse a meditar lo que pasaría si me iba contigo o si no lo hacía; durante los días posteriores evité a toda costa hablar contigo sobre el tema y sólo me dedique a decirte lo mucho que te amaba, pero tú comenzaste a sospechar cosas raras de mí e incluso me interrogaste si te estaba siendo infiel y por eso no te daba una razón; pero fue sino hasta el 31 de Diciembre donde estando juntos justo a media noche, nos besamos, nos abrazamos y luego de meditarlo bien, te dije que no me podía ir contigo a vivir por mi mamá y sus miedos de quedarse sola, porqué en ese entonces yo aún sentía un aprecio enorme y gratitud por ella; fue cuando te incomodaste, te pusiste serio y decidiste irte con tus papás dejándome a mí con mis amigos; Jacqueline me preguntó si nos habíamos peleado y fue cuando le dije todo lo que estabas planeando entre nosotros, fue ella que me dijo que era un tonto en encadenarme a mi mamá y ser un hijo ancla, pues ella tuvo hijos para que tuvieran una vida independientemente lejos de ella y no una vida anclado a ella por siempre sólo por ser el hijo menor, Jackie me dijo que debía buscar y rehacer mi vida y yo me moleste con ella y sus consejos y me fui de la reunión en taxi; entonces al llegar a la casa encontré a mi papá discutiendo con mis hermanos y entendí que sí, mi mamá era por quién me tenía que quedar, pues la encontré en su habitación triste, llorando, con mucho temor a quedarse sola, pues mis hermanos estaban por irse a festejar el nuevo año y ella se quedaría con el borracho de mi papá; pasaron los días y tú no me escribías, ni yo te escribía, comenzamos a tener conflictos en nuestra relación, pensaba que era mi edad, mi inmadurez, mi falta de carácter y tu comenzaste con tu indiferencia, lo comenzaba a presentir que nuestra relación estaba comenzando a desbaratarse y fue ahí cuando decidimos no seguir escuchando y comenzar a ser mucho más frágil lo nuestro.

Un poco alterado le mencionaba eso a él y entonces Marcelo recordó diciendo. – Ya recuerdo, me porte como un patán, si tan sólo hubiese sido un poco más dulce y mucho menos frágil.

– Sí tú hubieras más amor tierno y no tan volátil. – Suspiré diciendo. – Las semanas comenzaban a transcurrir, nuestros regalos de reyes nunca no los dimos, ni si quiera san Valentín, entonces comencé a comprender que tu molestia era que haya preferido a mi madre en vez de a ti y sentí que me dejaste de quererme y yo de enamorarte, tratamos de ser fuertes y dejé de buscarte como antes, fuimos cobardes, muy tontos los dos y se desintegró el amor a casi dos años de nuestra relación, de un momento a otro me pediste no vernos más por una temporada y yo entendí, mi lado era estar con mi mamá y cuando te busqué cambiaste de número, me bloqueaste de Facebook y poco tiempo me enteré que ya no estabas en la ciudad, te habías ido, no quisiste ni decidiste esperarme, entendí que no me amabas y yo no sé qué onda, fue cuando me comencé a dar cuenta que mi error fue quedarme con mi mamá pues todos sus miedos, sus traumas, sus cosas las proyectaba en mí y me hacía daño, más daño de lo que ya había vivido.

Suspiré y recordaba que luego de que Marcelo me había dejado, yo comenzaba a buscar aventuras en chats de la región con otros hombres casados, viudos, divorciados, con los papás de algunas conocidas de la prepa e incluso taxistas; sí, mi escapatoria era encontrar una tabla de salvación para alejarme de la toxicidad que mi mamá me estaba envenenando y yo ni en cuenta hasta tiempo después; ahorita; que ya estoy condenando a morir.

Marcelo recordaba y hablaba. – Sí, fui yo quien terminó nuestra relación alejándome, nunca te volví a buscar ni a contactar, pero sí indagué que había sido de tu vida, de tus cosas, de tus asuntos familiares, me dijeron que tú ahora estabas buscando hombres en los chats y en páginas de anuncios para adultos, me decepcione mucho de ti y cuando pensaba buscarte para llevarte conmigo, supe que andabas con un tipejo feo, moreno, que no te trataba del todo bien y que no era la gran cosa, pero te vi feliz con él a su lado y decidí no buscarte más, te dejé, dejé lo nuestro en el pasado y preferí mirar hacia adelante, seguir con mi vida, con mi camino, con mi destino que no era a tu lado por más que lo intente forzar y obligar. – Se dirigió a mí y me preguntó. – ¿Ese hombre con el que estabas te hacía feliz?

El hombre por el cual me interrogaba era nada más y nada menos que Fermín, el tipo que simplemente estaba conmigo por ser su próxima víctima y porqué sabía que era propenso a ser infectado por el virus; no sabía que responder, me puse nostálgico, sentimental y me invadió el coraje y la culpa; ¿se dan cuenta de que sí hubiese aceptado irme con Marcelo nada de esto me estaría pasando?, ¿se dan cuenta que por poner antes a mi familia, mi madre en especial, muchas cosas hubiesen sido diferente de no haberlo hecho?; ¡neta odio esta maldita situación!

Mis ojos se comenzaron a cristalizar y le dije. – Ese hombre del que prefiero no decir su nombre, ese hombre me hizo feliz para engañarme, para idiotizarme y caer en sus redes, así que la respuesta es no, no Marcelo, no me hizo feliz como tú lo hiciste.

– Bueno, entonces dime ahora, ¿te sientes bien así dónde estás ahorita?, quiero decir, ¿tu familia está bien, tu mamá? – Me cuestionaba y yo no sabía que responder, tras unos segundos de silencio, mis ojos se cristalizaron y le conteste.

– No, no estoy bien aquí dónde estoy, me siento inútil, me siento inservible, no sé, me arrepiento mil veces de haber preferido a mi familia que todo a ti, de verdad no sabes cuánto. – Me limpiaba los ojos con una servilleta que sacaba de mi bolsa del pantalón.

– Oye Job, mírame, escúchame, por lo que me dijiste ya terminaste tu carrera, ya tienes tus papeles en orden, tu tiempo aquí con tu familia ya pasó, tus padres se separaron, tus hermanos están haciendo su vida, siento yo y creo yo que es justo que tú también hagas tu vida a parte y vueles, vueles buscando nuevos rumbos y nuevos lugares, debes ver por ti, ¿sí? – Marcelo me aconsejaba de una forma que sí, relativamente tenía mucha razón.

Dichas palabras de él, me conmovían y de nuevo mis lágrimas se desparramaron en mi rostro y él me sujeto mi mano, nos miramos, nos comenzamos a acercar y nuestra respiración se hizo lenta, nuestras caras se estaban acercando y nos besamos, nos besamos como si fuésemos novios aun y como si nunca hubiese sucedido nada, fueron besos tan románticos y tiernos, tan lindos; mi pregunta en mi mente mientras nos besábamos y acariciábamos dentro de su camioneta fue ¿creen que hago mal?; o sea digo, terminamos, ya fue lo nuestro, pero con nuestra charla y miradas, nos dimos cuenta o al menos yo me di cuenta que el amor del todo no se había acabado, es más, todo fue por mi culpa, por no querer continuar con nuestra relación más allá y sin importar lo que mi familia dijera y pensara de nosotros; analizando bien si con Marcelo hubiese seguido, él y yo tendríamos una vida maravillosa y con él mi vida sería diferente, ¡sin VIH!

Al recordar que tengo VIH, me aparté de él asustado, diciendo. – ¡No, no espera, no podemos seguir besándonos!

Aunque sé que el virus no se transmite por los besos, prefería no seguir; entonces, yo amablemente dije. – Marcelo, muchas gracias por haberme traído, gracias por la charla, gracias por recordar un poco el pasado, pero debo irme, se me hace tarde para la presentación.

– Sí, sí, entiendo no te preocupes, pero antes de que te vayas, ¿me puedes dar tu número de celular?

Yo se lo dicté dos veces para verificar que estaba bien dado, procuré que luego de los besos dados, teníamos que seguir en comunicación para conversar y saber de nosotros, pero, no sabía si decirle sobre mi estatus de salud; bueno, de todas formas, estaríamos en charlas breves o eso pensaba yo; con una sonrisa y otro beso más, me despedí de él y justo cuando estaba por bajarme de la camioneta, Flavio, Bimba y Keila nos miraban se sonreían pero a la vez se sorprendían y Marcelo al verlos se alegró y decidió bajarse a saludarlos.

– Hola, muchachos, ¡qué gusto verlos! – Yo sonrojado en lo que él se acercaba emocionado.

– Hola, Marcelo, que gusto verte. – Bimba lo abrazaba emocionada.

– ¡Vaya que guapo te has puesto en estos años! – Keila sonriente lo saludaba.

– Hermano, que gusto, que bien verte de nuevo luego de mucho. – Flavio estrechaba su mano, como todo saludo de hombres.

Yo estaba más que sonrojado y más que apenado, pues no sabía hasta qué punto nos pudieron ver mis amigos; mientras ellos charlaban yo ponía mi cara de entre pena, nervios y ganas de querer entrar ya para alistarnos; tras su charla, Flavio se le ocurrió decir.

– Oye Marcelo, ya que dices que no tienes nada que hacer por el momento, ¿te gustaría vernos bailar?

– ¡Sí, sí, tendremos una excelente presentación y espero puedas dar tu visto bueno! – Bimba emocionada.

Pero quien notaba mi incomodidad era Keila quien decía. – Bueno si es que puedes y quieres, que tal y no tienes tiempo o cosas de imprevisto.

– No, no claro, para nada, estoy libre, sólo dejen que busque dónde estacionar mi camioneta y los alcanzó, sólo díganme en dónde estarán para irlos a ver. – Marcelo emocionado por la invitación.

Y yo con mi cara de fastidio pues no quería que nos viera bailar por qué siempre me ha dado pena que él me viese bailar, pero bueno ya lo habían invitado y ni que hacerle.

El tiempo se fue de volada; tuvimos la presentación, les gustó mucho a la gente, tanto que la volvimos a repetir, nos ovacionaron, se tomaron fotos con nosotros y luego de ahí estuvimos un rato conviviendo con Marcelo; con quién casi no cruzaba más palabras por motivos de incomodidad tras nuestra charla pasada; Flavio le había comentado los motivos de nuestras presentaciones y de los bailes; sí, así es, salió el tema del accidente de autobús y Marcelo se impactó mucho por la tragedia; ya que él había leído en el periódico y visto las noticias sobre el fatal accidente pero no había pensado que nosotros habíamos sido los involucrados; las charlas fueron tomando distintos rumbos, desde nuestras graduaciones de nuestras respectivas carreras universitarias, la lamentable perdida de Jacqueline, nuestros próximos concursos y última vez que estaríamos como grupo de baile; algo que Marcelo notó en mí la nostalgia al saberse que serían ya las últimas presentaciones de baile como grupo luego de varios años juntos; tras esa charla, Marcelo se fijó en la hora y debía regresar a casa, él me cuestionaba si me pasaba a dejar a mi casa, pero le dije que no, que me esperaría un rato más con mis amigos; así que Marcelo se iba no sin prometernos que estaría en las siguientes presentaciones para el concurso de baile.

Ni tarde ni perezosos, mis amigos me cuestionaban que qué había pasado con Marcelo pues nos habían visto muy juntos; ¡Sí, sí, ellos nos vieron y les apuesto que vieron hasta que nos besamos!; yo obviamente me puse serio e irritado negando que simplemente había sido una casualidad vernos y que una cosa llevo a que él amablemente me trajera hasta aquí y nos pusimos a charlar para hacer tiempo y cosas así; ya saben, inventando cosas para que ellos no cuestionaran más sobre el asunto; mis amigos y yo nos habíamos ido a un bar a tomar toritos, sí, los famosos toritos de avellana, vainilla, fresa, coco; mis amigos platicaban sobre sus planes a futuro; Flavio se iría a una empresa en Querétaro a trabajar; Keila estaría en un hospital en el estado de Puebla y Bimba estaría en el puerto de Veracruz; todos mis amigos ya tenían planes a futuro, pero yo no, no tenía algo seguro; ahí me hice la pregunta, ¿de verdad estoy a gusto de estar en mi zona de confort?, ¿mi mamá me necesita aun?; luego de estar unas horas ahí, cada quién se dirigió a sus respectivas casas y algo estaba por suceder, algo que cambiaría definitivamente mi forma de pensar y ver las cosas.

Abría la puesta de la casa, al llegar apagaba la luz de afuera y colocaba el seguro, notaba que las luces de abajo estaban ya apagadas, así que con cuidado sin hacer ruido caminé a la cocina, me serví agua y tomé como tres vasos, luego lavé el vaso y comencé a subir las escaleras hasta mi recamará, encendí la luz y me sorprendí de ver a mi mamá allí acostada; la luz la despertó y se levantó dormitada cuestionando.

– ¿Qué, qué, a qué hora es? – Me sonreí de la gracia que me había dado de ver a mi mamá así recién despierta y le respondí. – Son las 3:40 de la madrugada mamá, ya vete a dormir.

– Sí, sí tienes razón. – Ella me decía mientras se levantaba y caminaba a la salida, justo pasando cerca de mí; entonces ella se volteaba diciendo. – Hueles a cigarro y a alcohol. – Seriamente cuestionó. – ¿Pues de dónde vienes?, ¿no que tenías presentación de baile?

– ¡Ay mamá!, la presentación de baile fue en la tarde. – Caminaba quitándome la chamarra diciendo. – Flavio, Keila, Bimba y yo decidimos ir a un bar a platicar y charlar, era algo que no habíamos realizado desde hace varios meses, así que aprovechamos para hacerlo.

– ¡Aja, sí, seguro! – Mi madre haciendo gesto de que no me creía. – ¿Y por eso se te ocurre llegar a esta hora a la casa? – Muy molesta me miraba.

– Amm... Sí, fuimos a un bar, ¿Dónde más tendríamos que ir para regresar temprano?, ¿a una fiesta de niños? – Le decía con cierta firmeza, para asegurar mi respuesta. – Ya tranquila mamá, fuimos a un bar, todo bien, en serio.

– ¿A qué bar fueron? – Me cuestionó muy impertinente.

– Mamá, fuimos al Toros Locos, ya sabes cuál, el que se encuentra por la plazoleta, a ese fuimos, ya no seas paranoica. – Decía mientras me quitaba mis zapatos.

El haberle dicho paranoica ocasionó que ella exclamará. – ¡No, no soy paranoica, pero mientras vivas bajo esta casa, debes decirme a donde y con quién vas!

– Me volteé un poco confuso diciendo. – ¿Perdón? ¿Por qué debería dar detalles de lo que haga?, ni que fuera menor de edad o algo así.

– ¡Escucha bien Job!, ¡mientras vivas bajo mi techo, bajó mi supervisión, debes hacer y decirme con quién vas y con quien estarás, te guste o no! – Mi mamá alterada.

– Perdóname mamá pero no entiendo ni me explico tu reacción, ¿sabes qué?, mejor vete a dormir, necesitas mucho descansar. – Le decía con tono amable. – Me voy a bañar y dormiré, en la mañana hablaremos.

– ¡Ah, y todavía te vas a bañar! – En tono sarcástico me hablaba. – Sí, claro, seguramente fuiste a un bar, pero a un bar libertino, de esos donde la gente como ustedes se van a meter y a hacer quien sabe que cosas.

Ese comentario derramó todo; me enderece de la cama; ya que me había sentado y enojado le dije. – ¡Ya, ya entendí mamá! – Me llevaba las manos a la cabeza y dije. – ¡Tú piensas que el ser gay me voy a andar metiendo en bares y lugares de ese tipo!, ¿piensas que el ser homosexual es sinónimo de libertinaje y de lujuria?, ¡¿eso es lo que piensas?!

– ¡Sí, sí, eso es lo que pienso, eso es lo que se ve en la televisión, que los homosexuales se van por el camino de la lujuria, el pecado, el libertinaje, eso, eso es lo que sucede en realidad, por eso siento que tu no me estas siendo sincero! – Mi mamá explotó.

– ¡Ahora entiendo mamá, que pena me das! – Derramaba unas lágrimas. – ¡Me da tanta pena tu ignorancia y lo que pienses de mí!

– No Job, no pienso eso de ti, sólo que no quiero que peques, no quiero que te pase algo malo, que andes ahí de libertino, que te expongas, que te suceda algo malo, ¿te imaginas que dirán quienes nos conocen?

Me limpiaba las lágrimas, me sonreía y le decía. – Mamá ya pequé suficiente mientras tú estabas preocupada porque mi papá y su matrimonio se solucionará, anduve de libertino, ¿sabes? anduve de un lado a otro besándome con varios hombres y disfrutando de sus caricias y de su hombría, ¿me quieres proteger?, eso es lo que quieres, pero demasiado tarde mamá, muy tarde, ¡tengo VIH!, no hay más que hablar ni que cuidar.

La miraba con cierto rencor, con odio, con no sé, mucho resentimiento, se estaba desintegrando el cariño y amor que le tenía o el poco que me quedaba.

– Job, no quería decir eso, no, no me supe explicar, no quiero decir que tú seas un maricón libertino y...

La interrumpía diciendo. – ¡¿Y, y?! – La enfrentaba diciendo. – ¡Sí mamá, fui un libertino, un putote, un maricón, un pecador, un grandioso amante, anduve de cama en cama, ¿y sabes qué?, me encantó!

Mi mamá furiosa me lanzaba una bofetada que me hacía girar y casi tambalearme; me sobé la mejilla y entonces sosteniendo la mirada y ganas de llorar dije.

– Me había enamorado de un hombre maravilloso, estuve feliz con él y en lugar de preferir mi felicidad, te preferí a ti, ¡ese fue mi peor error, preferirte a ti que mi propia felicidad!

– Bajaba mi mano, la sujetaba del brazo y la sacaba de mi recamará diciendo. – ¡No sabés cuánto me arrepiento de que por miedo! ¡Por tú miedo a quedarte sola me haya sentido anclado a ti, te detesto, odio estar apegado a ti, pero eso va a cambiar señora, eso te lo aseguro!

Cerraba la puerta con seguro y escuchaba las súplicas de mi mamá intentando aclarar las cosas, pero lo dicho ya estaba, ella ya había hablado y yo por fin me estaba dando cuenta que mi lugar ya no era allí en esa casa; entonces las palabras de Marcelo me comenzaron a dar de vueltas y vueltas cuando me pidió irme con él, las cosas tal vez hubiesen sido diferente, muy diferente, demasiado diría yo.

Antes de despedirme, les quiero preguntar, sobre lo sucedido con Job y su madre, ¿Qué piensan que hará ahora con su vida?; ustedes que le dirían si lo tuviesen en frente; ¿lo regañarían o serian comprensivos?, ustedes respondan con toda la libertad.

Bien, yo como escritor les quiero agradecer mucho el apoyo y el seguimiento en mi perfil, no me olvido desde mi comienzo en la página con Rockeando al Destino, Gay, casos de la vida real y ahora la tercera temporada de ¿Por qué a mí?; tengo muchas historias por escribir y compartirles, nuevos personajes creados y sensaciones que me gustaría contarlas ya de un momento, pero debo ir con calma y cuidado, poco a poco; les quiero decir GRACIAS, me quedo corto, pero GRACIAS por todo, por estos años y estos momentos, les deseo un excelente cierre de año 2021 y un magnifico inicio del 2022.

¡Feliz Nuevo Año!