¿Por qué a mí? Capítulo 22

FINAL DE TEMPORADA: Reaccioné al escuchar de nuevo esa voz, unos gritos muy desesperantes y un olor intenso a gasolina; estaba a mi costado hablándome, alumbrando con la lámpara de su celular; al verle sangrar de la nariz, boca, me espanté; sentí unas manos tocar mi espalda, luego unos dedos y...

Hola a todos, bueno ha llegado el momento del final, tendrá mucha emoción, adrenalina y sucesos que marcaran la vida de los personajes

no es facil adaptar algo real con hechos ficticios, así que hice lo posible por tratar de darle un buen cierre a esta temporada que

aunque no cumplió con las expectativas, tuvo muchos comentarios en sus correos positivos; espero entiendan el desenlace

lo traté de hacer de una forma diferente al primer final de temporada, con eso marcara un antes y después en la vida de

los protagonistas e involucrados en esto; les recuerdo que sus mails y comentarios son bien recibidos, un abrazo.

"Understanding in a Car Crash".

Previamente:

Nuestro regreso a la ciudad luego de la presentación bochornosa en Puerto de Veracruz, fue a las 23:39 de la noche, tras un breve mensaje de Starenka; indicando que nos veríamos el lunes sin falta para detallar cosas para el próximo concurso; todos nos comenzábamos a ir, cansados y con deseos de comer algo; Flavio amablemente nos pasaba a dejar a Keila, Bimba y a mí; Sofía se iba en taxi y Raissa se quedaba para hablar con la maestra; Teo, Evan, Katia y Noa por su parte se iban a cenar; así cada quién poco a poco iba a sus rumbos. Mis amigos en el trayecto no hablaron nada de lo que había acontecido, sólo iban charlando entre ellos de la presentación y criticando otras presentaciones, yo pues los escuchaba sin participar mucho en la charla; llegando a mi casa, me metí a bañar; sigo sin hablarle a mi mamá; me lavé bien la cara, me desmaquillé ya bien y al ponerme mi pijama me acordé de mi celular, lo tomé y vi que tenía 22 llamadas perdidas y 38 mensajes de Renzo; no quise leerlos, no quise saber de él por ahora, me sentía mal, mareado, cansado, así que apagué la luz y me quedé bien dormido. El fin de semana, para mí fue una bomba, mi mamá se fue con sus hermanas y me dejaba solo en casa, con comida para calentar y fruta.

Y digo que fue una bomba, porqué mientras estaba desayunando, Sofía me hablaba a mi celular y en tono serio, me decía. – Hola Job, buenos días, ¿cómo estás?, espero bien.

– Hola buen día, sí, sí gracias, bien, ¿y tú? – Respondí luego de un sorbo a mi café.

– Ella estando en el hospital en sus prácticas, hablaba. – Tal vez esto no te importe mucho, pero debo decirte que...

– Sí, lo que piensan, Sofía me comunicaba que Fermín había fallecido, fue velado e incinerado; eso me heló mucho y tras un silencio, descortés colgué la llamada y corrí al baño a vomitar, poniéndome pálido por la impresión de la noticia.

Aunque siendo sincero y se preste a mal, me alegraba que ya no haga daño y que pagará las consecuencias de su maldad, así que me sentía bien porqué su muerte era lo mejor que haya sucedido y no continuaría infectando a más gente; pero jodido los que fuimos sus víctimas, ya que tendríamos que cargar con este calvario infernal padeciendo y lamentando el tener este mal. Ese fin de semana, no comí mucho, estuve tomando mucha agua y dormía entre ratos; leía los mensajes de Renzo, nada fuera de lo normal; me pedía hablar, platicar conmigo, aclarar las cosas y que tenía algo importante que decirme, cosa que ignoré y lo dejé en visto; no lo bloquee, mucho menos lo borré de mis contactos, no soy tan inmaduro; aunque no fue al único que ignoraba en el teléfono, a mis amigos igual; también no me bañé, jajajajajaja.

El Lunes luego de ir a la universidad a ultimar detalles de nuestra graduación y examen profesional; nos dirigíamos al AMBAD; ahí todos charlábamos sobre nuestra presentación y Áyax nos mostraba los dos vídeos que grabó de las presentaciones; ahí nos dimos cuenta de algunos aciertos y errores; comentábamos sobre que proseguiría ahora con la salida de un integrante, pero Starenka, informaba que Raissa no se podría salir del grupo pues el registro ya estaba y debía participar hasta el final, por lo consiguiente ella bailaría con nosotros; tras mucho debatir, poner puntos de vista distintos, se llegó a la conclusión de que regresaríamos a bailar usando los géneros que siempre hemos utilizado; Áyax ponía atención y nos preparaba una espectacular pista; usando el mezclador, la marcha nupcial la volvía más electrónica, luego reusó el mix con el que bailamos cuando Jacqueline estaba con nosotros, le hizo unos cuantos ajustes y ¡listo!, el mix se escuchaba fenomenal; esa misma tarde comenzamos a montar coreografía y estábamos tan entusiasmados que en cuestión de horas teníamos la mitad de la coreografía lista; en el descanso, salíamos a tomar un poco de aire y ahí Renzo; con su violín; me miraba y yo ni modo que me desapareciera o escondiera; no quería que notaran mis amigas que él y yo estábamos ya distanciados, pero evidentemente se dieron cuenta.

Se me acercó y preguntó. – Hola Job, ¿podremos hablar?

– Con seriedad accedí. – Sí, está bien, vamos para allá; regreso en un rato chavas.

– Mis amigas se quedaban sentadas en el suelo y murmuraban sobre qué tal vez ya no había relación amorosa con Renzo; y no estaban equivocadas.

Hola, ¿Cómo estás? – Preguntaba él con pena; en lo que nos sentábamos en la banca bajo el gran árbol.

– Hola, bien gracias, bueno eso quiero pensar, ¿y tú? – Respondía sin mirarle directo a la cara.

– Me da gusto que estés bien, ¡oh!, por cierto, me platicó Sofía que obtuvieron el pase a la final aunque fue en quinto lugar, es bueno, ¿no crees? – Él mostraba ligera sonrisa; yo serio dije.

– Gracias; aunque fíjate que aunque pasamos a la final, nunca nos había tocado un quinto lugar, sí habíamos tenido tercer lugar, segundo, pero nunca un quinto, y sí, siempre hay una primera vez y vaya que primera vez, ahora sólo nos queda esforzarnos para progresar y lucirnos en la final; de hecho modificaremos la coreografía y el mix para que sea algo innovador, tenemos sólo unos días para hacerlo.

– Les irá excelente, lo sé, ustedes son buenos bailarines. – Con entusiasmo parlaba.

– Gracias, que amable. – Le expresé.

Ambos volteamos a vernos y aunque nuestras miradas pedían llorar, nuestros labios ser besados y nuestros brazos con hambre de abrazarnos, lo pasado nos hacía frenar nuestros impulsos de amor; había silencio, jugueteos con los dedos.

Luego él habló, suspirando serio. – Job, sobre lo que te dije por teléfono lo mal interpretaste, o sea no supe explicarme, creo que era por no quitarte tiempo, pues no sabía bien si ensayarían allá o qué, por eso no me supe dirigir a ti, pero ahora que te tengo enfrente puedo decirte que yo te amo mucho, te quiero demasiado y deseo de verdad seguir contigo a tu lado, pero...

– Pero, pero, pero qué. – Interrumpí un poco acelerado.

Él se asombró y tras meditar, le dije. – Perdón, disculpa, tienes derecho a hablar, disculpa interrumpirte.

– No, no te preocupes, entiendo la situación, cómo debes sentirte, debes creer que me alejó por ti por tu estatus, cuando no es así, simplemente que no me siento capacitado para llevar una relación así contigo, o sea necesito informarme, saber más de cómo ser una pareja sero-discordante, ¿sí me explico?

– Ok, sí, está bien, entiendo una parte, digo no es fácil asimilar lo del virus, porqué así estoy yo, sin aceptar que estoy infectado y que debo tener muchos cuidados, pero lo que no me explico en sí es, porqué me negaste con tu madre, eso sí no logró entender, porqué el pretexto fue que por tu religión o algo así me escribiste en los mensajes, pero no entiendo, o sea, estuviste pregonando "sinceridad" ahora sé más honesto Renzo, me jurabas amor, que estarías siempre conmigo y creo eso se te olvidó, me lo dijiste en el funeral de Jackie, y de eso qué queda, ¡nada!, sólo palabras, palabras que se lleva el viento; quizá sí debamos ponerle fin a nuestra relación, necesitamos tiempo, tú para aclarar tus emociones y sentimientos para conmigo y yo para aceptarme y entender que mi vida se ha arruinado y que la felicidad en pareja nunca la tendré por esto.

– Lo siento, me puse en modo mártir, pero no tenía modo de expresarme, además fue un fin de semana de emociones encontradas, estaba ansioso, aún tengo síntomas raros por el tratamiento y eso me pone de mal humor y tenso.

Me levantaba de la banca y dije. – Renzo, muchas gracias por este tiempo de relación, en serio muchas gracias.

– Job, ¡Espera Job!, ¡por favor, aún no he terminado, Job!

– Él me gritaba mientras caminaba a prisa para regresar a los ensayos; ¡ya sé que hice mal en dejarlo sin terminar, en hacerme la víctima!, hago mal en pedir que me comprendan, en que entiendan mi reacción, pero es algo infantil, algo irresponsable de mi parte el no aceptar ni aprender a escuchar. La sensación de llorar a moco tendido la tenía, no obstante me contuve, entré al salón de espejos y ahí intensamente ensayé, ensayé hasta sudar mucho, mucho; mi concentración y ansiedad las estaba dominando para seguir; Sofía y los demás me miraban mi cambio, mi seriedad, mi forma de actuar y de bailar.

Los días pasaban; Sofía se enteraba del distanciamiento entre Renzo y yo, sólo que ella se mantenía al margen de no decir ni comentar nada; Raissa sufría de ser ignorada en el grupo, sólo que a como es, le venía valiendo; aunque si se notaba su incomodidad; mis amigos no sabían de mi relación acabada, pero tenían sospechas de eso; continuábamos ensayando a marchas forzadas y yo seguí molesto con mi mamá, apenas y nos hablábamos; obtuvimos de nuevo "prestado" ese autobús des-actualizado, con el mismo chófer y copiloto y otro integrante más; llegó el día y momento de tomar camino para la ciudad de México; todos iríamos.

Flavio estaba entusiasmado por vernos bailar, pero al verme llegar solo al punto de partida, me preguntaba dónde estaba Renzo y respondí que él no vendría, qué no preguntará más de él pues toda nuestra relación era una mentira, una farsa; Flavio no entendía y me pedía una explicación; no hay nada que explicar, sólo eso, no somos ya nada, mi relación fue fugaz, pasajera y creo que de mentira.

Flavio enojado exclamaba. – ¡¿Dónde está ese pendejo, dónde está?!

– No le respondí, no dije más y en eso él al ver a Sofía, le preguntaba y ella le dijo en dónde estaría.

Flavio dijo molesto. – Ustedes váyanse, los alcanzó en un autobús de línea, nos vemos allá en la ciudad.

– Muy molesto abordaba un taxi y se iba a buscar a Renzo; Sofía no comprendía y yo por más que grite que se detuviera y calmará, no me escuchó y se fue; ojalá que no pasé nada.

Starenka al vernos listos, dijo. – Bien chicos suban, nos tenemos que ir; esta vez nos iremos cómodos y no muy apretados, vamos, vamos.

– Estando por subir, Sofía me preguntaba seria. – ¿Qué sucedió?, ¿por qué Flavio quería saber de Renzo?

– En mi mente sabía el porqué, pero mentí, contestando. – No tengo idea alguna, no sé, no le dije nada.

– Subí, busqué un lugar al costado derecho y antes de sentarme, verificaba mi pastillero, al ver que sí tenía dos pastillas de reserva, me sentí tranquilo y me acomodé poniéndome el cinturón de seguridad.

Raissa subía e incómoda se acomodada hacía atrás del autobús; me dio cierta pena, porqué nadie más le hablaba, sólo Starenka y Áyax; pero uno cosecha lo que hace con sus actos. Siendo las 9 de la mañana partimos de la ciudad; mientras... Flavio llegaba al recital de Renzo; quien vestía de traje, muy elegante y pues guapo; él estaba saludando a unas personas, sus papás estaban ahí felices por su hijo.

Renzo al ver a Flavio, emocionado le dijo. – ¡Qué onda Flavio, que milagro!, creí que viajarías con los chicos a ciudad de México.

– Cuando él se estaba acercando a Flavio, le sonreía y en ese instante que lo tuvo enfrente, le lanzó un puñetazo en la boca tirándole al suelo, diciendo. – ¡Pinche puto!

– Renzo al suelo, recibía una patada en la entrepierna y Flavio decía. – ¡Toma esto pendejo!

– El señor ayudaba a Renzo a levantarlo, en lo que escurría de sangre por la boca y estaba adolorido de la pierna; la señora furiosa cuestionaba porqué lo golpeaba, intentando pegarle a Flavio.

Pero él burlándose le dijo. – Pregúntele a su hijo.

– La señora le cuestionó y Renzo se enmudecía.

Flavio molesto exclamó. – ¡Anda, dile la verdad pinche puto!, ¡dile que esos golpes fue por haber terminado con mi amigo, anda!

– Renzo nervioso no sabía qué hacer, cómo reaccionar; los señores interrogaban a qué se refería con lo que Flavio dijo.

Por lo que Flavio al entender la situación, se carcajeo hablando. – ¡Ya, ya entiendo, entiendo!, ¡Tus padres no saben que eres gay, no saben que tuviste una relación homosexual durante estos meses!

– Flavio le miraba y dijo. – Bueno me despido, los dejo como la familia perfecta y feliz, hasta luego.

– Flavio se daba media vuelta y carcajeando se salía del lugar; en lo que la gente miraba el escándalo y Renzo nervioso era auxiliado por su madre y le interrogaban lo dicho por Flavio, no quedándole más remedio a Renzo de decirles la verdad a ellos.

Flavio me mandaba un mensaje, notificando qué ya había dado su merecido a Renzo y que no me preocupara que debía estar tranquilo, pues se lo merecía; me sonreí al leer eso y eso me ánimo mucho y en el trayecto iba contento.

Llegando a la ciudad de México, nos íbamos directo al centro cultural del World Trade Center; había como 35 autobuses; en los cuales se transportaban los miembros de 30 grupos de baile; estábamos muy impresionados; el evento iniciaría a las 5 de la tarde y no teníamos mucho tiempo para distraernos; comíamos en lo que nos maquillábamos y vestíamos.

De momento, Sofía me interceptaba diciendo. – ¡Cómo que tu amigo golpeó a mi hermano!

– Sabía a lo que se refería, simplemente que fingí no saber qué. – ¿Qué pasó?, ¡No entiendo!

– Sofía me enseñaba las fotos que Renzo se tomó.

– Vaya que gran golpe recibió, pero cómo fue, no comprendo. – No sé si actué bien, pero al menos con hablar como si nada, mantuvo a Sofía alejada de mí; no sin antes decir.

– Espero tu amigo no le haya lastimado la quijada a mi hermano, porque lo demandaremos.

– Continuaba comiendo mi emparedado, ella se iba y Bimba junto con Keila se me acercaban para decirme alarmadas. – Job, ¡¿ya supiste?! – Mira, lee esto.

– Me volteaba y confuso dije. – ¿Saber qué?

– Tomaba el celular de Keila y Flavio le informaba que no había encontrado autobús disponible de la ciudad a México, que aunque pudiera haber un lugar disponible, no le sería capaz de llegar a tiempo; hágase saber que dichos mensajes fueron enviados a las 12 del mediodía y recibidos una media hora atrás.

Flavio nos deseaba suerte y se disculpaba; ellas estaban consternadas así que les pedí sentarse a mi lado y les platicaba como estuvo el asunto; cabe señalar que estábamos a medio arreglar en medio de tanto bullicio y estrés por el evento; mis amigas entendían y se alegraban de que le haya dado su merecido a Renzo, sólo que les parecía poco un golpe y querían que le diera al menos tres más; son bien quien sabe cómo mis amigas jajaja.

Entre prisa y prisa, yo no me había dado cuenta que un chico alto, un tanto fornido, de barba nos estaba mirando a los tres; sin darle importancia continuábamos caracterizándonos; supuse que miraba a mis amigas por ser bonitas y tener un buen atractivo visual jeje. Starenka estaba muy nerviosa y tensa por el turno que nos había tocado, Áyax le daba una pastilla relajante diciendo que todo saldría muy bien; apartando lugares, se encontraban el copiloto, un muchacho llamado Gil y nuestro chofer; que se tomaba un yogurt y un antiácido porqué continuaba sintiéndose mal; ¡La gastritis, bendita gastritis!, por eso cuídense amiguitos, no coman picante e irritantes.

Todo listo, daba inicio el evento; como era un evento grande se había divido en dos días, hoy sábado la categoría Senior y Máster mañana la categoría juvenil/infantil y principiantes ; el primer grupo en abrir eran los "Only Boys" originarios de Monterrey , conformados por puros varones de cuerpo torneado, altos; muy guapos y atractivos por cierto; simulaban en su entrada ser gladiadores apunto de pelear, con máscaras, para así tirar sus armas a los costados y bailar descalzos al ritmo de hip-hop con un poco de break; una extraña mezcla pero impresionaba al jurado y asistentes; el sólo ver nos ponía muy nerviosos y más ansiosos; finalizaban sudados y eso parecía sexy; jajajajajajaja.

Siguieron los "Vouni" provenientes de Xalapa ; bailaron electrónica y house, un poco de reggaetón, caracterizados como naipes; luego los "Jungle Guys" grupo de Sonora de puros hombres altos, muy ejercitados, con una tipo falda de musgo, muñequeras y tobilleras de hierba artificial y pintados de la cara como tribu, entraban al ritmo de música de viento y tambores; luego un ritmo electrónico acompañado por flautas; las "Felina Girls" ; grupo de puras chicas con tres chicos gay de Puebla ; bailaban un mix de las Pussycats Dolls ; su nombre y el mix indicaban de que estaban caracterizados, lo cual no genero mucha impresión; así que un equipo menos para la competencia; algo que generó controversia, fue el grupo de México ; los "Fusión Dolls" ; sus trajes eran similares a los nuestros; chicos y chicas con vestuario de bailarines de Ballet fosforescentes mitad Rosa mexicano y mitad Verde limón, con sombreros grandes de esponja pintados al tono que iban y la parte rosa con extensiones de cabello largo rojo, rubio o negro; entraron con música clásica, pasos de ballet bien marcados, posturas delineadas y algo que les encanta al jurado; las puntas de los pies y manos bien definidas; luego de estar completos ante el público, su mix con música clásica y electro cautivó a los presentes; nosotros tras bambalinas seríamos los siguientes y debíamos de superar aquella excelente presentación; sin duda fueron buenos bailables excepto el grupo de Puebla , careció mucho de casi todo. Nuestra ejecución en el escenario fue precisa, al par, sin atrasos; generamos confusión por la similitud anterior, eso no impidió que continuáramos; Starenka estaba muy ansiosa y Áyax procuraba que el audio de nuestra pista fuese el adecuado; al concluir nos aplaudieron y nosotros sonrientes dimos gracias para retirarnos; hasta el momento ningún otro equipo pasado había dado las gracias, así que punto para nosotros.

Tras casi 4 horas de concurso, informaban que se haría reconocimiento de cinco grupos solamente, pero sólo tres recibirían premios económicos; tanto los máster como lo senior anhelábamos obtener aunque sea un puesto entre esos lugares; el jurado uno a uno daba unas palabras, resaltando la impresión, admiración y así de todos los grupos, que esperaban que mañana ocurriese lo mismo, el turno del presidente proveniente del instituto de bellas artes felicitaba a todos y afinando su voz nombraba el quinto lugar para Sinaloa ; cuarto lugar para Chiapas , tercer lugar era para...

¡Nosotros!, sí, así es, nosotros obtuvimos el tercer lugar que aunque no era lo que esperábamos, nos emocionaba mucho; digo no aspirábamos a obtener el lugar uno verdad, pero el segundo no estaría mal, en fin; Starenka subía junto con Sofía, Raissa, Katia, Bimba y Keila a recibir el trofeo, el reconocimiento y el cheque de 30 mil pesos; Monterrey obtenía el segundo y el cheque de 40 mil y el primer lugar fue algo que ya antes había pasado y sucedía de nuevo; un empate entre Oaxaca quienes bailaron folclore con toques modernos y Sonora ; el premio de 50 mil pesos se tuvo que dividir, sin embargo un gesto amable de parte de los de Sonora fue ceder su parte a los de Oaxaca, ya que reconocieron la labor, esfuerzo y algo formidable que representaran así su lugar de origen; tras concluir entre aplausos, risas, alegría, notificaban que el siguiente año Veracruz puerto sería sede de la final del próximo concurso.

Al final del anuncio, los baños de la estancia comenzaron a saturarse de algunos visitantes y participantes; yo tenía muchas ganas de ir al baño y de quitarme por lo menos el traje; así que caminé para los otros baños, pero apresuré mi paso sin darme cuenta que venían atrás otros compañeros que igual buscaban donde; ingresé a dicho lugar y habían unos cuantos en espera; recargado en la pared contraria a mí, estaba ese muchacho que nos estaba mirando al inicio del evento; me sorprendí verlo con otra ropa; sí igual participó en el intercolegial; ese instante mi mirada y la de él conectaron, apenado traté de ver a otro lado y él serio bajaba su mano y discretamente se acomodaba la entrepierna y me hacía una seña rara con los ojos algo obvia; así es, creo huelo a gay o que se yo, porqué él; varonil, me insinuaba a que tuviésemos un encuentro sexual en el baño, pero obviamente no accedí y digo no me veo tan machote va, pero tampoco tirado a que vean y digan, "ese wey es puto", la cosa es que justo haciendo eso el muchacho, con vergüenza me metí en el primer baño disponible y mis compañeros que venían atrás de mí entraban y Evan; quien vio lo que ocurría, se acercó a ese chico y le dijo.

– Wey si buscas con quién coger, que sea otro, pero ese chavo que entró al baño ni te metas pues dicen que tiene sida, así que ¡aguas!

– Escuché lo último, me dio coraje, me hizo sentir mal, ni hice lo que iba hacer, mejor abrí la puerta del baño y les miré soportando las ganas de llorar y me retiré.

Evan sólo miró sin culpa y ese muchacho pues no dijo nada. Me reencontraba con mis compañeros y amigas, para irnos a cenar algo y luego tomar camino a casa; la idea era de quedarnos en México e irnos mañana, por la mañana, sólo que sometido a votación ganaba el viajar por la madrugada; a parte que nuestro chofer se sentía un poco indigesto y no estaba a gusto de quedarse en un hotel; en el bus esperábamos a irnos para cenar cerca, yo estaba algo cabizbajo, Keila y Bimba me trataban de animar, sólo que mucho caso no les hacía, suspiraba y a través de la ventana veía a ese muchacho guapo abordar su autobús y brotaba una lágrima. Debo hacerme a la idea de que además de estar condenado a vivir con este virus, igual a quedarme solo; debí suicidarme a tiempo y tal vez no hubiese pasado mi fallida relación con Renzo y la pena de ser ventilado sobre mi estatus; ¡ay ya!, regresaba mi vista al frente del bus y Evan subía mirándome con una sonrisa, cómo si no hubiese dicho nada; ¡me sentí vacío, hueco, todo sin chiste!; me hacía tonto para dejar de verle su carota burlona y notando que faltaba poco para mi pastilla, me la tomé; ¿qué podría pasar una hora antes? ; arrancó el copiloto y nos trasladamos a una taquería muy padre ubicada casi llegando a centro histórico, no comí más que tres taquitos; aquí en Ciudad de México no se venden por orden sino por pieza, nada que ver en dónde vivo, ahí la orden es de 5 tacos; la cosa es que felices convivían pero yo no tanto, aprovechaba mejor a desmaquillarme y ponerme mi pans sobre el traje de baile; pasado nuestra cena, caminamos al zócalo a tomarnos fotos, de ahí al Ángel de la Independencia para presumir nuestro tercer lugar y de nueva cuenta al autobús.

Junto a mí se sentaba Sofía quién me preguntó. – ¿Sucede algo?

– Suspiraba contestando. – No, bueno no sé, es qué se supone que debo estar contento porque juntos logramos el tercer lugar, sólo que no sé, me siento así raro.

– Sofía me apretaba mi hombro y regalando una sonrisa dijo. – ¡Animo Job!, no dejes que eso interfiera y arruine más lo que resta de vida.

– Timbraba mi teléfono y al ver que era mi mamá, respondía. – Hola mamá, ¿qué sucede?

– Ella me saludó y recordó sobre mi pastilla; ahí se me fue la onda y olvidaba que ya me la había tomado; charlamos unos momentos, en lo que Sofía se iba desmaquillando y el autobús tomaba rumbo a la autopista; colgué y sin esperar mucho me echaba la última pastilla, al tragarla mis ojos de sorpresa fueron tal qué Sofía al verme exclamó.

– ¡¿Te estás ahogando?!

– Gil; el muchacho que iba manejando se orilló; yo traté de escupir la pastilla, pero ya me la había pasado.

Starenka alarmada se acercó a mí cuestionando qué sucedía, mis compañeros por unos instantes guardaron silencio y yo simplemente sonrojado hablé. – No pasa nada, perdón, es que me acordé de algo.

– Starenka preocupada. – ¿Seguro mijo que estás bien?

– Sí, sí no se preocupe. – Ella regresaba a su lugar diciéndole al chófer que no pasaba nada.

Se intercambiaron de nuevo los conductores y entre ellos iban platicando; Bimba y Keila sentadas al frente de mí, interrogaron; les contesté en voz baja que me había tomado de nuevo la pastilla por descuido y distracción; Sofía me decía que me calmará y tratará de dormir, que sentiría los síntomas doblemente; Keila me prestó su dona para el cuello y Bimba me puso una frazada en mis piernas para que me durmiera; reclinaba el asiento con cuidado y me comencé a relajar, respiraba profundo, exhalaba y de nuevo, mi cuerpo se comenzaba a adormecer, sentir vértigo, mareos y las voces se distorsionaban, trataba de hacer que mi cerebro se desconectará de la realidad y lo logré; me dormí aunque percibía ir volando en lugar de ir en autopista.

Dos horas casi tres de trayecto; iba soñando que estábamos en el escenario de Ciudad de México participando en el final del intercolegial; muchos grupos participantes, demasiada gente, personas de renombre ingresando al lugar del evento; todos mis compañeros estaban nerviosos, pero curiosamente yo no, estaba decidido a triunfar con ellos; me comencé a sentir mareado, pero no me alarmé, es parte del doble medicamento, calmado, continué dormido; ese sueño era fenomenal, muy rítmico, muy emocionante, ¡eso era lo mejor!, ¡bailamos de manera magistral!, muchos aplausos y la gran sorpresa, ¡nos ganábamos el primer lugar!; Starenka orgullosa recibía el cheque, Flavio nos tomaba sin fin de fotos expresando.

– ¡Eso chinga, lo lograron!

– Se subía con nosotros a felicitarnos y abrazados festejábamos.

Renzo estaba ahí, sonriendo aplaudiendo vestido muy elegante, se me acercaba diciendo. – Mi flaco hermoso, mi amor, bailaron estupendo.

– Contento le abrazaba y nos besábamos, él dijo. – Te amo mucho, quiero estar contigo siempre, siempre estaré a tu lado, te amo, es más.

– Él pedía atención de todos, se apartaba de mí y de su saco me mostraba una cajita y sí, era un anillo; ¡Renzo me estaba pidiendo matrimonio!

Starenka, Áyax, Keila, Bimba, Flavio, contentos nos observaban y Sofía junto con Raissa envidiando el romántico momento; justo cuando estaba por responderle, me daba cuenta que a cierta distancia estaba Jacqueline con semblante serio.

De mi boca emanó. – ¡Jacqueline!

– Renzo cuestionó serio. – ¿Qué dijiste?

– No, nada, amor, sólo que vi a alguien parecido a Jacqueline. – Dije confuso; Renzo me sonrió nervioso, diciendo.

– ¿Y bien?, ¿aceptas casarte conmigo?

– Derramé unas lágrimas, cuando de momento, un ruido terrible se escuchó, muchos gritos, más ruido, comencé a sentir movimientos raros como de una tómbola, vuelta y vuelta en el mismo escenario y mis compañeros iban desapareciendo poco a poco escuchándose un estruendoso ¡ crash !; luego todo en silencio, aire fresco, muy fresco, una brisa en la cara y a lo lejos una voz, que no distinguía de quién era, que me gritaba.

– ¡Job, Job despierta, Job, despierta carajo! ¡Muévete, Job!

– ¡Qué sucede! – Decía en mi mente, abría los ojos dormitado y veía la noche, las nubes, árboles, al enderezarme sentía calor y esto; un terrible accidente, ¿pero qué carajos pasó?, todos estaban esparcidos heridos, lastimados o graves; ¿saben qué es lo que más asusta?, qué cuando me incorporaba, me veía tirado inconsciente, sangrando de la cabeza y con el brazo izquierdo volteado; yo me estaba viendo, sí, así es, he muerto.

Reaccioné al escuchar de nuevo esa voz, unos gritos muy desesperantes y un olor intenso a gasolina; Noa estaba a mi costado hablándome, alumbrando con la lámpara de su celular; al verle sangrar de la nariz, boca, me espanté; sentí unas manos tocar mi espalda, luego unos dedos debajo de mi mandíbula y la voz de Sofía decir.

– Job está vivo, ¡está vivo!

– Me movía muy adolorido; estaba boca abajo, el brazo girado del hombro, mi cara con raspaduras y cortes en mejillas, la ropa que traía rasgada.

Sofía y Noa me ayudaban a incorporar y aturdido les cuestioné. – ¿Qué fue lo que pasó?

– Los gritos se comenzaron a oír con mayor intensidad.

Noa escupía sangre respondiendo. – Un accidente, fue un accidente, nos volcamos, algo sucedió que se perdió el control o no sé, pero en la curva volcamos, el autobús se partió a la mitad y salimos expulsados entre los giros.

– Sofía tenía un vidrio clavado en su pierna y el cinturón de seguridad tanto a ella como a mí nos había dejado marcas, sólo que a ella la ligó demasiado que le dejó una herida expuesta en el pecho que brotaba sangre entre cada movimiento; se sentía fría y agotada; buscaba mi teléfono para alumbrar, pero ni sabía dónde quedó; en eso a una distancia lejana vimos moverse unas luces; como luciérnagas, asustados, no sabíamos que sucedería; de pronto observamos que eran Katia con dos compañeros hombres que alumbraban con sus lámparas del celular; estaban con raspaduras, ropa rasgada, empolvados.

Katia llorando, dijo. – ¡Fue terrible, una pesadilla!

– Unos quejidos se estaban aproximando y Teo, se avecinaba. – ¡Chicos, ayuda, chicos!

– Todos le alumbraban y venía sangrando; su mano derecha había quedado desprendida casi totalmente.

Él en shock dijo. – Traté, traté de sujetarme de mi asiento, pero salí expulsado, contra un árbol, no sé más, pero quise levantarme apoyado de mis manos y...

– Al ver su mano alumbrada por el celular, él se comenzó a reír hablando. – ¡Con razón no sentía nada y me dolía!, ¡Tengo mi mano desprendida!

– Teo caía a la tierra desmayado y los chicos le sostenían en lo que Sofía trataba de pensar una solución; ella solicitó que alumbraran alrededor nuestro por si había algo disponible, Katia lograba ver unas mochilas tiradas y cojeando se iba a tomarlas, de regreso las abrió y tomando una playera y unos tirantes de sostén, los ató para detener la hemorragia de su lesión, para así ayudar a Teo a no desangrarse usando el sostén y otra blusa.

¡Ayuda, ayuda!, ¡¿Alguien puede oírme? – Unos gritos desesperantes y alarmantes. Fue ahí que entre mi estupidez por el medicamento, grite.

– ¡Bimba, Keila!, ¿dónde están ellas?

– Sofía pálida habló. – Ellas venían delante de nosotros.

– Noa tratando de controlarse, dijo. – Justo de esa parte fue donde el autobús se partió en dos y salimos proyectados.

– Entre mis escasos recuerdos en el accidente, venía a mi cabeza que abrí los ojos cuando estábamos girando y cómo se dividió el bus al chocar contra unas rocas y luego salir rodando; Keila y Bimba habían caído arrastradas sobre sus asientos, sólo que no se lograba ver dónde.

Los minutos se hacían eternos; ¿Por qué será que sucede eso?; o sea cuando uno ésta recibiendo noticias devastadoras o se sufre un accidente; cómo este caso, digo me pasó cuando estaba ese día esperando a ser llamado para mi análisis de sangre, cuando me intente suicidar la primera vez, al nombrarme para mi primer consulta, cuando quise suicidarme esa noche lluviosa; ¿Qué hace que el tiempo parezca largo, eterno, que no transcurra?

Imaginábamos lo peor, bueno, lo peor ya sucedió, lo que seguía era saber quién estaba vivo y quién no; en diferentes puntos, unos gritos se escuchaban, más y más; gritos de mujeres.

Teo reaccionó y escupiendo sangre, decía. – Esos gritos, son, son de ellas, de Bimba y Keila; están atrapadas en sus asientos.

– Me alteré; más de lo que ya; no podía actuar así de inmediato; una potente luz blanca se nos aproximaba, cuando llegó a nosotros, era ese joven que venía con nosotros en el bus; sí ese, se me olvidó su nombré, pero él venía manejando cuando salimos de la ciudad de México, el mismo tipo que intercambió lugar con el chofer antes de esto.

– ¿Chicos, están bien? – Preguntaba echando la luz a nuestras caras.

– No distinguíamos bien, sólo respondió un compañero. – Heridos pero vivos.

– Esa potente linterna la traía el chófer junto con otras dos y un maletín de primeros auxilios; el muchacho al bajar la linterna y recibir el flash del teléfono, le vimos sus heridas, tenía algo clavado en el ojo, parte de la nariz desprendida y el labio superior rotó y unos cuantos dientes destruidos; ¿cómo podía hablar y estar así como si nada?; es el shock, la adrenalina, fuerte adrenalina.

¡Auxilio, por favor! – Gritos de otras voces; tomé el celular de Katia y dije. – Iré a ver quiénes son, quédense con esta linterna y aquí nos reunimos.

– Katia temerosa dijo. – Job no vayas solo, te acompaño.

– Noa también dijo. – Vamos los tres.

– Gracias. – Sonreía algo aturdido.

Sofía quería acompañarnos, pero estaba herida y apenas y podía moverse bien; el chico con la cara casi irreconocible, nos quiso guiar, pero fue ahí cuando logró decir que Starenka y Áyax estaban también atorados por los cinturones de seguridad y el cuerpo de uno de los choferes sobre ellos; ¿qué hacer primero?; saber quiénes gritaban o ir en ayuda de la maestra y su hermano; en unos segundos se acordaba que deberíamos auxiliar a Starenka y su hermano; así los tres nos separábamos de los otros quiénes afortunadamente recibían a otros compañeros heridos en ese punto; ambas linternas funcionaban y eso fue lo que ayudó a guiar a los demás chicos con nosotros; en lo que nos íbamos alejando de ellos, el viento se hacía más frío, mucho ruido de animales, como sonajas, chicharras, arbustos sacudirse y unas aves nocturnas sobrevolar; quiero pensar que eran aves y no murciélagos.

Noa, Katia y yo como pudimos y logramos llegar, la parte delantera del autobús estaba con los faros encendidos, los cristales totalmente rotos y entre el asiento del conductor y volante el chofer que estaba con los ojos saltones y en tonalidad de piel demacrada; él estaba muerto. Una mano hacía señas y quejidos; al acercase Noa gritó.

– ¡Es la maestra!

– Katia y yo caminamos, entre los dos quitamos la puerta del camión y Starenka al mirarnos llorando dijo. – ¡Hola chicos, qué bueno que están bien!

– La maestra, como su hermano estaban sentados en sus lugares, aunque inclinados hacia atrás, sobre ellos el asiento dónde venía el copiloto y el muchachito ese.

Katia nerviosa dijo. – Maestra, que bueno que esté viva, pero ¿su hermano?

– Starenka agitada, dijo. – Sí estoy viva, aunque no sé si este bien, no siento mis piernas; siento la mano de Áyax, esta tibia.

– Tranquila maestra, la ayudaremos a salir. – Dije con preocupación.

Katia me daba el celular para alumbrar y Noa la linterna; como pude les iluminaba y entre ellos dos trataban de mover el asiento de adelante para liberar presión a ellos; fue cuando Katia grito espantada y alumbrando, nos fijamos que el copiloto no estaba muerto, había reaccionado, pero tenía algo clavado; el señor le sujeto de la pierna y eso ocasionó que se asustara; Starenka preguntó, Noa le explicó y el señor intentaba moverse, hasta que logró liberarse del asiento, al fin, cuando se dejó caer a la tierra, eso facilitó quitar el asiento de enfrente y revelar a Starenka ligada por el cinturón de seguridad y su hermano con un fuerte golpe en la cabeza sangrando; el señor copiloto estaba sumamente aturdido, confundido y quería hablar, pero no lograba gesticular palabra alguna, sólo reflejaba su angustia y miedo.

– Áyax pesa demasiado, es puro musculo no podrán moverlo. – Dijo Starenka respirando profundo.

Noa ejerció fuerza y de nuevo expulsaba sangre al costado de ellos; Katia le decía. – No hagas fuerza, puedes tener una lesión interna, lo principal es que la maestra y Áyax estén vivos.

– Nos estábamos debilitando por el frío; la niebla comenzaba a descender; ahí se me ocurrió decir. – Katia Noa, ustedes quédense aquí, iré por lo demás y nos moveremos para acá, al menos los faros del autobús aun funcionan e iluminan un poco; por favor vigilen que estén bien.

– Mis compañeros quedaban con temor y angustia en lo que me iba tambaleando, perdiendo entre los arbustos, para traerme a mis otros amigos; aquellos gritos intensos de desesperación se habían perdido; entre mis exhalaciones mi mente me jugaba el horror; Keila y Bimba muertas, mis amigas, las mejores, muertas; ¡¿Por qué ellas?!

Lograba ver luces a distancia, no eran coches, eran mis compañeros que habían encontrado manera de crear unas antorchas; arrimándome lento para con ellos, mi angustia aminoró al ver a Keila y Bimba agotadas, golpeadas, heridas y miedosas; nos vimos y abrazamos, comenzamos a llorar pensando lo peor; la escena ya era dramática y se iba a poner más cuando les decía a los demás chavos sobre Starenka y Áyax; entre todos, comenzamos a desplazarnos al otro punto; al estar casi todos, nos fue más fácil apoyar a los convalecientes.

En el trayecto Keila en shock decía. – ¡Parecía una ruleta, giramos y giramos!

– Tosía y continuaba hablando. – Sujete fuerte de la mano a Bimba y el cinturón se tensó, cuando se escuchó ese golpeteo y arrastre mientras estábamos de cabeza, se torció el camión y se abrió a la mitad; veíamos como salían regados quienes estaban a nuestro alrededor.

– Bimba ayudando a Sofía expresó. – Fue cuando grite, ¡Vamos a Morir! ; nosotras quedamos sentadas y el bus se siguió arrastrando para abajo, deteniéndose en ese gran árbol; estuvimos gritando, oíamos ruidos extraños, sin lograr identificar qué; ahí Evan nos escuchó y fue quien nos ayudó a romper el cinturón de seguridad con un perfilador para depilar.

– Al buscar a Evan y darle las gracias, me percaté de su ausencia; interrogando. – ¿Evan dónde está?

– Sofía respondió. – Se fue junto con otros dos chicos a buscar a Raissa.

– ¿Raissa? – Confundido pregunté.

– Sí, ella estaba atrás, en los asientos junto a las maletas y trajes; ella no sé si esté viva. – Hablaba Teo con pesar.

Raissa si es mala, cruel, envidiosa, sin embargo que sea así no es para que tenga un trágico final, quiero pensar así por el bien de ella y de todos.

Continuamos caminando hasta dónde se alcanzaba a percibir los faros delanteros del autobús; las antorchas que mis compañeros sostenían eran usadas con mucha cautela, ya que nuestros olfatos captaban el intenso aroma de la gasolina y aceite de vehículo; así que existe riesgo de que haya una gran explosión y nos jodamos todos; una vez que Starenka, Katia y Noa nos vieron llegar y admiramos que Evan y los muchachos con los que se fue a buscar a los que faltaban; incluida Raissa; estaban ahí esperando para decirnos algo.

Evan demasiado alterado, decía. – Raissa, Raissa la encontramos, está atrapada, necesitamos ayuda.

– Starenka de nuevo comenzaba a llorar diciendo. – ¡Ay dios mío!, ¿por qué nosotros, por qué?

– Áyax hacía un quejido y de nuevo quedaba inconsciente; la verdad no teníamos cabeza para nada; los celulares estaban estrellados de las pantallas, funcionando para alumbrar, pero no contaba nadie con señal.

Yo muy aturdido, expresé. – ¡Chavos, basta, silencio!

– Me llevaba la mano a la cabeza diciendo. – ¿Cuántos veníamos en el autobús?

– Starenka quejándose, habló. – Ah, ah, ah, en mi maletín, esa que está tirada sobre el chófer, ahí tengo el registro de los que veníamos.

– Noa temeroso, se aproximó, con cuidado se persignó diciendo. – Lo lamento mucho señor, descanse en paz.

– Tomaba el objeto, lo abría y Katia le alumbraba; así fue como Noa en voz alta, fue diciendo los nombres en el registro y todos, bueno casi todos, decíamos "aquí estoy herido, pero vivo"; los que estaban inconscientes eran vigilados y acomodados entre las piedras y ropa que estaba esparcida en el terreno.

Al pasar "lista" se dieron cuenta de que faltaban cinco integrantes de nuestro grupo, entre ellos Raissa; Starenka preguntó. – ¿Raissa, dónde está, ya fueron por ella?

– Evan le contestó. – Ella ésta un poco más abajo, entre rocas y un árbol, por eso vine para acá, para que nos auxilien los que puedan.

– Al ver tanta preocupación, gritos, lamentos, miedo, me arme de valor y me di de cachetadas para reaccionar; Bimba trató de detenerme, pero en ese momento al pisar y ejercer fuerza, un crujido se escuchó seguido de mucho llanto; es que mi amiga, ya tenía lesionada la pierna por la forma en que nos accidentamos y únicamente faltaba un poco para que su pierna derecha se fracturara; en el suelo ella se sostenía la pierna y gritaba con mucho suplicio; mis bofetadas y verla así, ocasionó que medio entrara en razón, viese la realidad y el efecto del medicamento se pasará un poco; entre Sofía y Keila auxiliaban a Bimba, inmovilizaban su pierna con una rama que un compañero logró encontrar; yo al verlas actuar, les comenzaba a exigir.

– ¡Haber, cómo es posible que las mujeres actúen mejor que los hombres!, ¡vamos a ayudar!

– De inmediato comenzaron a tratar de zafar a la maestra y su hermano; Evan, Katia y yo, junto con tres compañeros más, íbamos para el apoyo de Raissa.

En lo que transcurría nuestro apoyo a Raissa; Starenka era liberada y Áyax también; quien por más que le trataban de despertar, no lograba abrir los ojos y únicamente apretaba sus puños; en series de médicos esa es una buena señal de que el golpe en la cabeza no dañó funciones motoras; es curioso, ya que nosotros tuvimos un accidente de autobús y la serie popular que vemos, fue algo similar un horrendo avionazo donde murieron unos personajes, sólo que aquí en la noche, con frío, niebla, debemos aceptar que esto es la vida real.

Somos todos, no sólo yo, estamos con miedo, con temor a la vida después de esto, lo que acontecerá a futuro, sí seguiremos vivos; y yo, todo pendejo por el doble medicamento, aturdido, sin atar, sin tener o ejercer acción, mi mente me traiciona, me hace creer en que mi vida es una mierda, siempre lo fue; no sé sí tendré a alguien con quién pasar el rato, una relación, sentirme amado aunque tenga VIH; no logró embonar las piezas de este rompecabezas que parece una pesadilla; ¡El destino y la misma vida es una mierda y una culera por tratarme así!, bueno no sólo a mí, a todos, no quiero ser el protagonista de este accidente, pero lo soy en partes.

Colocando a los hermanos a salvo, el copiloto estaba sentado sobre la llanta del autobús, comenzó a querer vomitar y al ser iluminado con las linternas, él se quitó lo que tenía atorado entre la clavícula y el cuello; eso estaba obstruyendo y salvándole la vida, al sacarlo, un gran chorro de sangre comenzaba a salpicar; fue lo peor que pudieron ver mis compañeros, una persona desangrarse y no poder auxiliar; Noa trató de detenerle la hemorragia pero era imposible; el copiloto alcanzaba a decir.

– Él, él murió, murió antes de estrellar, estrellar... estrellarnos.

– Noa angustiado, pedía apoyo, Sofía, Keila y otro chico se juntaron para brindar y salvarle la vida, sólo que demasiado tarde, el copiloto falleció ahí. Miedo, terror, eso nos invadía, la sangre derramada causaba mucho pavor; ¡Es algo muy tráumante!

Llegando donde Raissa estaba; nos acercamos y el impacto de verla ahí fue lamentable; ella estaba prensada entre un asiento y la parte trasera del autobús; o sea que no se partió en dos sino en tres y posiblemente ahí estarían los otros chicos que faltan.

Ella al ver a Evan, casi asfixiándose dijo. – Creí, creí... creí que me dejarías aquí.

– Evan preocupado habló. – No, no pienses eso, fui por ayuda, aquí están Job y Katia, trataremos de auxiliarte, sólo que también debes ayudarnos moviéndote.

– Raissa jalando aire y expulsando sangre por la boca, habló. – No puedo... moverme, no siento... mis brazos... y... y... ni si quiera las piernas... tal vez... tal vez están en otra parte.

– Me acerqué un poco, la iluminé y estaba fatal; poco más debajo de su nuca, la parte del autobús estaba prensándola, los asientos la comprimían y un tubo lo tenía cerca del cuello; al parecer su quijada estaba dislocada o fracturada; neta, literal, Raissa estaba torcida entre esos sillones viejos.

Ella al verme, suspiró, su mirada era distinta, su maldad se había desvanecido y entonces dijo. – No creo que me puedan sacar, estoy muy mal herida, me falta el aire, siento que me estallará... me estallará... el pecho... voy a morir... no traten de ayudar.

– Evan y yo tratábamos de liberar pero nos resultó imposible; aunque quisimos no obtuvimos resultados, llorando, Katia se acercó y con su mano en la mejilla le dijo.

– Tranquila Raissa, tranquila, todo estará bien.

– Raissa lloró, lamentando. – No... no deseo morir... no quiero, hoy, no... hoy... por favor... Ganamos.

– Raissa expulsó airé, quedó con la mirada fija y le brotó sangre por la nariz; ella, tristemente había dejado de existir.

Cruelmente el cadáver de Raissa quedaba ahí prensado, no teníamos modo de moverla o trasladar los restos traseros del autobús; caminamos en silencio, tristes e impactados por la escena pasada.

¿Esto es real?, me cuestionaba en lo que mi mente y pensamientos me hacían querer enloquecer; nuestra caminata nos hizo llegar a la otra parte del autobús y habían asientos vacíos, unos cables chispeando, mucho olor a gasolina y todo en silencio; el olor se hizo fuerte y de pronto; ¡Kaboom!; esa parte explotó ante nosotros, lanzándonos a diferentes partes del terreno; Evan caía entre unas piedras desnucándose; Katia, yo rodamos más debajo de donde fue el accidente inconscientes y los miembros que faltaban, entre los arbustos.

¿Dios existe de verdad?, ¿por qué nos pone estas pruebas tan difíciles?, ¿qué hicimos, qué hice?, ¿Por qué, por qué carajos?

Esa explosión nos benefició, pues alerto a lo lejos a los vehículos que transitaban por esa parte de la autopista que resultó ser la libre; lo malo es que en esa zona no hay señal telefónica así que la ayuda tardaría; si se dan cuenta, el autobús desbarrancó bastante, estamos muy lejos de la pista y las personas que se detenían a ver apenas lograban ver las diminutas luces y el humo causado por la fuerte explosión; ahora sólo queda esperar a que nos ayuden, pero comienzo a creer que Dios me odia, pensando en que ¡ Vamos a morir! De nuevo cuestionando ¿por qué a mí?

*Hola amigos lectores, quiero darles las gracias por el apoyo de esta historia, en serio aunque sé que son pocos los que me leen, me motiva a continuar escribiendo; hice lo posible para que sea todo de su agrado; les pido que me den su punto de vista sobre este final, así como algunas sugerencias o cambios en algunos personajes; ¿creen que Renzo regresé con Job?, ¿qué tal les pareció del 0 al 10 esta temporada?, con gusto los leeré en correo, FB o aquí; por el momento la vida de Job estará ausente y de nuevo

MUCHAS GRACIAS.*

Existe la posibilidad de que la tercera temporada sea escrita y publicada en otra página, aún no me decido en cual, pero cuando tenga listo todo, les haré saber.

UN GRAN ABRAZO Y CUIDENSE MUCHO, CON CARIÑO JESÚS TSUKISHIRO.