¿Por qué a mí? Capítulo 20

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Hola, muchas gracias por el apoyo, nos acercamos al final de esta temporada... Un abrazo enorme, ánimo y entusiasmo mis lectores, saludos desde México.

Capítulo 20 "¿Dónde Están?"

Mentiría si dijera que estoy bien, de maravilla, contento, ¡bah!, no, no es así; resulta, que han pasado muchas cosas de las cuales haré un resumen, por partes para que no me enrede en mis narraciones; nos quedamos en que Renzo por fin supo mi secreto y desde ahí se viene la bola de nieve rodando y rodando; él ha estado indiferente; pss como no va a estarlo, ya qué saber que ha besado a alguien VIH+ es algo impactante.

Al día siguiente de que le dije, en los ensayos generales, él me saludo con un fuerte abrazo, pero no hubo beso, él simplemente me miró, me sonrió y dijo. – Va estar todo bien Job, te quiero, éxito.

– Suspiraba y esa cara era un presagio de lo que estaba aproximándose; le sonreí contestando. – Gracias, espero que sea así, nos vemos.

– Yo entré a cuarto de espejos y él se fue a sus ensayos musicales; ese día ensayamos más de la cuenta, mi ansiedad y ataques de nervios estaban en pausa; por lo mientras.

En eso, Starenka ingresaba alarmada diciendo. – ¡Chicos, chicos, detengan el ensayo, por favor!

– Noa detuvo la pista y todos exhaustos volteamos y Raissa interrogó con falta de aire. – ¿Qué sucede?

– Starenka algo apenada explicaba. – Chicos, lamento mucho suspender el ensayo pero lo que voy a decirles es de suma importancia.

– Keila, Bimba y yo nos miramos intrigados.

Katia respirando profundo preguntó. – ¿Qué pasó profa? – Starenka respondía. – Hay problemas serios chicos, lamento decirles que ya no iremos a la presentación en Veracruz, no tenemos forma de viajar y somos 4 grupos los que representaríamos a la ciudad y dudo mucho que sus padres quieran pagarles los boletos de ida y vuelta, así que lo lamento mucho.

– Nos sorprendió mucho eso; sin embargo era mejor, digo para mí, ya que si tan sólo viajar en autobús de la universidad al centro me mareo mucho y siento que todo me da muchísimas vueltas; casi como si estuviera en una tómbola; ahora en carretera, no quiero pensar e imaginar lo complicado que eso sería.

Sofía molesta expresaba. – ¡Qué!, no, no, no, es que nos hemos matado ensayando, aprendiendo coreografías, cambiado posiciones, desvelos, dietas, ejercicios, para qué salgan con estas jaladas, ¡no, no, no!

– Nosotros la miramos con extrañeza y tras pensarle mucho, pues nos pusimos de lado de ella.

Y sí tenía razón para estar enojada, o sea hemos ensayado tanto que los moretones, ampollas y rozaduras ya son como parte del vestuario; se hizo un silencio y Sofía gritó. – ¡Tengo la solución!

– Ella junto con Raissa salían del salón de espejos diciendo. – Ustedes piensen en otras opciones, volvemos.

– Starenka la miraba pasar con prisa y desanimada decía. – No hay opciones.

– En el salón nos afligíamos mucho al no tener método para viajar todos; es que quien nos facilitaba el transporte era la familia de Jacqueline y con su muerte, dudo que hayan querido seguir con el apoyo; así que quedamos sin posibilidades de viajar, claro algunos si podemos pagar los boletos de transporte, aunque es ir unos cuantos o nadie, de lógica pues nadie irá, no se puede presentar un mini grupito, ya fueron enviados los registros de los participantes; aunque una posibilidad se nos brindaba.

Una hora después Renzo, Sofía y Raissa entraban y confusos, les miramos cuando dijo Sofía. – ¡Tenemos una buena opción!

– Ella mostraba a Renzo y yo cuestioné. – ¿Renzo es la opción?

– Renzo se sonrojaba y yo me sonreí de verle así.

Raissa seria habló. – No hables y deja que les explique Sofía.

– Me les quede mirando y mi sonrisa se desvanecía en lo que Sofía explicaba. – Bien, resulta que nuestra congregación religiosa a la que pertenecemos nos puede prestar autobuses para el traslado a Veracruz, lo único que debemos hacer es cooperar para la fundación Cristiana, con cien pesos es suficiente, pero de que vamos a Veracruz vamos.

– Renzo algo serio habló. – Sí, ya hice unas llamadas y se cuenta con dos autobuses aunque no son tan de lujo, funcionan bien para su traslado.

– Todos nos emocionamos mucho, pero quién se alegró más fue Starenka quien le regresó un brillo especial a sus ojos y cara, ella se acercó a Sofía abrazándole diciendo. – ¡Sabía que no me equivocaba al elegirte como capitana del grupo!

– Eso me asombró muchísimo y Sofía sonreía orgullosa de haber salvado el momento.

Renzo la miraba y apenas y sus ojos rosaban con los míos, él también era abrazado por Starenka y soltó una ligera sonrisa, la cual se disminuyó por verme a mí.

Renzo se aleja, aunque haya dicho que estaría conmigo, sé que no es, ni será así como imaginaba el amor, creo después de todo es entendible que alguien como él; sano, estudioso, dedicado; quiera vivir arriesgándose a estar con alguien como yo; es triste pensar así, pero es la realidad que muchos con VIH sufren, desde el abandono familiar, hasta de seres queridos e íntimos; no me queda más que decir:

"Gracias vida por estarme enseñando que el amor tampoco es y será algo que pueda tener, el amor no es como lo pintan en series gay, creo nadie es capaz de tolerar o amar a una persona con VIH, lo único que existe para nosotros es el amor propio; aunque la depresión, ansiedad, tristeza generada por el medicamento nos esté derrumbando y destruyendo lentamente; el amor propio es lo único que se tiene en verdad, es la realidad es muy distinta a como muchos la plantean; la felicidad es tan sólo un maquillaje de sonrisa amable".

Pero aguanten, ahí no para esto; continuamos ensayando, bastante duro y ya como eso de las 17:30 hrs en un descanso bien merecido, la madre de Renzo se presentaba en el

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la reconocí porqué él me la había mostrado en fotos; la señora se pasó directo al fondo donde ensayan los músicos y al poco rato regresaba acompañada de Renzo que traía un semblante de preocupación y nerviosismo.

Él tocaba la puerta del salón y Starenka volteaba, Sofía igual y con gran sonrisa se dirigió a la señora diciendo. – ¡Madre, gracias por venir!

– La señora la abrazó diciéndole. – Hija, claro, no podía venir cuando me hablaste, pero le dije a Renzo que me representará, que gran idea tuviste para ayudar a tus compañeros de baile, eres tan noble y de buen corazón.

– Sofía contenta se sonreía y Starenka se acercaba para decirle. – Señora que gusto verla por aquí, gracias de verdad por lo que harán por nosotros.

– No es molestia alguna, al contrario, sólo déjeme charlemos un rato sobre el apoyo a la congregación. – Ambas salieron del salón al pasillo a charlar.

Sofía le sonreía a Renzo y él dijo. – Espero les vaya bien en Veracruz.

– Claro que sí, nos irá bien, hemos ensayado mucho, hubiese sido un gran desperdicio no asistir y no poder lucirnos, la verdad este grupo de baile es mucho mejor que en el que estaba. – Habló Sofía contenta por la oportunidad que brindaba.

– Ella me volteó a ver y le cuchicheaba algo a Renzo. – ¿Ya le dijiste?, debes hablar con él y decirle.

– No, no, aún no he hablado con él, estamos en proceso de, aparte creo no es el momento. – Dijo nervioso.

– ¿Entonces?, el momento es ya, debes platicar con él y decirle, serle sincero, sí él tanto te ama y quiere seguramente te ha sido sincero, así que debes ser reciproco con Job, de lo contrario pues se sentirá traicionado. – Sofía se regresaba seria, dando la espalda dijo. – Tú decides.

– Pasó junto a mí y me miraba algo distinto a otras ocasiones; aunque eso no me importó, me importaba más hablar con Renzo y parecerá tonto, pero estaba nervioso y cohibido por hablar con él; no, no era el medicamento, ahora eran sensaciones naturales que me hacían estar en ese modo.

Me secaba la frente aproximándome a Renzo, diciendo. – Hola.

– Hola, ¿cómo vas? – Él algo tenso preguntaba.

– Bien, cansado por tanto ensayo pero bien, ¿y tú? – Le miraba sus ojos y su forma de tener los hombros; era otra señal de que pasaba algo con él, ya sé que es, es cuestión de esperar.

– Me da gusto, sí he notado que ensayan casi lo doble y pues con eso sé que vendrán victoriosos del puerto y se irán a la final en Ciudad de México; bailan súper bien. – Él hablaba mostrando a penas una ligera sonrisa que se veía forzada.

– No, no creo o quien sabe, tal vez, eso se sabrá cuando concursemos, pero el esfuerzo se ha visto en los moretones que tenemos.

– Me sonreía y él igual; fue ahí cuando Renzo se me acerco dando un abrazo diferente diciendo. – Te quiero mucho, eres un chico sensacional, un gran bailarín que llegará lejos, gracias por coincidir en mi vida y...

– La voz de Starenka aproximándose con la madre de él, fue una alerta para que nervioso me soltará y se alejara un poco de mí; yo confundido; más de lo que ya; no comprendía su reacción, hasta que entraron ellas.

Starenka al verme me sonrió hablando. – Mijo nos vamos a ir a Veracruz, les diré a tus compañeros.

– Me alegra mucho profa, es la mejor noticia que puede darnos. – Starenka estaba dando el anuncio a los demás y la madre de Renzo me sonrió amable.

Renzo estaba sudando, algo que me sorprendió y su madre cuestionó. – ¿Qué no me piensas presentar?

– Renzo me miró con temor y nervioso respondió. – ¡Ah sí, disculpa mamá!, él, él es Job mí.

– Justo cuando estaba sonriendo extendiendo la mano, Renzo terminó de hablar así. – Job es mi mejor amigo, un gran amigo, excelente amigo.

– La señora me dio la mano y luego un abrazo; mi rostro era de sorpresa, de impresión, no sé fue algo que no me lo esperaba, soy "el mejor amigo" de Renzo y no su novio, ¡vaya confusión la que vivo ahorita!

La señora me tomaba de los hombros diciendo. – Así que eres tú el gran amigo de mi hijo, con el que siempre sale a nadar, caminar, recorrer lugares de la ciudad; gracias, de verdad muchas gracias, por animar a mi hijo a salir adelante, eres una estupenda persona, Dios nuestro creador te compensará con bendiciones y algo especial para ti, un chico guapo y lindo como tú merece todo por ser especial; en serio gracias por estar apoyando a mi hijo, que gusto conocerte.

– Mi confusión no me permitía entender la situación, así que dije. – Gracias señora, trato de ser alguien especial, el mejor y gran amigo de su hijo, es talentoso y muy amable, que gusto conocerla, pero debo ensayar y de corazón gracias por el gran apoyo que nos ofrece.

– La señora trató de darme un abrazo e incómodamente hable. – No, no señora, estoy demasiado sudado y es incómodo abrazar a alguien, pero gracias, fue un gusto, un placer, con su permiso; nos vemos amigo. – Le dije eso ultimo a Renzo se inmutó agachando su mirada con rostro de culpa y vergüenza.

La señora me sonrió diciendo. – Bien hijo, Dios te bendiga siempre.

– Renzo se quedó sin palabras, su madre fue llamada por Starenka y comenzaron a hablar delante de nosotros el rápido plan que habían ideado.

Yo estaba triste y con ganas de llorar, por saber que Renzo no había sido del todo honesto conmigo y entendí muchas cosas de las que él evitaba hablar; comprendí que él no me quería presentar a su familia por su religión y cosas así, pero no fue sincero, no lo fue ni con su madre, ¿entonces qué sucederá a futuro?; bueno sí es que hay futuro entre nosotros, porqué esto está decayendo y es algo que predice a que no seré feliz con él.

Mi rostro de cansancio, fastidio, tristeza y ansiedad no me hacían comprender lo que comentaban Starenka y la madre de Renzo; Keila, Bimba y Renzo me miraban que estaba triste, nervioso y con deseos de llorar; pero, debía fingir que las cosas estaban bien; por el otro lado Raissa se sonreía mucho al verme con esa cara; claro la muy infeliz se estaba burlando; al termino de ese comunicado, nos dijeron que podríamos retirarnos, que mañana vendría la madre de Renzo a recolectar nuestra "Donación" para la congregación; yo tome mis cosas, seriamente no quise hablar con mis amigas y decidí salir rápido del

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Renzo me alcanzó corriendo gritando. – ¡Job, Job, espera por favor Job!

– Yo volteaba con cansancio y ojos vidriosos parlando. – ¿Sí, qué pasa amigo?

– Renzo avergonzado. – Job, por favor tenemos que hablar.

– No amigo, no hay nada que hablar, por el momento; ahorita estoy muy cansado y me siento fatal, no deseo hablar, en verdad.

– Unos metros lejos de nosotros se encontraba sola Raissa, esperando no sé a quién, sin embargo se percataba de lo que pasaba y atenta nos observaba.

– ¡Job, escúchame por favor! – Renzo hablando me tomaba de los brazos.

– Mire a sus ojos, ya no brillaban como antes al verme, parecía una mirada de compasión y lástima; le dije. – No hay nada que hablar amigo, creo que esto quedó claro, en este momento lo que deseo es dormir, tal vez te dé oportunidad de hablar pero mañana, ahorita no es el momento, ten una linda noche.

– Él me soltaba lentamente diciendo. – Job, te amo, sólo que no podía decir la verdad, pero en verdad te amo.

– Suspire y con una sonrisa casi al borde de llorar, expresé. – Cuando se ama de verdad no importa lo demás, lo que la gente y familia piense de uno, el amor es una magia, un sueño, una fantasía que se hace realidad con un ser especial; si de verdad hay amor entre nosotros, al menos pudiste presentarme como lo que soy para ti; tal como hice con mi madre; en vez de ser tu novio ahora soy tu mejor amigo y así me has tratado con tus padres, como tu mejor amigo; así que mi mejor amigo, debo dejarte, prefiero caminar, con tu permiso.

– Cruce la calle aguantando las ganas y deseos de llorar, tenía una impotencia terrible.

Renzo no hizo más, salió su madre junto con Sofía y Starenka y ellos dialogaban un poco; yo camine topándome con Raissa, ella con una sonrisa me habló. – ¡Oye Job!, ¿A dónde vas?

– Voy a casa. – Respondí cortante.

Ella se me acercaba mostrándose alegre parlando. – Escuche que Renzo te presento como mejor amigo y no como su novio, lamento eso, bueno no, no lo lamento, ya qué Renzo es muy entregado a su religión y teme arder en el infierno por ser homosexual; así que prefiere mantener una vida heterosexual.

– Molesto me voltee hablando. – Mira lo que me digas no me interesa, creo que quien debe una explicación es él, no una tipa metiche como tú que está en todo menos en lo que de verdad importa.

– Soltando una estruendosa carcajada que hacía que las personas de en frente voltearan hacía nosotros, observaran el show.

Ella calmándose dijo. – Mira Job, es un hecho que tú no me caes bien, te aborrezco tanto por ser tú, te detesto desde que me quitaste una audición en el

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hace un año, también por qué a mi mejor amiga le quitaron el título de mejor bailarina y se lo dieron a la cancerosa de tu amiga y a ti por bailar impecable hace unos años; desde ahí me comenzaste a caer mal, también porqué andas con un hombre que es guapo y talentoso y...

– Enojado interrumpí. – ¡Ya, ya, ya entendí!, ¡Y ten más cuidado como te expresas Raissa, por qué el simple hecho que sea gay no me quita lo hombre y si puedo decirte unas cuantas cosas!

– Se sonreía y le dije. – Así como Sofía, supongo que estas enamorada de Renzo, te gusta y desearías que fuera tu novio, pero no, no lo es, es mío y no sabes lo feliz que he sido en este tiempo con él, pero tú en lugar de buscar a alguien acorde a ti, te la pasas guardando rencor en tu ser, lo que impide que exista amor en tu vida, una lástima porqué fea no eres, odiosa y pesada sí; ojalá dejes el rencor a un lado, pues no te ayuda mucho, sólo mírate estás sola, devastada, tan aburrida que necesitas molestar a otros para que puedas sentirte viva, no eres más que patética e insolente, una mala influencia para quienes te rodean; ya olvida ese rencor y déjalo pasar, no quieras sentirte la villana de la historia por qué no te va; ten una linda tarde, hasta mañana.

– Raissa me sujeto del brazo rabiando, dijo. – Sofía me contó tu secreto, lo sé bien, así que dudo mucho que quieras que toooooodoooooooos en el

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sepan tu situación.

– ¡Suéltame estúpida! – Exclame zafándome de su mano. – No tengo idea de lo que sabes o de qué secreto hablas, pero sí de verdad anhelas ser la villana de la historia, adelante reina, aprende que una villana con categoría no amenaza o advierte, ataca cuando menos se lo esperan, te faltan sesos querida. – Afirmando serio me expresé y apuntándole a la cabeza con mi dedo.

Ella me daba un manotazo para decir. – Sofía te vio haciéndote análisis para el

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y otros estudios, ella igual te vio visitando a un moribundo en la clínica dónde ella también labora; ese moribundo tiene SIDA y pues ahí se dedujo que tú eres portador de ese mal, maldito sidoso, me das asco, eres...

– Le lancé una bofetada y luego otra que la hizo caer al pasto; muy furioso le grite. – ¡Ya cállate, ya, ya me tienes harto, eres una maldita víbora que mereces ser pisoteada!, ¡suficiente tengo con vivir en el infierno que estoy!

– Me calmaba un poco, para decir. – No sabes las ganas y deseo que tenía de golpearte, no mereces ni mis disculpas, una lacra como tú ni perdón merece; ah, sí de verdad anhelas decirles a todos, hazlo, hazlo con todo gusto, no tengo nada que perder, pero piensa que la que quedará mal serás tú.

– Raissa aturdida por ambos golpes, ni parar se podía y yo caminé lo más rápido a la otra calle y abordé un taxi; en frente se habían dado cuenta Renzo y Sofía y de inmediato se atravesaron para auxiliar sin que Starenka y la señora supieran del espectáculo dado a la otra acera.

Raissa con mucha ira, no podía entender que me supe defender; de una manera errónea verdad, estuvo mal, sí, pero si me sacó de mis casillas la tipa y desde que dijo cancerosa a mi amiga puff pues con justa razón se merecía ese doble bofetón. Renzo y Sofía la ayudaron a levantarse y ella les contó su versión de las cosas, Sofía le creyó, pero mi Renzo no; él si entendió más o menos el motivo y situación por la cual reaccioné así; ya que él no tolera en lo absoluto a Raissa por ser tan odiosa y pesada.

Llegando a casa, con cara de cadáver chupado, me esperaba mi mamá, con un tazón de caldo de verduras, jugo de naranja vitaminado y fruta picada; ella amable me dijo. – Ya sabía que estabas por llegar, la comida esta lista, debes comer, son nutrientes para que tengas defensas y estés bien hijo.

– Haciendo mueca de disgusto, dije. – Má, gracias por lo que haces, por cuidarme y preocuparte, pero estoy harto de la comida de hospital, cuando no es verduras al vapor es pechuga sin grasa, cuando no es eso es pescado con hierbas y aceitunas, cuando no es jugo de naranja es de betabel; no me trates como un enfermo, estoy consciente de eso.

– Molesto exploté. – ¡Ya deja de recordarme con la pinche comida de que soy un maldito y puto Sidoso, ya por favor, deja de tratarme así!

– Pero Job, ¿qué pasa?, sabes que es por tu bien, sabes que eso es para que tengas fuerzas y energía, mereces estar bien, reforzando tus defensas, come y te haré un té que sentirás relajación, debes estar sano y fuerte ahora que se van a bailar.

– ¡No mamá, no, no estoy bien!, ¡Crees que tener lo que tengo me hace sentir bien!, ¡Pues no fíjate, no, ya estoy cansado de tu estúpida comida de hospital, me da asco, no quiero comer eso, no me gusta, me gusta y encanta la comida con grasa, con picante, con sabor, tacos, tortas, comida de verdad, no esas pinches porquerías de comida de hospital!

– Me enojé mucho, me alteré bueno ya estaba bien alterado desde hace mucho rato jeje, pero con eso me puse peor, es que ya la comida esa me tiene mal, me da asco en serio, sea por bien o no, pero estoy harto de que diario mi mamá me recuerde que tengo VIH y me trate como un enfermo y delicado muchacho que merece defensas extras; ¡de verdad es un infierno y el diablo esta disfrazado de una tableta contra el virus!

– Ya enojada mi mamá tomó el tazón del caldo y lo aventó al suelo, tiró el vaso con el jugo y gritando me decía. – ¡Quiero ayudarte, quiero auxiliar, apoyar, ser una mejor madre!, pero no me lo permites, fue mi culpa que tu estuvieras así, que te fueras a meter con quién sabe quién y mira, ahora deseo reponer mi ausencia maternal, reparar el daño que les hice a tus hermanos, sin embargo no sé, lo que hago ya no te gusta, pero es porque tienes que reponer energía y fuerza corazón, eres mi hijo y deseo tu bien, ya no sé qué más hacer Job.

– Desbordaba en llanto y serio hable. – Te das cuenta de lo que dices, te culpas porque tengo VIH, además de que me estás diciendo que soy un puto que se acostaba con cualquiera; la culpa aquí es mía por enamorarme de un imbécil que me prometió felicidad, amor, cariño y protección, tu parte de la culpa sólo es no haberte divorciado antes de papá y evitar esas constante peleas; porqué sabes, hace unos días estando drogado con esa pinche perra pastilla reflexioné de cuando fue el momento de la infección y fue ese fin de semana en el que tu querido ex marido llegó borracho, agrediéndome a mí a mis hermanos, insultando y maldiciendo, cuando me le enfrenté me golpeo y eso ocasionó que me saliera de la casa; ¿y tú qué hiciste?; llorar como siempre y sentirte una miseria al lado de él, no tener ese valor de mujer y el orgullo que te caracteriza por sentirte más que mi padre, no hiciste nada, te quedaste ahí llorando cobardemente, deteniendo al hombre en lugar de tu hijo; fue esa noche que le escribí a Fermín y nos encontramos para ir a un cómodo hotel, ahí fue todo el proceso, me besó, me abrazó, me dijo que me amaba, que me deseaba, que quería estar dentro de mí y sentirme siempre con él; y aunque usamos condones, él optó por convencerme que deseaba estar piel a piel en mí y el sentirme amado y protegido por Fermín, accedí a eso, sin saber lo que me esperaba, fue un fin de semana a su lado, haciendo el amor durante el día y noche, por las tardes salíamos a comer y pagaba la habitación de aquel hotel; yo fui el imbécil que se enamoró y que creyó que ese hombre, que ese maldito e infeliz hombre me amaría siempre, estaría a mi lado para sacarme del infierno ¡qué ya era mi maldita y asquerosa puta vida!

– Comencé a llorar mucho, me alteré, mis manos temblaban, estaba helado y confuso, lo dije o lo pensé, no, sí lo dije y mi madre quedaba atónita por lo que le dije.

Ella suspiró y dijo. – Bien, ambas partes somos culpables, aunque me duele mucho saber eso; noche a noche le pregunto a Dios ¿por qué mi hijo, por qué él? Y rezo por ti, por que estés bien y te sientas mejor.

– Pelando los ojos de huevo cocido, exaltado hable. – ¡Ay mamá, sí, ambas partes tenemos culpa sí, tú por no haberte atrevido a controlar la situación por tu orgullo y yo por no ser capaz de irme de esta maldita casa cuando diario eran gritos, peleas y humillaciones!, ¡Tu Dios, tu maldito Dios castiga a la gente buena y a la mala la deja como si nada, esa es la justicia que pregona en las iglesias y ustedes como pendejos creen en figuras de yeso que no cumplen ni milagros ni fantasías, son unas pinches figuras de un ser inexistente!

– Mi madre me miró tan feo; cómo cuando de chiquito hacía alguna travesura, sólo que esta vez era más fuerte la mirada; diciendo. – ¿En qué te has convertido?, tú no eres así, eras más sencillo, una persona noble, tierna, creías en Dios, pero seguro esos tipos con los que te metiste te hicieron pensar en eso, esos hombres desgraciados te destruyeron tu inocencia hijo.

– No, no pude más y exploté tan fuerte que le hable. – Mira mamá, es la segunda vez en este momento que me tachas de puto, y esos tipejos desgraciados como dices, me hicieron sentir placer, me hacía sentir vivo, me daban lo que me gusta, me lastimaban sí pero gozaba de tenerlos en la cama, montado sobre cada uno de ellos, me divertía a lo grande haciéndoles sexo oral, seduciendo, jugueteando con ellos, cumpliendo sus fantasías sexuales en la cama, en su carro, en la calle, esos hombres desgraciados me hacían olvidar en unas horas lo que en esta maldita casa vivía constantemente con las peleas y discusiones con mi papá, yo sí estaba cansado de soportar sus gritos y comparaciones de sus sobrinos con nosotros; estamos todos dañados mentalmente, todos, yo más por este maldito virus y por el desgraciado medicamento que me tiene todo idiota y no sé ni lo que soy; ¡así que madre, deja de decir que es tu maldita culpa, deja de pensar que Dios es bueno y deja de recordarme lo puto, joto, maricón, mama vergas que fui antes!

– Me le abalance con la mano en alto queriéndole pegar gritando. – ¡Ya déjame en paz, déjame prefiero mil veces que te largues de la casa y me dejes a solas, estoy harto de que me traten como enfermo, de verdad ya basta!

– Mi mamá se escamó de que creyó que la golpearía, pero me contuve y bajé el brazo, me pase a la cocina, tome dos vasos de agua y luego la pastilla; aunque aún no era momento de tomarla, me la tomé; no la miré, ella se quedó estática en el comedor y yo me adentré a mi habitación encerrándome con llave; me derrumbe al suelo, llorando, llorando mucho, maldiciendo a Dios, odiándolo con todas mis fuerzas, queriendo tenerlo en frente y preguntarle muchas cosas que no entiendo el motivo o razón.

Mi mamá escuchaba que se ponía a limpiar y luego llorando hablaba por teléfono, no sé con quién sospecho que haya sido mi hermana o hermano o qué se yo; en el suelo de mi habitación comencé a pensar en Fermín y en Renzo; me limpié las lágrimas y pensaba:

Tus recuerdos, tu melancolía, aquellas noches que soñamos, que juramos repetir, ¿dónde están?; desde que te dije la verdad siento que me invade la nostalgia, pensando enamorados, era cierto o no sé, ¿qué quedo en tu interior?; ese tiempo ocurrido, ese tiempo perdido les di mi corazón.

Me comencé a sentir mareado, dando vueltas, el temblor en las manos me regresaba, escalofríos, nauseas, sensación de calor por todo el cuerpo, estaba sudado; ya la pastilla estaba haciendo su labor, chingarme el cuerpo y mi sistema nervioso; ¡estoy valiendo madres!; me arrastré a mi cama, como pude me subí, mis piernas estaban como chicle, no respondían, se sentían las extremidades con hormigueo, también en mi cara y palmas de las manos, ¡Esto es un infierno y el mismísimo diablo es el medicamento!; me sentía mal, me giraba y el techo parecía que se caería sobre mí, la cama ondeaba, me mareaba, nauseas, sensación de estar en una lavadora o tómbola.

¡De verdad no deseo a nadie que pase por esto, cuídense por favor no confíen ni en el ser que les jura amor fiel!; trataba de hacer ejercicios de respiración, me quería calmar, pero no lo conseguía, así que me voltee al costado de mi otro buró y vi la carta de Jackie que aún no había leído; así que pensando en que ese era el momento, la alcancé y la abrí, incorporándome lentamente para no causar el vómito; abrí la carta que se sentía gruesa y comencé a leer:

Hola Job:

Estos días he pensado mucho en ti, también Flavio, ambos estamos preocupados por ti; quiero que sepas que pase lo que ya está por suceder, estaré contigo siempre, te adoro mucho y siempre serás mi mejor amigo; Flavio te ha tomado mucho cariño y se siente impotente por no poder ayudarte; imagínate cómo se siente conmigo de no poder hacer más, así hacía ti; eres un Sol que no debe dejar de brillar, las circunstancias y la vida te harán flaquear, pero debes sacar fuerzas y ser valiente, pues lo eres Job; no sabes el anhelo que tengo de verte otra vez, bailar los dos descalzos con la música en la radio; disfrutar del danzar, de nuestra pasión del baile, porqué eres y serás la mejor pareja que he tenido en mi vida y doy gracias por haberte conocido.

Bimba habló conmigo, no quiero que te enojes con ella, pero preocupada pidió ayuda a mí, nos comentó tu caso y créeme que cuando supe me puse a llorar demasiado; no merecías eso, sufriste ya mucho como para tener ahora ese mal; pero con eso nuestra amistad no dejará de ser lo que es, sino al contrario, seremos fuertes, te apoyaremos mucho y haremos que te sientas fuerte y valiente para derrotar ese mal; aunque no hay cura aún, sé que pronto la habrá y beneficiará a ti y otros que no deseaban tener ese mal; Flavio lloró por lo que pasó, y él se ha ofrecido a cuidarte en caso de que yo no esté, él será ahora tu protector, ustedes se han vuelto grandes amigos y me alegrará mucho que se mantengan unidos para que no haya declive en tu estado de ánimo, recuerda, eres especial, eres una luz, eres el Sol, brilla, brilla y no de apagues, si lo haces que sea para que te enciendas y con intensidad logres vivir lo que yo ya no; te repito, no te enojes con Bimba, lo hizo por tu bien, por ayudar y porqué quiere lo mejor para ti; nosotros somos tus amigos y estamos aquí para apoyarte, te adoro mucho mi flaquito Job.

Ruego y pido que no estés triste por mi ausencia, me voy no por cobarde, sino porqué ya me cansé de estar luchando contra el viento, mi tiempo ha llegado y me siento demasiado cansada, Flavio y mis papás lo saben, mis hermanos me piden que luche, pero ellos no saben lo que estoy viviendo; nadie sabe el mal que uno sufre más que la persona que enferma está, así que creo entenderás mucho mi pesar y sufrir; a diferencia del Cáncer que en ocasiones tiene cura o se controla, tú podrás vivir más tiempo y con mejores cuidados, debes tratar de ser fuerte y salir adelante; nosotros estamos contigo amigo.

Job, me gustaría decirte mucho y a la vez sólo darte un grandísimo abrazo para confortar ese noble corazón que debe estar sufriendo en estos momentos; eres mi amigo, mi hermano y no quiero verte caer, mereces vivir, mereces seguir bailando mi flaco, ánimo por favor, éxito, triunfa como lo sabes hacer y logra tus metas y objetivos como el profesional que estás por ser, sé tú siempre, no cambies y brilla demasiado, brilla; y aquí entre nos, yo seré la estrella grande y brillosa que estará en el cielo velando por ti y sí te sientes mal, triste o deprimido, voltea a verme y siente que estaré ahí para ti, para todos, para ustedes; no me despido, pues sé que eso está mal, sólo te diré hasta luego amigo y hasta en otra vida.

Atentamente: Jacqueline; te mejor y gran amiga.

P.D. Espero te gusten los dibujos que te hice; gracias por tanto amigo, te adoro mucho, besos y abrazos Job, "la fortaleza reina en ti, sólo debes dejarla salir sin temor o miedo alguno".

La carta la volví a doblar con un poco de resentimiento por Bimba, pero a su vez me sentía agradecido con ella por ser tan buena amiga y preocuparse; metía en el sobre la carta y sacaba los dibujos, que ella había creado; elaborado a lápiz y uno con color suave; al pie de cada dibujo decía. "El amor es universal, déjalo salir, ser, querer y estar, el corazón sabrá cuando de verdad es amor y cuando sólo apreciación"; "Un amor dulce y tierno, que sepa entenderte, eso mereces, no te conformes con migajas, mereces el pastel completo de cariño y comprensión" y "Un abrazo fuerte borrará las grietas que se tiene en el corazón, juntará poco a poco las piezas y el beso te hará un cosquilleo que te sentirás aliviado de tenerle, es cuestión de esperar, de que llega, llega". Con esas frases y lindos dibujos, me sonreía, miraba por mi ventana la estrella brillante y con suspiro dije gracias; me comenzó a dar sueño; por fin, por fin dormiré y sí, quede tan cansado que se me olvidaba el celular en mi mochila; estuvo suena y suena, recibiendo mensajes de texto, todos eran de Renzo, le ignoré.

Por la mañana, alistaba mis cosas, mi madre dormía, así que no hice mucho ruido, tome un vaso de leche con chocolate, pan, me lavé la boca después y salí cauteloso rumbo al

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ahí Raissa estaba que ardía de furia por lo que paso ayer, sin embargo no podía hacer nada, pues estaba con Keila y Bimba así que sería ella contra tres; Sofía, Renzo y su madre llegaban y comenzábamos a pasar para pagar; mentira que sea un caridad, es pagó, ese tipo de iglesias son muy tranzas; ok ya, me concentro.

Todos dimos nuestra "contribución" Renzo anotaba quién daba el dinero y Sofía lo iba contando, para después guardarlo en una cajita para llevarla a su congregación; Sofía me miraba no como antes e incluso me lanzó una sonrisa, me extraño ese gesto de amabilidad; Starenka y su hermano Áyax llegaban y pues a ensayar; no sin antes despedirse la señora y acordar que los autobuses vendrían aquí afuera de la academia a las 10 de la mañana para partir a más tardar 10:30 y tener tiempo de comer y pasear un rato por el malecón; el concurso iniciaría a las 6 de la tarde; bueno Sofía acompañaba a su mamá para ir a entregar el dinero.

Así que Renzo se quedaba y serio cuestionó. – Job, ¿Podemos hablar?

– Le mire diciendo. – Sí, ¿de qué?

– Renzo me tomaba de la mano y me sacaba del salón; los demás estaban calentando para darle al último ensayo.

Dije serio. – Suéltame, ¡ya!

– Mi amor, debemos hablar, Job te quiero mucho, te adoro, no sabes cuánto te amo. – Renzo trataba de dialogar conmigo, pero estaba sentido por lo de ayer.

Así que dije. – Si fuera como dices, me hubieses presentado como tu novio, no como tu mejor y gran amigo; ¡yo sí te presente como tal ante mi madre!, el amor debe ser leal y honesto, debe haber sinceridad.

– Él seriamente expresó. – ¡Claro, así de honesto como tú al decirme ya sabes qué!

– ¡Ups!, me dio justo en un punto vulnerable dónde él tiene razón, suspiré y hable. – Cierto, tienes razón, mil disculpas Renzo, ahora si me disculpas, debo ensayar; quítate.

– Le empujé y nuestra breve discusión se escuchó con mis compañeros.

Raissa se sonreía y Sofía me miraba con preocupación; Keila y Bimba se me acercaban para cuestionarme que pasaba pero no les dije nada, menos a Bimba, me sentía resentido con ella por decirle a Flavio y Jacqueline la situación en la que estoy.

Renzo mandaba constantes mensajes de texto, intentaba llamar, pero estaba tan incómodo que apagué el celular; tras el ensayo final, nos despedimos, tomamos nuestras cosas y acordamos vernos mis amigas y yo a las 8 am para desayunar; Flavio ya sabía la hora y pues también quiso desayunar con nosotros para irse con nosotros a Veracruz; su cuota la pagó Keila y ya después se arreglaban con el pago. Evité verme o toparme con Renzo, por lo que salí presuroso de la academia y abordé un taxi que me trajo a casa; mi mamá y yo no nos hablamos, ni le salude, pasé a la cocina y cómo no había nada de comer, decidí hacerme huevos a la mexicana, eso fue mi único alimento de ese día, pues me sentía fatigado y con las manos temblorosas; acabé, lavé trastes y me fui a la cama con un vaso de agua y la maldita pastilla del mal; estuve haciendo mi maleta, que aunque era un día, debía llevar ropa cómoda por el calor del Puerto de Veracruz; unos guaraches que sólo he usado una vez y unas bermudas; bloqueador, gafas, desodorante y en un frasco especial, 3 tabletas del medicamento del mal por si a la hora que me toca aún no estoy en casa; tras de eso, me dispuse a dormir, bueno medio tratar de dormir; tuve un episodio de insomnio que me vine durmiendo como a las cuatro de la madrugada y tenía que levantarme a las 6;30 am; parecía cucaracha fumigada, mareado y aturdido, me aliste para salir al desayuno; le dije a mi mamá que ya me iba, su intención era irme a acompañar, pero nuestra discusión impedía que fuera mi acompañante.

Salí y justo cuando iba a tomar un taxi, vi a Renzo que venía, me impresioné, más por la hora; pero decidí dejarle ahí, pasó un taxi libre y lo tomé, dejándole a él ahí con la intensión de querer hablar; y es que ya no hay más que hablar, él no va a tolerar andar con una persona con VIH, él se alejó, me trató como su amigo; sí, sí, lo sé, también es culpa mía porqué lo estoy alejando y además no he permitido que me diga una explicación, sin embargo, las cartas están tiradas y es cuestión de que la mejor jugada haga el toque final.

Flavio, Bimba y Keila estaban dónde acordamos; llegue y lo primero que hice fue darle un abrazo enorme a Flavio, él me correspondió fuertemente y me dijo. – Espero estés bien, me alegra verte amigo.

– Me sonreí diciendo. – Amigo, sí, también a mí me da gusto el verte y saber que estás un poco más animado.

– Me senté a su lado y ordenamos algo ligero; al tener listo todo, degustábamos nuestra fruta, café, jugo y chilaquiles verdes; platicábamos de la universidad, que se aproximaba nuestros exámenes profesionales y junto a eso la graduación; nuestros sueños estaban por hacerse realidad.

Y hablando de sueños; les comentaba a ellos que he tenido episodios de sueño, alucinaciones y algunas constantes pesadillas, del cual presenciamos un terrible accidente que afectaba a todos; ellos me decían que me calmará que eso no pasaría, las cosas son creadas por mi mente y que debía de mantenerme consciente de que irá bien todo; pedimos la cuenta a tiempo y Flavio pagó nuestro consumo; es súper amable y de buen gesto; aunque nosotros ya quedamos de pagar la comida estando en Veracruz; terminamos y nos fuimos al

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ahí Starenka al ver a Flavio lo abrazo fuerte y se alegró muchísimo de verlo con nosotros.

Los autobuses ya estaban, sólo esperábamos a como nos iríamos ya que 4 grupos de la academia viajaran; Teo nuestro compañero nuevo de baile, miraba y asombrado decía. – ¡¿En estos camiones vamos a viajar?!

– Volteamos a verle y continúo diciendo. – Es que están algo pasado de época, por lo que veo ni baño tienen, se ve un poco, un poco desmejorado el autobús.

– El copiloto al oír eso, habló serio. – Ay chavo, es para lo que alcanza, un camión de lujo sale caro, confórmense con estos, además aguantan más que los nuevos, estos resisten más.

– Teo se apenó y pidió disculpas, aunque para ser sinceros, siento que con un golpe, bache, tope el autobús se desarmaría.

El chófer, Don Clemente, un señor como de 60 años, tomando leche y una pastilla, nos decía mientras se tocaba el estómago. – Soy Clemente y él es Teodoro, seré el chófer y él mi copiloto, el autobús tiene espacio para cuarenta personas y el otro tiene cupo de cuarenta y cinco, es cuestión de que se organicen.

– Starenka y Áyax se dividían, ella en el bus uno y él en el bus dos; nuestro grupo y otro con Starenka y los dos grupos restantes con Áyax.

Me sentaba en medio y Flavio a mi lado, pero antes de que avanzará el camión, le dije a Flavio. – Sabes qué, mejor te cambio de lugar, la ventanilla me vaya a causar mareo y no quiero vomitar.

– Él me sonrió diciendo. – Claro que sí, tranquilo, cambiemos.

– Lo hicimos y aunque veía como pasaban y pasaban coches, no me mareaba, iba "controlado", aunque mi ansiedad, nerviosismo se estuviesen manifestando por el concurso.

Flavio iba escuchando música y comiendo papas, Keila y Bimba dormían un poco y yo trataba de dormir para recuperar horas de sueño, sin embargo, el movimiento del autobús me hacía sentir que estaba en el mar o en una especie de carrusel; ¡qué fea situación!

Durante casi tres horas de viaje, llegábamos al hermoso puerto de Veracruz, el azul del mar, el cielo despejado y soleado, el calor se comenzaba a sentir; estos autobuses no traen clima, bueno si pero está descompuesto; contentos veíamos un grupo de gaviotas y nos admiraba ver el mar espumoso; ambos autobuses se estacionaron en un área especial y nos bajamos todos; el intenso calor nos recibía y Starenka nos decía. – Chicos, chicos, son la una y media de la tarde, a las 4 y media nos vemos aquí para irnos a donde será el lugar, el calor esta intenso así que usen bloqueados, protéjanse y sean puntuales; todo saldrá bien, disfruten.

– Nos alegramos de saber que aunque sería un lapso pequeño, pues disfrutaríamos del hermoso y bello Veracruz; ¡¿vamos por unas nieves de los güeros?!

Últimos Capítulos de la temporada.