¿Por qué a mí? Capítulo 18

No se compliquen la vida, la vida es hermosa y hay que gozarla hasta dónde se nos permita; abracen su realidad, dense permiso de amar y ser amados, no se aíslen, permítanse reír, permítanse soñar, el mundo no se acaba...

Sin más rodeos... Aquí está el siguiente capítulo.

"Deseos de Cosas Imposibles".

Y líbranos de todo mal... Amen; bueno creo que así era o es; se terminó el rosario, hay mucha gente en el velorio, Jacqueline era muy querida, amada y estimada, no había persona que no hablará maravillas de ella; entre los presentes, se encontraban compañeros de la universidad, personal de la misma escuela e incluso de las escuelas en las que ella estuvo; ¡vaya!, hasta médicos y enfermeras del hospital de Puebla estaban aquí; me siento bien por saber que había gente que la quería y de verdad le daba su lugar, ¿sucedería lo mismo cuando yo muera?; en este momento mi cuerpo lo siento adolorido, cansado, débil, pero aquí estaré junto con Bimba, Keila, Flavio y los demás chicos del AMBAD; mi semblante pálido era notable, pues Renzo me preguntaba al oído. – Flaco, ¿cómo te sientes?

– Respondía quedito. – Bien, cansado, con sueño pero bien, con un café se me quitará.

– Él me daba una palmada en la espalda y me decía. – Vamos afuera, el aire te hará despertar.

– No quería retirarme, estaba sentado al costado del féretro de mi amiga; Flavio junto con los hermanos de Jackie montaban guardia.

Flav estaba sumamente cansado, con ojos hinchados y una mirada perdida, se tomaba un breve descanso al igual que los hermanos y al verle platicar con su suegra, me sentí tranquilo y accedí a salir con Renzo; en la funeraria el cuerpo de Jacqueline era el que más gente y arreglos florales tenía; mi mejor amiga fue una excelente persona y gran bailarina.

Ya estábamos a fuera de la funeraria, en la calle, tratando de despabilar un poco; Renzo me daba un abrazo cálido y me decía. – Me duele verte así, desarmado, triste, deprimido, conocí poco a Jacqueline aun así era una extraordinaria chica; contigo debió serlo más; debes ser fuerte, yo estaré siempre contigo y te apoyaré en todo.

– Eso me hizo entrar en confianza, hablando. – Te adoro mucho, no sabes cómo agradezco que te hayas cruzado en mi camino, espero nuestra relación se fortalezca.

– Renzo me miraba al mismo tiempo que me dijo. – Sí, se fortalecerá, debemos poner de nuestra parte, aunque ahorita yo haré lo posible por que estés estable emocional, está perdida es dolorosa.

– Me rompí en llanto y miré al cielo, luego a él y dije. – Es que ella tenía tanto por vivir, tanto por conocer, por luchar, por ser feliz, yo quisiera dar mi vida a cambio de la de ella, yo deseo morir.

– Renzo me decía tomándome fuerte de los hombros. – No digas esas estupideces Job, tú también tienes mucho por vivir, tenemos mucho por vivir, viajar, comer, cenar, amanecer juntos, no seas egoísta y me quieras dejar, Jacqueline seguramente negaría ese intercambio, ya que ella preferiría verte feliz que muerto.

– ¡No son estupideces! – Exclamé apartándome. – Es qué tú no sabes, no sabes nada...

– Me giraba sujetándome la cabeza con ambas manos, demasiado alterado. – ¿Qué es lo que no sé? – Me interrogaba serio.

– Me limpiaba la nariz con ambas manos, me secaba la cara con las mangas de mi chamarra y decía. – Nada, nada, estoy muy alterado, es todo.

– Job, a veces creo y pienso que hay algo que me ocultas, no me quieres decir, ¿acaso no me tienes confianza?, porqué si es así no tiene caso que me preocupe por ti, te motive a planear un futuro entre nosotros y que nuestra relación se fortalezca. – Le mire, estaba, de verdad estaba por confesarle todo, aunque no era el momento, así que simplemente agache la cabeza y de nuevo a llorar. – No, no flaco, no, no, ven. – Me abrazaba tan fuerte que más lloraba. – Quiero que entiendas que mi amor por ti es sincero, de verdad te quiero, te adoro, he estado enamorado de ti desde tiempo atrás y ahora que esto se está haciendo realidad no quiero perderte ni verte deprimido, no dejaría que cambiarás tu vida por la de Jackie, aunque se escuche mala onda, pero te amo, de verdad quiero que lo sepas, te amo Job Cáceres.

– Le abrazaba y unos minutos después, me controlaba, él me limpiaba con servilletas que traía en su chamarra de mezclilla negra y me decía. – Iré adentro al baño y a ver que ofrecen, sino pues vamos a comprar algo, ¿me esperas?

– Suspiraba y afirmaba con la cabeza; Renzo regresaba al interior dejándome solo mirando al cielo estrellado, sintiendo el aire helado; eran las 2 de la madrugada, seguían llegando personas; familia de ella supongo; y yo seguía deseando cosas imposibles, cómo dar mi vida a cambio de la de ella por ejemplo, pero, como dije, es imposible.

Despacio venían Keila y Bimba que regresaban; pues fueron a una tienda de autoservicio a comprar galletas y refresco de cola; pues el sueño estaba haciéndose presente; Sofía, Raíssa, Katia y Noa habían ido a cenar; ellos no sé el motivo por el que hayan estado en el velorio, ni si quiera conocieron a Jacqueline, salvo Sofía quien fue compañera de ella en prepa y que alguna vez competimos contra ella en el pasado; pero los demás ¿qué?, no tenían vela en este velorio; la cosa es que como nos vieron afuera, pues ellos igual se quedaban ahí parados a unos metros de nosotros.

Keila me ofrecía una galleta diciendo. – Flavio no ha comido nada, se la ha pasado bebiendo café y té, por más que le insistimos no quiso, el pobre está bastante afectado, ahora más que nunca debemos estar con él apoyándole.

– Pues sí, cómo no va a estarlo, amaba mucho a Jacqueline, y él fue el último en verla con vida, pues por lo que me platicó la señora Crisanta, se quedaron dormidos y cuando le llevaban de comer a Jackie, ella ya no estaba respirando y estaba muy pálida, Flavio recibió la noticia del fallecimiento minutos antes que los papás de ella. – Contaba brevemente Bimba en lo que comíamos galletas.

Los otros estaban murmurando y de momento nos miraban; "según discretos"; Keila al percatarse de eso, se volteaba preguntando seria. – ¿Alguno de ustedes conoció a nuestra amiga?

– Noa y Katia apenados respondían. – No para nada. – No la verdad no, pero nos estamos solidarizando con ustedes.

– Sofía sería me miraba directo y le respondía. – Pues sí la conocí, no la traté, pero por solidaridad estoy aquí con ustedes, somos humanos.

– Al obtener respuestas Keila relajada les decía. – Pues gracias, ustedes pueden retirarse, no es necesario que se queden velando. – Y por respeto, no murmuren y nos miren, que se pueden mal interpretar las cosas. – Decía Bimba molesta.

– Raíssa mostrando una ligera sonrisa hablaba. – Bueno estamos aquí en buen plan cómo ya dijeron mis amigos, aunque a la muertita no la conocí verdad, me gustaría conocer a alguno de sus hermanos o al pobre "viudito" que ha montado guardia en lo que va de la velada.

– Sofía se reía, Katia y Noa le miraban con extrañeza y ella le decía. – No puedo creer que pienses en ligar, debes comportarte, no cabe duda que por eso piensan de ti lo que creen.

– Noa tomaba de la mano a Katia diciendo apenado. – Mejor vamos adentro a despedirnos de Starenka que sigue ahí y te llevo a tu casa, cómo dicen ellos no tenemos más que hacer aquí.

– Raíssa miró a Sofía y ambas se sonreían algo maliciosas; ¡con una arpía basta, pero con dos, no!

Keila me daba el paquete de galletas y molesta daba unos pasos diciendo. – Mira no tengo el gusto de tratarte y conocerte bien, ni hemos charlado, pero te me hacías buena persona, incluso una chava tranquila, pero con ese comentario me deja mucho que pensar, sobretodo en la clase y calidad humana que posees; sólo en los ensayos he visto que eras bien portada, ahora es todo lo contrario, sólo espero que lo que dijiste sea una broma muy pasada de huevos, de lo contrario te aseguro que no sabes a lo que te metes.

– Raíssa la "barría" con la mirada y se le puso exclamando. – ¡¿Y si no quiero, qué?!

– Flavio es novio de nuestra amiga por eso es nuestro amigo, así que estamos para cuidarlo. – Hablaba Bimba seriamente.

– Las cosas se estaban poniendo algo tensas; de mi lado sólo estaba yo de paciente y coherente, del contrario sólo dos.

Ya que Sofía apoyaba a su amiga diciendo. – Pues en unos días verás que Flavio estará como si nada.

– Así es, cómo dicen, el muerto al pozo y el vivo al gozo, ya que su amiga no existe más, ya no es novia de él, lo que está ahí frío y tieso es un cadáver que se pudrirá, así que pues, conmigo podrá gozar lo que con la muerta ya no podrá jamás. – Sarcásticamente Raíssa parlaba y eso enfurecía a Keila que le daba directo una bofetada diciendo. – ¡Ahora lárgate de aquí!

– Katia y Noa se apartaban.

Yo alarmado me estaba por interponer cuando Sofía me empujaba diciendo. – ¡Tú no te metas!

– Raíssa se sujetaba la mejilla y enfadada se la regresaba a Keila; Bimba al ver que Sofía me había empujado le gritaba empujándole del hombro. – ¡Mi amigo se mete porqué nos defiende!

– Sofía a ambos nos miraba con resentimiento.

Keila muy encabronada le acomodaba otra cachetada en la otra mejilla diciendo. – ¡Con esto queda declarada la guerra, pinche zorra!

– Sofía enojada dijo. – A mí amiga no le faltas al respeto, simplemente dijo la verdad, tiene derecho de expresarse; la vida sigue para unos por desgracia. – Observándome a mí.

– Y para otros ya no, ella ya está muerta, está descansando, así que dejen que su amigo se recuperé y entonces decida con quién rehacer su vida y Raíssa tiene derecho a conquistarlo.

– Raíssa nos miraba con un poco de burla; yo me molesté demasiado que me atreví a decir. – Keila les cuestionó que ¿qué hacían aquí?, sí es por solidaridad, bien, pero desde momentos atrás ustedes no paraban de murmurar y hablar entre los rezos, ustedes, sí ustedes cuatro, no tienen tantita pena, será mejor que se larguen, aquí sólo estamos los que de verdad estimábamos a Jacqueline, ni amigos ni compañeros fueron de ella, así que es mejor que se vayan pero ya.

– Sofía me encaraba diciendo. – Pues sí me voy a ir, pero me llevo a mi hermano.

– Dirás hermanastro, por qué entre Renzo y tú no hay lazos sanguíneos, así que él se queda. – Le respondí sin miedo.

– ¿De verdad crees que se va a quedar? – Levantando la ceja me preguntaba.

Raissa se echaba hacía atrás al ver que Keila y Bimba estaban dispuestas a partirle su mandarina en gajos.

Armado de valor le respondía a ella. – Renzo es suficientemente grande y maduro para decidir y no por una tipeja como tú que en vez de demostrar afecto de hermana, demuestras más interés hormonal.

– Sofía ofendida me lanzaba una bofetada que me hacía tirar el paquete de galletas y refresco que me había dado previamente Bimba y Keila.

Rabiando parlaba. – Si de tipejos hablamos ¿qué hay de ti eh? – Bajando su tono de voz decía con gesto de sonrisa. – Supongo no le has dicho tu secreto ¿o sí?

– Keila y Bimba trataban de golpear a Sofía pero me interpuse diciendo con pena. – Ya, ya, ya dejen esto así, ya, parecemos animales peleando, ya, guardemos respeto por Jacqueline.

– Sofía con ceja levantada decía. – Con eso, me queda claro que le estás mintiendo a mi hermano.

– Bimba le veía con ganas de despedazarla; pues sabíamos ambos de que estaba hablando ella, pero Keila no, así que quedaba la intriga en ella y para los otros chismosos igual.

La tensión estaba a full, deseaba de verdad con todas mis fuerzas que esto no estuviese sucediendo, pero era real, era verdad, eso me tenía intranquilo, más de lo que ya, no puedo tapar el sol con un dedo, y ahora una interrogante más se sumaba al ¿por qué a mí?, y esa era, ¿cómo rayos sabe Sofía que tengo vih?

Ambos bandos definitivamente se declaró la guerra; aunque técnicamente eran Sofía y Rancia, perdón Raíssa contra nosotros tres; Katia y Noa ni a ofensas llegaron, sin embargo sí se daban cuenta de la clase de "amigas" que tienen.

Ojos de odio, rencor, tristeza, temor eran intercambiados entre nosotros, hasta que regresaba Renzo con café en ambas manos y al verlo, Sofía le dijo fingiendo bostezo. – Hermano tengo sueño ya, ¿te parece sí ya nos vamos?

– Renzo me entregaba el café y respondió. – Bien pues te pediré un taxi, de hecho no sé por qué razón te quedaste tú y tus amigos, al fin de cuentas ustedes nunca convivieron con Jacqueline, así que deberían de irse y mañana si gustan estar en la misa pues adelante, pero sí es mejor de que te vayas, yo me quedo al lado de Job.

– Sofía incomodada quedaba muda, en lo que yo le miraba con gusto.

Keila y Bimba disimuladamente sonreían; y pues no quedaba de otra más que se retirarán de la funeraria; aunque esto es el principio de algo que sí va a estallar pronto; y yo aún me callo por qué es más cómodo engañarse, en lo mientras.

Pasando una media hora, Sofía se iba en taxi acompañada de sus amigos luego de haberse despedido de Starenka y los padres de Jackie; Renzo sí se había percatado de lo sucedido sólo que no quiso interrogar delante de ellos pues si no se armarían los dimes y diretes; ya ausentes ellos, entre nosotros tres le platicábamos lo que había acontecido y él pues se molestaba por la actitud de su hermanastra y de esa amiga Rancia, digo Raíssa que ha ido transformando a Sofía en otra; en conclusión, la de la mala influencia es la otra y no mi cuñadrastra; ¿sí se les dice así, no?

Las galletas convertidas en trizas las compartían entre nosotros y el refresco medio lleno, lo tiraban, pues ya no les sabía igual tras el coraje; tras finalizar nosotros de consumir los alimentos, ideamos en llevarle algo a Flavio, así que caminamos a la tienda de autoservicio, le compramos unos panques que tanto le gustan y un chocolate caliente para que le variará; de retorno, deseábamos que él no nos rechazará lo que le llevábamos y afortunadamente no fue así; él decaído nos agradeció y comía un poco en lo que charlaba con Bimba y Renzo.

En eso Keila me tomaba de la mano e intrigada me preguntó. – ¿Qué se trae Sofía contigo?, ¿engañaste a Renzo y se dio cuenta de eso o qué?

– Y bueno, cómo dije, no puedo tapar el sol con un dedo. – No, no Key, no es eso, mira creo que no es momento de decirlo, sin embargo tengo que hacerlo tú y Bimba son mis amigas, por eso debes saber que... – Con miedo y vergüenza, le comenzaba a platicar en modo de resumen las ausencias, los secretos y los malestares que a veces presentaba, seguido de la gran verdad, que soy portador del virus de inmunodeficiencia humana.

Keila me abrazaba con ternura diciéndome al oído. – Renzo te quiere un chingo wey, ya no vivimos en la ignorancia y él entenderá, más por cómo fue lo que te hizo ese hijo de perra, te apoyará y nosotras también Job, no vas a morir, vivirás muchos años más.

– Eso me motivaba y a la vez me daba desconfianza; pues es diferente la reacción de mi amiga a la de mi novio, ¿no creen?

En la funeraria siendo las 4:27 am, ya únicamente estaban familiares y nosotros los amigos de Jacqueline, ahí contemplando su ataúd, tratando de asimilar que ella ya no estará más aquí y que su voz se apagó; se rezaba entre ratos y se guardaba un silencio absoluto; Flavio, Key, Bimba dormitaban de momentos y Renzo se acurrucaba en mi hombro y se dormía un instante, en lo que yo pensaba en mi amiga y sobre cómo le diría la verdad a él; aunque era un velorio, me ganó el sueño y pues sí dormimos un poquitito, por la mañana, nos ofrecían un poco de café, galletas y pambacitos; comenzó a llegar más gente, más y más, para partir en cortejo a la iglesia, la misa programada a las 11 am, la carrosa era acompañada por mucha gente, eran como diez calles de personas y carros que iban para el santuario.

Mi mamá me alcanzó en la iglesia, me daba un abrazo enorme y me derrumbaba de nuevo en llanto, ella me consolaba y trataba de dar el mejor afecto materno posible; ella le daba el pésame a los padres de mi amiga y así el cura que nos recibía en la entrada le daba la bendición al féretro para dar paso a su misa; yo con impotencia miraba a cristo y mentalmente le preguntaba y deseaba que me respondiera, pero es parte de lo imposible, no me daría respuestas; al menos en palabras no, en hechos tal vez; pero sí, me doy cuenta que le guardo mucho rencor a ese ser crucificado.

Tras casi una hora de misa; a la cual no le prestaba mucha atención; vino un momento que Flavio pedía, se paraba en el púlpito y acomodando el micrófono con voz entre cortada hablaba. – Buenos días, hace unos días... hace unos días Jacqueline fue intervenida quirúrgicamente, luego de eso, me pidió muchas hojas blancas, lápices de colores, plumones, lápiz, goma, lapiceros, todo para escribirle cartas a sus seres queridos, y... y aquí... aquí tengo una... una carta que es en agradecimiento... a ustedes los que están aquí y posteriormente entregaré las cartas que ella hizo para sus... para sus amigos y familiares.

– Flavio exhalaba profundamente, conteniendo las lágrimas, extendió la hoja; Renzo discretamente se le acercaba para intentar apoyarlo en caso de que el llanto se lo impidiera.

Flavio exhalo diciendo.

– "Hola, esta carta está dedicada a todos ustedes y aquellos que se tomaron el tiempo de estar en mi velorio; sí, esta carta la escribí para agradecerles el afecto, su desvelo, las lágrimas, las flores y sus pésames; ya sabía que no iba a lograr salir con vida de esto, pero hice mi lucha, me entregue en cuerpo y alma a intentar vencer este mal, sabía que no había muchas esperanzas, aun así me aferré, peleé y traté de no decaer, nunca me gusto flaquear, para nada, siempre quise demostrarme fuerte, pero ahorita que estoy escribiendo estas palabras, tengo mucho miedo de partir, de sufrir al momento de morir, aunque serán unos segundos de dolor para cruzar al otro lado, tengo muchísimo miedo de partir y dejar a los seres tan amados que aprecio y quiero mucho; mis padres y mi adorado novio Flavio; el cáncer no me venció, no me mató, simplemente me ganó la batalla, pero yo estaré viva en las cartas y dibujos que les dejé, los poemas que para algunos escribí y sin fin de fotos que me tomé semanas antes de padecer y caer en esta cama de hospital; muchos han de pensar que el cáncer es un maldito y sí lo es, lo es por qué no sólo a mí me derrotó, a fuera, hay más personas que están haciendo una guerra contra este mal, que día a día se esfuerzan por darlo todo aunque terminen vomitando, con diarrea, deshidratados y mareados, pero eso, eso es la lucha contra el mal, no se rinden, se esfuerzan. Lamentablemente al estar leyendo esta carta, es porqué fui vencida y aquí en esta iglesia frente a Dios y la virgen, les pido a mis padres y hermanos que no guarden rencor, estuve el tiempo que tenía que estar y disfruté siempre de esta gran familia, les agradezco mucho que me hayan cuidado hasta el último instante y dedicado a mi bienestar; muchas gracias; Flavio, mi amado y dulce Flavio, todo un caballero, gracias por haberme brindado esta felicidad de ser tu chica, de bailar conmigo aunque no te gustará y al final terminaste amando el baile; gracias por ser el mejor novio del mundo, el más dedicado, atento, noble, sincero, fiel, amoroso y detallista, te amaré siempre y nuestro amor vivirá en tus recuerdos, eso sí no dejes de amar, debes ser feliz, debes seguir tu vida, así como ustedes los presentes, gracias por estar en mi velorio, gracias por acompañar mi frío y decrepito cuerpo en ese ataúd, gracias por sus palabras de aliento a mis familiares y por sus bellísimos arreglos florales, gracias, sigan por favor con su vida, después de esto, no tienen por qué llorar o sufrir, pues quién descansa de todo ese pesar soy yo y el tiempo sanará mi ausencia y mis recuerdos les harán sonreír de vez en cuando, por el momento gracias, fue un gusto y un placer; ¡y por favor!, amen a la vida, amen cada momento, amen a sus hermanos, amigos, primos, parientes, hoy están aquí mañana no se sabe; perdonen, sean tolerantes, pacientes y no quieran tener el control de las cosas siempre, no se compliquen la vida, la vida es hermosa y hay que gozarla hasta dónde se nos permita; abracen su realidad, dense permiso de amar y ser amados, no se aíslen, permítanse reír, permítanse soñar, el mundo no se acaba con el cáncer, aunque se acabe, hasta el último suspiro hay que vivirlo con amor, con pasión, con mucha intensidad; y también déjense perder el control, a veces es bueno, si no ¿qué están haciendo ustedes con su vida?; ya no tengo más que escribir, sólo cuídense, recen lo que deban de rezar, guarden luto el tiempo que sea necesario y luego por lo que más quieran salgan, griten, beban, rían, y lo más importante VIVAN y bailen, que los pasos deben continuar. Los quiero, con mucho amor, agradecimiento, afecto y cariño. Jacqueline Arano Fuentes".

Al finalizar de leer, rompió en llanto Flavio y un aplauso estruendoso se escuchó en la parroquia; incluso el sacerdote y monaguillos estaban conmovidos por las palabras que Jacqueline dejó para los presentes.

De nuevo el cortejo fúnebre partió con destino al panteón, sí, la última morada de Jackie; entre cantos, rezos y sollozos, ingresábamos al campo santo; estaba haciendo un intenso calor, pero en el cielo se veían unas nubes negras que indicaban que llovería con gran intensidad; llegamos al sitio dónde sería el sepulcro de nuestra amiga, bajo un gran árbol, comenzaba a descender el ataúd y ahí sus hermanas y madre rompían en llanto.

Flavio se me acercó y me abrazo diciendo. – No me dejes, no me vayas a dejar, abrázame wey, abrázame fuerte que no quiero seguir viendo cómo mi amada está siendo sepultada.

– Lo apreté fuerte y Renzo conmovido se nos acercaba diciendo. – Deben despedirse, ambos deben hacerlo, es muy doloroso, pero deben hacerlo.

– Keila, Bimba, Starenka, Sofía y demás compañeros de baile, uno a uno tomaban una rosa con un puño de tierra y lo dejaban caer a su féretro.

Renzo hizo lo mismo y pasé yo, quién llorando le dije. – Hasta siempre amiga, y los pasos deben continuar.

– Flavio tomaba dos puños de tierra los dejaba caer lentamente y con dos rosas las tiraba diciendo. – Como quisiera que tu vivieras, que tus ojitos jamás se hubieran cerrado nunca y estar mirándolos, mi amor eterno, mi amor inolvidable, tarde o temprano estaré contigo para seguir amándonos.

– Las campanas del panteón se escuchaban una y otra vez.

Media hora después el cuerpo de Jackie estaba totalmente sepultado en esa fosa fría cubierta de todos los arreglos y coronas florales que le fueron llevados; poco a poco la gente fue abandonando el lugar.

Flavio con tristeza, nos entregaba las cartas que Jacqueline nos escribió; Keila, Bimba, Starenka, yo y hasta a Renzo las recibíamos, los padres de ella y sus hermanos también les redactó unas cartas, que ya habían sido entregadas en la funeraria, sólo faltábamos nosotros; ellos leerían sus cartas llegando a sus casas y creo yo haré lo mismo, Renzo guardó bien la suya y me abrazaba tan fuerte que el viento apenas y lo sentíamos; con lentitud, nostalgia y cansancio, caminábamos para salir ya de ahí.

Nos preocupaba Flavio, pero él nos decía que no estuviésemos así por él, que llegaría a casa a dormir y luego a tratar de aceptar que ella ya no está; él nos aconsejaba lo mismo; y pues a decir y ser verdad, nos hacía mucha falta dormir; Starenka antes de irse, nos decía triste. – Chicos mañana no se presenten a ensayar, hasta el siguiente día, creo que debemos reponernos de esta perdida.

– Sofía seria y afligida expresó. – De acuerdo con usted profa, Jacqueline merece respeto y ojalá podamos hacerle un homenaje en la presentación.

– Eso nos conmovió y agradó, pero lo planearíamos ya con calma, ahorita estábamos en modo zombie.

Aprovechando que estábamos ya ahí, yo presente a Renzo con mi mamá; como lo que es, mi novio, le di su lugar, aunque a mi madre no le pareció, no le quedo remedio que estrechar la mano y recibir un nervioso beso en la mejilla por parte de él; tras de eso, nos despedimos y cada quien tomó rumbo a sus hogares.

Esa tarde ni comí, sólo estuve bebiendo mucha agua y meditando en leer o no la carta que Jackie me dejó; siendo como las siete de la noche, me fui a mi recamará y me quede profundamente dormido; creo todos los que asistimos al velorio de Jackie dormimos temprano; aun no creíamos que ella ya no estaría más con nosotros, es algo que te saca de onda, no sé cómo un mal sueño y la verdad, en serio, desearía ser yo quien fuera sepultado y no ella, lástima que eso queda como un deseo más de algo meramente imposible... por el momento.

Fuerza y ánimo, un gran abrazo, gracias por leer.