¿Por qué a mí? Capítulo 13

Mis deseos son morir, anhelo tanto que un carro me atropelle, que muera en un accidente de autobús, una bala perdida o me apuñalen en un asalto; yo no le veo sentido a la vida; me quede meditando viendo el agua y los peces nadar; de pronto, una voz familiar me decía. – Sidoso. - Yo me incomodé.

Hola: Muchas gracias de corazón a quienes me siguen leyendo, me da mucho gusto, espero que poco a poco vaya mejorando la situación.

Capítulo 13 "Déjame Gritar".

Me encontraba en la laguna, sentía una gran tranquilidad; la laguna se llama Valle de Agua ; recién restaurada, el agua muy cristalina, con peces, una estatua al centro, puestos de botanas, alquiler de lanchas; es un bello lugar, me encanta estar aquí, respirar el aire fresco y relajarme después de lo sucedido con Fermín.

En lo que estaba pensativo, recibía la llamada de Renzo, la cual le respondía un tanto absorto. – Hola, ¿cómo estás?

– Él estaba en su recamara y me decía. – Bien, ¿y tú?, espero estés más tranquilo ante lo sucedido con Jackie, me gustaría poder verla, pero no sé si se pueda.

– Suspiraba hablando. – Ella está mal, se la llevarán a otro hospital y Flavio se irá con ella, relativamente está muy delicada, me preocupa mucho y hasta ahorita no la he visto, de hecho no se pudo; espero y ojalá verla antes de que se la lleven de aquí.

– Renzo preocupado me decía. – Lamento muchísimo eso que está pasando; es algo tonto preguntarte ¿cómo te sientes?, supongo que por eso no querrás salir, con eso es lo que menos debes desear.

– Mirando la transparencia del agua y con mis pies sentir lo frío de ella, decía. – Sabes qué, sí quiero charlar y salir contigo, tengo algo que me gustaría saber...

– Renzo interrumpía diciendo. – Saber lo mucho que me gustas y deseo estar contigo siempre, eso te lo voy a demostrar siempre, quiero construir una relación formal y bonita contigo, Job, me gustas, me gustas desde siempre.

– Hablaba incomodado. – Bien, o sea sí, sí me gustaría saber que tanto te gusto, es por eso que debo preguntarte algo qué es de suma importancia.

– Renzo con inquietud me decía. – No te entiendo bien, ¿qué es?

– No me sentía cómodo cuestionarle la situación por teléfono así que le hablaba. – Mira Renzo esto debemos charlarlo en persona, por eso quiero que nos veamos como quedamos, pero de verdad quiero hablar bien contigo.

– Renzo lo sentí serio cuando me dijo. – Esta bien, pero sea lo que sea, debes saber que te quiero, me gustas mucho y quiero algo bien contigo.

– Sonreía, confiaba en que lo que me decía era cierto, así que le dije. – Sí, lo sé, te debo colgar, te quiero mucho y gracias por ser tan lindo conmigo.

– Renzo me mandaba unos besos diciendo. – Mereces todo el amor del mundo y el cariño que pueda existir, te quiero mucho niño lindo.

– Sonreía, suspiraba y finalizaba la llamada.

Renzo de verdad me quiere, sólo que la pregunta es, ¿de verdad me querrá cuando sepa que tengo VIH ?

Por otro lado; en el hospital, Jacqueline reaccionaba y algo alarmada pedía ver a sus papás, Flavio o alguien; las enfermeras notificaban a los médicos a cargo y de inmediato la estabilizaban; estando un poco calmada, entraban sus papás, que al verla pálida y con oxígeno lo primero que hicieron fue abrazarla con ternura y cuidado.

Ella calmada decía. – Estoy mal de verdad, me siento mal, cansada.

– Su madre le daba un beso en la frente diciendo. – Hija, mi hermosa hija, vamos hacer todo para que te repongas, ya verás, tienes mucho que vivir.

– Ella miraba a su padre serio y sujetaba la mano de su mamá, para decirles. – Yo sé que me estoy muriendo, recuerdo que estaba sangrando mucho y que algo dentro de mí se desgarraba, creo era el bebé que estaba esperando, porqué lo perdí, ¿no es así?

– Su papá serio, contenía las lágrimas respondiendo. – Sí hija, lo perdiste, pero estarás bien, descuida no hay problema.

– Jackie suspiraba y preguntaba por Flavio. – Espero no se enojen, espero no lo tomen a mal, Flavio y yo queríamos decirles en el mejor momento, pero no llego, por cierto, ¿dónde está él?

– Su papá respondía. – Esta afuera, en seguida le aviso que le hablas, tranquila mi preciosa princesa, le llamo.

– El papá se salía para traer a Flavio; quien se moría de unas ganas inmensas de abrazarla, besarla y estar con ella.

Al verle por el ventanal, la madre se despidió de su hija diciendo. – Los dejaremos a solas, deben de hablar mucho, estaremos aquí mi niña, tranquila, te amamos.

– Jackie mostraba una cansada sonrisa para decir. – Lo sé mamí, lo sé, me adoras, también yo, estate tranquila que voy a estar bien, ya lo verás.

– La madre de Jackie derramaba unas lágrimas; pues su hija aún no tenía idea absoluta de lo que en verdad había acontecido en esa noche.

Ella salía y Flavio entraba cauteloso, con ojos inundados de lágrimas y Jackie se le iluminaba su bello rostro; él tierno le tomaba la mano fría, la besaba y dijo. – Mi hermosa, hasta pálida te ves guapísima.

– Jackie se sonreía y le dijo. – Tan tierno y amoroso tú, me encantas, me encantas y mucho, lo sabes.

– Flavio le daba un beso en la frente y uno más en sus labios para abrazarla con ternura.

Ella algo triste le decía. – Supongo ya sabes que nuestro bebé dejo de existir, fue culpa mía por no cuidarme, de verdad perdóname mucho amor.

– Flavio le acariciaba con suavidad sus mejillas diciendo. – No mi hermosa, no es culpa tuya, nuestro bebé estuvo el tiempo que debía estar, tú no tienes la culpa de nada.

– Jackie avergonzada, hablaba. – Pero sí tuve culpa, no estuve en presencia de los resultados del intercolegial, lo arruine, Starenka debe estar algo molesta.

– Flavio le caía una lágrima a las sabanas y le decía. – Obtuvimos el pase a la siguiente ronda con el primer lugar, dejamos mucha impresión con nuestra coreografía; lo hicimos magnifico y en unas semanas será la siguiente ronda.

– Jackie se alarmó y trató de enderezarse pero con molestia se dejó caer en cama y dijo. – ¡Debo salir ya de aquí, pero me duele!, ¡debemos comenzar a ensayar y todo lo que debemos planear ya!, ¡ah, ah, me duele!

– Flavio la sostenía de los brazos, serio miraba y hablaba. – Jackie, estás muy delicada de salud, no podremos participar en el intercolegial, ya hablé con Starenka y los demás compañeros y están de acuerdo con que nos salgamos, la prioridad aquí es tu salud.

– No comprendía nada Jackie, cuestionando. – ¿Qué más pasó?

– Haciendo ella una pausa, hablaba. – Sólo recuerdo que tuve un dolor demasiado fuerte que me faltaba el aire, me comencé a desabrochar el traje pues sentía ganas de hacer del baño, pero no me dio tiempo y empecé a sentir algo que me escurría entre los muslos, luego el dolor se intensifico y me bajé la ropa y salió más sangre y había coágulos y caí casi inconsciente; pero, no supe más hasta ahorita que estoy aquí.

– Flavio le daba un beso para decir. – Creo que esto no me compete decir, lo único que quiero que sepas es que te amo mucho y voy a estar contigo siempre, siempre amor, pero ahorita que vengan a hablarte sobre lo que padeces.

– Jackie estaba asustada, intranquila y con la encrucijada de lo que le había pasado.

Flavio amable le comunicaba a los papás de ella y pues accedieron a que los médicos le notificaran bien el estado de salud de su hija.

Tan sólo bastaron unos minutos para que los padres y dos doctores entrarán a la habitación de Jackie; ahí con mucho tacto le iban explicando lo acontecido; la ginecóloga le decía los factores que había de riesgo en un embarazo así y el doctor especialista se encargaba de dar detalles de lo que habían encontrado en la cirugía; Jacqueline lloraba, pero trataba de mostrarse valiente y fuerte por sus papás y aceptaba que de verdad necesitaba ayuda.

Así que ella les decía con una leve sonrisa. – Esto es una prueba difícil que la vida me está poniendo, pero, debo enfrentarla, debo ser fuerte y aprenderme los pasos para seguir y poder bailar esta coreografía complicada con una pareja qué, podría ser cáncer, yo espero que bailemos bien, un rato y luego con gusto decirle, gracias por esta pieza de baile, pero no eres la pareja con la que me siento cómoda bailar, pero fue un gusto hacerlo a tu lado, bailas bien, pero tu ritmo hacía la muerte por el momento no lo quiero, así que, saldremos de esta, ya verán que sí.

– Sus padres se admiraban ante la valentía de su hija y los doctores le decían que si mantenía ese entusiasmo, lograría el objetivo de derrocar ese mal; tras eso, entraba Flavio y abrazaba fuerte a Jackie, repitiendo que siempre, siempre estaría con ella luchando contra todo pronóstico.

Regresando conmigo; pues me encontraba meditando aún en la laguna; de momento mi teléfono timbró y era mi hermana Janet; algo molesto respondí. – Sí, ¿qué quieres?

– Janet apenada preguntaba. – ¿Cómo estás?, es lo único que quería saber.

– Algo cortante dije. – Pues bien, descuida. – Luego interrogué. – ¿Algo más?

– Mi hermana me decía seria. – Queremos que vengas a la casa, mamá y papá están aquí para charlar en buen plan sobre lo que tienes, sé bien que te molestaría regresar por lo que paso anoche, pero queremos hacer algo contigo, apoyarte, piénsalo, sí.

– Sin que le pudiera responder a mí hermana, ella cortó la llamada y me quede meditando viendo el agua y los peces nadar.

De pronto, una voz familiar me decía. – Sidoso.

– Volteaba y a unos metros de mí, Claudio estaba pasando con alguien; supongo algún amante o no sé.

Yo me incomodé y él se regresó hacía a mí para decirme. – Ojalá siempre uses condón cuando vayas a andar de puto, porqué te recuerdo que a los sidosos como tú nadie se los quiere coger.

– Le miraba diciendo. – Lo que haga o deje de hacer es asunto mío.

– Claudio me daba una palmada en la espalda diciendo sarcástico. – Pensándolo bien te voy a regalar un buen consolador, porqué ya viéndote bien, tienes apariencia de cadáver, seguro no tardas en morirte, bueno te dejo amigo, un gusto.

– Claudio se regresaba con su amigo y se murmuraban mientras continuaban su camino.

Ya amargado mi momento, me secaba los pies y me colocaba mis calcetas para irme cuanto antes posible de ahí.

Mientras tanto en mi casa; Bimba estaba en la sala, hablando de manera tranquila con mis hermanos y padres.

Ella siendo lo más calmada posible decía. – Bien, ahora que ya les explique las cosas y asuntos sobre el VIH, ustedes como familia deben apoyar y hacer lo posible por que Job este bien.

– Mis hermanos sabían bien sobre el tema, sólo que mis papás no tanto, ya que aún estaban creídos que el virus se contagia de forma fácil como si fuese un resfriado o algo así y de que era exclusivamente de homosexuales.

Mi papá algo apenado, dijo. – Entonces hay tratamiento para esto, Job no morirá si lleva a cabo lo que los doctores digan.

– Bimba explicaba amable. – Sí, para eso Job debe de darse de alta en el CAPASITS, son una serie de trámites que debe hacer, aquí tengo un folleto de los requisitos, por eso me interesaba venir a hablar con ustedes primero.

– Mi mamá preocupada hablaba. – Gracias por ser tan buena con mi hijo y querer también ayudarlo, ¿pero sí él no quiere ayuda?

– Bimba miraba a todos diciendo. – Por eso como familia deben mostrarle apoyo y no darle la espalda, esto sé que es muy difícil para ustedes, es un shock terrible, sin embargo, no es el fin de todo, deben unirse y apoyarle.

– Janet hablaba abstraída. – Debemos hacerlo por mi hermano, por su bien y porqué aunque esto nos tomó por sorpresa, lo queremos y mucho.

– Joel serio dijo. – Pues sí, es mi hermano, lo quiero un chingo, me arrepiento mucho de no haber intervenido por él, pero es que todo esto me tomó por sorpresa.

– Mi papá apenado, decía. – Yo fui el imbécil que reaccionó mal, estoy muy avergonzado de mi acto, no está para ser justificado lo que hice, pero entiendan, fue algo que no me lo esperaba.

– Mi mamá cabizbaja hablaba. – Nadie se lo esperaba, nadie, ahora sólo queda esperar que Job acceda al apoyo.

– Bimba mostraba leve sonrisa, diciendo. – Job tiene miedo, no obstante si le mostramos apoyo, él se sentirá en confianza para iniciar el tratamiento y poder estar bien y con ánimos.

– Ellos estaban tratando de poner un poco de empeño para que iniciará cuanto antes el tratamiento retroviral, pero no contaban con que mis deseos eran otros.

Mis deseos son morir, anhelo tanto que un carro me atropelle, que muera en un accidente de autobús, una bala perdida o me apuñalen en un asalto; yo no le veo sentido a la vida, mucho menos estar dependiendo de medicamentos y constantes chequeos médicos, lo siento familia pero yo no quiero vivir.

Minutos después, llegaba a mi casa en taxi; la curiosidad me invadía, pero cuando entré y en la sala vi a Bimba, muy sorprendido exclamé. – ¡¿Y tú que haces aquí?!

– Respondiendo, Bimba apenada. – Pues vine para brindarte apoyo sobre tu enfermedad, ya hablé con tus padres y les expliqué unas cosas que no tenían muy en claro sobre esto, además les hablé de la información de los folletos que espero los tomes en cuenta.

– Molesto, dije. – Esto es asunto mío, de nadie más, no tienes por qué estarte metiendo en donde no te importa.

– Bimba se enojó y exclamó. – ¡No, sí me meto por qué tu eres mi amigo! – Moderando su tono de voz, continuó. – Te quiero muchísimo, no deseo que te pase nada malo, ya estoy perdiendo a una muy querida amiga y no quiero perderte a ti, así que por favor, hablemos bien con tu familia, ¿sí?

– Tengo miedo, lo reconozco, pero también tengo pena, me siento avergonzado conmigo mismo porqué siempre estudié y me inculcaron en la escuela el uso del condón, las diversas ETS que existen y como se contagian y yo, yo estúpidamente fallé.

Respiré profundo, exhale, dejé mi mochila en el suelo y dije serio. – Bien, pues adelante hablemos.

– Sinceramente no tenía idea de lo que hablaríamos, bueno sí, tenía noción que se hablaría del VIH, pero nunca pensé en las preguntas que me harían mis papás.

– En el sillón grande estaban mis hermanos con Bimba sentados, en el mediano mis papás y frente a ellos yo en el sillón individual; y ahí comenzó la plática.

Mi papá serio, tocía un poco por los nervios y preguntaba. – ¿Desde cuándo sabes que lo tienes?

– Respondía serio y cortante. – En sí no sé desde cuando lo tengo, simplemente me hice la prueba rápida que salió positiva, luego una de laboratorio que confirmó que tenía virus en la sangre, pero hasta ahí, más no sé.

– Mi madre angustiosa cuestionaba; en lo que mis hermanos y Bimba me veían con la pierna derecha temblorosa. – ¿Cómo pasó esto, en qué fue lo que fallé?

– Ella se ponía a llorar y yo empatizaba con ella, igual quería ponerme a berrear, pero aguante al contestarle. – ¡Ay mamá!, ¿de verdad quieres saber en qué fallaste?

– Se hacía un silencio de unos segundos, para que prosiguiera hablando. – Tú mamá fallaste en mucho hace años, pero cuando decidiste divorciarte al fin, creo que fue la mejor decisión que pudiste haber tomado, sin embargo, aquí tus fallos como madre no son motivo para que yo esté así.

– Luís Manuel serio hablaba. – Fallos también son por mi parte, los constantes pleitos con tu madre a ustedes les afectaron en mucho, más a ti Job por ser menor y resentir mucho las discusiones, por eso, delante de tus hermanos y tu amiga, te pido perdón por mis acciones, por lo que hice anoche y por lo que pasó años atrás.

– Al escuchar eso, reí un poco y sarcásticamente dije. – ¡Bravo, hasta que aceptas tus errores!, ya con pedir perdón taran, mágicamente el VIH ha desaparecido de mi cuerpo y de nuevo estoy sano, gracias, eso es lo que hacía falta.

– Joel incomodo dijo. – Job no te pases, ve la situación, ve como nos tienes, y tú con tus comentarios sarcásticos.

– Volteaba a verle molesto y le hablé. – Hermanito ¿cómo quieres qué conteste?, digo si el arrepentimiento de tus padres fuera la solución a este problema, ahorita por gracia divina ya estaría curado y sin rastro del virus en la sangre; pero no, el arrepentirse y pedir perdón ya no viene al caso ni es para que con eso me sienta bien.

– Tragaba saliva, contenía mis lágrimas y le decía. – No soy rencoroso, pero aún recuerdo ese abrazo que me diste diciendo que me querías mucho, sin embargo ayer mientras tu padre me golpeaba, ese amor no lo vi manifestarse, no vi intensión de evitar que me pegará, me arrastrará o al menos que me dijeras "no te vayas de la casa"; así que hermano, mis comentarios sarcásticos están bien justificados.

– Respiraba, exhalaba y hable con una sonrisa de burla. – Te recuerdo que también te quiero mucho hermano.

– Joel se agacho, enmudecido no supo más que decir.

Y Janet, ella enojada, me grito. – ¡Bueno ya Job!, ¡déjate de niñerías y comentarios estúpidos!, ¿qué no ves que te queremos ayudar?, pero mira cómo te pones, muy a la defensiva, evitas las intenciones que tenemos todos de hablar bien contigo; tranquilízate, sí.

– Me levantaba alterado del sillón y comenzaba a parlar. – ¡Tranquilizarme!, ¿de verdad eso quieren?; a ver dime tú, ¿cómo estarías al saber que tienes una enfermedad mortal?, ¿cómo te sentirías tú al saber que la persona que supuestamente te amaba y te quería simplemente jugó contigo para lograr infectarte?, ¡¿cómo quieres que este yo?! ¡Haber dime hermanita, contesta!

– No pude más y me desbaraté llorando; lloré ante ellos, me dejé romper; mis familiares y Bimba me miraban con compasión y yo entre sollozos les decía. – Ustedes no saben lo que siento, mi estado de ánimo, mi salud, mis pensamientos, nada saben; yo en este momento quisiera morirme, porqué esto es terrible; ¿sabían que intente suicidarme?, ¡no, no verdad, no lo sabían!; Renzo evitó que me aventará del puente peatonal tras saber mi diagnóstico, luego intenté hacerlo de nuevo tras finalizar la presentación de baile pero fue cuando vi la ambulancia y el coche de los padres de Jacqueline, fue por eso que me detuve a suicidarme; pero esto, esto para mí es mucho, pienso que es un castigo que el maldito Dios me mando por ser homosexual, pienso que la vida se ensaña conmigo, que se está cobrando mis malas acciones que alguna vez hice; no sé, no sé qué sea, pero sinceramente no creo poder con esto, no me siento fuerte, no lo soy, nunca lo he sido y por eso me quiero morir, entiendan, me quiero morir.

– Me hinque llorando como debí haberlo hecho antes; mis padres conmovidos ante mis palabras y llanto, se levantaron y se acercaron a mí para abrazarme fuerte.

Mi papá apretándome el hombro me decía. – Eres mi hijo, seas como seas, eres mi hijo y estoy arrepentido de muchas cosas, sé que con pedir perdón no basta, pero tienes mi apoyo y vamos a ayudarte a enfrentar todo esto.

– Mi mamá teniendo mi cabeza en su hombro, me decía limpiando mis lágrimas y a la vez llorando. – Job tú y tus hermanos son los más valioso para mí, lo que más quiero y amo, le pediré a Dios por qué nos de fortaleza y fuerza para luchar contra esto, tu padre, hermanos, tu amiga y yo te apoyaremos mucho, debes dejar que lo hagamos, somos familia, estamos para ti y debes confiar en nosotros, te amamos y verás que dentro de poco estarás bien.

– El escuchar las palabras de mis papás me hacían sentir bien, con una preocupación menos en la cabeza; pues la mayoría de los jóvenes y adultos con VIH sufren del desprecio de sus familiares y amigos; es tanta la mala entraña que les dan, que terminan dejándose morir o cometiendo suicidio; así como Calixto y Pedro, aquellos que por saber su diagnóstico y el miedo al qué dirán y rechazo se quitaron la vida; doy gracias por qué Bimba logró hacer que mis papás pues tuvieran un poco de compasión por mí y que les haya nacido por apoyarme en lugar de despreciarme; aunque eso ya es como un cargo menos, viene lo más complicado y difícil; el tratamiento y las reacciones que puedan ocasionar en mi organismo, pero vamos por partes y a paso lento.

Luego de esa dramática escena, de calmarnos un poco, platicamos mejor sobre lo que se viene ahora; Joel y Janet no podrían estar conmigo en lo que es el proceso de darme de alta en el CAPASITS y mucho menos sentía aun la confianza entera con mis papás, así que Bimba se ofreció a ser mi acompañante en este inicio; claro, todo esto le daríamos marcha a partir del Lunes próximo; en lo mientras, leíamos la información de los folletos que Bimba tomó del hospital y buscaba los documentos necesarios para llevarlos, así como ir a la farmacia y comprar botes estériles para las muestras de eses y de orina; al irse Bimba y quedar todo "en paz", yo la verdad de tanta tensión y estrés vivido, me tomaba la libertad de dormir un ratito en lo que llegaba la hora de verme con mi querido Renzo; la verdad descansé un poco, no mucho, pero lo hice.

Aunque Renzo y yo quedamos de hacer una cosa, de último momento, por mensaje de texto le propuse vernos en el Valle de agua ; aunque ya estaba casi anocheciendo, él aceptó y me dijo que llevará ropa y toalla, por qué él si pensaba meterse a nadar; le escribía que estaba loco, que no haría eso, pues nadar no sé, ya sin mucho darle vuelta al asunto, pues accedí; así que en la misma mochila con la que ayer me salí de casa, guardaba una muda de ropa para mojarme, ropa interior y dos toallas; antes de salir, les avisaba a mis familiares a donde iría y con quién; mi hermana sospechaba sobre Renzo y yo, pero no quiso preguntar, mi mamá sólo me decía que me cuidará y que no llegará tan tarde; mi hermano Joel me daba dinero y mi papá igual y al par ambos salíamos de casa, él para su respectivo hogar y yo para verme con mi Renzo; la verdad me encanta muchísimo él, deseo que esta relación progrese y prosperé, pero debo ser sincero y hablarle sobre lo que tengo cuanto antes, mejor; pero me da mucho miedo su reacción y si me vaya a rechazar o amar.

Tomé el autobús que me deja cerca de ahí; Renzo también iba camino para allá, así que estaríamos viéndonos casi al mismo tiempo; en el trayecto, iba escuchando música y pensaba en lo triste que fue ver a Fermín tan acabado en el hospital; sí debo guardarle odio, rencor, sin embargo la vida le está cobrando sus fechorías de una forma bastante dolorosa.

En mí están sus recuerdos que los llevaré en la piel, en mí ser, como noches frías del ayer, su sombra quemó y destrozó mi fe, mis ganas de vivir y aunque siento que ya no existe nada que perder, sólo quiero ver esta noche pasar y así en su oscuridad tratar de olvidar este infierno, sólo quiero la mirada de Fermín acabar y que Renzo sea mi luz en este tiempo.

Al llegar, me bajaba en la esquina y caminaba pensativo a la entrada principal; aún había gente que entraba para pasar el rato, de momento alguien me abrazo discretamente poratrás y me dio un dulce beso en la mejilla; me quité los audífonos y era Renzo.

Que con una sonrisa y mirada dulce, me decía. – Mi flaco adorado, ese caminar me hizo reconocerte y correr para abrazarte, me encantas mucho precioso.

–Sonrojado sonreí, ambos nos cercioramos que no hubiese gente y nos dimos un delicioso beso que terminó con un suave mordisco de labio.

Tomados de la mano,caminamos el pedacito de calle que nos hacía falta y Renzo, me preguntaba. –¿Sucede algo?, te siento raro.

– Le soltaba la mano respondiendo seco. – No, no pasa nada, para nada, ¿por?

– Renzo me tomaba de los hombros diciéndome serio.– Te pasa algo, te intentaste suicidar, impedí que lo hicieras, sucedió lo de Jacqueline, claro que te pasa algo, lo qué no me explico es, ¿por qué no me quieres contar qué sucede?

– Hice una mueca de querer llorar, me le fui a sus brazos y lo abracé fuerte, fuerte; valiéndome que hubiese gente viéndonos.

Así le dije. – Tengo recuerdos, mil sueños, mil metas, que se apagaron con la luz del Sol, me siento sin nadie, sin nada que me ilumine el corazón.

– Renzo me apretaba fuerte, me daba un beso en mi cabeza diciendo. – Haré lo que esté en mis manos para que no te sientas así, créeme que este amor que tengo por ti desde hace tiempo es sincero y cada que te abrazo, me dan unos deseos inmensos de protegerte y cuidarte, ser yo quien esté contigo en las buenas y en las malas, te quiero mucho.

– Me sonreí, me aparté de él y le dije. – Eres un amor, debí fijarme en ti desde tiempo atrás.

– Renzo me tomaba de las mejillas hablando. – El camino acomodó las cosas en tiempo y forma, el destino quería que fuera así, te quiero menso.

– Así rápido, él me daba un beso de pico y nos sonreíamos.

Yo le daba un golpe en el brazo diciendo. – Anda, vamos a refrescarnos un poco; sólo espero el agua no esté tan fría.

– Avanzando más, él decía tras una risa. – Pues son casi las 7 y media, dudo que el agua este tibiapara ti, pero si te da mucho frío, prometo darte un poco de mi calor para queno estés temblando.

– Me guiñaba el ojo y yo simplemente me sonreía; ambos buscamos un lugar apartado, bajo uno de los grandes árboles del sitio; ahí, sin esperar más, Renzo se quitaba sus tenis, se desabrochaba el pantalón y quitaba la playera; me quede cohibido al ver torneado cuerpo y descubrirle tres tatuajes, un mantra en japonés, el ave fénix en su espalda baja y en la pierna izquierda un violín con partitura y notas musicales que le rodeaban la extremidad.

Él me miraba, se sonreía diciendo. – Qué no te dé pena verme así,para que no te dé miedo, me quedo en puro bóxer.

– Sin tantear el agua, se dejaba hundir en confianza; la verdad me quedé estupefacto al verlo casi sinropa.

Él salía a respirar y me decía. – Amor, ¿qué no piensas venir?, anda elagua esta sabrosa.

– Me estaba animando, pero de momento, recordé los moretones que tenía y los golpes que mi papá me había dado, así que con pena, únicamente me quité el pantalón y calcetines, quedando en bóxer naranja.

Me fui acercando poco a poco e inesperadamente él se levantó y jaló de la cintura para caernos juntos al agua; ¡no inventes estaba bien pinche helada!, y yo sin saber nadar bien, estaba temblando; él moría de risa de verme temblar, yo le miraba así como que con molestia.

Se me acercó, me abrazo y me dijo. – Mi niño, perdón, no quería hacerte enojar, ven, mira aquí está menos hondo que donde estás.

– Me dejé llevar por él y en esa parte de la laguna estaba menos profunda, así que me sentía con más seguridad de no ahogarme; Renzo nadaba en lo que yo temblaba de frío.

Se regresaba a mí, me daba un beso y seguía nadando, al verme un poco pálido, me dijo serio. – Mejor salte y sécate, me preocupa que te vayas a enfermar.

– Tembloroso hablaba. – No, no, no quiero, quiero pasar el rato, así que me quedo contigo, no sé nadar pero trataré de sumergirme y hacer el intento.

– Renzo nadando se dirigió hacía a mí diciendo. – No quiero que te enfermes, no me gustaría verte mal, así que mejor salte o quítate la playera para que no tengas frío en la espalda.

– Pensaba: "No sabes las ganas que quiero de quitarme la playera y abrazarte y sentir tu piel con mi piel, pero la maldita enfermedad me brotó unos moretones y los golpes de mi padre se ven más horribles; quisiera sentirte más, no tener miedo pero lo tengo".

–Renzo se hundía y lentamente salía más cerca de mí y con sus manos me intentó quitarme la playera, pero de inmediato lo detuve algo incómodo diciendo. – ¡Ni se te ocurra hacerlo!

– Lo empuje y el asombrado me miraba en lo que me salíade la laguna; me envolvía en la toalla y me quedaba sentado bajo el árbol viendo como poco a poco las estrellas comenzaban a aparecer.

Renzo algo apenado se fue acercando a la orilla, salía y escurriendo hablaba. – Perdón, no quería hacerte pasar mal rato, menos que pensaras mal de mí en querer hacer algo que tú no quisieras.

– Volteaba a verle y me brotaban las lágrimas; ¡ay sí, ya saben, soy bien chillón!

Él se me acercó me abrazaba y me acariciaba suave mi cabello húmedo, preguntando. – ¿Qué pasa?

– Pensé: "Pasa que tengo VIH , estoy condenado a morir, muero de miedo de estar con alguien como tú, de no ser amado".

– Respondí mintiendo. – No pasa nada, de verdad.

– Él se puso acuclillas, tomó mi cara y me miró diciendo. – Saca eso que te esta molestando, ten me confianza por favor.

– Suspiré y con voz entre cortada decía. – Sólo quiero ver la noche pasar y en su oscuridad arrancarme este infierno; eso quiero y también... también... también que me dejen gritar... está herida matar... volver a comenzar, no sé... no, no sé, no volver a llorar jamás... quiero gritar, sólo gritar, sólo eso, eso quiero.

– Renzo me besaba la frente, las mejillas y finalizaba con un corto beso en los labios para hablarme. – Si quieres gritar hazlo, te dejaré hacerlo, que importa ya, sólo grita, grita, saca eso que te aqueja, yo podré cantarte, pero tú grita, sin vuelta atrás; no sé qué te esté pasando, pero hazlo, sácalo; ya te dije, yo te podré cantar y ser la luz en tu tiempo.

– Me abrazó y no pude evitar llorar, abrazarlo más y dejarme querer.

Sí, tenía las ganas de confesarle que tengo VIH , pero no era el momento aún, sólo quería estar con él.

Tras esa escena, ambos nos recostamos sobre las toallas y mirábamos el cielo oscurecer, las estrellas brotar y la luna blanca reflejarse en el centro del lago, que poco a poco la gente iba abandonando el lugar; me sentía bien con él, en sus brazos, a su lado, sintiéndome protegido;no sé si esto vaya a durar; que yo espero que sí; pero, apoco no creen que merezco algo bueno en la vida de cagada que estoy llevando ahorita.

Hola, les deseo un excelente día, muchas gracias por apoyarme y leer... Deseo de corazón saber sus opiniones sobre cómo va la historia y si les parece esta segunda temporada; saludos y agradecido contigo por leer.