¿Por qué a mí? Capítulo 12

En sí no hay sintomatología precisa que pueda asegurar que tengas el virus, pero sí lo que tenía era una descompensación... ¿qué más da?

Hola, espero estén bien; un abrazo y saludos.

Capítulo 12 "Egoísta".

Ya amaneció, todo chueco, me enderezaba, abría la puerta del carro, salía y a las afueras de urgencias veía a los padres de Jacqueline bastante consternados; despabilándome un poco, me ponía mi chamarra y me dirigía para verles; ahí ellos me daban los buenos días y amable les replicaba.

Ellos ingresaban de nuevo al hospital y Flavio con cara demacrada me decía. – Ven, tenemos que hablar, desayunemos y te cuento.

– Confuso le pregunté. – ¿Pero no qué íbamos a tu casa?

– Él respondía tras bostezar. – No, ya no, ven.

– Caminamos unas dos calles y nos encontramos en un local de memelas y empanadas, así que tomamos asiento y pedimos.

Lo que nos llegó primero fue una pequeña taza de café cargado de cortesía; entre sorbo y sorbo, notaba la tensión de mi amigo, así que le cuestioné. – ¿Qué sucedió con Jackie?

– Él respiró profundo y exhaló hablando. – Tiene cáncer en etapa 2 y es muy agresivo, aquí no la pueden tratar, así que sus papás pidieron un traslado de hospital el lunes a primera hora ya que se encuentre estable y yo he decidido irme con ellos para allá.

– Me impresioné tanto que lo primero que pregunté fue. – ¡¿Y qué onda con la universidad?!

– Flavio contestaba muy seguro. – Estamos a poco de acabar, ya presenté trabajos finales y por lo que tengo entendido me puedo titular por promedio, así que no tendré conflicto alguno; hablaré al rato con mi familia y estoy seguro que me apoyaran en esto, así que me iré.

– Cuando nos estaban sirviendo, él algo preocupado, decía. – El problema aquí es que el grupo de baile quedará incompleto, seremos dos menos, Starenka se enojará.

– Yo con bocado; moría de hambre en verdad; le decía. – No, no para nada, Starenka entenderá, sabrá que hacer, tú ahorita debes estar tranquilo y apoyar a Jacqueline, así que concentrémonos en desayunar y luego vendrá lo demás.

– Flavio me mostró una sonrisa y proseguimos a comer.

Al cabo de una hora y media, él pagaba; me avergonzó que pagará aunque le estuve insistiendo en que no, pero lo hizo; y nos fuimos al hospital, allí salude a los papás de Jackie quienes se veían muy desmejorados; ella estaba consciente y algo estable, sólo que no podía recibir visitas pues su sistema inmunológico estaba débil; me sentí tranquilo de que estuviese ella bien, así que Flav y yo comunicamos al grupo sobre la situación; y pues como era de esperarse, no tardó mucho en que Starenka nos avisará con urgencia que debíamos ir al AMBAD en cuestión de dos horas.

Flavio de favor me pedía que le mantuviera informado por lo que fuera a suceder y las reacciones que esta determinación causaría; obviamente como amigo le platicaría, aunque se lea muy chismoso jeje.

Me despedí de los señores y de Flav y tomé camino al AMBAD; quería llegar antes, aprovechando que allí hay regaderas, pues la verdad necesitaba un baño, un muy buen baño; llegando, solicitaba una regadera privada y amablemente me la daban; discretamente me metía para ducharme; comenzaba a desnudarme y al voltear de reojo sobre mis clavículas y hombros presentaba unos moretones; me asusté obviamente y me giraba; notando que en mi espalda tenía unos cuantos moretones y al bajarme el pantalón descubría que en mis muslos igual tenía; hacía memoria para saber si en la presentación me había lastimado o qué la noche anterior los golpes que me dio mi papá fueron más de la cuenta, pero no, no fue así.

Invadido por el temor, tomaba mi celular y me metía a revisar síntomas asociados al VIH; en sí no hay sintomatología precisa que pueda asegurar que tengas el virus, pero sí lo que tenía era una descompensación y las manchas eran alerta de eso; y pensándole bien, deseo morir, soy la vergüenza de mi familia, con esto no podré ser feliz, no tendré una vida normal y sana, ¿qué más da?

Me desnudaba y me bañaba; era la ducha más larga que tomé, recordando sí antes de Fermín me había descuidado por accidente con alguno de mis amantes; me doy asco, por qué sí, fui muy puto, esa es la palabra, muy puto; creo sí merezco morir, no debí, no debí acceder a acostarme con Fermín sin protección por muy insistente que haya sido y que exigiera la prueba del amor, fui un imbécil que de verdad estaba enamorado de él; ¡ay!, bueno, el hubiera no exista, ni modo Job, debes afrontar esto o dejarte morir. Me comencé a secar, me puse la única muda de ropa que había traído conmigo y me rociaba un montón de desodorante para no oler tan raro; ya listo, me miraba de nuevo en el espejo y me notaba algo pálido y ojeroso; sí, la maldita enfermedad me está jodiendo más rápido de lo pensado.

Salía de las duchas, caminaba tranquilo para el salón de espejos y ya ahí estaba Bimba, que al verme me sonreía y me abrazaba afectuosa diciendo. – Amigo, ¿cómo estás?

– Respondía algo somnoliento. – Bien gracias, ¿y tú?

– Hablando con expresión como de preocupación o angustia. – Pues en lo que cabe bien, aunque lo de Jacqueline casi no me dejo dormir por pensar en sí se va a recuperar y también por ti amigo.

– Hablé asombrado. – ¿Por mí?, no entiendo.

– Bimba me miraba cambiando su dulce mirada a una triste y dijo. – Ayer me dijo tu mamá que estas enfermo y...

– Interrumpí molesto. – ¡Mi mamá no debió decirte nada, absolutamente nada!, ¡que metiche es!

– Ella incomodada decía. – Job, no digas eso de tu madre, recuerda que te quiere y ama mucho, es lo único que tiene en casa; recuerda que me platicaste que ambos se volvieron soporte él uno del otro, por eso recurrió a decirme esto, por qué desea ayudarte.

– Me ganaba el sentimiento y mi voz entrecortada emanaba estás palabras. – Nadie me puede ayudar, porqué de esto no me he de curar; soy la vergüenza de mis padres; ¿también te dijo que mi papá se enteró y estuvo en la casa, me agredió y golpeo?

– Bimba me abrazaba diciendo. – Amigo, me tienes a mí, a tu mamá y hermana que están muy preocupadas por esto; entiendo que estás enojado, pues tú siempre promovías el uso de preservativos e incluso expusiste sobre el tema; quiero entender tu dolor, quiero que confíes más en mí.

– Apretando fuerte a mi amiga me derrumbe llorando, diciendo. – Es qué la vida es una perra conmigo; después de años de violencia intrafamiliar y tras un periodo de calma luego del divorcio de mis papás, creí que vendrían cosas buenas, positivas, pero mira, mírame, estoy condenado a morirme, ¿qué pensará la gente de mí?, nadie querrá acercarse, ni si quiera darme un beso, ¡ay amiga, estoy destruido!

– Ella me consolaba, muy cariñosa me decía. – Hay nuevos tratamientos que podrán controlar eso y que te ayudará a tener una calidad de vida, podrás tener una vida normal.

– Al oír eso de "vida normal" , me hacía alejarme de ella e irritado, casi gritando. – ¡¿Vida normal?! Una vida normal es una vida sana, saludable, libre de medicamentos, felicidad con una pareja, eso es una vida normal, no está maldita enfermedad de mierda.

– Bimba quería preguntarme algo, sólo que en ese instante comenzaban a llegar nuestros compañeros del grupo y Starenka algo eufórica.

Bimba hablando discreto se me acercó. – Hablamos de esto en un rato, ¿sí?

– Yo irritado pues le movía la cabeza afirmando; me limpiaba las lágrimas y sonaba la nariz, para así escuchar a Starenka decir seria. – Veo que están todos, bueno casi, antes de iniciar, quiero felicitarlos por el magnífico trabajo que se realizó ayer, fue algo que gustó e impresionó, felicidades.

– Ella nos aplaudía con una sonrisa algo forzada, luego habló con pena. – En veintiún días volveremos a presentarnos a nivel estado y en un mes serán las finales a nivel nacional; tenemos que esforzarnos por entregar un espectáculo bueno, ¡pero el problema aquí es que dos de nuestros bailarines se van!

– Nuestros compañeros se miraban, unos a otros, con duda sobre quiénes serían.

Starenka enojada decía. – Sí quieren saber quiénes son, les diré, Flavio y Jacqueline se van; Jackie por cuestiones de salud que es comprensible, lo qué no me explico es Flavio, ¿a qué se va?

– Entre Keila, Bimba y yo nos mirábamos sorprendidos por la forma en que la Profa. Se expresaba.

Así que Keila, sería alzaba la voz. – Bueno Flavio se va con Jackie porqué ellos son novios y estaban en la espera de un bebé; es entendible que por humanidad él haga eso y nosotros como compañeros y grupo, apoyemos las decisiones que otros toman; Jacqueline está muy enferma y él está sumamente preocupado por ella al igual que nosotros que somos compañeros, ¡qué poca que usted se esté comportando de manera egoísta ante esta situación!

– Starenka hablaba tensa. – Es qué tú no sabes lo que se viene, es más fácil conseguir una suplente que dos; Jacqueline estará en buenas manos y Flavio podría pensar bien las cosas, hacer la presentación dentro de veintiún días y luego podrá irse, pero debe cumplir; quiero ganar este premio.

– Eso nos incomodaba a todos.

Starenka al darse cuenta de sus palabras, quiso retractarse. – Perdón, quiero que ganen, que ganemos, será algo beneficioso para el AMBAD.

– Keila molesta volteaba a vernos y le contestaba con firmeza. – Miré maestra sus deseos egoístas son claros, creo que aquí nos estamos dando cuenta de eso, así que creo que tendrá que buscar a más suplentes pues en este mismo instante renunció al grupo.

– Nos sorprendíamos mucho ante la decisión de Keila, pero estaba en lo cierto, Starenka se estaba viendo bastante egoísta e inhumana; cosa que nos sorprendía pues ella es súper comprensible, buena persona y agradable, no entendíamos él por qué de su forma de ser.

Los demás compañeros se miraban entre sí y murmuraban en hacer la misma acción que Keila, Starenka intensa y preocupada, decía. – No, no, no chicos, no me hagan esto; sí, me escuché egoísta, una mala persona y lo lamento, por favor Keila no hagas esto.

– Keila sería la miraba y Bimba tomó parte en el debate proponiendo. – ¡Calmémonos todos!, sí es algo inhumano lo que usted dijo y algo soberbio de tu parte amiga; Jacqueline ama el baile, no lo demostró aun sintiéndose mal, ella no declinó y siguió, Flavio igual continuó hasta ayer, así que creo que para ellos sería desagradable que el grupo se desintegrará por este caso; así que propongo lo siguiente, que modifiquemos la coreografía adaptando al número que seremos; pues con dos integrantes menos podemos seguir concursando o podríamos armar un casting urgente en los próximos días para cubrir esos lugares; digo podremos llamar algunos compañeros de otras academias de baile que quedaron descalificados, así no habrá necesidad de no participar y dejar que todo esto se vaya al caño.

– Esa idea fue grandiosa, ya que convenció a mis compañeros e incluso a mí; aunque quería opinar algo, me estaba sintiendo un poco mal, creo era el no haber dormido bien, los golpes y el pleito de ayer, pero bueno.

Ya más calmado el asunto, Keila aceptaba quedarse y Starenka comenzaba a contactar a algunos otros bailarines para que el Lunes se presentarán para una única audición; minutos después concluyó la tan urgente junta, nos despedimos y comenzamos a salir del AMBAD; Keila estaba exhausta, aun así iría a ver a Flavio; Bimba y yo también queríamos ir, sólo que teníamos una charla pendiente; así que nos despedimos y tomamos camino.

Ambos caminábamos sin decirnos algo al sitió llamado "La ta-cita del café"; ahí ordenábamos unos snacks y unos frappés; iniciaba la conversación sobre cómo ocurrieron los hechos; yo le narraba sin lujo de detalle mis diversas vivencias con hombres, las relaciones que solía tener de manera esporádica; ella no se impactaba tanto como lo creía; sin embargo, si le tomaba por sorpresa que mi forma de ser no era tan "buena" como aparentaba; no obstante ella no me juzgaba y me comprendía más o menos por qué lo hacía.

Llegué al tema de mis relaciones formales y el punto dónde Fermín salía; ahí tras platicarle cómo fue que lo conocí, Bimba se percataba que en sí yo no sabía mucho de él y aun así me hice su novio por ese tiempo y todo por estar vulnerable por mi situación familiar y querer tener un poquito de paz en mí; reflexioné y comencé a llorar de una forma discreta.

Bimba me tomaba de la mano hablándome. – Amigo, ante esta situación tú fuiste víctima de ese infeliz, pero hay solución para que tú vivas, para qué estés bien; al malnacido ese debemos buscarlo y meterlo a la cárcel por daños a tu salud; Job, ese infeliz no puede andar libre y seguir contagiando a más personas, debes denunciarlo.

– Limpiándome y frustrado decía. – ¿Para qué haré eso?, el daño está hecho, con denunciarlo no me regresará mi estado de salud, además no sé de él, dónde anda y así; lo único que tengo es este número dónde me envió mensajes confesando que lo tiene, pero me bloqueó el desgraciado.

– Le mostraba el teléfono y el número, ella copiaba el número en lo que pagábamos la cuenta.

Astuta y ágil mi amiga marcaba al número y tras mucho insistir, una voz de mujer respondió. – Sí, ¿quién habla?

– Fingiendo Bimba preguntaba. – ¿Me podrá comunicar con Fermín?

– La señorita amable le contestó. – Lamento no poder hacerlo, a menos de que usted sea familiar de él.

– Intrigada Bimba habló. – ¿Familiar?, ah sí, sí lo soy, me podrá comunicar con él.

– La mujer decía con preocupación. – Miré, el joven aquí tiene dos días internado en el hospital de la salud social, ha presentado altas temperaturas y ha estado muy delicado, deberían de venir usted y algún otro familiar, pues por más que se le ha preguntado sobre su familia, él se ha rehusado en hablar.

– Bimba confusa, pedía más informes y tras de eso, colgaba, para decirme sería. – He localizado al tipo, y ahorita mismo vamos a irle a ver, pero tendrás que ser fuerte, yo voy a estar contigo.

– Asustado estaba, nervioso igual, no sabía qué onda.

De pronto a mi celular entraba la llamada de Renzo, la cual tuve que rechazar y posteriormente él me mandaba el siguiente mensaje: - "Hola hermoso, no te pude dar los buenos días, pero quería darte las buenas tardes y escuchar un rato tu voz, claro, sí no estarás ocupado, espero y podamos salir al cine en un par de horas, hay unas películas buenas y quiero después invitarte a cenar, espero tu respuesta".

– Tenía una encrucijada; pues mi Renzo quería verme y yo igual, sin embargo este asunto era como que de más peso, así que con todo el dolor de mi corazón; mientras íbamos en taxi al hospital; le enviaba el siguiente audio. – "Hola lindo, buena tarde, gracias, eres un amor, para que escuches mi voz te mando audio, lamento no poder atender tu llamada, pero estamos en una urgente junta con Starenka por la situación de Flavio y Jackie, así que no podré ir al cine contigo, aunque si esto acaba antes de lo pensado, podremos ir por un helado o a cenar, bueno sí es que te parece el plan, te mando besos, te quiero mucho, gracias."

– Bimba se sonreía y murmuraba. – Él debe ser una razón por la cual debes luchar por tu vida, así que con más ganas tienes que afrontar esto.

– Me quedaba serio y agachaba mi cabeza mirando mi teléfono en respuesta de Renzo.

A lo que él únicamente respondía. – "Bueno, así será" , adjuntando unas caritas de seriedad.

– Bloqueaba mi teléfono y suspiraba, en mi mente me decía: "Creo Bimba tiene razón, si esta oportunidad amorosa se me ha presentado, debo de entender que la vida me está dando una señal de que luche por ella, sí quizá eso sea, quizá sea el amor que necesito para poder continuar, espero que sea así".

– Levantaba mi vista y estábamos ya casi cerca del hospital; estaba muy nervioso y tenso, me sudaban mis manos y me sentía transpirar de más.

Nos bajábamos del vehículo; ahí frente a la entrada principal, mis piernas comenzaban a temblar y no me atrevía a entrar; Bimba me tomaba del brazo y me jalaba motivando a pasar; los nervios me estaban comiendo y tenía ganas de hacer pipí.

Ya adentro, le decía a ella. – Aguanta, deja que vaya al baño, ¿sí?

– Ella me hacía cara de apúrate; así que en lo que buscaba los baños, ella iba a buscar información sobre Fermín y en el cubículo de información, veía unos folletos sobre el VIH y tomaba algunos para guardarlos en su bolsa.

Yo en el baño, tras hacer, me lavaba las manos, me echaba agua en la cara y me sacaba con una toalla de papel y nervioso, pensaba en Fermín y de cómo fuera estar; digo a pesar de lo que me hizo, no quiero imaginar la soledad que debe estar pasando; aunque igual y ustedes pensaran que eso se lo merece por haber sido un hijo de puta; pero debemos ser humanos y comprensibles; bueno eso pienso.

Salía no tan relajado, pero sí sin mucha presión en la vejiga y me encontraba con Bimba que me entregaba el pase de visita diciendo. – Él está en habitación aislada, debes ir por ese pasillo, entregar el pase y te llevaran a que te pongas una filipina, cubre bocas, gorro y guantes, pues por lo que dijeron él esta grave de salud.

– Hablándole nervioso. – Me da no sé qué ir, pero a todo esto, ¿cómo hiciste para que te dieran el pase?

– Bimba sería respondiendo. – Luego te digo, pero será mejor que vayas ya ahorita, pues las horas de visita están por finalizar, son veinte para las seis y a esa área sólo dan chance hasta las seis treinta, así que ve, enfrenta al tipo ya, aquí te espero, dame tus cosas.

– Le entregaba mis cosas y celular y agarrando el pase, comenzaba a caminar, cruzando el pasillo, entregaba el pase a la enfermera y ella me llevaba a un cuartito para poderme poner las cosas que me daban.

Nervioso pensaba que así como Fermín esta, yo también pudiese estarlo dentro de poco si sigo de necio en no llevar un tratamiento; vaya nervios, pero era ahora o nunca; salía para reencontrarme con esa enfermera y ella me dirigía a aquella habitación; antes de que entrará, ella me decía que había tenido altas temperaturas y una grave infección, además de herpes y virus del papiloma; él ya estaba en fase de SIDA y podría ser la etapa terminal; con temor, giraba la perilla y pasaba.

La imagen de Fermín que tenía antes y tuve en días pasados, cambió de manera radical; estaba demasiado delgado, ojeroso, pálido; dando a conocer que él era de piel muy morena cuando lo conocí y un poco llenito, ahora nada que ver; era un esqueleto forrado de piel, con mascarilla de oxígeno, sueros en ambos brazos y unas bolsas que le drenaban o ayudaban a más o menos estar "estable".

Con voz entre cortada, dije. – Fermín, Fermín, ¿me oyes?

– Él entre quejidos, abría los ojos, se llevaba la mano izquierda muy lentamente y se quitaba la oxigenación para decir con una voz poco entendible. – Eres tú, vienes a ver como pronto vas a quedar.

– Aunque estaba muy mal y casi al borde de la muerte, él tenía aun fuerza para burlarse de lo que hizo.

Yo me compadecí de él y dije. – No, no vengo a verte por eso, venía para reclamarte muchas cosas, sin embargo creo no tiene caso hacerlo por la condición en la que estás.

– Se sonreía hablando tras una leve tos. – No dejas de ser el mismo muchachito confiado, iluso y tonto... coff... coff... coff ... así como tú hubo más estúpidos que coff... coff... coff, coff, coff , creyeron que de verdad yo les amaría; pobres imbéciles.

– Me llenaba de coraje sus palabras, me daban ganas de desconectar al maldito infeliz, al muy desgraciado, perro mal nacido; creo que ustedes si lo hubiesen realizado.

Respiré con cuidado, apretaba mi mano izquierda y con mi mano derecha, tocaba la de él diciendo. – Desconozco los motivos por los cuales me hayas contagiado, así como los otros que seguramente debiste infectar, a pesar de todo esto y de que me dan ganas de vengarme, creo que eso me haría ser una persona como tú, de maldita, pero no, no soy así, así que aunque tal vez no lo creas, yo a ti te perdono, te disculpo por tus actos y eso no me hará ser ni acabar como tú.

– Fermín lograba carcajearse y tras tener un exceso de tos, me miraba hablando. – Lo que yo les hice a ti, me lo hicieron a mí; se aprovecharon de que de verdad estaba enamorado y me infecto mi pareja a la cual incité a suicidarse después; tras saber que portaba el virus comencé a propagarlo, mi familia me dio la espalda, lo que me lleno de odio hacía ellos, pero eso no me impidió disfrutar de mis sobrinos pequeños y de una prima, a los cuales goce el verlos sufrir, llorar al ser desgarrados e infectados por mí, tras eso, me fui de esa ciudad, comencé mientras pude a trabajar y a engañar a chamacos estúpidos como tú enamorándoles y endulzándoles sus vidas tristes, amargas y mediocres; no sabes cuánto disfrute hacerlo, no tienes idea Job, y espero con esto que te estoy diciendo, hagas lo mismo que yo y odies más la vida y que tu familia te desprecie, te ignoré y te humille, que para ellos seas mierda, así que con esto piensa si de verdad me estas pidiendo perdón o sólo quieres hacerte sentir el bueno.

– Me aguante las ganas de llorar, no le iba a dar el gusto a este pobre hombre moribundo.

Así que le dije. – Lamento lo que te sucedió, lamento que tu vida haya sido arruinada, la tuya y la de los otros a quienes perjudicaste intencionalmente, pero aunque no lo creas, sí te perdono, te perdono de corazón, y antes de cometer esas horrorosidades que tú hiciste, prefiero morirme y al menos con mi muerte, esa cadena de infección se terminará por el momento y no habrá más por mi parte epidemia.

– Débil pero con ganas de hablar aun, él decía. – Te puedo dar ideas de suicidio, porque dudo que quieras vivir más tiempo y sufrir esto que yo, ten en cuenta que ningún hombre querrá estar contigo por miedo a que los infectes, les darás asco y repugnancia; nadie querrá amarte, nadie entiendes; así que sí deberías de matarte, eso sí, contigo no se termina el virus, pues tanto chicos ingenuos y estúpidos como tú y unas cuantas putas lo deben poseer... No te creas el fin de esto, porqué así como yo habrá más resentidos con la vida y más y más infectados.

– Mis lágrimas estaban por derramarse, pero me aguantaba, me aguantaba así un chingo, pues de verdad quería exterminar a este maldito, desgraciado, infeliz que me destruyó mi vida a temprana edad.

Yo le apretaba su mano hablándole. – Fermín yo di todo para ti y me doy cuenta que tú nada para mí, y no sabes bien cuanto me arrepiento del tiempo que te di, te entregue y de lo que te quise, sí eres un maldito, pero te repito, te perdono, de verdad; pudimos ser más que morfina para nuestro cuerpo y piel, pudiste tener amor de mi parte si de verdad hubieses sabido amarme o sido sincero, te lo perdiste tú.

– Fermín lograba soltarse de mi mano al mismo tiempo que dijo. – Yo no medí el tiempo, viví cada instante, valiéndome madres lo que hacía, me carga la chingada pero también me llevo a unos cuantos conmigo, me los jodí, me los chingue y eso ya no hay remedio, ni vuelta atrás; me estoy yendo con el viento entre cada respiración, recuerdos no me llevo, así que deja tu rollo y disfruta lo poco que te debe de quedar de vida mi querido y amado Job.

– Esas últimas palabras, me hicieron recordar cómo él me llamaba esas veces cuando éramos novios.

Me comencé a echar para atrás y él se colocaba de nuevo la máscara de oxígeno, pero mirándome con burla y una tenue sonrisa de maldad; en mi mente sólo le podía pedir perdón y que no sufriera tanto porqué sí estaba muy fatal, demasiado; la enfermedad lo había consumido a tal grado de quedar así.

Atónito me regresaba con la enfermera, me ayudaba a quitar lo que me dieron y lo colocaba en residuos; me entregaba el pase de visita y cruzaba lento el pasillo, teniendo en cuenta las palabras de Fermín una y otra vez rondar en mi cabeza.

Bimba al verme pálido, me cuestionó. – ¿Job, qué te pasa, amigo?

– Parpadee, cayeron unas lágrimas y le respondí. – Vayámonos de aquí, vámonos, no quiero estar más aquí, por favor.

– Bimba no me entendía y decía. – Oye, Job, tenemos que ver sobre tu tratamiento y hablar más de esto y...

– Yo me volteaba alterado diciendo. – ¡Dije vámonos ya, entiende de una vez!

– Caminé, caminé rápido empujando incluso a algunas personas y me dirigí a la parada de autobuses.

Bimba tras de mí, me alcanzaba y cuestionaba. – ¿Qué fue lo que sucedió ahí?

– Conteniendo las lágrimas le respondí. – Es algo que a ti no te importa, es más, no sé a qué vine, ni si quiera debía venir para averiguar sí fue él quien lo hizo, capas y fue alguien más o no sé.

– Bimba trataba de abrazarme y yo me apartaba diciendo. – No quiero tu consuelo, no quiero nada; déjame en paz.

– Pasaba un autobús con ruta a la laguna y al verlo estacionar, le arrebataba mis cosas a ella y lo abordaba.

Lo único que deseaba era desaparecer, no volver a saber más de nada, es terrible y doloroso saber esta situación por esa persona y más que mi vida jamás sería igual; en lo que yo viajaba en ese autobús, Bimba se comunicaba con mi hermana y conversaban un rato para lograr interceptar una charla conmigo.

¿No entiendo ese afán de entrometerse en mi vida, en mi maldita perra vida?, no deseo vivir, menos así, ya no me queda nada, quiero morir, sé que suena egoísta, pero deseo morir porqué eso merezco, ese es mi deseo.