Por Primera Vez, Ella
Como descubrí el amor de la mano de Ella...
Es muy curioso como de un momento a otro cambia tu vida, este relato quiero contarlo con la mayor de las franquezas, no le agregare ningún detalle romántico ni rosas que puedan adornar a algo que para mí ha sido de lo más bello de mi vida, mi historia con Ella, conocerla creo que fue el regalo que me permito en ese instante salir adelante y aunque suene cursi y romántico, no podría imaginar un momento mejor en mi vida para que todo esto pasara.
Para ese entonces había terminado mi relación con quien fue y ha sido el único hombre del que me he enamorado, y sin ánimos de caer en clichés, pero creo que toda mi vida me han llamado mas las mujeres que los propios hombres, pero tal vez no se me habia dado la oportunidad real de experimentar o siquiera realmente pensar en si quería estar o no con una mujer, siempre había tenido pareja masculina y era primera vez en mucho tiempo que duraba tanto sin alguien a mi lado.
Mi mejor amiga yo teníamos una relación muy especial y cuando me dijo que era lesbiana a pesar de mi gran sorpresa lo tome muy bien, además no me importaba en lo más mínimo, sabía que herramos las mejores amigas y cuando en el pasado le había dicho que me gustaba el BDSM no tuvo prejuicios conmigo, así que solo la acepte a ella y a sus amigas que formaban ese ambiente, nunca he tenido problemas con adaptarme a un grupo de nuevas personas así que la conexión con ellas fue inmediata, tal vez fuera porque todas compartíamos gustos por un tema tabú, pero no había ningún tema prohibido para nosotras y eso me gustaba mucho, incluso frecuente varias discos de ambiente con ellas.
Llegando a una de esas discos la conocí, Ella estaba en la fila para entrar con un pareja conocida de mi mejor amiga y cuando me la presentaron no pude evitar mirar sus ojos color miel, Ella era de mi estatura, cerca de 1.51cm, blanca, delgada, sin grandes proporciones para enmarcar o resaltar, pero con una sonrisa que enamoraba y un aura de picardía que pocas podrían notar pero que sus ojos me lo decían, me gritaban que dentro de esa niña que parecía tímida y tranquila había una mujer llena de vida y que disfrutaba de su cuerpo.
El flechazo fue casi inmediato, nunca había tenido este tipo de reacción hacia otra persona, no podía dejar de mirarla, de hablarle, llegando al punto que tocaba cualquier tema por más tonto que sea con tal de escuchar su voz, Ella era muy tímida y por lo que decían sus amigas era primera vez que ella visitaba una disco como esa.
Ya pasadas las horas y con muchos más tragos encima entramos en confianza, ya ambas estábamos hablando un poco separadas del grupo, estaba fascinada con su sentido del humor, parecía que cada cosa que decía me hacia reír como una colegiala, pero así me sentía, y me llenaba de orgullo ver que lo que yo decía tenía ese mismo efecto en Ella, me conto que vivía residenciada igual que yo y que ya estaba graduada, seguimos hablando de banalidades típicas de una primera conversación hasta que me anime y le pregunte que si tenía pareja o si en realidad era lesbiana o bisexual, la cara de Ella fue un verdadero poema, por un momento pensé que se había molestado y todo se había ido al trasto, pero luego me regalo una sonrisa que nunca podre olvidar sus ojos se posaron en mis labios, y sus palabras fueron directo a mi entrepierna como si de un rayo se tratara. –No, no tengo pareja, y sí, soy lesbiana, y antes que preguntes, me gustas, me encantas y quiero que esta noche sea contigo.
Creo que mi cara saldría en un diccionario para mostrar un ejemplo de sorpresa, no tenía ni idea que responder, pero ella lo hizo por mí, se acerco, tomo mi rostro y me mordió el labio, no lo beso, solo lo mordió, con una sutileza y tacto impresionante, se separo y solo miro mi rostro con una sonrisa picara que no puedo describir con simples palabras, la sensación fue demasiado para mí y no pude evitar ahora ser yo quien agarraba su rostro y le plantaba un beso fuerte, duro y lleno de promesas de lujuria, cuando nos separamos nos dimos cuenta que nuestras amistades ya no estaban, nos había dejando solas, cuando salimos de la disco mi pregunta fue sencilla y corta. -¿Tu casa o la mía?. Agarramos un taxi rumbo a mi casa, en mi país un par de mujeres besándose en un carro es una invitación a una mala experiencia con algún taxista, pero igual no pude soportar la sensación de tocar sus muslos, su pantalón de tela se ajustaba perfectamente sobre su piel y cada toque parecía despertar en ella una lujuria primitiva que solo la presencia del taxista evitaba que nos devoráramos justo en ese momento, cuando menos lo esperaba su mano se movió con mucha pericia hacia mi entre pierna, separo un poco mis muslos y con sus dedos empezó un suave pero profundo roce sobre mis partes, a pesar del pantalón podía sentir cada movimiento y no pude evitar apretar sus propios muslos para no emitir sonido, 2 minutos más de recorrido y estoy segura que hubiera llegado a un clímax que no podría controlar.
Entramos a la residencia en completo silencio, solo la tenía tomada de la mano firma y decididamente llevándola rumbo a mi cuarto, entramos, cerré con llave la puerta y sin pensarlo la arrastre con mis besos a la cama hasta que se dejo caer sobre ella, nuestras ropas olían a antro, cigarros y alcohol, me puse entre sus piernas y bese su cuello como si mi vida dependiera de ello, pasar mi lengua sobre su clavícula la hizo estremecer, su piel me sabia a gloria, con movimientos que denotaban experiencia fue Ella quien me fue desvistiendo, hasta quedar solo en mis pantis, me sentí una novata al ver que era yo quien estaba casi completamente desnuda y no había quitado una sola de sus prendas, su risa me desasió, se incorporo y Ella misma se quito sus ropas y cuando estuvo completamente desnuda no pude cerrar mi boca, era hermosa, sus senos eran pequeños pero con pezones bellísimos color crema, sus caderas no eran grandes pero hacían que su cuerpo tuviera una forma muy estilizada, y la sorpresa fue ver un tatuaje de una rosa en su muslo derecho, cada centímetro de su cuerpo me estremeció y por un momento no sabía qué hacer, Ella agarro mi mano y me llevo hacia su cuerpo, beso mis labios mientras con sus manos terminaba su trabajo y bajaba mis pantis realmente húmedas por la excitación, sus manos tomaron mis glúteos y me apretó a un mas sobre Ella, ese movimiento me hizo reaccionar de mi letargo y con mis manos tome su rostro, apretándolo fuertemente contra el mío, así pasamos varios minutos que parecían horas, mis labios dolían pero no podía dejar de besarla, una de sus manos ya estaba abriendo paso entre mis piernas, rozaba mis labios con la punta de sus dedos y sin darme cuenta mis caderas se movían al ritmo de su toque, como pidiendo más, ella me separo y ahora fue ella quien me tumbo en la cama, se puso a mi lado y fue directo a mis senos, un poco más grandes que los de ella, paso sus labios alrededor de mi aureola y se detuvo en mi pezón para besarlo con una pasión que casi me hizo llegar solo con esa sensación, su mano ya estaba abriendo mis muslos y sus experimentados dedos se detuvieron en mi clítoris, haciendo unos movimientos circulares con el ritmo de su lengua en mis pezones, nunca antes había tenido tal conjunto de placeres en mi cuerpo, Ella tenía una suavidad y una capacidad innata de saber donde tocarme que hicieron que no tardara mucho en venirme de esa manera, no pude evitar gritar de puro placer, mis jugos ya bañaban la parte baja de mis glúteos y ya estaban sobre mi cama, me incorpore un poco desorientada y no pude hacer otra cosa que besarla, tiernamente como agradeciéndole ese orgasmo, seguí besándola, ahora siendo yo quien con mis manos buscaran su sexo, no tenía experiencia tocando otras vaginas, pero si la tenía con la mía propia, y al sentir lo húmeda que estaba no perdí mucho tiempo e introduje un par de dedos muy lentamente en Ella, sus manos me bajaron hasta sus senos y no pude resistirme a devorarlos, con sus manos me apretaba el rostro contra ellos y su respiración cada vez mas estaba cortada por gemidos fuertes, mis dedos ya entraban y salían rápidamente de Ella, no pude evitar mirarla al rostro y ver sus ojos cerrados y sus labios apretados, una fuerza primitiva entro en mi, y baje lentamente mi rostro hacia su sexo, sin mucha experiencia y sin dejarla de penetrar con mis dedos pase mi lengua sobre su vibrante clítoris, su sabor era más que la gloria, sus manos se aferraron a mi cabello y me apretó aun mas, no pude evitar llenar parte de mi barbilla con sus jugos y más pronto que de lo que pensé llego a un sonoro orgasmo que hizo retumbar el silencio de la casa.
Estaba cansada, pare y derrumbe mi rostro sobre su vientre, ella estaba también derrotada, con su mano solo acariciaba mi cabello, después de unos minutos subí y nuestras miradas dijeron lo que ninguna palabra podría haber dicho, nos besamos tiernamente y duramos un par de horas solo abrazadas explorando nuestras bocas, cuando ya estábamos a punto de dormirnos, algo que no podría describir me hizo decirle. –Eres mía. Ella solo me sonrió y me abrazo, diciéndome justo al oído unas palabras que todavía hoy están marcadas en mi. –Desde que te vi por primera vez lo era.