Por obsesionarme con un hombre lo perdí todo.

"... ahora nada nos impedirá ser lo que siempre quise ser contigo -- dijo con esos ojos, de determinación y delirio que estaba empezando a temer -- Ahora nada nos va a separar".

Era tarde, no recuerdo bien la hora pero definitivamente no era la hora para andar sola en una ciudad tan peligrosa como lo es la capital. Usualmente salgo un poco más abrigada, pero uno no esperaría que en el medio del verano la temperatura fuera a bajar tanto como para haberse arrepentido de utilizar algo más grueso. Un vestido strapless y sandalias era todo lo que tenía puesto independiente de la ropa interior, y a pesar de tener el pelo largo y de un tono avellana, no era lo suficientemente agradable como para no tener frío. Siempre pasaba por el mismo lugar antes de ir a mi casa, no porque me quedara al paso, si no porque sabía que cerca de aquél lugar vivía el hombre que la hizo más feliz que nadie en mucho tiempo, hoy, evidentemente, ya no tenían ningún tipo de conexión y sólo era masoquismo lo que me llevaba a ir lejos de mi casa sólo para recordar.

No sé en qué momento se hizo tan tarde, pero estar sentada en una plaza más allá de las nueve de la noche no es buena idea para una mujer a estas alturas de la vida, menos con 22 años y con tan pocas ropas así que cuando salí de mi ensimismamiento, noté que eran las diez y que debía volver a mi hogar, tenía clase temprano al día siguiente y no quería volver a llegar tarde, lo que nunca noté fue que mientras me dirigía a la parada del autobus, alguien había estado a un par de bancas mías esperando que hiciera algún movimiento, ahora, evidentemente, lo tengo más que claro. Dicen que uno tiene que superar los desamores porque te hacen daño y no te ayudan a avanzar pero algo había en mí que no me dejaba ir este absurdo sentimiento.

Lo último que recuerdo fue ir camino a la estación de buses, entre los árboles del parque, tratando de buscar un lugar para cruzar la calle, todo se volvió oscuro luego de eso.

Desperté en un lugar oscuro, con un olor a departamento de hombre en el ambiente e inmediatamente asumí lo peor, no iba a salir bien de este lugar. Todas esas emociones, confundidas con el cloroformo con el que había sido sedada en el parque, hicieron que no entendiera totalmente en el peligro en que me encontraba pero extrañamente estaba resignada y abatida, sabía que tarde o temprano algo así me iba a pasar debido a la cantidad de veces en las que fui a esa plaza y a lo tarde que me iba, era un accidente esperando ocurrir y de cierta forma lo tenía asumido, lo que me asustó fue lo poco que me costó entender que de ahí no volvería a salir de la misma forma en la que entré, sin saber nada.

El lugar era oscuro pero la cama era cómoda, traté de moverme pero me tomó poco tiempo darme cuenta que estaba amarrada de brazos y piernas, una vez más la resignación me ganó y me mantuve quieta y alerta, como esperando una vacuna que sí o sí atravesará tu piel. no habían ruidos en el lugar que me encontraba, salvo por los buses que pasaban afuera, creo que en ese momento me di cuenta que estaba en un departamento, al sentir la lejanía del sonido. Luego escuché otro ruido, llaves, puerta y bolsas. Cerré los ojos y sentí que el corazón me iba a reventar, esto era todo, ya no había vuelta atrás, la violación era inminente. Poco a poco mis sentidos comenzaron a aclararse y mi nariz sintió un olor familiar en el ambiente, comencé a notar la pieza más claramente... No era un desconocido el que me había secuestrado, era esa persona, esa que evité pero me obsesioné al grado de poner en riesgo mi propia vida.

La luz que venía del otro cuarto me encandiló cuando la puerta se abrió.

  • Por qué --Le pregunté-- por qué te tomarías la molestia de drogarme y amarrarme, si lo único que quería era verte, no molestarte.

  • Y yo lo único que quiero es volver a sentirme dentro tuyo como esa vez cuando no me dejaste acabar

En ese momento el brillo de sus ojos me dieron a entender todo.

Nosotros habíamos tenido un encuentro hace un año, donde el me lo dió todo y yo lo único que quería era terminar e irme pronto. No me importaba nadie y menos él, luego el me dijo que le rogaba al cielo haberme dejado embarazada porque él quería que yo fuera la madre de sushijos y esas cosas me asustaron al grado de no hablarle nunca más. Luego de un año me dijo que sentía cosas por mí y que se arrepentía de no habérsela jugado y le creí, me di cuenta que sí sentía cosas por él, sólo que no conifaba en él. Luego de eso el ya no sentía nada por mí, peleamos y no hablamos nunca más.

  • No tenías por qué ser tan brusco, podríamos habernos juntado a tomar un café y hablar esto --traté de decir, lo más calmada posible-- no es necesario tenerme amarrada, no me voy a ir a ningún lado...

  • Ahora todo es distinto, Claudia, ahora nada nos impedirá ser lo que siempre quise ser contigo--dijo con esos ojos, de determinación y delirio que estaba empezando a temer--Ahora nada nos va a separar.

  • A qué te refieres con eso-- dije asustada

No me dijo nada y sacó un cuchillo. Nunca le tuve miedo, en todos los años, pero verlo con una arma y esos ojos no me dieron la mejor sensación del mundo. Se acercó lentamente a mí y ahi fue cuando comencé a llorar, él siempre odió que yo lloraba, pendeja me decía, pero esta situación realmente ya escapaba de mi autocontrol hasta ese momento. Se acercó con el cuchillo y cortó las cuerdas de mis pies, pero el alivio no duró mucho, ya que tomó mi vestido por abajo y como era strapless, de un tirón quedé en ropa interior. Creo que comenzaba a entender a qué se refería con "nada nos impedirá lo que siempre quise ser contigo" Y ahí el pánico llenó mis ojos, a mis 22 años no iba a ser mamá y menos una mujer de familia. Traté de resistirme pero él siempre me ganó de fuerza, luego no se resistió a la tentación de sacarme las bragas así que me las rajó con el cuchillo, en ese momento me mantuve quieta, no quería que el cuchillo terminara en algún organo vital en mi cuerpo. Mi sostén favorito, uno rosado terminó con la misma suerte de mis bragas, a un lado de esta cama con la pieza a oscuras.

  • Arturo, las cosas no tienen que ser así-- dije con la mayor tranquilidad posible-- hablemos las cosas

  • No hay nada que hablar--dijo-- Te voy a llenar como nunca te han llenado en tu vida.

Quedé sin habla.

Se quitó la camisa, los pantalones y los calzoncillos en segundos y se posó sobre mí, sentí su aliento en mi cuello y por mi mente me increpaba diciéndome, "cómo pudiste obsesionarte con este psicópata, por qué no seguiste con tu vida" pero claro, todo eso era en vano. bajó su mano a mi vagina y comenzó a mover sus dedos por mi clítoris lentamente, él sabía que me gustaba eso, y de un sólo movimiento me puso de lado y con él atrás, sus dedos cada vez iban subiendo poco a poco la velocidad hasta el grado en que no pude resistirme más, el siempre supo cómo llegar a mis puntos G. Paralelamente a eso, introducía su pene entre mis piernas por atrás y se movía de forma sistemática, con la otra mano manoseaba mis pechos y ya sentía que la poca resistencia que había puesto era casi nula; me tenía donde quería, como siempre quiso

Luego de hacerme llegar al orgasmo, me puso abajo suyo y puso su pene entre mis piernas, me dijo tranquilamente que abriera las piernas con el cuchillo de nuevo en la mano y ni siquiera pude mirarlo y confrontarlo, ya era suya y no había nada que podía hacer. Comenzó a frotar su pene hacia arriba y abajo lentamente, y en la abertura de mi vagina cada vez pasaba más lento y profundo. a este punto estaba tan mojada que casi pasaba hacia adentro sin ningún extra esfuerzo. En un momento casi me penetra pero inmediatamente la sacó y comenzó a morderme los pezones, salvajemente mientras sus movimientos pélvicos eran más rapidos sobre mi vulva. Cuando pensé que quizas no era su intención follarme en ese momento, metió sus manos bajo mi espalda, empujó mis piernas a los lados con sus caderas y me penetró de un solo empujón causando que lanzara un grito de susto, dolor y excitación. Sus movimientos fueron lentos y planificados, de pronto aceleraba y luego volvía al ritmo lento en ascendencia, parecía que cada vez que iba a llegar al climax, él lo leía y cambiaba de ritmo, quería permanecer dentro mío el mayor tiempo posible.

Ya que mis manos estaban amarradas al respaldo de la cama, no había mucho que podía hacer, hasta que tomó el cuchillo y cortó mis muñecas amarradas. A penas sentí ese alivio, con su pene dentro mío y todo, me dio vuelta de una y el gemido que lanzé lo motivó a tirar de mi cabello y ponerme a lo perrito. Me sostenía de las caderas y comenzó a acelerar su velocidad

  • Me voy a ir en ti y por fin tendremos nuestra familia

  • NO! por favor, podemos hablarlo pero no lo hagas, no se supone que tiene que ser así!

Volvió a darme vuelta y me miró a los ojos, no me dejó correr la cara, quería que viera su cara cuando se fuera en mí. Aceleró, lo cual me hizo acercarme a mi orgasmo y justo cuando estaba llegando, y las embestidas de su pene a mi vagina ya eran tan rápidas como podían ser, sentí el chorro de líquido tibio en mi útero, una, dos, tres veces llena de él, de la persona que más confianza tenía, de la persona que me amarró y drogó para dejarme embarazada. Luego de irse dentro mío, me puso de lado en posición fetal, porque según él era la forma en que podríamos por fin tener nuestra familia, me abrazó tan fuerte que casi perdí la respiración y luego me quedé dormida.

Cuando desperté él estaba durmiendo, me puse mi vestido, tomé mi cartera que estaba sobre la mesa y en el momento que traté de abrir la puerta, estaba con llave. Todas mis soluciones para evitar el no deseado embarazo se vieron nulas. Volví a la pieza y estaba despierto mirándome.

  • Ahora no habrá nada que nos separe, nada.

Continuará...