Por mirar un culo... (2)

Decidí seguir el juego, usando a mi mujer.

......el ser hombre y saber lo sensible que queda el pene después de una corrida, me hizo acometerme a la tarea de limpiarle la polla a Juan con sumo cuidado, esta estaba enrojecida y si bien la dureza con la que ya me había acostumbrado a tratar desapareció, el tamaño seguía siendo espectacular. Lo que a decir verdad me fascinaba, seguí un rato más y cuando sentí que su verga comenzaba poco a poco a querer reaccionar me incorpore dando por finalizada la tarea. -estuviste muy bien sabes, incluso creo que te gusto. Lo dijo con tono socarrón a lo que decidí no contestar, me di una ducha rápida y marche a casa.

Al llegar mi mujer estaba preocupada por la tardanza y al ver en mi boca los signos del puñetazo me interrogo por ello, le dije que intentando hacer pesas se me había caído encima una pero que no era nada, que había ido a urgencias y que no paso nada.

Cenamos y miramos un poco la televisión, mis pensamientos no podían dejar de evocar lo que me terminaba de pasar. Y sin siquiera un poco de remordimiento decidí que no me arrepentía, que incluso esa situación me calentaba, y que lo mejor era aceptarlo.

Mi polla también quería lo suyo así que después de unos besos y caricias con mi mujer, la obligue poco menos a darme una mamada, a lo que ella estaba acostumbrada ya que entre los juegos que solemos practicar esta el que yo sea un poco brusco con ella, lo que la calienta sobremanera, y mi mujer si que sabe chuparla, lo hace a conciencia y juega con el limite de la corrida como nadie que yo conozca puede hacerlo, así lo hizo hasta que sin poder contenerme mas, pensando en Juan y sintiendo a mi mujer me vacié en su boquita, la siguió mamando y acariciando hasta que respondió de nuevo y nos entregamos a la follada mas placentera que tuve en bastante tiempo.

A la mañana siguiente en el trabajo podrán imaginar que solo tenia una cosa en la cabeza, y era que hacer de ahora en mas, era yo bisexual, o solo me había pasado algo que no pudiendo evitar era mejor olvidar; en ese dilema pase todo el día, hasta que al llegar a casa y ver a mi esposa con unas faldas cortas que dejaban ver sus hermosas piernas pensé en lo que Juan haría con su polla en el culo de mi mujer, y ya no pude pensar en otra cosa; comencé a imaginar que si a Marcela le calentaba lo brusco bien podía ser que disfrutara de una violación en toda regla, es decir sin saberlo, y con uso de verdadera fuerza, Juan bien podía lastimarla si ella se negaba, el contraste seria grande ya que mi esposa es de complexión pequeña, ese pensamiento fue una obsesión que impidió que pegara un ojo en toda la noche.

Al otro día luego del trabajo, fui a casa, me prepare para ir al gimnasio y le dije a Marcela que iría caminando, que me fuera a buscar a eso de las 9 que si estaba cerrado tocara que Juan le abriría. Cuando llegue Juan no pudo disimular la sorpresa de verme, era evidente que pensó que había perdido un cliente, su novia me saludo alegremente y siguió en lo suyo, yo comencé con mi serie de ejercicios y Juan cada poco se acercaba y me sonreía, cuando su novia fue a ducharse el me dijo –ves que te gusta putita… - no es eso Juan es que se me ocurrió que quizás puedas ayudarme a cumplir una fantasía - así cual me pregunto

  • mira le dije a mi mujer que viniera a las nueve a buscarme, yo estaré bañándome, tu le abres y cuando este dentro le dices que vas a avisarme que llego, me atas las manos y los pies, la vas a buscar y sin mas la violas. –no me lo dirás enserio -si Juan

lo que ……… en eso salio su novia se deshizo de ella rápidamente, diciéndole que llegaría mas tarde ya que quedo en el bar con unos amigos y volvió a mi mas que interesado, -sigue sigue me pidió, -bueno lo que quiero es que la traigas adelante mío y cuando a ti te parezca le hagas que me la chupe a mi mientras le das por el culo…….. – bueno bueno eres terrible Mario, así se hará, puedo usar la fuerza un poco? - claro la idea es que sin lastimarla mucho sea una verdadera violación -quedo claro solo déjame a mi.

A las 9 en punto mi mujer estaba golpeando la puerta yo marche a las duchas me desnude y abrí el grifo, a los dos minutos estaba Juan allí según lo hablado, -oye Mario que la churri esta muy buena, lo voy a disfrutar -venga le dije poniéndome un poco colorado de los celos.

El me ato con una cinta de embalaje las manos a la espalda los pies juntos y me puso un trozo en la boca, me dejo sentado en el banco de los vestuarios y salio a por Marcela con una mas que evidente erección, yo comencé a hacer un esfuerzo sobrehumano para que no se me parara aun la polla pues no quería que mi mujer sospechara nada de mi.

Sentí sus gritos hasta que estos parecieron ahogarse, al instante estaban los dos allí, mi mujer con la cara de susto mas grande que jamás le vi. , Juan por detrás con una mano en su boca y otra levantándola del mismísimo coño, al verme ella atado se asusto aun mas y una lagrima se le escapo de los ojos, lo que me dio un poco de coraje, pero yo la conocía bien y sabia que pronto comenzaría a gozar aunque nunca me lo reconociera.

De ahí en mas Juan empezó con lo suyo –mira puta te voy a soltar y si no quieres que nada malo te pase a ti y a tu marido harás lo que te pida. Ella asintió con la cabeza pero ni bien se sintió libre corrió hacia mi, a lo que el la cogio del pelo y le dio un bofetón con todas sus fuerzas, la mano quedo marcada, y mi esposa dejo escapar un grito, a lo que el le contesto con un puñetazo en el estomago que al igual que me había pasado a mi la hizo caer de rodillas, el instinto para mi fue mas fuerte e intente acercarme para defenderla pero Juan estaba en su papel por lo que al ver que me movía me dio un terrible puntapié en el estomago.

-no por favor no le haga daño haré lo que mi pidas, -bueno eso esta mejor puta le contesto Juan mientras se desnudaba.

A el el juego lo había puesto a mil por lo que al quedar desnudo tenia la verga al máximo, no se si me pareció a mi pero juraría que a Marcela le gusto lo que vio, no lo puedo asegurar…….. .

  • quiero que seas bien guarra, como nunca antes lo fuiste, así que empieza ; ella acerco una mano a sus huevos y comenzó a sobarselos, el le pidió que mientras lo hacia me mirara, ella contesto que eso si que no, y el la levanto por los pelos y le dio de bofetadas hasta que por sus labios pude ver brotar un hilo de sangre, -mira puta o lo haces bien o será mas difícil para los dos, quiero que lo mires, que le digas que es un carnudo,que grites que te gusta mi polla, y que me pidas que te folle el culo.

Dicho esto y sin esperar a lo que mi mujer contestara le volvió a pegar y luego le pregunto - ¿entendiste? –ella ya resignada le dijo que si.

Volvió entonces con su sobada de huevos y esta vez me miraba mientras lo hacia, esto fue bastante para mi y mi polla en breve estuvo desencajada por la calentura de verla así a Marcela, ella miro mi verga y al verla parada tuvo un cambio de actitud, se llevo el glande de el a sus labios y comenzó a besarlo, no sin dejar de mirarme de reojo y con la cara de puta viciosa mas grande que se puedan imaginar, Juan le decía lo bien que lo hacia y ella le contestaba con guarradas y elogios de esa polla, cada tanto me miraba directo a los ojos y sin rubor me decía que estaba a punto de ser cornudo,en poco tiempo tenia ella toda la verga en la boca , no se como lo lograba pero la tragaba entera, y como ya les conté en eso era muy buena, lo que se veía en la cara de mi profesor, ella se la sacaba cada tanto afuera la miraba con lujuria, la masturbaba un poco , me miraba y me decía mira como la mamo, y sin perderme de vista se la empezaba a tragar lentamente hasta que parecía que de seguir otro poco se comería hasta sus huevos.

En ese trabajo estuvo un rato hasta que Juan paso a la acción y al igual que me hiciera a mi la cogio por la cabeza con ambas manos y comenzó a follarle la boca, despacio primero para al poco rato entrar y salir sin contemplaciones, la muy putame miraba y en sus ojos se adivinaba una sonrisa, el se corrió con un grito de placer y ella se trago todo, la limpieza que Juan me obligara a hacer hace dos días esta vez no tuvo que pedirla, ya que Marcela se ofreció enseguida...