Por la tarde
Ella llegó. El la estaba esperando. En cuanto se abrió la puerta ahí estaba el. La camiseta brillaba por su ausencia, pequeñas perlas de sudor caían por sus mejillas y su pecho debido al calor.
Por la tarde.
Ella llegó. El la estaba esperando. En cuanto se abrió la puerta ahí estaba el. La camiseta brillaba por su ausencia, pequeñas perlas de sudor caían por sus mejillas y su pecho debido al calor.
Ella maletas en ristre, con el pelo castaño recogido y sus moradas gafas, se quedo petrificada en la puerta mirando al hombre que amaba.
Pasó un segundo que parecieron años. Los dos quedaron prendados el uno del otro. Confirmaban con sus ojos y su nariz, las siluetas y los olores de cada uno. No eran como cada uno recordaban. Eran infinitamente mejores.
Pasado El Segundo, los dos se fundieron en un profundo abrazo. El entero la nariz en su pelo. Ella en su pecho. Las maletas quedaron en el descansillo.
Pasó un minuto antes de que ninguno de los dos movieran un solo dedo. Se podría decir que casi no respiraban. Aunque si lo hacían, profundamente, ya que los dos estaban disfrutando den aroma de cada uno.
Después de ese minuto, los dos se fundieron lentamente en un beso. Primero los labios se juntaron. Después se abrieron pequeños resquicios en la boca de cada uno, hasta que finalmente las lenguas se fundieron en lentos roces entre ellas. Poco tiempo después, las manos de el y ella bajaron hasta loas culos de cada uno, y lo que era un bello baile de lenguas, se convirtió en un combate salvaje por poseerse.
Las ropas eran un obstáculo. Se separaron medio segundo cerraron la puerta de casa y se volvieron a fundir.
La ropa de él cayó al suelo. La de ella también. Recorrieron el pasillo de alguna manera. Ninguno de los dos recordaría como., pero de alguna manera habían llegado a la cama, la persiana levemente bajada, y el aire acondicionado funcionando. El calor en la calle era insoportable, tanto como el que sentían en sus corazones.
El pene erecto de él fue recogido por la suave mano de ella. Le tiro en la cama y ella rozó sus pechos contra su pene. Los labios de ella no pararon de rozar levemente los pezones y la tripa del chico, que agarrándola del pelo la incitaba a seguir. Sus gemidos eran una buena muestra del placer que le estaba dando. Finalmente el pene de él desapareció dentro de la boca de ella. Se empeñó con el, haciéndole desaparecer y aparecer, lamiéndolo y no. Tocándolo y masturbandolo con tesón y cariño. Con un gran gemido, se corrió. El semen salpicó la cara de ella, así como sus pechos y la tripa de él.
Ninguno de los dos paro. Ella en vez de echarse para atrás con arco, recogió el semen con la mano y volvió a coger el pene con ella. Siguió haciéndole mimos suavemente lubricándolo de nuevo con sus propios fluidos.
Poco a poco ella se fue yendo hacia arriba recorriendo el cuerpo de él con sus pechos. Se sentó sobre el, con su clitoris sobre la boca de él. La lengua no tardó en llegar. Se puso a lamer rápidamente, absorbiendo todos los fluidos que goteaban de su interior. No alimentaban su estómago, pero si su corazón. Lo hizo con amor y pasion. Ella se empezó a mover a la vez, follandose sin compasión la boca de su pareja. Se derrumbó sobre el con un potente orgasmo y un gran gemido. Pero él otra vez erecto, no se quedó quieto. Salió de debajo de ella, que estaba en una posición de cuatro patas, y con cuidado, se la empezó a meter. Ella gimió de nuevo, y empezó a moverse suavemente. Primero fue así, suave. La cavidad se estaba dilatando para dejar entrar ese estupendo, amado y maravilloso pene. Pero poco a poco el ritmo fue subiendo. Ella echo la cabeza para atrás con el primer orgasmo, momento en el que el chico cogio el pelo de ella y tiro hacia atrás. Ella gimió mad aún, y El Segundo no se hizo esperar. La mano izquierda de él, que estaba agarrando el culo de ella, subió poco a poco hasta su año. Con saliva que cayó justo encima, introdujo despacio el dedo pulgar dentro de su culo.
Ella volvió a gemir y el tercer orgasmo en 5 minutos apareció. El ritmo aumento, y cuando ella ya iba por el 6 orgasmo seguido, el se corrió. Sacó su polla de dentro y barnizó la espalda de su mujer haciéndola brillar.
La limpio con un poco de papel. Ella había quedado agotado en la cama. Bocabajo, saciada por ahora del sexo más preciado que conoce. Pero totalmente hambrienta de su hombre.
Abrazados se quedaron, descansando brevemente, hasta que recuperarán energías y volvieran a empezar.
- [ ] Está claro que una semana de separación es demasiado tiempo.