Por la costa brava III

Pablo paro el coche en el parquin del hotel y Patricia siguió algo más rápido con su manada

Por la costa brava III

Patricia y Pablo, subieron al coche y caminaron despacio en dirección al hotel. Patricia alargó su mano y sacó la polla de Pablo , se agachó y la introdujo en su boca tan despacio que le pareció no tener fin. Subía y bajaba muy despacio degustando cada milímetro de esa polla que la encantaba chupar. Pablo paro el coche en el parquin del hotel y Patricia siguió algo más rápido con su manada.

  • espera, que nos están mirando.

Un hombre fumaba al fondo del parquin y no apartaba la vista del coche. Patricia se quitó como pudo los pantalones y las bragas y se puso a orcahadas sobre la polla de Pablo. Mirando al hombre se la fue introduciendo hasta el final y empezó a subir y bajar lentamente mientras no quitaba la vista del hombre. El hombre se fue acercando y Patricia subía y bajaba cada vez más deprisa, su cuerpo experimentaba sensaciones que nunca tuvo. El hombre ya casi en la ventanilla saco su polla y empezó a cascársela cadí pegado al cristal.

Pablo bajo la ventanilla y apretando la cabeza de Patricia la llevo a la polla del hombre.

Patricia estaba como un volcán y solo le hicieron falta tres o cuatro arremetidas para correrse como una loca a la vez que el hombre la llevaba la boca con si cálido y espeso semen que trago sin dejar ni una gota. Patricia se vistió lentamente y se fueron los dos caminos de la habitación.

Huffff ha sido fantástico estaba caliente como una perra , me ha encantado, esto hay que repetirlo.

Entraron en la habitación, Patricia fue a lavarse y salió desnuda para dormir.

Pablo ya estaba desnudo y la esperaba en la cama.

  • ¿Donde iremos mañana?

  • ¿Te apetece que cojamos el barco y busquemos algún sitio chulí para pasar el día

  • Vale perfecto.

Pablo agarró la tetilla de Patricia y así durmieron hasta la nueva salida del sol.

Pablo mojo sus dedos con su saliva y lo fue depositando en el culito de Patricia, iba llenando de saliva su agujerito y metió primero un dedo y después otro. El culito de Patricia se abría con facilidad. Pablo mojo la punta de su polla, la curvo haciendo una L y apunto su capullo al agujerito del culito. Empujó y entró hasta la mitad.

Patricia emitió un leve quejido. Pablo estuvo quieto unos instantes y de una se la metió hasta el fondo. Paro y estuvo sintiendo como le apretaba la polla mientras el la hacia palpitar dentro de su culo.

Patricia echo la cabeza hacia atrás y esa fue la señal. Pablo entraba y salía con lentitud del culito de Patricia mientras sus dedos pellizcando un pezón. Poco a poco fue subiendo el ritmo hasta tener un frenético mete y saca que llevo a Patricia a un largo orgasmo y a Pablo a irse con ella.

  • Hummmm así da gusto despertar. Voy a ducharme.

Mientras Patricia se duchaba, pablo estuvo buscando donde ir.

Al final encontró un paraíso idílico que se llama cala golfet.

Ya sé dónde atracaremos el barco.

Que bien me gustara que sea sorpresa.

Salieron del hotel camino del puerto.

Patricia con un biquini rojo y un pareo y Pablo con un bañador de pantalón corto y una camiseta. Llegaron al barco y el capitán ya los estaba esperando.

  • Buenos días, hoy hace un día precioso.

  • Buenos días si , perfecto para navegar.

Subieron al barco y Patricia pregunto.

  • ¿Hoy tenemos capitán???

  • Pues si quería llegar hasta Ibiza y no me atrevía con un viaje así.

  • Pues perfecto.

Salieron tumbó a cala golfet, donde pararían antes de salir para Ibiza.

Llegaron pronto a la cala y el sol apretaba de lo lindo.

Patricia saco la crema y se la dio a Pablo para que se la extendiese.

Pablo la fue cubriendo con la crema , la espalda su culo, las piernas y subió por el interior de sus muslos hasta su coñito que acaricio sin entrar en el solo por fuera, para subir a sus pechos y pellizcando los, sácala un suspiro. La dio en la cara y en el cuello y la paso la crema.

  • Ponte que te doy yo ahora.

  • No, dale a el primero.

Patricia miro a Pablo con los ojos bien abiertos, peto cogió el bote y se dirigió dónde el capitán.

El capitán era un chaval de unos 25 años con un precioso cuerpo y bastante agraciado.

Él se quitó la camiseta y Patricia empezó a extender la crema por esa joven espalda con los músculos perfectamente marcados. Pasaba la mano recorriendo toda la espalda hasta que la dejo bien blanca. Luego empezó por los pectorales y fue bajando hasta su tripa.

  • Bájale el bañador y dale bien de crema que nos tiene que llevar hasta Ibiza e igual se quema.

Patricia bajo su bañador mientras él no soltaba el volante del barquito. Pablo se acercó y tomo el volante.

Patricia siguió bajando el bañador y cada vez abría más los ojos. Ante ella apareció una enorme polla cercana a los 25 cm. Instintivamente acerco su mano a esa preciosidad y la intento abarcar, cosa casi imposible. Esas venas marcadas la estaban volviendo loca y empezó a subir y bajar la piel muy lentamente. El tamaño de esa polla la tenía obnubilada.

El la dio la vuelta y la postro sobre cubierta.

Comenzó a moverse. Despacio, con mucha suavidad, deslizaba el miembro viril por su dilatada vagina sin tener prisa. Quería que sintiese hasta el último centímetro dentro de su coño. De vez en cuando, extraía la totalidad de la polla para, a continuación, volver a penetrarla con toda la calma del mundo. Patricia se agarró a sus piernas, tenía los pantalones bajados hasta los tobillos por lo menos, sus piernas estaban duras, propio de una persona que hace mucho deporte. Continuaba el mete y saca a un ritmo desesperante. Patricia intentaba empujar sus piernas para que acelerara el ritmo de la penetración, pero ni por esas. El muy cabrón cambió de mano. Sacó sus dedos de su boca, apretó su cabeza con la mano que tenía libre y dirigió sus dedos empapados de su saliva en busca de su pubis y su clítoris, como había hecho antes. Su pene entraba y salía de su cueva y sus dedos la masturbaban sin compasión. Estoy a punto de correrme. No voy a aguantar más, para por Dios, le pidió. Me estoy corriendo le dijo lloriqueando, a la vez que se desencadenaba en su interior 0n tremendo orgasmo. ¡Que placer le había dado aquel cabrón! Pocas veces nadie había conseguido que mojara tanto. Ahora lloraba, pero no sé si era de rabia o de placer.

Sin dejar de penetrarla, con aquel inmenso falo en el interior de sus entrañas, el chaval se inclinó sobre su espalda para volver a erizar su vello pasando su lengua por el cuello. Volvió a cambiar la mano que sujetaba su cabeza y su dedo corazón abandonó su abultado clítoris para volver, empapado de sus caldos, a su boca. Chupo el néctar de su vagina con desesperación, con rabia, pues aquel chico volvía a menear su enorme rabo en el interior de su coño con una lentitud desesperante. Quiso provocarlo, no podía más. Necesitaba que la taladrara a lo bestia. Se sentía como una furcia y quería que le trataran como tal. La estaba sacando de sus casillas, Patricia estaba a mil. Eres un cerdo, chaval, le dijo, un cabrón que se aprovecha de una chica. Vaya mierda de follada que me estás pegando. ¿así te tiras a tu novia? Seguro que sabes hacer algo mejor.

El tío no respondía ni palabra. Parecía no tener sangre.

Pero no. Había tocado la tecla o quizás aquel chico había llegado a su límite de aguante porque ya llevaban como tres cuartos de hora entre una cosa y otra. El chaval empezó a empujar con fuerza. le sacó todo el pollón y se lo volvió a ensartar de golpe. Una vez, dos, tres. Le estaba empotrando contra la carcasa de la cabina. Estaba volviendo a excitarse. Su sexo era una fuente: el flujo chorreaba por sus piernas. Con cada empotrada, con cada golpeteó de sus pelotas en su sexo, la volvía más y más animal. Así cabrón, ahora lo haces bien, así se trata a una hembra, le decía, dame fuerte; revienta mi útero bestia; que puedas decirles a tus amigotes que te has follado a una tía, me estás matando; me voy a correr otra vez cabrón.

El chico estaba aumentando el ritmo y Patricia sabía que no iba a tardar en eyacular.

No aguantare más. Me corro chaval, no aguanto más, me estás matando de placer. Me viene cabrón me viene ya, aghhhhh, siiiiiiiii, aghhhh, dios mío, otra vez. Era un placer inmenso lo que sentía. Acababa de tener un nuevo orgasmo.

Entonces, sintió como aquella hermosa polla que aún permanecía bombeando su coño aumentaba aún mas de tamaño. El chico abandonó su cuello, se puso rígido y metiéndole unos pollazos tremendos con aquel enorme pene que gastaba, comenzó a eyacular en el interior de su útero, derramando una gran cantidad de semen en su coñito. Estuvo soltando leche calentita un buen rato y cada lechada iba acompañada de un empotramiento, con el consiguiente gemido.

Con el último empujón, se escuchó, hija de puta, como me has ordeñado. Que pedazo de zorra. Como follas, cabrona. Que rica que estás. Al sacar la picha de su coñito, se escuchó como un descorche y a continuación, el semen del chaval comenzó a derramarse por su coñito, bajando por sus piernas junto a mi flujo.

Joder menudo polvo os habéis pegado ehhh, comento Pablo mientras sujetaba a patricia que temblaba como una hoja al viento.

Desanclaron y partieron todos desnudos hacia San Antonio en Ibiza.