Por fin nos conocemos
Valió la pena esperar tanto tiempo para saber quien estaba detrás de esa voz...
Había pasado mucho tiempo conversando con él por teléfono, enviándonos correos, y todo por trabajo. No nos conocíamos personalmente, aunque debo admitir que su voz me atrajo y conforme fue pasando el tiempo esa atracción (hacía su voz, ja!) empezó a irse, hasta que un día ya terminando una conversación me dijo “ quisiera conocer quién está detrás de esa vocecita ”. Eso me dejó muda, sólo atiné a reirme y a despedirme.
Luego de eso estuve tratando de buscarlo en línea, no tenía cuenta en ninguna red social, al menos con su nombre real, sólo pude averiguar su edad, 41 años… once más que yo ¿por qué siempre me atraían hombres con esa diferencia de edad?
Ya había abandonado mi búsqueda cuando recibí un mensaje vía whatsapp, no reconocía el número pero cuando leí el mensaje supe que era él Rodrigo, tristemente lo supe porque su mensaje era por trabajo, pero al menos pude ver una pequeñísima foto que había colocado en su perfil. Luego de eso dejé mi búsqueda y me fui olvidando del tema hasta que luego de habérseme asignado una misión imposible lo llamé casi desesperada, diciéndole que mi jefe se iría de viaje y si no sacábamos ese tema al día siguiente, yo moriría… él me atendió y me ayudó, al final la operación se cerró como debía y sólo quedaba esperar unos plazos. Marqué en rojo mi calendario, llegado el día lo llamé y le pregunté si ya podíamos pasar por nuestros documentos, me dijo que sí, que todo estaba conforme… en un microsegundo me percaté que mi asistente estaba de vacaciones y tendría que hacer la gestión personalmente (debo admitir que soy floja y la idea no me agradó mucho), entonces de manera inconsciente le dije “ podemos… puedo pasar por tu oficina a las 5:00 ?” Pareció sorprenderse porque en esos tres años rara vez había yo ido a esa oficina y nunca daba con él, parecía que jugábamos a las escondidas.
Rodrigo me dijo “ vas a venir tú personalmente ?”, le respondí que si, que mi asistente estaba de vacaciones, entonces me dijo “ aquí te espero y si te dicen que estoy ocupado o te atiende alguien más mándame un mensaje ”. Vaya que directo, pensé, quizá él tenía las mismas ganas de conocerme como yo a él, esas y otras preguntas me torturaron hasta que llegó la hora de salir a buscar mis documentos, o sería que iría en busca de él?
Cuando llegué y pregunté por él con una atención especial me hicieron esperar a que se desocupe, me llevaron hasta su oficina y ahí lo ví… casi muero de la impresión, si su voz me había enganchado, verlo ahí, poniéndose de pie ante mi entrada, con su 1.87 mt de altura, ojazos verdosos y sonrisa encantadora me dejó hecha piedra, estoy segura que me puse roja. Rodrigo me saludó como si fuéramos amigos de siempre, rápidamente pude ver que no llevaba anillo de casado, que olía riquísimo y llevaba el pelo corto, cortito como me gusta.
La reunión transcurrió sin sobresaltos ni interrupciones, pero estoy segura que había una tensión, como si alguno de los dos quisiera decir algo más allá del trabajo o mas aun, si quisiera escuchar al otro decirlo. Ese día, como si hubiera adivinado mi suerte, usé un vestido de verano, no muy corto pues en la oficina no podía exponerme a nada, sandalias de tacón que en algo compensaban mi corta estatura y había decidido dejar mi cabello con sus rulos naturales. Estoy segura que algo de mí le llamó la atención, pude ver su mirada desviarse en más de una oportunidad, eso me dio seguridad para dejar de sentirme petrificada ante Rodrigo.
Llegó el momento de despedirnos, también fue efusivo y ambos dijimos “ un gusto ”. Salí volviendo a sentir que andaba roja, pero la sonrisa de la cara nadie me la quitaba. Al fin lo conocía y había superado mis expectativas. En los días siguientes quise inventarme más de una excusa para llamarlo, para escribirle, para buscarlo pero nada se pudo, una lástima. No fue si no hasta el siguiente viernes que recibí un mensaje suyo diciéndome “ seguro ya tienes planes, pero me gustaría tomar algo contigo hoy, avísame si puedes ”. Otra vez me dejó helada, lo bueno es que no tenía planes y ese día salía temprano del trabajo, así que le respondí diciendo “ Ya tengo planes… contigo. Nos vemos a las 9 ”. Quedamos en el lugar, algo céntrico y con buen ambiente para conversar y bailar un poco. Poco antes de ir a la cita me di cuenta de un detalle… al día siguiente habían elecciones y ese día estaba prohibida la venta de licor y por ende, cerrados los bares. Otra vez me torture… lo hizo a propósito o fue tan despistado como yo? La única forma de saberlo era llegando a la cita.
Rodrigo llegó puntual, sonriente, efusivo. Nos saludamos y le dije que nuestro bar estaría cerrado, que tendríamos que buscar otros planes. La sonrisa que dibujó me sembró la duda. Ir la cine? No, mala idea para una primera salida, no se puede conversar casi nada. Ir a cenar? Bueno, vamos, pero te advierto que ando a dieta, le dije. Me miró como se mira a un objeto y me dijo “ no veo para que necesites la dieta ”. Otra vez me reí. La cena fue de lo más divertida, descubrimos bastantes cosas en común, reimos, pero sintiendo siempre esa tensión entre los dos, pero ninguno se animaba a romperla. Ya saliendo intento tomar un taxi y me dice que imposible, que él me llevaría a casa, nos subimos en su auto y le indique por donde ir, seguimos conversando, ya mas suelta me cantaba a viva voz la música que sonaba en su iPod y en un semáforo rojo me miró y me dijo “ no podemos acabar la noche sin que tomemos la copa que te debo ”. Volvía a dejarme helada, instintivamente lo miré y le dije, “vamos ”.
Llegamos a su departamento, extrañamente cerca al mío, se veía muy bien decorado, tomé asiento y me preguntó que quería tomar, “ sorpréndeme ” le dije, se rió, puso música y a los minutos apareció luciendo sus dotes de barman con un cocktail bien preparado. Seguimos conversando, riendo, cantando, bailando… Le estaba bailando, cada vez más cerca, cada vez más sensual, lo jalé hacia mí, bailamos muy cerquita, terminó la música y caímos al sofá, le dije que iría por algo de agua, se paró conmigo y en la cocina rodeó mi cintura, me pegó hacia él y me besó. Fue un beso de lo más hot, sus labios recorrían los míos, su lengua me buscaba, nos mordimos mientras nuestros cuerpos trataban de acoplarse. Me tomó de la mano y me llevó a su habitación, ahí se sentó al borde de la cama y estando yo de pie seguimos besándonos, comiéndonos la boca, luego me hizo girar y muy despacio fue quitándome los jeans, ajustadísimos, mientras aprovechaba para acariciar mis piernas, cuando me tuvo sólo en culotte me acercó para sentarme sobre él, le quite la camisa, me quite la blusa y fue ahí donde comenzaron sus caricias en mis tetas, las tomaba con toda su mano, jugaba con sus pulgares en mis pezones, mientras mis caderas comenzaban a moverse buscando su pija.
Me baje de él, busqué su cinturón, acaricié sobre la ropa su pija, que prometía mucho, lo desnudé y volvimos al ataque con los besos desesperados mientras sus manos jugaban en mis tetas y las mías en su pija hasta que me tomó en brazos y me echo en la cama, me abrió las piernas mientras me las acariciaba muy suavemente, me tomó de los muslos y empezó a bajar por mi vientre besándolo muy suave, sus besos fueron subiendo de intensidad y bajando hasta llegar a mi conchita, la lamió, la mordió, me penetró con la lengua, debo decir que me dio un orgasmo grandísimo, tanto que me costaba aguantar los gemidos.
Luego siguió, acomodó sus rodillas a mis costados y me dio la pija a la boca, empezó a cogerme la boca mientas yo hacía presión con mis labios, jugaba con mi lengua, acariciaba sus bolas… sus gemidos me decían que le gustaba lo que le hacía, hasta que me dijo “ por fin, había querido esto dese hacía tiempo ” uuff eso me puso pero aun así que le dije “ querías esto? entonces sigue cogiéndome la boca ” y volví a comérmela, también lamí sus bolas, hasta que pronto le dije “ metémela ya ”, estaba desesperada por sentirlo dentro mío.
Se acomodó sobre mí, me tomó de las manos y cuando su pija encontró mi camino empezó a cogerme, fue riquísimo sentir como entraba, como encajaba en mi conchita, rodee su cintura con mis piernas abriéndolas más, nos movíamos como locos, su cara quedó hundida en mi hombro, escuchaba sus gemidos, bajó sus manos a mis tetas, mis manos quedaron libres para arañar su espalda, de pronto cuando ya sentía que acabaría me agarró de las cadera y cambiamos de posición, me dejó sobe él y me decía que lo cabalgue, que si quería leche tenía que ganármela y eso hice, empecé a moverme sobe Rodrigo, a cogerlo, ambos acariciábamos mis tetas, el alternaba con mis caderas y mi cola, de rato en rato me daba una nalgada, eso hacía que me moviera más rápido hasta que no aguante más, mis movimientos se hicieron más rápidos, mis gemidos más intensos “ bebe me estoy viniendo ” fue lo último que le dije, el respondió pegándome más a su cuerpo y entre gemidos alcanzó a decirme “ toma tu leche ”, al instante sentí su descarga dentro mío y caí, caí muerta sobre él. Lo besé y le dije “ ha sido el mejor trago de mi vida ”, nos dormimos así, juntos, sudados y habiendo estallado en orgasmos.
Las historias con Rodrigo continuaron, cada vez más intensas, intentamos tener una relación a largo plazo pero no funcionó, una lástima ahora que lo recuerdo bien.