Por fin lo consegui (2)
Después de la semana de mi bautismo como cornudo, empezaron nuevas sorpresas
POR FIN LO CONSEGUI (2)
Después de la semana que supuso mi bautismo de cornudo, las cosas empezaron a cambiar en las relaciones de las cuatro parejas de amigos que éramos, con el paso del tiempo el círculo de integrantes fue creciendo y aportando sorpresas que nunca podría haber imaginado.
Cuando nos reuníamos para las clases de inglés, para mí era notorio la relación que se había establecido entre Alberto y mi mujer, el resto no parecía darse cuenta de las miradas y gestos que intercambiaban y en ocasiones de los roces casuales con que se obsequiaban el uno al otro, un cruce en el que Alberto con el hombro rozaba una de las tetas de mi mujer, si pasaban por algún lugar estrecho, el roce del paquete de Alberto con el culo de mi mujer, la hacia estremecerse y a mí me ponía a cien, algún comentario de lo más “inocente” para los demás pero que para mi era de lo más esclarecedor del juego que se traían entre manos.
Empecé a observar como José que es otro de los amigos, miraba a mi mujer con creciente interés no exento de deseo, en un principio no le di la menor importancia hasta que unos días después, al finalizar la clase Alberto se aproximo y me comentó al oído, mañana por la tarde voy a ir a tu casa para disfrutar de tu mujer y algo más, lo de algo más me dejo un poco mosca, pero como quien realmente llevaba el control del juego era mi mujer, lo deje seguir.
Al día siguiente cuando llegue de trabajar, mi mujer me dijo que me preparara, que hoy iba a subir un escalón más en mi graduación como cornudo.
Se había puesto una ropa de lo más sugerente, una camisa algo entallada y de tela muy suave, no se había puesto sujetador, esto permitía ver como se acrecentaba su calentura a medida que los pezones se endurecían y empujaban la tela como queriendo marcar la primera de las escalas donde empezar a disfrutar de su cuerpo.
La falda no era demasiado corta, pero si con vuelo, muy accesible para los magreos y provocaciones que en cualquier lugar que le apeteciera solía hacer cuando llevaba este tipo de falda y enseñaba parte y hacia soñar mucho más a quien se pusiera a tiro.
Y lo que remataba su atuendo era, una braguita de escaso material que tenía en su parte trasera tan solo el clásico hilo que entraba en su rajita de melocotón y que en su parte delantera cubría someramente un triangulo diminuto, pero que estaba abierta en el centro dejando ver y utilizar su rajita sin ninguna oposición.
Cuando se aproximaba la hora de la llegada de Alberto y que ella ya sabía, me llamó a la habitación y me hizo que me desnudara, después me ató las manos y con una cuerda que le permitía controlar la distancia, la paso por uno de los radiadores y la llevó a la cabecera de la cama para poder usarla.
Pasados uso minutos, oí como sonaba la puerta al abrirla y como mi mujer saludaba a quien había entrado, los pasos se acercaban a la habitación y me pareció oír una conversación de más de dos personas, cuando la puerta se abrió mi sorpresa fue mayúscula, allí estaba como ya había previsto Alberto, pero también se había agregado nuestro amigo José, el algo más, que Alberto me había comentado el día anterior, acababa de tomar forma, que te parece la sorpresa que te hemos dado tu mujer y yo, dijo Alberto, a que esto no te lo esperabas, seguro que igual que tu mujer vas a disfrutar el doble.
Así que el primero que ha dado el paso para hacer lo que hemos hablado en algunas ocasiones has sido tú, me dijo José, pues no sabes lo que me alegro, porque siempre he tenido unas ganas locas de follarme a tu mujer, cuando el otro día Alberto me comentó lo bien que se lo había pasado con ella y me dijo que la iba a proponer aceptarme en el juego, estuve todo el día esperando que la respuesta fuera afirmativa, imagínate cuando me dijo que ella había aceptado de mil amores como se me puso el cuerpo, bueno especialmente una de las partes de mi cuerpo.
Bueno, que tal si nos dejamos de charla y empezamos a disfrutar de nuestros cuerpos que es lo que estoy deseando, dijo mi mujer, tan solo con este comentario observe su termómetro de calentura, los pezones, y vi como estaban tensando la camisa de tal manera que parecía querían atravesarla.
Para Alberto y José, no paso desapercibido esto e inmediatamente empezaron a tocar sus “botones” por encima de la camisa, provocando los primeros suspiros de mi mujer.
Las manos de mi mujer se desplazaron a la entrepierna de sus compañeros de juegos y por la cara que puso, lo que había descubierto en José, era una sorpresa que no tardaría en llevarla al séptimo cielo.
Después de esta primera toma de contacto, la empujaron no con demasiada delicadeza, cayendo encima de la cama boca arriba y por efecto de la sorpresa del empujón abriendo las piernas y dejando ver lo que tenían a su disposición para disfrutar durante la tarde, su coño estaba a la vista sin necesidad de tener que quitarse las bragas, Alberto y José se quitaron la ropa y a la vista de mi mujer y de mí, aparecieron dos mástiles que pusieron la cara de mi mujer con el deseo de no retrasar su puesta en marcha.
La polla de Alberto ya era conocida por mi mujer y por mí, pero cuando vimos el pollón que se gastaba nuestro amigo José, nuestras mentes empezaron a funcionar imaginando que placer nos iba a producir esa tranca de un grosor exagerado y con una cabeza de espanto.
Mirándolo mi mujer comentó, no se si voy a ser capaz de poder meterme eso en algún sitio, no te preocupes veras como si entra, ya me ocupare yo de ello, dijo José.
Los tres desnudos encima de la cama, comenzaron a disfrutar de sus cuerpos, mientras yo desde mi posición trataba de no perderme nada de lo que estaban haciendo, Alberto le comía las tetas dándola pequeños mordiscos en los pezones, que mi mujer agradecía con grititos de placer, mientras José se había situado entre sus piernas y abriendo los labios de su coño la estaba dando una comida impresionante, mi mujer cada vez estaba más cachonda y no paraba de decir lo que estaba disfrutando, cómeme el coño José, cómemelo que me estoy poniendo a tope, Alberto se incorporó de rodillas sobre la cama y acercó su polla a la boca de mi mujer, que comenzó una mamada que hacia poner los ojos en blanco a Alberto, que bien la chupas zorrita y mira que cara de ganas haces que ponga el cornudo de tu marido, a la vista de lo que estaba sucediendo, yo no paraba de relamerme y ya tenía la polla a su máxima potencia.
Como ya tenía el coño bien lubricado por su calentura y por la comida que le estaba haciendo José, este puso la cabeza de su polla en la entrada y empezó una pequeña presión para intentar meterla, como había dicho mi mujer, su coño no era capaz de abrirse lo suficiente para poder tragar ese pollón, entonces Alberto dijo que se lo iba a preparar un poco para que entrara, sacó la polla de la boca de mi mujer y se la metió en el coño de un solo golpe que llevó a mi mujer a dar un grito pidiendo que se la metiera hasta el fondo, este empezó un bombeo de mete saca que provocaba en mi mujer gritos y expresiones de placer supremo, métemela, métemela por favor clávamela entera, ábreme el coño para que me meta José su pollón, échame tu leche y veras como con tu crema la polla de José entrara toda.
Alberto no pudo aguantar más y empezó a correrse en el coño de mi mujer gritando, me corroooooooo, me corroooooo, joder que gusto, mira como echo mi leche en el coño de tu mujer cabrón, me dijo mirándome a los ojos.
Ahora si lo tienes bien abierto y mojado, dijo mi mujer a José, méteme tu pollón que me muero de ganas de tenerlo todo dentro, José se situó entre las piernas de mi mujer y apoyando la enorme cabeza de su polla en la entrada del coño, empezó a empujar sin dejar de hacerlo hasta que la cabeza entró en su interior, como la cara de mi mujer dejaba entrever que le hacía un poco de daño, hizo intención de sacarla, pero mi mujer le dijo, ni se te ocurra sacármela ahora, empuja aunque me rompas pero esa polla va a entrar toda, José siguió empujando con firmeza y poco a poco metió su polla entera, mi mujer casi se desmaya del gusto que le estaba produciendo, madre mía que maravilla de polla, esto es algo que nadie se debería perder, que callado se lo tenía Ángela, esta es la mujer de José, ya te contare algo en su momento dijo José, mientras empezaba a bombear con más rapidez, disfrutas de cómo follan a tu mujer cornudo, decía mi mujer, esto es una polla y mira como me la trago hasta dentro, no llevas insistiendo mucho tiempo en que querías verme follar con otros hombres, pues que lo disfrutes so cabrón.
Mientras Alberto se había acercado a mí y me dijo, no puedo perderme seguir disfrutando, límpiame la polla y pónmela otra vez en forma que se la voy a meter por el culo a tu mujer, veras como se pone.
Me hizo agacharme a la altura de su cintura soltando un poco de cuerda y abriéndome la boca me metió la polla entera, vamos chúpamela cornudo, límpiala bien, empecé a chapársela y al momento empezó a ponerse de nuevo en forma, su dureza en mi boca me hacía disfrutar como un mariconazo, pero para ellos en estos momentos pensaban que era una humillación más, cuando ya la tenía a tope y limpia como la patena, se puso detrás de mi mujer y se la clavó en culo hasta los huevos, mi mujer ya no podía aguantar más, entre lo que la estaba dando José y lo que ahora recibía de Alberto, al mismo tiempo que José reventaba sus huevos en una explosión de leche inacabable que incluso salía por los lados del coño de mi mujer, Alberto se tensó indicando la corrida que tenía y que estaba llenando el culo de mi mujer, ella comenzó a dar gritos que indicaban su climax, profiriendo palabras que dejaban a las claras que es lo que la estaba pasando, Dios, Dios, me voy a morir, me voy a morir, joder que corrida, joder que pollas, mira cabrón como me corro, me corroooooo, me corroooooo, me corrooooo.
Se quedó como una madeja encima de la cama, chorreando leche por su culo y su coño, mientras nuestros amigos se vistieron y mirándome me dijeron, no sabemos si disfrutaras de lo que estas viendo que hacemos con tu mujer, pero lo que si te podemos asegurar, es que nosotros lo pasamos de puta madre, tu mujer folla como los propios ángeles y se marcharon.
Mi mujer me dijo, has disfrutado de lo bien que lo pasa tu mujer cornudo, yo la dije que sí, que me gustaba ver como ella disfrutaba a tope de las pollas de nuestros amigos, entonces soltó un poco de cuerda y me dijo, pues entonces termina tu trabajo y me dedique con sumo placer a chupar y limpiar su coño y su culo de la leche que mis amigos tan generosamente le habían entregado.