Por fin lo conseguí
Un sueño, un deseo que sin pensarlo, llega a hacerse realidad.
Por fin lo conseguí.
Hace tiempo que tenía un deseo el cual no lo había podido hacer realidad, hasta que sin pensarlo, simplemente sucedió.
Después de una experiencia muy satisfactoria y sensual que tuve en un cine porno del DF, que solamente fueron toqueteos muy cachondos, se me metió en la cabeza el deseo verdadero de tener una auténtica relación sexual con una persona de mi mismo sexo, y al pasar el tiempo, ese deseo fue creciendo hasta llegar a ser casi una obsesión.
Yo no vivo en el DF, pero voy muy seguido allí, así que en la primera oportunidad que tuve, fui al centro de la ciudad.
Me encontraba haciendo muchas compras y el calor era bastante fuerte, y al ir caminando me acerque a un cine muy famoso en donde se proyectan cintas porno durante todo el día, así que sin pensarlo entré tanto para descansar los pies como para tomar un refresco.
La película inició y estaba muy cachonda, por lo que comencé a acariciarme el miembro por encima del pantalón, provocando una deliciosa erección que continuó durante algún tiempo. Sin embargo, como ya había tomado varios refrescos en ese día, pues me dieron muchas ganas de orinar, así que me levanté y dirigí mis pasos hacia el baño del cine.
Al entrar ví algo que me encantó, un montón de hombres estaban en el mingitorio, y la gran mayoría se estaba masturbando contemplándose los unos a los otros, por lo que solamente me pude colocar en la orilla del mingitorio para expulsar mi pipi.
A mi derecha estaba un excusado, y al terminar de hacer pipi giré mi cabeza a la derecha y contemplé a una persona madura, morena y delgada sentada en la taza del baño, solamente que lo que me excitó bastante fue el ver que el señor estaba masturbándose al tiempo que contemplaba la fila de penes que tenía enfrente. Lo diferente de esa situación es que el estaba sentado con los pants debajo de sus rodillas mostrando que tenía puesto un liguero con medias, y esa visión hizo que mi pene al momento se volviera a poner durísima, y sin querer, se la enseñé en toda su plenitud al tipo, que simplemente me dirigió una tierna sonrisa y me mandó un beso.
Para mí eso tal vez fue mejor que la película, ya que al regresar a mi asiento tenía la imagen de esas piernas con medias de dama, que incitaban a acariciarlas a todo lo largo, por lo que de nueva cuenta regresé a mis caricias sobre el pantalón con los ojos cerrados.
Cual no sería mi sorpresa que cuando abrí los ojos de nueva cuenta me encontré junto a mí a un joven que me estaba observando y que tenía una sonrisa en la boca.
Hola, me dijo, y yo le correspondí el saludo, entonces comenzamos a platicar y me preguntó que si estaba disfrutando de la película, a lo que le contesté que sí, y al señalarle mi miembro le dije que era evidente.
El comenzó a tocarse sobre su pantalón, y de manera muy discreta comenzó a bajarse el cierre y su hermoso miembro comenzó a sobresalir, dejando ver un glande que me empezó a hacer agua la boca. Al mismo tiempo sentí que su mano me acariciaba tiernamente la pierna y yo simplemente me dejé tocar, acercándosela para que sus caricias fueran cada vez mayores, lo que hizo que al voltear el me sonriera nuevamente.
Después, mi mano derecha fue hasta su miembro y me gustó sentir su calorcito y el tacto suavecito de la piel que su miembro tenía, entonces el también comenzó a bajarme el cierre para tocarme todo el pene.
La sensación era deliciosa, ya que el ver la película y al mismo tiempo estarnos tocando aumentaba nuestros deseos, hasta que el preguntó que si me gustaría probársela, a lo que respondí que sería bueno estar en otro lado, por lo que me dijo que si nos íbamos a algún hotelito de las cercanías, y yo, ni tardo ni perezoso contesté que sí.
Al estar saliendo la imagen de la pantalla mostraba a una preciosa morena que estaba siendo besada por un galán y las manos de este acariciaban en toda su amplitud las exuberantes nalgas de la chica, levantándole le faldita y metiendo sus manos por dentro de las pantaletitas, y lo que me motivó para decirle a mi acompañante que me gustaría que me hiciera lo mismo, y el solamente se sonrió.
Nos dirigimos primero a un sex shop que esta enfrente del cine y compramos unos condones y unos lubricantes, para posteriormente encaminar nuestros pasos hasta un hotel que el conocía en donde rápidamente nos proporcionaron una coqueta habitación.
De inmediato dejamos todas nuestras pertenencias en un rincón y la ropa pronto le hizo compañía, entonces nos fundimos en un largo abrazo y nuestros besos fueron cada vez mayores, en donde nuestras lenguas nos proporcionaban un gran placer y comenzaron a recorrer nuestros cuerpos, llevándonos hacia la cama y hábilmente me giró para acomodarnos y poniéndome su pene en mi boca y yo el mío en la suya. Sentía como su miembro crecía en mi boca y yo lo lamía golosamente, dejándolo de vez en cuando para dirigirme hacia sus bolas, las que lamía en su totalidad.
Después de un rato, me dijo que me pusiera en cuatro y así lo hice, ofreciéndole mi culito mientras yo me abría las nalgas con las manos. El tomó de los paquetes un lubricante y poniéndoselo en los dedos me dijo que me relajara y empezó a ponerlo en la rayita, tocándome muy suavemente el culo y provocándome con ello unas sensaciones riquísimas que me hacían desear eso más y más, y de repente introdujo un dedo y lo movió en círculos, provocando que el culo se distendiera, a lo que siguió la introducción de otro dedo y después otro más.
Obviamente yo estaba súper caliente, y fue entonces que mi amigo sacó un condón y enfundando su pene, lo dirigió certeramente hacia mi hoyito, y con ejercer solamente un poco de presión, me lo fue metiendo de poco en poco hasta que llegó a estar totalmente dentro de mí. Fue entonces que comprendí que por fin, había conseguido hacer de mi sueño una realidad encantadora, entonces simultáneamente comenzamos a movernos de forma rítmica, en un eterno mete y saca que cada vez se hacía más rápido.
La sensación de tener ese miembro dentro de mí, junto con las cosquillas que sus vellos provocaban en mis nalgas y piernas hacían que yo me moviera también en círculos, y provocaba que me dijera al oído que me moviera más, que le gustaba sentir como apretaba el culito sobre su verga y que me quería encular mucho más todavía.
Así estuvimos hasta que escuché que me decía que ya se iba a venir, y me preguntó de qué manera yo lo quería, a lo que le respondí que deseaba que me lo sacara y que se viniera directamente sobre mis nalgas, y así lo hizo, dejándome caer un chorro de semen calientito en la rajita del culo y restregando su verga en las nalgas.
Aquello fue una deliciosa sensación que nunca había experimentado, y todavía estaba yo muy caliente y con la verga parada, así que mi pareja me besó en la boca y me dijo que me recostara panza arriba, y mientras lo hacía el me seguía besando y al mismo tiempo me acariciaba las piernas y las nalgas, y después, me dijo que abriera más las piernas.
Entonces, con su boca inició una mamada deliciosa y con su mano derecha me empezó a meter en el culo cariñosamente primero un dedo y después otro, moviéndolos en círculos y metiéndolos cada vez más al fondo, hasta que sin poder contenerme más, tuve un orgasmo y le llené su linda boquita de mi semen hasta que le empezó a escurrir de entre los labios, los que posteriormente lamí para sentir el sabor tan delicioso que tienen los mocos expulsados.
Después de un rato nos bañamos juntos y repetimos bajo la regadera lo que antes en la cama, y al despedirnos, me dio un tierno beso en la boca, al tiempo que decía que fue una cogida muy sabrosa y que le gustaría repetir otra vez lo mismo, respondiéndole yo que otra vez que regresara al DF en el cine me encontraría.
Espero que este relato verídico les haya gustado, y espero recibir sus comentarios en la siguiente dirección electrónica: fernando_morenomoreno@yahoo.com.mx
Prometo que contestaré todas sus cartas y posteriormente les contaré otras experiencias.