Por fin fue mia

Conseguí llevarme a la cama a mi compañera de trabajo. Ell es profesora en el mismo cole donde también yo lo soy...

Hola; soy Marcelo y la historia que les voy a relatar a continuación me ocurrió hace un par de meses atrás. Esta me sucedió con una colega de trabajo. Ella es profesora de geografía en el colegio en dónde impartimos clases.

Su nombre es Valeria, tiene 42 años, es flaquita, tiene un culito envidiado hasta por sus alumnas, mide un metro setenta, cabello castaño y corto, ojos marrones y tez blanca. Valeria estaba separada de su esposo desde hacía ocho meses. Siempre nos tratamos como compañeros de trabajo, pero nunca tuvimos más confianza que esa. Hasta que un día tuvimos que ir a la capital de nuestro departamento por trámites relacionados a nuestra profesión.

Como ambos teníamos que ir el mismo día ella se ofreció a llevarme en su coche, yo por cortesía acepte. El viaje duró una hora y media, tiempo en el que ella me interiorizo sobre su fracaso matrimonial, cómo los años fueron desgastando su matrimonio al tiempo tal de estar hasta dos meses sin tener sexo. Rápidamente yo saque cuentas y deduje que Valeria hacia cómo diez meses que no cojía con nadie. Y de eso estoy seguro porque vivimos en una ciudad pequeña, y en ciudad pequeña es cómo dice el refrán: "Pueblo chico, infierno grande"

¿Y vos? –me preguntó sacándome de mis pensamientos.

Yo que... –atiné a decir.

¿Qué es de tu vida? –me volvió a inquirir -... Sólo se que estás solo; ¿en que estabas pensando? –volvió a inquirirme. Yo me sonroje un poco y hable.

Te digo la verdad...

¡Por favor! –añadió ella.

Estaba haciendo cálculos sobre la última vez que tuviste sexo –pensé que ella iba a tomar a mal semejante sinceramiento pero fue totalmente lo contrario.

¡Uff!! Hace un montón ya; ni yo me acuerdo.

Pero debe de hacer como ocho meses –le respondí viendo que ella tomaba el tema con humor.

Y capaz que más –me respondió.

¿Y como haces para aguantar...? Digo, sos una mujer joven –le acote, ahí si ella se sonrojo un poco -...No tenés porque responderme –añadí.

No, si... no hay problema... agua –me dijo.

¿Perdón?

Agua helada... –volvió a decirme -...Pero basta de hablar de mí; hablemos un poquito de vos. ¿Cuando fue la última vez que hicistes el amor? -me preguntó sin titubear -... Y no me mientas porque vos tenés fama.

No tengo porque mentirte... –le respondí -...dos días -añadí.

Ya se que sos bueno en la cama –volvió a decirme sin vacilar al tiempo que me miraba un segundo y volvía a posar su vista en la carretera.

Bueno, no soy yo quién debe de decirlo –respondí algo sonrojado.

¿Te incomodó la pregunta?

Me tomó un poco de sorpresa, pero está todo bien –le respondí -... ¿Y como te enteraste que soy bueno en la cama? –pregunte yo.

¡¡Áhhh!! –dijo -...se dice el pecado pero no el pecador. Pero quiero saberlo de tu boca –me dijo con audacia.

Pues...puede ser –respondí. En ese momento entrábamos en la capital de nuestro departamento y nos salimos del tema. -...Marce, creo que hoy coges otra, otra más para tu lista "morgan" –me dije para mí al tiempo que miraba a mi erecta pija a la que siempre llamo morgan. En ese momento Valeria miró hacia mi cremallera y observo mi herramienta y se sonrió. Llegamos al Instituto que rige todo el departamento e hicimos los trámites; para el mediodía ambos habíamos acabado ya.

¿Vamos a almorzar? – me preguntó Valeria

Dale... –respondí -...pero con una condición, yo invito –dije haciendo una pausa. Fuimos a un restaurante, nos dieron la carta, elegimos el almuerzo, y mientras esperamos pedimos una copa de vino.

Pero solo una... –me dijo ella, y acercándose a mí añadió -...el vino me excita –Tomamos lentamente las copas de vino al tiempo que charlábamos de nuestros trabajos.

¡¡Ufff!! que calor está haciendo... –dijo al tiempo que se desprendía dos botones de su camisa rosa, dejando así un generoso escote, y a través de este se podía notar sus firmes y hermosos senos.

¿Te gustan mis senos? –me preguntó dándose cuenta que se los estaba comiendo con la mirada.

¡La verdad es que son hermosos! –dije sinceramente -...Para ser madre de dos adolescentes continúan muy frescos y firmes –agregue, haciéndola sentir valorada. En ese momento ella se comenzo a cruzar de piernas con frecuencia delatándola. Comenzaba a sentirse excitada. En ese instante llegó el almuerzo, y el apetito pudo más que nosotros. Una vez que terminamos salimos a la fría tarde de Minas (la ciudad en donde estábamos).

¡¡Que frío hace!! –dijo al tiempo que se refregaba las manos para darles calor -...me encantaría estar en una camita calentita –agregó cuidadosamente. Yo no quise abordarla aún; no quería malos entendidos y menos con una compañera docente, quería estar seguro de que "la piscina estuviese llena de agua" antes de arrojarme en ella. Entramos al coche lo encendió y comenzamos a desandar las calles de Minas. Por un par de minutos hubo silencio; hasta que ella lo rompió, se ve que se estaba dando coraje para decirme lo que me dijo en ese momento.

Disculpa... pero hoy cuando estábamos entrando en la ciudad no pude evitar mirar tu entrepierna... y tenías... y tenías...

El pene parado –le dije con delicadeza y ayudándole a terminar la frase -... ¡hiciste que se me parase! Y no sientas culpa por eso –le dije rápidamente -...Es que vos estas muy buena –agregue al tiempo que ponía mi mano izquierda sobre su pierna derecha. Aunque llevaba puesto un pantalón de pana pude sentir su piel tersa. En ese momento un escalofrío recorrió el cuerpo de Valeria; ya estábamos saliendo de la ciudad por lo que detuvo la marcha del coche. Me miró por un segundo y trajo su rostro hacia el mío. En ese momento comenzamos a besarnos; primero fue con ternura, como cuando lo hacen los adolescentes cuando recién se ponen de novios, pero a los pocos minutos nuestras lenguas comenzaron a "investigar" nuestras bocas.

¡¡Quiero que me cojas!! –me dijo entre besos -... ¡¡Quiero que me cojas como nadie lo ha hecho Marcelo!! ¡Por favor, quiero sentirme mujer de nuevo!!

Busquemos un motel alojamiento –le dije.

¿Por dónde? –me preguntó con impaciencia.

Dejáme manejar a mí –le dije. Acto seguido intercambiamos asientos y comencé a conducir en busca del motel que obviamente yo ya conocía. Luego de andar por espacio de tres kilómetros, tras subir una empinada colina nos topamos con el motel.

Se ve que lo conocías –me dijo Valeria picaramente -... ¿¡A cuantas habrás traído!? –agregó. Entre al motel a través del portón, dejamos el coche en el estacionamiento y nos dirigimos a recepción. Allí escuchamos la voz de un tipo a través de un cristal a quién no podíamos ver ni él a nosotros.

¿Cuánto tiempo van a estar? –inquirió

Pues no lo sé –dije mirando a Valeria y agregue con picardía: -... ¿Cuánto es el máximo de tiempo que se puede estar?

24 horas –contesto el tipo.

Creo que con un par de horas nos dará –acoté. Valeria se apretujaba contra mí con claros síntomas de pudor.

¿Pagará con efectivo o con tarjeta? –volvió a preguntar el tipo al tiempo que me entregaba la llave de la habitación.

Efectivo –agregué al tiempo que tomaba la llave y comenzaba a desandar junto a Valeria los pasillos del motel. Llegamos a la habitación, en la puerta tenía colgado su número: Habitación 171 –rezaba. Introduje la llave en la cerradura y la gire, al tiempo que Valeria miraba hacia los corredores nerviosamente.

Tranquila bella –le dije al tiempo que tomaba su rostro con ambas manos y la besaba. Ella me correspondió con un tierno beso.

Ya entremos... ¿si? –me dijo casi con desesperación.

Lo que vos digas bebé –le dije tiernamente. Entramos a la habitación y encendí la luz; ante nosotros quedó la habitación llena de espejo en sus cuatro paredes y en el techo. La habitación solo tenía como muebles una cama bien tendida, dos mesitas de luz con sendos veladores de color rojizo, sobre ella había un teléfono que comunicaba con recepción y finalmente desde una de las paredes colgaba un televisor de 20 pulgadas con una videocasettera.

¡Vaya! –dijo Valeria sorprendida -... Así que así es como se ve un telo –añadió.

Los hay más sofisticados –le dije al tiempo que encendía la tele y el video e insertaba una película porno.

¿Más sofisticados? –me pregunto con nerviosismo Valeria al ver escenas de la película en dónde una rubia le estaba chupando la verga a un tipo, la cual medía como 30 centímetros.

Si, mas sofisticados –le respondí al tiempo que le besaba el lóbulo de su oreja izquierda -...algunos tienen colchones de agua y hasta luces psicodélicas –agregué. Valeria soltó un pequeño y contenido gemido -... ¡¡¡Áaaahhh!!! -...Relájate... –le dije viéndola nerviosa con la película -... ¿Estás nerviosa por la peli?

Por todo –respondió -...Nunca he estado en un telo, sos el segundo hombre en mi vida y enfrente tengo una película porno –la respuesta me dejo algo azorado. No me sorprendía ser el segundo hombre, es más, estaba convencido de ello, lo que si me extrañó fue el tema del telo y de la película porno.

¿Nunca has visto una película porno? –le pregunté.

Solo por arribita –me contestó.

Tengo una duda –le dije –...haciendo el amor... ¿Cómo eres?

¿Cómo, como soy? Me preguntó al tiempo que se apartaba de mí -...supongo que normal –agregó.

¿Y has probado distintas posturas?

La de siempre –me contesto -...él siempre encima mío. –Yo quede helado con su respuesta. Cómo podía ser que semejante mujer y con 42 años no supiese gozar del buen sexo.

Pues tu ex ha sido un bruto ignorante –le conteste, al tiempo que la sentaba en la cama y comenzaba a besarla y a quitarle la chaqueta. -... ¡¡Áhhhh!! ¡¡Huyyyyyy siiii papiiii!! –gritaba la rubia del otro lado del televisor al tiempo que se subía sobre el tipo y se mandaba a "guardar" aquella verga de 30 centímetros en su conchita. Valeria miraba el video de reojo.

¿Te gusta ese video mi amor? –le pregunté.

Es que no se como hace esa mina para ponerse esa pija en su concha –dijo ya mas relajada Valeria al tiempo que comenzaba a besarme y con su mano derecha buscaba mi bragueta. Abrió el cierre de mi vaquero, rebuscó en mi bóxer y encontró lo que buscaba al tiempo que me metía su lengua en mi garganta. -... Vos también la tenés grande –me dijo al tiempo que exploraba con sus largos y refinados dedos al morgan.

No tanto como él –le dije haciendo un gesto hacia el tipo del video -... pero me defiendo

¡¡¡Ssshhhh!! ¡¡Calla!! –me dijo con voz temblorosa -...la quiero dentro de mí. ¡¡Hazme sentir mujer de nuevo!! –Rápidamente le quite su camisa rosa, sus pantalones de pana marrones, y quedó con su tanga blanca de encaje y su sostén blanco. Mientras me besaba libere sus tetitas de esa incómoda prenda y quedaron esos firmes y hermosos senos listos para ser besados. Baje mi cabeza hacia ellos al tiempo que los tomaba uno con cada mano; primero puse el izquierdo sobre mi boca y comencé a besarlo, el pezón estaba bien duro y la piel de derredor parecía de gallina a causa de la excitación que tenía, luego puse el derecho en mi boca y lo bese y mordisquee al tiempo que lo succionaba como si lo estuviese mamando. Valeria tenía los ojos cerrados y estaba apretando los dientes.

Suéltate –le dije -...si deseas gemir hazlo. No te reprimas, de hoy no te olvidaras más vale –agregué al tiempo que ella se relajo del todo.

¡¡Óoohhh si, amor!! Hacéme lo que quieras, soy toda tuya. –Yo seguí bajando con mi boca hasta llegar a su ombligo; allí me detuve y lo estuve explorando por unos cuantos segundos, al tiempo que con mis manos le bajaba la tanga quedando al descubierto su conchita despojada de todo vello. Hice que Valeria se acostara sobre la cama y yo me hundí en su vagina; primero separe con mis manos sus labios y cuando su clítoris quedó al descubierto introduje mi lengua en el, mi lengua lo recorría y se metía dentro suyo, y de a ratos le propinaba suaves mordiscos. Valeria comenzó a menearse toda al tiempo que comenzaba a jadear -...¡¡ffffffff!! ¡¡áaaahhhh!! ¡que rico, seguí así amor!! –En ese momento Valeria se sacudió con un monumental espasmo y su embriagante néctar se deposito en mi boca -... ¡¡¡áaahhhh!!! ¡me hicistes acabar amor! ¡que hermoso, nunca había sentido esto antes!! –agregó al tiempo que yo procedía a besarla y pasarle sus sabrosos jugos.

¡¡Mmmmm!! ¿Y esto?

Son tus jugos –le dije. Mientras en el video el tipo ponía a la rubia en cuatro patas y la empomaba por detrás. -... ¡¡¡Áaaaaahhhh!!! –grito desesperada cuando le entró semejante ejemplar. Valeria y yo nos quedamos por un instante embobecidos mirando aquella escena. Ella reaccionó de inmediato y ya totalmente desinhibida comenzó a quitarme la ropa, el buzo, la camisa, los zapatos, mi vaquero, las medias y finalmente el bóxer. Mi miembro quedó al descubierto frente a ella con sus veinte centímetros de largo y sus cuatro de ancho. Valeria quedó por un instante mirándolo.

¿Pasa algo bella? –le pregunté.

Es mucho más grande que el de mi ex... Y más gordo –balbuceó.

Tranquila bella.

Es que hace mucho que no cojo y que me penetres con esa cosa... me da miedo –dijo asustada.

Confía en mí, yo te cuidaré –le dije transmitiéndole seguridad.

Yo confío en ti... solo cuídame... ¿si? –me dijo con ternura.

Lo haré –le dije al tiempo que volvía a besarla. Yo siempre he estado acostumbrado a realizar distintas posturas del Kamasutra con todas mis parejas y ocasionales amantes; y dada la condición de Valeria que nunca la habían cojido más que al estilo tradicional decidí que ya era el momento que gozara a pleno del sexo. En ese momento fui en búsqueda de mi pantalón.

¿Qué haces? –me preguntó ella desde la cama.

Estoy buscando un condón –le respondí.

No quiero que uses condón –dijo ella –...no me gusta, además...quiero sentir tu carne cuando entre, y no un látex. Aparte tengo análisis de Sida que me hice hace unos días cuando done sangre para mi tía. Y no te preocupes –me dijo picaramente -... Ayer comencé a tomar la píldora, porque hace tiempo que soñaba con este día –concluyo.

Ok –dije yo regresando hacia ella. ¿pero como sabes que yo no tengo Sida? –le pregunte.

¿Lo tienes?

No –le dije. -...Hace cuatro días que renové el carnet de conducir y también yo me hice hacer el estudio –concluí.

La acosté sobre la cama con mucha dulzura al tiempo que ella se entregaba sumisa a mí.

Veras que bonito es lo que te voy a hacer cielo –le dije al oído para que se excitase más. Decidí que haría con ella la variante del árbol frutal. Coloque su pierna izquierda calzada sobre mi torso, mientras que la derecha se elevaba hacia el cielo por el costado de mi brazo izquierdo. Ella estaba muy excitada; tanto así que no me dio tiempo a colocar al "morgan" sobre la entrada de su vagina; ella introdujo su mano derecha entre mis piernas y colocó mi glande en su rajita. Lo que Valeria no sabía de esta postura es que la verga entra al máximo de profundidad.

¡Ya métemela! –me rogó. Yo no me hice esperar, estaba tan caliente que hasta grosero fui, de una sola se la mande a guardar hasta el fondo.

¡¡Áaaaaaaahhhhhhhhh!! –gritó estridentemente Valeria. -... ¡¡Me duele!! ¡Sácala, por favor! –Yo no le hice caso, deje de bombearla pero no se la saque. Comencé a amasarle los senos hasta que logre que volviese a su estado de excitación anterior.

Voy a comenzar a cogerte suavecito mi vida –le dije.

Aja –dijo ella al tiempo que se mordía los labios. Yo comencé a bombearla lentamente hacia delante y hacia atrás, adelante y atrás. Valeria tenía su vagina muy estrecha pero poco a poco fue dilatándose hasta absorber por completo las dimensiones del "morgan". Ahí comencé a darle más ritmo y profundidad a mis penetraciones. -... ¡¡áhhh! ¡que hermosa conchita tienes Valeria!! ¿Te gusta como te estoy cogiendo?

¡¡Sssiiiii mi vida! ¡Ahora ssiii! ¡Nunca había cogido así! ¡Dámela toda papi! ¡¡Quiero que llegue hasta el fondo!! –Yo no dude y la embestí con todas mis fuerzas; el "morgan" entro hasta el fondo del ser de Valeria que estaba gozando como jamás lo había hecho.

¡¡Áaaahhh!! ¡me... voy... a acabar!! –me dijo entrecortadamente. Yo apure más el ritmo para acabar junto a ella. Valeria comenzó a temblar llenando de calor a mi querido "morgan" a causa de sus jugos; en eso yo también me vine y una gran cantidad de leche inundo la vagina de Valeria, en ese momento me derrumbe sobre ella, estuvimos entrelazados por espacio de varios minutos. Hasta que comenzamos a sentir frío, en ese momento deshicimos la cama y nos metimos dentro.

¿Qué te pareció? –le pregunté.

Hermoso, nunca había cogido así.

Y esto aún no termina –le dije.

¿Hay más para mí? –me preguntó socarronamente. En ese momento depositamos la atención en el video porno. La rubia aún estaba en cuatro patas mientras que el tipo le serruchaba su pequeña conchita.

¿Cómo hace para soportar eso? –pregunto Valeria que estaba abrazada de mí y con su cabeza sobre mi tórax.

Pues, no lo sé; eso tendrías que decírmelo vos.

Tenés razón –me dijo -...mira que me hiciste sufrir al principio, casi me haces llorar –agregó

Pero aguantaste –le dije.

Y me encanto –agregó Valeria.

Lo mismo le pasa a la rubia –le dije a vale. En ese instante la rubia se incorporaba de su posición en cuatro patas y comenzaba a mamarle la verga al tipo. Primero le beso el capullo y le paso la lengua, pero luego lentamente se la engulló toda.

¡Que asco! –dijo vale.

Eso te parece porque nunca has probado –le respondí. Valeria levantó la cabeza y me miró a los ojos.

¿Quieres que te lo haga?

Es tu decisión vale. Yo no quiero que hagas lo que no deseas hacer.

Tan bello –me dijo ella al tiempo que me besaba. Volvimos a la película. Ahora el tipo la había puesto contra una mesa y de espalda y comenzaba a buscarle el culo. Se lo sobo con el glande por un momento y se lo mandó a "guardar" -... ¡¡¡áaaaahhhhhh!!! –grito con estridencia la rubia al tiempo que ponía cara de dolor.

Hasta a mí me duele –dijo Valeria.

Es solo hasta que se acostumbre –respondí.

¡No me digas que vos querés cojerme el culo!

Me encantaría, pero depende solo de ti. -... Volvimos a la película. Ahora la tensa cara de la rubia se relajo y dio paso a una cara de placer. Los ojos verdes de la rubia se dilataron al punto que parecía que se acababa de drogar.

Esta extasiada –me dijo Valeria.

Está gozando como una zorrita puta –respondí. La rubia jadeaba; en un momento dado el tipo saco la enorme verga del culo de la rubia y la deposito en su boca, llenándosela de leche. En ese momento sentí que los pezones de Valeria se estaban poniendo duritos sobre mi tórax, al tiempo que el "morgan" estaba haciendo "carpita" entre las mantas.

¡¡Huyyy como está!! –dijo Valeria al verla. Ella comenzó a besarme con pasión bajo las mantas. Al poco rato las hicimos a un lado porque eran un estorbo; le volví a comer sus ricos senos, su vientre, su ombligo hasta que llegue a su vagina la cual literalmente la devoré. Valeria gozaba y chillaba casi como una ramera.

Ahora cogéme –me dijo.

No –le dije -...vos me cojeras a mí. –agregué acostándome en la cama. Valeria se subió sobre mí tímidamente y comenzo a besarme, luego me beso las tetillas y el abdomen para finalmente y con su mano izquierda tomar al "morgan" e introducírselo en su concha. Al principio sus movimientos eran desordenados; por eso la tome con mis manos de su cintura y comencé a ayudarla a moverse. Ella tenía sus ojos entornados al tiempo que se pasaba su lengua por la boca y de a rato se la mordía.

¡¿Te gusta como te cojo!? –me preguntó.

Me encanta –le dije. Ella comenzo a gemir y comenzó a moverse más rápidamente, pero yo tenía otros planes para ella. Así que antes que alcanzase el clímax la di vuelta de tal manera que yo quede sobre ella sin que el "morgan" se saliese de su concha. La comencé a besar pero sin bombearla.

¡¡Cójeme por favor! -...me suplicó. En ese momento yo saque al "morgan" de su concha.

¡¿Por qué sos malito?! –me preguntó al borde de la desesperación -... vuélvela a poner dentro de mí.

Date la vuelta –le dije. -...Ponte en cuatro patas –ella obedeció sumisa. Creo que ella pensaba que se la pondría por su concha cuando intempestivamente se la mandé de lleno en su virgen y estrecho culito.

¡¡¡¡Áaaaahhhhhhh!!!! –grito con desesperación. -... ¡¡¡quitámela...!!! ¡¡¡áaaaahhhh!!! Me duele Marcelo, ¡por favor sácala! –yo no se la quite; solo deje de bombearla con mi verga clavada como puñal en su culo. Comencé a sobarle las tetas con mis manos, y mi lengua busco su oreja derecha, y luego su boca. Valeria lentamente se fue relajando y yo pude sentir como las paredes de su ano se dilataban liberando un poco la presión que ejercía sobre mi querido "morgan".

Voy a cogerte lentamente cielo –le dije.

¡No, no! –me respondió ella. -...Tranquila, relájate e intenta gozar –En ese momento comencé a bombearla lentamente. Durante cinco o seis minutos seguí con la misma operación; lentamente mi buen "morgan" entraba y salía, entraba y salía. Durante esos minutos Valeria con sus manos se asía con fuerzas de las sabanas de la cama. Lentamente ella se comenzo a relajar y finalmente vino el gozo.

¡¡¡Áaaahhhhh!!! ¡¡si, así amor!!! ¡¡que delicia!! ¡¡sos lo mejor que me ha pasado en la vida después de mis hijas!! ¡¡Cójeme bien el culo amor!! ¡¡ponémela hasta el fondo!! –y yo la complací, se la mande hasta el fondo y ambos gozamos. Valeria tuvo dos orgasmos casi consecutivos.

¡¡Quiero tu lechita en mi boca!! –me dijo mientras yo la serruchaba -... ¡¡¡la quiero saborear!! –agregó. Cuando sentí que se me venían los "mil hormigueos" la saque de su dilatado culo, Valeria rápidamente se dio vuelta y se metió al "morgan" en su boca y yo la llene de mi espesa leche. Ella hizo un gesto de asquito y hasta hizo arcadas, pero no dejo escapar ni un centímetro de mi leche de su boca; la saboreo y luego se la trago, acto seguido tomo al "morgan" y lo chupo hasta dejarlo reluciente.

¡¡Mmmmm, que rico...!! ¡Lo que me perdí durante tantos años! –dijo sin dejar de chupar mi polla. –Yo la incorpore y nos dimos un largo y tierno beso.

¿Cómo te sientes? –le pregunté.

Adolorida, pero feliz –me respondió.

Nos dimos un baño y salimos de la habitación; llegue a recepción para entregar la llave.

Espero que hayan disfrutado las instalaciones –dijo el recepcionista.

Usted no se imagina como –dijo una Valeria desinhibida. Salimos al estacionamiento y note que Valeria caminaba con un andar que no era el de ella.

Conducí vos –me dijo al tiempo que me tiro la llave del coche -...a mí me duele todo como para conducir hasta nuestra ciudad.

Desde ese día Valeria me acosa permanentemente, en el colegio, por teléfono y hasta en la calle y en más de una oportunidad después de coger como los dioses me pide que formalicemos nuestra relación. Al principio me asustó la idea. Pero viendo lo buena que esta su hija mayor, y la pinta de yegua que tiene por primera vez en mi vida estoy dudando sobre ese tema. Quizás sea el momento de comenzar una relación seria... aunque cada vez que veo a gabi (su hija), con sus dieciséis años, a veces por mi cabeza pasan

malos pensamientos.

Ustedes... ¿Qué opinan?

Sugerencias y comentarios a: dreamcatcher_19715@hotmail.com