Por fin en casa (II)

Nuestra protagonista consigue llegar a casa después de una accidentada y sensual noche. Pero aún le aguardan sorpresas: su hermano y su mejor amigo dispuestos a continuar satisfaciéndola.

¡¡¡Por fin en casa!!!

Parecía que después de lo acontecido aquella noche, por fin podría descansar, me quité la chaqueta y antes de nada me dirigí al baño, deseaba meterme en la ducha y limpiar mi cuerpo pegajoso de esperma de Kabir, sin hacer ruido para no despertar a mi hermano Juan, me metí en el baño y cerré la puerta, no me di ni cuenta que en aquel momento se abrió la mampara de la ducha y apareció Jacobo, el amigo de Juan. Él estaba completamente desnudo, se había acabado de duchar y yo sólo llevaba el tanga (del que ya no se apreciaba el color de lo sucio que estaba) y los zapatos. Mis rodillas estaban con pequeñas heridas de haber estado de rodillas en aquel terrado.

Me miró sorprendido y yo más todavía.

  • ¿Qué haces aquí? acerté a decir - Tu hermano me invitó a quedarme a dormir, y me he levantado pronto pues hoy tengo que trabajar; me miraba con la boca abierta- y a ti ¿qué te ha pasado?. - Es muy largo de explicar; le dije mientras cubría mis pechos con las manos. - - Jacobo era un chico muy guapo, desde que era una niña me gustaba mucho pues hacía años que venía por casa con mi hermano, en más de una ocasión me había masturbado pensando en él, no es que fuera mucho más mayor que yo, apenas 2 años, pero él siempre me había tratado como una chica jovencita y no me hacía caso alguna vez que me había insinuado un poco con él. - - Se acercó a mí y cogiendome por los hombros volvió a preguntarme qué había pasado, noté sus manos cómo acariciaban mi espalda hasta las caderas, él seguía desnudo y pude ver cómo su pene que casi rozaba mi culo empezaba a crecer, sin darle demasiados detalles le expliqué lo sucedido con Jorge y el desconocido del coche, pero al llegar al episodio de Kabir mi cabeza ya había reaccionado y enseguida me di cuenta que si lo excitaba sería mi oportunidad de que fuera mío, así que empecé a contarle lo sucedido con Kabir (sin nombrarle lo de la navaja), pero ahora sí que con detalles de lo que me había hecho y de las sensaciones que me había producido.

    • Estaba surtiendo efecto, pues aunque estaba casi detrás mío, notaba su polla que ya rozaba mis nalgas, la sentía dura, y el distraídamente ya había puesto su mano sobre mi trasero y lo acariciaba. Le describí cómo me había excitado hacerlo con el morito, que me había vuelto loca follándome por todos sitios, podía ver su cara a través del espejo y denotaba el deseo del que estaba siendo presa, al fin bajé mi mano y le acaricié la polla, no me equivocaba, estaba súper dura. Me miró, y sin decir palabra nos metimos debajo la ducha, empezó a enjabonarme, me lavó bien por todos sitios entreteniéndose en mi coño y culo, cuando me vio bien limpia se arrodilló y su lengua empezó a buscar mi clítoris, no le costó encontrarlo y comenzar a chuparlo mientras sus dedos entraban y salían de mis dilatados orificios, yo abría lo posible mis piernas y agarrándolo por el pelo lo apretaba contra mi cuerpo, me dio la vuelta y con los dedos en mi vagina comenzó a pasar la lengua por mi orificio trasero, la notaba entrar y salir como un pequeño pene que me estuviera enculando, mis gemidos cada vez eran más altos, estaba descubriendo un nuevo placer que me llegaba desde atrás y que siempre había rechazado (¡vaya error!), se incorporó y apuntaló su cipote en la entrada del ano, yo me movía esperando recibirlo ansiosa. Acariciaba mis vulva y mis pechos con las manos mientras empujaba su polla para que entrara, no costó mucho (era la segunda aquella noche, y no era tan grande como la primera), eché mi cuerpo para adelante y cogiéndome por las caderas la acabó de meter, qué gran sensación tener dentro aquel trozo de carne, bombeando en mi culo mientras el agua caliente caía sobre nosotros.
      • Jacobo, sigue... - Te gusta, ¿eh? - Sí, me vuelves loca cariño, te quiero, siempre he querido que me follaras como ahora. - Si hubiera sabido que eras tan puta, lo habría hecho antes. - Sigue... por favor... ¡¡¡no pares!!!. - - No te preocupes que no pararé..., te voy a follar por todos sitios - ¿Te gusta mi culito...? - Me vuelve loco, muévelo que me encanta...
    • De repente giré la cabeza y vi una sombra a través de la mampara, era Juan, mi hermano, no sé el rato que hacia que estaba allí pero podía ver perfectamente que estaba desnudo y masturbándose, aún me excitó más que me estuvieran mirando y por supuesto no pensaba parar en aquel momento, Jacobo me seguía dando mientras me decía guarradas, y no sé por qué abrí unos centímetros la mampara, fue instintivo, pero el resultado es que Juan se acercó a la abertura y metió la polla, la tenía casi delante de la cara, la cogí con la mano y me la acerqué a la boca, comencé a chuparla al ritmo que Jacobo marcaba, iba alternando mi culo y mi coño, metía y sacaba su verga en un sitio o en otro con gran facilidad, los restos de jabón y mis propios flujos habían lubrificado todos mis orificios que estaban a su disposición, mientras la polla de Juan se perdía hasta mi garganta y lo oía gemir cosa que me excitó más si cabe.
    • Por fin, Juan entró en la ducha, me incorporé y le miré a la cara. - - - Juan...
  • No digas nada; dijo y comenzó a besarme los pechos mientras acariciaba mi coñito. - - Menuda hermana tienes, tío; dijo Jacobo. -
  • Sí, esta buenísima, además por lo que veo folla bien - Y tiene un culo de muerte - Creo que tendré que probarlo; diciendo esto me dio la vuelta y quedé de espaldas a Juan y cara a Jacobo - Hacedme disfrutar los dos a la vez, como buenos amigos;dije riendo - Vas a ver;dijeron a la vez

    • Entre caricias salimos de la ducha y fuimos a la cama, Jacobo se estiró y me senté encima de él, clavó su polla en mi vagina hasta el fondo, mientras Juan situándose detrás comenzó a meter su verga en mi culo, creí morir de placer al notarlos a los dos dentro, sus pollas se rozaban a través de la delgada membrana que las separaba y yo lo notaba perfectamente. Comencé a recibir una oleada de orgasmos, casi consecutivos, estaba como loca moviendo mi cuerpo sin parar a pesar del cansancio que llevaba acumulado aquella noche, o mejor dicho mañana pues eran las ocho y media y aún no había dormido, fueron alternándose en rellenar todos mis orificios, hasta que entre espasmos tuvimos los tres a la vez un tremendo orgasmo, Jacobo se corrió en mi boca y la llenó de leche que tragué con avidez para no perder ni una gota (me estaba gustando... la cuarta ración), creo que vació sus huevos para una semana por la gran cantidad que soltó, mientras Juan llenaba mi culo de semen también, lo notaba caliente en mis entrañas y me encantaba aquella sensación, quedamos los tres estirados en la cama, agotados. - - Solo recuerdo que cerré los ojos y me dormí casi inmediatamente, estaba agotada, después de aquella; noche accidentada.
    • El ultimo pensamiento fue: ahora sí, por fin en casa.
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Me gustaría saber vuestra opinión, si os apetece. Carles15@hotmail.com