Por fin conseguí los favores de Pamela-1

Pamela me ponía loco de deseo, su cuerpo destilaba sensualidad y después de un tiempo surgió la oportunidad de gozar una generosa ración de sexo

Por fin conseguí los favores de Pamela-1

Hola, comenzare presentándome, soy un hombre de cincuenta años, 1,76 cm, esbelto, con el cabello gris y a decir de mis amigas de sexo, atractivo e interesante.

Pamela tiene 39 años, es morena con el pelo largo y ondulado y esbelta, pero con un cuerpo con curvas, mide 1,58, su culo es de esos con los glúteos redonditos y firmes, sus tetas son redondas y rotundas, ella suele llevar escotes que dejan ver parte del canalillo, es guapa, con ojos negros y unos labios gordezuelos hechos para besar, vamos lo que se dice un bombón de mujer.

Nos conocemos hace dos años y yo he creído siempre detectar una tensión sexual entre los dos, pues se comporta de una forma normal mientras estamos con más amigos y de una forma diferente, con más confianza, las pocas veces que nos habíamos visto solos.

En varias de estas ocasiones ,la conversación había ido subiendo de tono , Pamela mostraba curiosidad por mi experiencia sexual, además cuando me había pillado mirándola, recreándome en admirar su atractivo cuerpo, me había dado cuenta que asomaba a sus ojos una mirada picara.

Hace pocos días, un grupo de amigos estábamos tomando una copa y ella comentó que tenía un problema en el fregadero de la casa de campo de sus padres, pues tenía una fuga de agua y que no conseguía que ningún fontanero fuera a reparársela, yo inmediatamente me ofrecí a ayudarla (soy bastante manitas con la fontanería) ella en principio quiso rechazar mi ofrecimiento, diciéndome que no quería aprovecharse de mí, pero yo insistí hasta que ella aceptó y quedamos para el día siguiente.

Pamela me recogió con su coche  a  la hora y  lugar en que habíamos quedado,  su coche es un utilitario pequeño y la temperatura dentro era alta, casi sofocante, pamela me comento que tenía el climatizador averiado.

Partimos hacia su campo al cual llegamos en poco tiempo. Una vez allí, me condujo a la cocina, me enseño un pequeño charco de agua que había dentro del módulo del fregadero y me dijo que si no me importaba que fuera a darse una ducha pues del trayecto estaba sudada, Yo le conteste que estaba en su casa y que podía hacer lo que quisiera.

Pamela se fue al baño dejándome en la cocina. Saque las herramientas que necesitaba y me tumbe boca arriba con mi torso dentro del módulo empezando a reparar la avería que resultó ser una minucia.

Mientras hacía esto, no dejaba de pensar que por fin había conseguido estar solo con Pamela en un sitio con intimidad e intentando hilvanar algún plan para conseguir follármela, pensé que ahora que estaba en la ducha, si le pedía ayuda y la apremiaba quizás vendría ligera de ropa, así lo hice y Pamela apareció con un albornoz de micro-fibra que le llegaba a medio muslo, le dije

-Tienes que sujetarme el grifo, se mueve y no puedo fijarlo.

Pamela se acercó situándose a mi lado, sujeto el grifo, teniendo que inclinarse un poco y apoyar sus codos en la encimera.

Desde abajo, yo mire hacia sus muslos y por poco se me cae la llave grifa, su albornoz se había entreabierto por su postura, dejando ver la parte superior de sus muslos y un tanga de esos casi transparentes, a través del cual pude recrearme en su chocho, por lo que podía ver, depilado a la brasileña.

Esta visión me hizo lanzarme y me “sujeté” con una mano por la parte interior de su muslo. Que suave su muslo y que cerca de su sexo estaba mi mano. Pamela al sentir mi mano dijo

  • ¡Qué haces!
  • Necesito agarrarme para terminar de arreglar la avería.

Pamela se debatió entre si parar a Javier o dejarle seguir, la verdad es que le gustaba y la ponía cachonda cuando notaba que le recorría el cuerpo con su mirada.

Siendo sincera consigo misma tenía que reconocer que cuando quedo con él, fantaseo con la posibilidad de que acabara la cita follándola. Al final la lujuria se impuso y decidió dejarle hacer.

Yo le eché cuento a la reparación, mientras mi mano acariciaba la parte interior de su muslo casi rozando su chochito.

De pronto oí decir a Pamela con voz entrecortada y algo más ronca de lo habitual:

-Voy a ponerme mejor para sujetar el grifo que así se me mueve

Pam se colocó de forma que sus piernas estaban una a cada lado de mi cuerpo, yo pensé ahora o nunca y fui subiendo mi mano poco a poco, rozando su chochito a través del minúsculo tanga, hasta que conseguí meter los dedos entre su tanga y su sexo.

Acaricie su húmedo chocho, Pamela se balanceaba suavemente adelante y atrás mientras mis dedos jugueteaban con sus prominentes y gruesos labios, perfectos para saborearlos con mi boca.

Saque el cuerpo de entre sus piernas quedándome detrás de ella, le quite el tanga y empecé a mordisquear suavemente sus glúteos y sus muslos.

Pamela al notar mi boca y mi caliente aliento casi en su sexo, echó su culo hacia delante, pero después volvió a acercármelo y arqueo su cuerpo abriendo las piernas, ofreciéndome el mejor acceso posible a su chochito. Estaba deseando sentir la caliente y mojada lengua de Javier en su sexo .

Su chochito y ano quedaron frente a mí, se me hizo la boca agua solo pensando que se lo iba a comer hasta que se corriera.

Yo aproveche para acercar mi boca, exhalando el caliente aliento sobre su sexo y mordisqueando suavemente los lados de su pubis, retrasando deliberadamente rozar con mi lengua sus labios y clítoris durante unos instantes, sabía que a Pamela le parecerían demasiado largos.

Quería que ella deseara con vehemencia que, por fin, recorriera su chocho con mi   lengua, saboreando esos maravillosos labios por fuera y después por dentro, alternando y dando pequeños toques a su hinchado clítoris, saboreando y chupándolo, hasta que poco después note como empezaba a tensarse y se lo lamí con más insistencia y fuerza con lo que Pam acabo corriéndose apretando su chocho contra mi boca.

Seguí chupando su chocho un ratito más, Pamela se estaba reponiendo de con voz enronquecida por el deseo:

-Ohh Joder, fóllame ya, quiero sentir como me llenas de polla el chocho.

Rápidamente me levante y quitándome el pantalón corto y el slip acerque mi polla pasándola por sus lubricados labios y poniendo el glande en la entrada de su lubricada vagina, Pam reculo y con un sonoro suspiro se metió mi polla (19 cm y bastante gorda) hasta la mitad.

Yo me moví hacia atrás - quería follarla primero lentamente sin meterle toda la polla, la sujete de la cintura penetrándola lentamente pero sin pausa .Era una delicia notar como mi pollón se abría camino en ese suave chocho, mojado y caliente. Fue una prueba de voluntad no metérsela hasta el fondo, pues mi más ferviente deseo era llenarle de polla su estrecho y delicioso sexo.

Una vez que ella se acomodó al ritmo empecé con una mano a tocarle el clítoris y desabrochándole el albornoz con mi otra mano me apodere de una de sus fantásticas tetas, acariciándola pellizcando suavemente su duro pezón.

Estuvimos así un rato con el mete y saca, hasta que note que Pamela estaba empezando a agitarse por la proximidad de su orgasmo, entonces empecé a follarla más duro metiéndole la polla entera, contoneando mis caderas y rozando su lubricada vagina, hasta que Pam se corrió sonoramente, pues no dejó de lanzar unos excitante gemidos, mientras su sexo apretaba con sus palpitaciones mi polla y yo me corría bañando con mi caliente semen su suave y apretado chocho.

Después Pamela salió de la cocina, supuse que estaba lavándose un poco porque oía el agua correr en el baño, yo termine de arreglar la avería, recogí las herramientas y fui a buscar a Pam.

La encontré en el dormitorio, tumbada, medio adormecida, el albornoz entreabierto dejaba ver parte de su húmedo cuerpo, su chocho y una de sus preciosas tetas, esa visión hizo que mi polla empezara a ponerse dura otra vez.

No pude resistirme y abriéndole las piernas empecé a besar y mordisquear sus muslos, lamer su sexo a la vez que me apoderaba de una de sus tetas. Sentía que no podía tener la polla más dura de lo que estaba.

-Dios, aún quiere más- pensó Pam que reaccionó ronroneando de placer, mirándole con deseo y frotando su chocho contra mi boca para que se lo comiera todo.

Yo estaba como en una nube por tener a este bombón de mujer para saborearla y follarla. Me había masturbado cientos de veces pensando en ella.

La verdad es que Pam me gustaba mucho, me transmitía mucha sensualidad con su cuerpo menudo, me encantaba su oscuro chocho y su rapidez en recuperarse del orgasmo y estar dispuesta a seguir gozando otra vez.

Unos minutos después, note que estaba bastante excitada pues me frotaba su chocho en mi boca más rápido, por lo que me tumbe sobre ella y le metí la polla hasta el fondo y empecé a follarla con pasión a lo que ella respondió abriendo los muslos todo lo que pudo.

Pamela se sentía superexcitada con ese pollón en su vagina, pensó que tenía que tener cuidado, si no quería acabar siendo la esclava sexual de Javier. Ahora mismo le traía sin cuidado acabar así, pues hacía mucho tiempo que no había tenido una ración de sexo tan buena.

Yo notaba a cada envite como los mojados labios del chocho de Pamela besaban mi pubis -que deleite – en este momento los dos estábamos excitadísimos y nuestro ritmo follando se compenetraba a la perfección, ella alzaba el chocho justo cuando yo le metía la polla hasta la base y me apretaba, con sus manos del culo hacia su sexo, para tener más contacto, mordisqueándome el cuello y los pezones diciéndome.

  • Ohhh, así, jódeme, clávame toda la polla.

Después de un frenético mete y saca, el orgasmo nos vino al unísono, Pam apretando su sexo contra mi pubis y yo intentando meterle hasta los huevos.

El placer nos dejó desmadejados y adormecidos. Media hora después nos duchamos y regresamos a la ciudad sin comentar nada de nuestro encuentro sexual, hablando de naderías.

Estaría encantado de recibir emails con vuestra opinión sobre el relato, especialmente las opiniones femeninas,para así mejorarlos. Me interesa mucho vuestra forma de ver y sentir el sexo.

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