Por fin cogi a mi deseada alumna 1

Pasaron varias semanas del calentón que me provocó mi alumna...

Este relato esta ligado a uno anterior bajo el título Por una alumna ensarté a la profesora , publicado hace pocas fechas en la categoría de Sexo con maduras , que recomiendo leer para así tener mayor información.


Pasaron varias semanas del calentón que me provocó mi alumna, sentada en primera fila mostrando inocentemente algunas de sus beldades y que, a la postre, me llevaría a tener sexo con una compañera, pero no por ello me olvidaba de esta chica.

Al igual que ocurre con otras alumnas, ya me había fijado antes en ella pero desde aquel día se convertiría en una especie de obsesión sexual. Para los que no hayan leído el anterior relato es una chica muy guapa, con una cara muy agradable y labios maravillosos, físicamente un primor en todos los aspectos, con 21 años muy, muy bien cumplidos, 1,68 de estatura aproximadamente, de larga cabellera rubia muy fina hasta la cintura, utiliza una gafas redondas pero solo durante las clases, acrecentando su coquetería al otorgarle un morbo especial, sus senos son aproximadamente de 95 de medida, blanditos con canalillo muy atrayente, cintura estrecha, y espléndido culo respingón sostenido por unas hermosuras de piernas con generosos muslos y cachas. Como ya exprese era ya toda una mujer de las que cualquier hombre gustaría follar sin preguntarle la edad. Cada vez que la tenía frente a mi la ansiaba más, me gustaba verla con faldas, con pantalones o mallas, con estas últimas prendas le hacía un perfecto culazo bien marcado. En cinco palabras: todo un monumento de mujer.

Un día sospeché que me había sorprendido mirándola fijamente, inclusive me sonrió, dejé pasar esta anécdota sin darle mayor importancia, pero no quedó ahí la cosa y simplemente sería el inicio de algo. Al siguiente día teníamos un examen, apareció en el aula radiante con un bonito y ligero vestido en tonos grises con falda corta por supuesto, calzando unas cortas botas negras por encima de los tobillos y cubría sus piernas con unas medias finas de color negro transparentes dejando ver la carne, eróticas y elegantes al mismo tiempo. Como acostumbraba al sentarse cruzó las piernas dejándome apreciar en demasía la hermosura de aquellos muslos e incluso parte de sus nalgas, estaba muy provocativa aquel día con aquella prenda tan sexi. No le perdía ojos, en cierto momento creí advertir que sospechaba que la miraba con deseos, lo que era incuestionable, para mi sorpresa me mantuvo la mirada sonriendo un poco, en ese instante se abrió de piernas más de lo normal exhibiéndose  sexualmente, frotándose y acariciándose sensualmente los muslos interiores,

remontándose varios centímetros mas la falda dejándome ver con absoluta nitidez el tanga rojo transparente que cubría su vagina, no dejando nada a la imaginación, podía ver claramente todo el chochete parcialmente rasurado, a sabiendas que me la comía con la vista se me hizo la distraída llevándose intencionadamente la mano izquierda a la entrepierna, sobándola un tanto por encima para, pasados unos minutos, introducirla por debajo de la sensual prenda para masajearse mansamente primero el conejo e iniciar en seguida con los dedos una suave masturbación al tiempo que levantaba su mirada lasciva hacia mí; se la notaba excitada por los tenues movimientos y los suspiritos que salían de su boca aguantándose los gemidos producidos por el inmenso placer que estaba sintiendo en su cuerpo, el tanga se advertía humedecido a la altura de su sexo, para colmo al concluir la escena sacó la mano y con toda intención me mostró sus deditos todos empapados de jugos vaginales, chupándoselos a continuación mientras guiñaba un ojo sonriéndome pícara y lujuriosamente.

Mirando aquella escena tan morbosa, enteramente dedicada a mi persona conocedora de que le atraía, cogí un enorme calentón que hizo que me empalmase, hasta el punto de introducir mi mano en la bragueta, cogiéndome el nabo por debajo de la mesa y darme algunas friegas a la vez que la devorándola con la vista. Por fortuna nadie se dio cuenta de nada, las circunstancias y las precauciones tomadas hicieron que solamente quedara este episodio entre ella y yo. Pero ya conocía de lo que era capaz esta chica, le iba la marcha, solamente a una zorrita buena se le ocurriría hacerse una paja en el aula mirando al profesor, al menos eso se entreveía tras esta ocurrencia tan erótica.

Al llegar al despacho, no pude más, dirigí mis pasos al servicio y me hice una nueva paja en su honor recordando su imprevista masturbación, me imaginaba su vulva toda mojada por los jugos, sus sensaciones metiéndose sus dedos y los suspiros por el orgasmo que con seguridad tuvo. No podía más, esta vez no llegó ninguna mujer de golpe y porrazo para aliviarme y poder follarla pensando en esta bella alumna  rubia. De todas formas tenía sentimientos encontrados respecto a ella, no sabía como tomarme este asunto: por un lado podría pretender sexo pero por otro pudo haber sido una travesura para calentarme e indicarme aquello de “ miraras pero no lo cataras y esto te pierdes” . Estaba hecho un lio, pero mi interés por cogerla se acrecentó aun más, tenía que maquinar un plan.

No hizo falta. Repentinamente, cuando mas estaba absorto en mis carnales pensamientos, golpearon a la puerta y tras la protocolaria voz de “Adelante”, entró en el despacho mi joven ambición rubia. Al verla parada ante la mesa me puse algo nervioso, no la esperaba, tampoco pude olvidarme de sus curvas y aquellas cachas al aire al sentarse, aunque en esta ocasión al estar de pie me fije mejor en el tipazo que tenía, en su curvilínea figura embutida en aquel sutil traje gris, percibiendo por como zarandeaban como no llevaba sujetador marcándose en demasía sus pechos, más cuando colgaba un bolso con su tiranta en diagonal cruzadas entre sus tetas, su falda como dije anteriormente le llegaba al medio muslo, las botas y las transparentes medias le daban un aspecto muy sensual y erótico. No se me olvidaban las medias mojaditas por sus flujos y su mano izquierda por debajo tocándose, seguramente ya había ido a los lavabos para limpiarse la corrida y, quién sabe, si había vuelto a masturbarse. Me gustaba pensar que así era.

YO: “¿Qué deseas?”. La llamé por su nombre.

ELLA: “Pues… tenía algunas dudas”.

YO: “Bien. ¿Cómo has hecho el examen”.

ELLA: “Bastante distraída, ya lo sabes”. Me indicó a la vez que de manera muy sensual se soltaba el pelo.

YO: “ Bueno, veo que no te cortas, ya advertí lo que hiciste, ¿a que vino eso?”. Le comenté sonriendo queriendo saber algo.

ELLA: “Mira, llevas un par de días mirándome descaradamente, ¿crees que no me he dado cuenta”.

YO: “¿Y eso te ha molestado?, perdona yo no quería…”.

ELLA: “No, noooo, para nada, no es eso, además me siento muy halagada por ello”.

YO: “Déjame que te lo explique, antes que profesor soy hombre, y tu cuerpo no pasa desapercibido, no te puedo decir otra cosa. Lo que si me ha sorprendido ha sido tu actitud de hoy”.

ELLA: “No me extraña, no es muy normal…, es la primera vez que hago algo así y lo he disfrutado mucho por la situación” . Decía mientras sonreía…

YO: “Yo también…, para que mentirte…, ya se que casi te doblo la edad pero me has excitado mucho”.

ELLA: “mmmmmm, ¿de verdad?” . Me miró sorprendida llevándose una mano a la cadera que agitó sensualmente.

YO: “Ya lo creo, llevas varias semanas excitándome”. Se lo tenía que decir.

ELLA: “ Que sorpresa y… ¿te gustaría follarme entonces?”. Me sorprendió su forma de decirlo.

YO: “Ya lo creo, incluso lo he hecho con una profesora pensando en ti, que te lo hacia,  pero… ¿eres siempre tan directa?”.

ELLA: “No, solo cuando me interesa algo o… alguien, y por tu interés me interesas, ¿porque no tener una aventura contigo?, somos ya mayorcitos y esto no es el colegio”, “¿de verdad te has tirado a una profesora a costa mía, sabía lo putas que eran algunas…, pero no tanto… jajajaja…¿a quién?”. Comentó mientras depositaba sus posaderas en la mesa y cruzó las piernas dejándome ver muy cerca aquellas piernas y muslos que con el color de las medias eran muy, muy provocativas.

YO: “ Pues cuando quieras, aunque ahora no, lo siento, no tengo tiempo y me gustaría algo más tranquilo, y perdona no te puedo decir con quién folle, soy un caballero ¿sabes?.

ELLA: “mmmmmmmm, vale, pero no me dejes así, déjame darme un homenaje, estoy algo excitada”. Dijo levantándose el vestido enseñándome con toda naturalidad sus piernas embutidas en aquellas finas medias tan sugerentes, su carne al aire entre el final de las medias y la cintura, y el triángulo rojo de su tanga con su entrepierna humedecida.

Acto seguido, dio la vuelta a la mesa, se acercó y se puso en cuclillas en medio de mis piernas palpándome el bulto, ya tenía una buena erección, me aflojó el cinturón y el botón del pantalón, bajó la cremallera e introdujo su mano derecha sacando la polla para chuparla sin prisas con la punta de la lengua dándole al capullo, “mmmmm, bastante buena, profe…” , mientras acariciaba las pelotas siguió con un mamazo lento y salivado que ni me lo creía, que gustazo, mis deseos y fantasías comenzaban a hacerse realidad, habíamos quedado para follar a la noche en mi domicilio y, de momento, tenía a mis pies a mi alumna rubita comiéndome el nabo con mucha apetencia, “desde luego si follas como la chupas, lo pasaré bien”, le comenté con voz entrecortada por el placer, de vez en cuando me miraba con esa cara de picara y de niña pija poniéndome cardiaco, con una mano me sobaba los huevos hinchados y, con la otra, me la cogía chupándola como un helado repasándome la verga con la lengua mil veces por un lado y tragándoselo prácticamente entero hasta la garganta por el otro, marcando los tiempos maravillosamente apretando con los labios, para colmo se llevó una mano al chochete masturbándose, después de casi cinco o seis minutos no pude aguantar más y la avisé que me venían los espasmos, se tragó todo el semen, cuando acabé la saqué a la vez que no me quitaba ojos y se relamía los labios, “profe, la tienes muy rica, ¿sabes…?, lo pasaremos bien esta noche, ya verás, esto promete…”, me dijo con voz tentadora mientras guardaba el miembro dentro del pantalón suministrándome caricias, bien aceptadas por mi parte mientras seguía jadeando. Se marchó con una sonrisa de oreja a oreja, al cerrar la puerta suspiré hondamente llevándome la mano a mis partes, ¡que placer había sentido!, mis anhelos se hacían reales: me iba a follar a mi alumna rubia.

Mi lívido estaba por las nubes, deseaba que llegara la noche, aunque aun en mi madurez me sentía vigoroso, quería dejarle la impresión de ser un buen amante, y este deseo me dejaba intranquilo, deseaba follarla pero quería follármela bien, dejar buen recuerdo en ella, y quien sabe si repetir…

Continuará…

Como siempre, espero sus comentarios.