Por fin Azu dijo que sí.
Azu me dijo que me había salido con la mía, por fin ya estaba follada.
Por fin Azu dijo que sí.
Azu por fin dijo que sí. No porque lo deseara, sino por cansancio.
-. Eres agobiante, un pesado, un cansino…
No me llamó ni insistente ni perseverante. Solo pesado y cansino.
-. Tú lo que quieres es acostarte con otras, y pones esta payasada de excusa… Tú lo haces para no sentirte culpable… Tú…
Y yo replicaba una y otra vez… Accedió por no oírme más…
-. ¿Qué necesidad teníamos de hacer eso de “un intercambio de parejas”?
Al final después de mucho discutir, resulta que con quien quedamos fue con Tere, una vieja amiga de las prácticas y su pareja.
Tere es una mujer normal y corriente, pero su pareja… Físicamente deja mucho que desear. Quedamos en un pub… copas… cervezas… Y luego el programa era ir a un cine. Acepté. Y Azu de mala gana, pero reconozco que estuvo más que a la altura. No solo se arregló, sino que se puso ropa… Digamos que adecuada para la ocasión. No descarada, pero si femenina y algo sexy. Además, para “facilitar” el juego, escogió una blusa y faldas fáciles de manejar. No muy estrechas, no muy largas.
Tere apareció vestida de forma similar, aunque Azu estaba mucho, muchísimo más guapa y atractiva. En el pub derrochó simpatía.
Desde el primer momento Tere se sentó a mi lado. No paraba de hablar… y hablar… y hablar… Y al hacerlo, se arrimaba a mí. Cada vez más. Algún roce que otro. Yo me acercaba y Tere no se retiraba. Todo lo contrario. Cada vez más pegada a mí. Y si sus pechos se rozaban conmigo pues no pasaba nada. Seguíamos tan tranquilos sin dar importancia. Y eso que los pezones apuntaban descarados bajo la blusa y el sujetador.
A Tere parecía no importarle que mi mujer estuviera delante. Azu, supongo que aburrida, le daba conversación al otro… Y cobertura a mis juegos claro.
La verdad a mí me excitaba esa situación. Sí, no solo porque me iba a cepillar a Tere, sino también porque se iban a follar a mi mujer. Tal vez hasta lo hiciéramos los cuatro juntos, codo con codo… O tal vez eso, para ser la primera vez fuera demasiado fuerte. Bueno, no adelantemos acontecimientos, pensé.
Llegamos al cine. De los de “arte y ensayo”. Última sesión. Poca, poquísima gente. Y naturalmente todos adultos.
¿Al medio? A penas hay gente. Prácticamente vacío.
Tere va la primera. Camino detrás mirando su culo. Se la marcan algo las bragas. Azu viene a mi espalda. La pareja de Tere también mirará su culito. Seguro que se está relamiendo de gusto. ¿se le estará poniendo tan dura como a mí?
Al llegar a la fila que más la gusta, Tere me cede el paso y me deja pasar. Con la excusa de que el pasillo era estrecho restregó sus nalgas contra mi paquete. Al notar mi erección “me premió” con una miradita…Azu lo vio todo.
Yo me senté al final de la fila, Tere a mi lado, y su pareja, con una más que admirable discreción, dejando un hueco. Sí, un par de asientos vacíos. Azu se puso al lado de su pareja, pero a cinco asientos mínimo del mío.
Apagan las luces. Una película en versión original. Creo que sueco o algo así. Oscura. Parece una casa o una cueva… Qué más da. Lo importante es que estábamos cerca uno del otro y había la penumbra y la oscuridad suficiente para poder ir… digamos progresando.
Tere dijo que hacia un poco de calor. Y se desabrochó un botón.
Según avanzaba la película, hablábamos bajito, susurrando, con la mano cogida y acariciando su palma…. inocentemente pero no tan inocentemente. Al menos para mí.
Y hablando, susurrando. La pantalla a oscuras. Las caras muy cerca, con la excusa de hablar bajito, pero rozando nuestros labios con la piel, oliéndonos…
Mi mano descansa en su muslo. No hace nada. No dice anda. Me acerco. Se recuesta un poco más hacia mi creyendo que la voy a decir algo.
Una pregunta tonta. No aparta la cabeza. Nos pegamos aún más. Mi nariz recorre acariciando el lóbulo de su oreja. Un pequeño escalofrío la recorre.
Mi mano ya descansa tranquila sobre su muslo. Directamente sobre su piel. Y despacio, muy, muy despacio va subiendo hacia su entrepierna. La mano de Tere sigue apoyada sobre la mía. No la aparta.
La veo el escote. Respira despacio. Hinchando el pecho… Miro en la penumbra su canalillo. Ahora ya no es tan canalillo… Se ha abierto el escote. Aun a media luz veo perfectamente hasta la base del pecho, protegido por un sujetador de encaje negro casi transparente.
Avanzo un poco la mano. Sube por el muslo. He rozado sus braguitas. Se mueve. Se yergue un poco en la butaca, como si hubiera dado un respingo, pero enseguida se relaja otra vez. Al hacerlo, la blusa se estira y al relajarse se la ha abierto aún más. Ya veo todo el perfil de su pecho.
Miro hacia mi izquierda. Azu está tumbada recostada, de lado, encima de un hombre. No es el marido de Tere, no es su pareja. La postura no parece muy cómoda. Él está medio girado. La está comiendo el cuello.
Azu tiene la blusa completamente abierta y la cabeza un poco apoyada hacia atrás. Las dos tetazas al aire. Se ve perfectamente como la mano recorre los dos senos. Va de uno a otro sin parar. No la acaricia, la está sobando las tetas. La otra creo que se pierde entre sus piernas.
En ese mismo instante, como si supiera que la estoy mirando, Azu abre los ojos. Directamente me mira. Es solo un instante, una visión fugaz. Tere vuelve la cara. La ve.
Se gira. Me mira. Silencio. Como si de pronto se hubiera dado cuenta de lo que está pasando, de lo que busco. ¿Pero no estaba claro? ¿no lo entendió ella? ¿no lo entendí yo?
Hace rato que tengo la mano bajo la falda, junto a su coño. Mis dedos se lo han estado acariciando con suavidad. Le han recorrido por encima de sus braguitas hasta conseguir que se humedecieran. Han dibujado la forma de sus labios, la han arrancado más de un suspiro. Diría que incluso más de un escalofrío…
-. Tengo que ir un momento al servicio, perdona…
Creo que no va a volver. Pero su sonrisa ha sido… Y su pareja se queda allí. Inmóvil, viendo la película. Y mirando de vez en cuando hacia su izquierda, mirando cómo se lo pasa Azu con su amante…
Su pareja, al rato se levanta y se va. Ahora sé que no va a volver… No lo entiendo.
Azu ya no está. Ni la he visto salir.
Espero al final de la película. Por si vuelven… En la butaca junto a la de Azu hay un pañuelo de papel. No hace falta cogerlo para saber lo que ha limpiado, lo que ha recogido.
Camino solo. La llamo al móvil. No contesta. Tere tampoco. Terminal fuera de cobertura. Fuera de servicio.
No duermo. Bueno sí acabo durmiendo en el sofá.
Llega sobre las 10.00 de la mañana.
No dice nada. Me mira y me saluda indiferente.
La sigo por el pasillo. No viene desarreglada. La cara de estar algo cansada. Nada más. Bueno apenas con maquillaje. Lógicamente algo despeinada. Lo normal, como si hubiera estado bailando toda la noche en una discoteca.
Comienza a desnudarse. Tiene varios chupetones en el cuello. En las tetas. No tiene ropa interior. Arroja la blusa al cesto de la ropa sucia. Suelta los botones y deja caer la falda la deja al suelo. Tiene rota la cremallera.
Se sienta en el bidet. Mi mira molesta. Sé que para ella limpiarse ahí es un acto íntimo.
-. ¿te vas a quedar ahí mirándome?
No digo nada. No me muevo. Se levanta, no se ha lavado la entrepierna. Se dirige a la ducha y la pone en marcha.
-. Azu…
Se vuelve hacia mí. Un seco “ ya has conseguido lo que querías. Ya estoy follada” . Me quedo perplejo. Inmóvil. Sin reaccionar.
Sin reproche, sin mal humor. No está enfada. No hay reproche. No parece ni alegre, ni triste. Es un tono de voz plano. Solo informativo. Aséptico. “ Ya estoy follada ”
-. Y por cierto… muy, pero que muy bien follada... Eso sí lo dijo con cierto retintín en el tono de voz. Un retintín extraño. Me sonó a reflexión en voz alta… y por qué no decirlo, a resignación.
Se mete en la bañera. Miro hipnotizado el movimiento de sus carnes. Sus nalgas. Las tiene arañadas. Algo rojas.
A lo mejor también la han… por el culo… “ Ya estoy follada ” … vuelve a resonar en mi mente. Se me acelera el corazón. Y por cierto… muy, pero que muy bien follada... ¿También estarás follada por ahí? Solo la duda me excita. Hubiera querido decirla que solo el imaginarla tumbada de bruces sobre la cama, aplastada por un tío más grande que ella, gritando mientras la sodomizan… solo con eso me hubiera vuelto loco.
Corre las cortinas y oigo el ruido del agua. Pero yo solo escucho el “ Ya estoy follada ” … Resuena como un eco en mi cabeza…
Y la idea en sí ya me corroe. “Y a estoy follada ” … ¿Cómo habrá sido? ¿Qué habrá sentido? ¿Curiosa como una adolescente? ¿Buscona? ¿Ansiosa? ¿Culpable? ¿Tímida, avergonzada de mostrar su cuerpo desnudo, como la primera vez que lo hizo conmigo?
No sé…. Tal vez la agradase lo de sentirse deseada, sentirse mujer… Sentirse toda una “hembra” al gritar de placer… Sí… seguro que ha gritado… y se ha sentido Mujer… Y la contradicción de sentirse como una puta al gozar, al entregar su cuerpo a otros hombres, y al tiempo sentirse libre y volver a gritar de placer…. A lo mejor sintió eso que dicen del despertar de los instintos dormidos.
Yo desde luego ya me vuelvo loco solo con imaginar el pene que se apoderó de ella… Grande, pequeño, gordo, deforme, grueso, pequeño, delgado… da igual su forma… Lo que me vuelve loco de excitación es que se habrá hundido en su cuerpo, la habrá perforado, la habrá reventado el coño… La ha hecho gozar…
Tal vez abierta exageradamente de piernas… tal vez a cuatro patas… y el rebotar de los testículos a su entrada… esa imagen que tanto la excitaba cuando veíamos porno... Y que ahora me excita a mí al imaginar su coño perforado por otro hombre… mete saca, mete saca, dentro fuera, dentro fuera… El ruido de las carnes al chocar… Sus gemidos. Sus jadeos. Sus gritos.
Y el tío ese, dale que te pego, metiendo y sacando la polla de su coñito… Cada vez más rápido, cada vez más fuerte… Así hasta que él se tensara y comenzara a descargar, a vaciar sus cojones… Seguro que se corrió dentro… que la regó el coño hasta inundárselo. O mejor no… mejor imaginar que se vació sobre su cuerpo salpicándola entera.
¿Y si hubieran sido varios? ¿Dónde se habrían corrido? ¿Cada uno en un sitio? ¿Todos en su coñito? Ufff… El “ Ya estoy follada ” … vuelve a resonar en mi mente.. Y por cierto… muy, pero que muy bien follada...
Ufff. Imaginarla haciendo el amor…
¡Y una mierda!, lo que me vuelve loco es imaginarla jodiendo como una puta, como una ninfómana desatada, haciendo con su amante lo que no hace contigo… Lo que quise yo hacer con Tere, lo que buscaba… Eso es lo que me pone como una moto, lo que me altera…
No… no quiero saber que se ha acostado con otro… que ha hecho el amor con otro, lo que quiero es imaginar que ha estado jodiendo, que ha estado follando a lo bestia con otro, sin tabús, sin límites... Dejándose hacer de todo… buscando, provocando para que la hicieran “todo el repertorio” …
Me hubiera gustado verla comiéndose su rabo… tragándose hasta la última gota de su corrida… Uff… esa sola imagen me altera hasta la locura.
Separo muy despacio las cortinas… quiero verla. Tengo que verla. El agua cae sobre ella, resbala. Se está enjabonado con la esponja. Miro hipnotizado su culito. Está vuelta hacia la pared. No me mira, pero sabe que la estoy mirando.
Es como si lo intuyera…
-. No me pongas un dedo encima… dice autoritaria, pero no enfadada.
Me aparto… me dejo recostar en la pared contraria a la ducha. Solo veo su traslúcida silueta a través de la cortina de baño, del vaho del agua caliente.
Sale de la ducha. Se peina el pelo mojado. Mira sus pechos. Se les toca. Se les levanta. Les acaricia lasciva. Sabe que la estoy mirando. Eleva un poco el busto para que se reflejen los chupetones. Quiere que los vuelva a ver. Juega con el pezón levantándolo. Hace lo mismo con el otro seno.
Limpia el espejo con la toalla.
Una mano sujeta un seno por la base. El otro descansa en el pliegue de su brazo. Sus movimientos son lentos. Suaves… Provocadores. La otra mano baja, resbala hasta su sexo. Separa un poco las piernas. El anular y el corazón se hunden en la abundante pelambrera. Entre los labios. Nada más tocarse inspira ruidosamente. Sonríe.
Vuelve a tocarse. No se corta. Me mira a través del espejo. Parece que me lo dice: “ Ya estoy follada ” … muy, pero que muy bien follada... Sigue tocándose. Su cara es de placer.
Ignorándome camina desnuda por casa. Bueno lo de ignorarme no es nuevo, ya lo hacía antes.
¿Sabrá que me he masturbado mientras se duchaba? A ella la he oído jadear… gemir bajo la ducha...
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