Por esos mundos tan distantes

La destrucción de un planeta, hace que una familia muy unida, tenga que huir al espacio, teniendo entre ellos de nuevo, la obligación de ampliar su familia lo antes posible, haciendo que queden el mayor número de mujeres embarazadas, y así perpetuarla para el futuro.

POR ESOS MUNDOS TAN DISTANTES

Al final mi hermana Sabina y yo, por decir un nombre, y ustedes sepan a quien me refiero, a mi hermana melliza, a contaros una historia, diríamos de fantasía, donde entra casi todos los tipos de categoría, pero los más destacados serán el filial y el hetero, donde siguen entrando varios de mis familiares, pero en diferentes sitios y época, pero con el mismo cuerpo y pensamiento, podríamos decir.

Esta serie la llamaremos POR ESOS MUNDOS TAN DISTANTES, este titulo se le ocurrió a nuestra madre, a la cual le seguiremos llamando Isis.

Se trata de una serie donde una nave del Imperio

Bansoi. (Se le puso este nombre por ser similar al de bonsai, que es una de las cosas que más le apasiona a nuestra madre, aparte de las bellas artes como a nosotros, es la jardinería con los bonsai preferentemente, y en honor a ella, porque siempre nos apoya en todo, le ponemos ese nombre) huye del planeta Razi, acabando casi la gran guerra encarnizada entre las dos grandes potencias que dominaban el planeta, al cual se le ha llevado casi a la destrucción. Del cual teníamos que huir antes podríamos decir de que explotara por los aires.

Ah otra cosa, nuestra madre también quiere poner su grano de arena en esta serie, junto a nuestra gran amiga Pino, y a nuestra hermana menor Robinia. Les seguiremos poniendo estos nombres, pues ellas así lo han querido también y es como ustedes las han conocido. El resto de la familia, los hemos tenido que matar en esa guerra, y creo que ustedes nos comprenderán bien.

Bueno a la vez que vamos a publicar este primer relato de esta serie, se publicara el último episodio de nuestra vida, diciendo lo que ha pasado, y para estos lectores que nos han apoyado tanto y nos animaron en la otra. No se sientan olvidados y dejados en la estacada, sintiéndolo mucho por nuestra parte, NUESTRAS MAS SINCERAS DISCULPAS DE TODO CORAZON Y MUCHAS GRACIAS A ELLOS.

Por esos mundos tan distantes

Era el año 2650 de nuestro imperio, tuvimos que salir huyendo de Razi, una gran guerra entre los imperios de Jaho y nuestro imperio Bansoi, que eramos los dominantes del planeta.

En esta guerra tan cruel, que se estaba produciendo, pereció la mayoría de nuestra familia y de nuestro pueblo, desde nuestro padre, el rey Declan, hasta siete de nuestros hermanos, en la lucha por salvar algo de nosotros y de los que podamos sobrevivir.

Quedábamos vivos los siguientes: Nuestra madre, la reina Isis de Bansoi (45); nuestra hermana pequeña, la infanta Robinia de Mara (18); mi hermana melliza, la infanta Sabina de Lizca (25); y al final yo, que era el príncipe Cessaer de Bansoi, y sucesor de mi madre (25). Sabina y yo somos mellizos para el que no lo sepa, o no leyera nuestra serie “Mi familia numerosa”.

Me desperté temprano de un sobresalto, todavía mi cuerpo y mi cabeza estaba en tensión, habían sido unos meses muy duros, una lucha constante por la supervivencia. Habíamos huido por mandato de nuestro padre antes de morir, para que por lo menos alguien se salvara de nuestra familia y de nuestro pueblo. Había ordenado a mi madre como reina de los Bansoi, que con un pequeño grupo de personas, saltáramos al espacio en busca de un nuevo mundo, para poder vivir y no perecer toda la casa Bansoi, como así ocurriría si nos quedábamos allí, pues la destrucción del planeta se veía venir.

Nuestro planeta estaba siendo aniquilado con aquella guerra, iba arrasando por todo lo que se le ponía por medio, no respetando ninguna vida ya sea pequeña o grande, ni persona, ni animal, era una destrucción casi masiva podríamos decir.

Notaba el cuerpo como apaleado, de tanta tensión que acumule en la salida del planeta, por si alguien nos seguía. Afortunadamente no vimos a nadie, pudiendo dar el salto en el espacio.

Mi cuerpo estaba sudoroso, así que me levante con ánimos de empezar esta nueva vida, en nuestra nueva casa, que ahora es una nave espacial que tiene por nombre Estrella. Se le dio como señal de un principio, esperando que fuera mejor, del que dejaríamos atrás.

Me levante de la cama, esta era grande y cómoda, estaba desnudo, pase por delante del armario donde se guardaba toda mi ropa y objetos personales. Pude verme en el espejo, mi cuerpo brillaba por el sudor, mi pelo rubio estaba un poco revuelto, aunque era liso y largo para un hombre, pues me llegaba un poco más abajo de mis hombros. Era costumbre tenerlo de ese tamaño, y todos ya me conocían por ello, pues nos gustaba a Sabina y a mí, por eso habíamos decidido, ese tipo de corte y tamaño.

Tenía el cuerpo fuerte, me obligaba a hacer ejercicio, y últimamente con esa maldita guerra que habíamos dejado atrás, quería estar siempre bien en forma, pues nunca se podía saber a que nos íbamos a enfrentar, en la búsqueda de este nuevo mundo, para vivir mejor. Mis músculos aunque un poco doloridos, se les veía muy bien, se me marcaban en todo el cuerpo, poniendo a la vista de la persona que me viera, un cuerpo gratamente formado, sin nada de grasa, estilizado y escultural, con mi 1,78 de altura, se veía bien proporcionado.

Mi ojos de color verde destacaban en mi cara, eran grandes y llamativos, como dos esmeraldas claras y brillantes. Mi labios carnosos dibujaban una bonita boca, a igual que mi dentadura perfecta, cuando sonreía se mostraba con gusto.

Parecía que estaba viendo en el espejo la cara de mi hermana Sabina, pero con los rasgos un poco más varonil, nos parecíamos como dos gotas de agua, las diferencias que teníamos eran, que ella se pintaba los labios de un rojo fuego, y los ojos algunas veces con unas pequeñas sombras verdes, pero normalmente no lo hacía, pues ellos solos por si, ya llamaban la atención sin necesidad de pintarlos. Mis brazos y piernas eran largos y fuertes, acostumbrados al ejercicio. En medio de ellas, mi falo levantado pasaba revista a mi vista, era lo típico de todas las mañanas, hasta que descargara mi vejiga. Este era recto y bien formado, su glande se dejaba ver asomando en medio de el, no era muy grande, pero si era de un termino medio tirando a grande, con sus 18 cm de largo, se defendía muy bien.

A las mujeres que había conocido en su vida, les había gustado como jugaba, ya tenía una gran experiencia en descubrir cuevas y agujeros profundos, no me podía quejar, llevaba una vida bastante activa sexualmente, desde hacía ya unos años.

Llevábamos viajando dos días a una gran velocidad, entre todos tratábamos de hacer que la vida en la nave fuera mejor, que no nos sintiéramos solos en el mundo, para ello, hacíamos de los momentos de descanso pequeñas fiestas para alegrar nuestros ánimos, y no pensar mucho en todo lo que habíamos dejado atrás, y la destreza de los desaparecidos o muertos. Aunque realmente fuera desolación, destrucción y muerte, habíamos tenido momentos muy felices y eso hacía más llevadero el problema que teníamos.

Me fui al baño a hacer mis necesidades, como hacía la mayoría de las mañanas cuando me levantaba. Una vez descargada mis necesidades biológicas, me metí en la ducha para despejar bien mi cabeza y limpiar mi cuerpo de sudor. Refrescándome y activando un poco mis músculos. Estando enjabonándome la cabeza, tocaron en la puerta. Toc... toc... se oye.

¡Un momento! Chille.

Soy yo Cessaer, oí la voz de Sabina en la puerta.

¡Voy! Le dije a la vez que salía de la ducha con la cabeza y parte del cuerpo con jabón, acercándome a la puerta le pregunte: ¿Estas sola?

Si venga ya pesado, que cada vez tardas más en levantarte. Te me estas haciendo un gandul.

No le conteste, solamente corrí el pasador de la puerta y me dirigí de nuevo al baño.

Hoy como la puerta se abría y los pasos de mi hermana al entrar, seguido de una risa alegre que siempre me gustaba oír, era pegadiza y cantarina.

Pero si estas lleno de jabón, pensé que ya te estabas vistiendo. Madre mía, pero Cessaer ¿te has vuelto ha quedar dormido otra vez?

Siiii... y no me des el coñazo, estaba cansado y necesitaba dormir, ten en cuenta que estuve de guardia ayer casi todo el día, en el centro de mando con nuestra madre. por si aparecía alguna nave Jaho, gracias a dios no vimos ninguna. Comencé a echarme agua por encima, para quitarme todo el jabón, cuando se abrió la mampara entrando mi hermana completamente desnuda.

Estaba preciosa con ese cuerpo que tenía la condenada, era similar al mio en cuando a fuerte y bien formado, pero las curvas que tenía eran diferentes, y ella sabía que me gustaba mucho, aprovechándose de ello. Sus pechos eran preciosos, y con esa talla 100, me volvían loco, grandes y redondos, coronados por unas aureolas rosadas oscuras y unos pezones rozados. Me quede mirándolos, como se movían con sus movimientos al caminar, parecían dos obús a punto de estrecharse contra mi. Me reí de mis pensamientos en ese momento, todo lo relacionábamos con la dichosa guerra que habíamos dejado atrás. Sus ojos me miraban picaramente, a la vez que se dibujaba en sus labios una hermosa sonrisa.

¿No me haces un hueco? Es que al verte me he quedado sucia de repente, y tenía que bañarme, pues no podía esperar a otro momento si queríamos presentarnos ante la reina limpios y listo para inspección.

Me reí de las ocurrencias de mi hermana, pero ella era así, imprevista, seductora, alegre, … unas cualidades que me gustaban mucho. Nos pegamos el uno al otro, para que el agua cayera sobre nosotros. El fresco del agua, hizo saltar sus pezones, que se clavaron en mi pecho como flechas, duros, grandes, … Nos besamos comiéndonos las bocas, entrando nuestras lenguas en uno o en otro, jugábamos con ellas, apretándonos bien fuertes con nuestros brazos, llevábamos días sin hacer el amor, cosa que hacíamos con mucha frecuencia, pero las circunstancias de aquellos momentos nos lo había impedido. El agua caía fresca, pero ya nuestros cuerpos no la notábamos, estábamos como en otro mundo en aquel momento, sentíamos nuestras caricias, y la pasión que teníamos dormida. La intensidad en que estábamos entregado nuestro amor, era muy grande, sentíamos ese placer enorme en nuestra unión, lo necesitábamos pues la tensión acumulada nos pedía descargarla, arrojarla fuera. Nuestras manos, acariciaban todo nuestro cuerpo sin parar, queríamos sentir esas caricias, las necesitábamos en aquel momento tan delicado, saber que estábamos juntos y que nuestro amor seguía ahí, fuerte e indestructible. La intensidad de nuestros besos y las caricias que nos proporcionábamos, nos estaban llevando a una situación placentera y hermosa. Le acariciaba los pechos, saltando de uno a otro. Sintiendo sus pezones duros, a la vez que con la otra mano le agarraba las nalgas, atraiéndola con fuerza hacía mí. Quería poseerla, necesitaba entrar en ella, y sentir su calidad vagina aprisionando mi pene.

Los dos suspirábamos, mientras nuestras bocas jugaban, quien se comía a quien. Mi mano derecha dejo sus glúteos, para tocarle su pubis, el cual sentía como se movía, exigiendo ser penetrada por su gruta. Mi pene estaba al máximo, se clavaba en su vientre, mientras una de sus manos lo acariciaba, lo mimaba, como un juguete muy querido, que se echaba de menos.

Cessaerrrr... metela dentroooo... la necesitoooo... me decía Sabina, suspirando y gimiendo. Uff estoy muy caliente, parezco un volcán en erupción.

Mi mano bajo hacía su clítoris, pasándole los dedos suavemente por su alrededor, disfrutando de la caricia que le daba, sabiendo que la ponía a cien.

Cessaerrr... no seas maloooo... metemelaaaa... yaaa... me dice chillando, con convulsiones en su cuerpo, por la caricias que le daba. Yo me reía, la notaba desesperada, aunque yo estaba ardiendo también, pero me quería hacer el más fuerte. Pero por dentro pensaba, que si me seguía masturbando, me correría en sus manos.

Con mi brazo derecho le levante la pierna izquierda, llevándola a mis caderas, para que se agarrara a ella, mientras con la izquierda agarre mi pene, para ponerlo en la puerta de su vagina. Con un movimiento de pelvis, la metí fuerte hasta el fondo, empujándola contra la pared de la ducha, y apoyando su espalda en ella. Ella se subió la otra pierna y rodeo mis caderas, para sentir una penetración más profunda.

Siiii... diosss... cuanto lo necesitabaaaa... vengaaa... dame más fuerteee... siiii...los dos movíamos con fuerza nuestras pelvis el uno contra el otro, mientras le sacaba y metía el pene hasta el fondo de su vagina, notando como chocaba al final de ella.

Tomaaa... tomaaa... le decía con furia y desesperación, agarrándole los glúteos con fuerza, mientras intentaba meterle un dedo por el ano.

Siii... venga metemelooo... yaaa... eran las palabras que ella trataba de decir, a la vez que me comía la boca.

Al final logre que entrara el dedo, al encontrar el agujero tan deseado. Note como me trincó con sus piernas, y el alarido que pego dejándome medio sordo, al hacerlo cerca de mi oreja derecha. Convulsiones más fuertes se apoderaron de ella, como si calambres fuera, de una fuerte descarga eléctrica. Me mordió el cuello, haciéndome daño en el, y clavando sus uñas en la espalda. Eso normalmente le pasaba, cuando estaba muy necesitada de sexo y llegaba a un fuerte orgasmo. Sentía como su vagina trincaba mi pene, lo apretaba con fuerza, sintiendo ese orgasmo con tanta fuerza que había tenido ella.

Yo empujaba cada vez más fuerte, notaba como estaba a punto de descargar mi eyaculación, pero no sabía si podía dentro de ella.

Sabinaaa... me voy a irrrr... le dije, rápido para que ella me indicara donde.

Descargarte dentro, y llename la vagina, de ese esperma tan caliente que tienes.

Comencé a envestir más fuerte, la tenía apretada contra la pared. Mi furia era cada vez mayor, incrustándole más rápido todo el pene en el fondo de ella. Sentí como me subía por los testículos, para ser expulsado en su interior. Fueron rápidas descargas, una detrás de otra, como oleadas de proyectiles. El calor que sentía, y el gusto de haber descargado en su interior, hizo que mi cuerpo se sacudiera con potencia, llenándola totalmente.

Sientooo... como me llenasss... uffff... diosss.. que ricooo...

Los dos jadeábamos abrazados, mientras el agua seguía cayendo por nuestros cuerpos.

Diosss... Cessaer, necesitaba ese orgasmo como el aire para respirar, me dice en mi oído susurrándome. Aunque medía asfixiada, por el maratón que nos habíamos dado.

Terminamos de bañarnos los dos juntos, dándonos besos y abrazos.

Salimos de la ducha, primero Sabina y luego yo, encontrándonos con toda su ropa tirada en el suelo, en medio del baño, se ve que se la quito rápido, tirándola en el suelo para no perder el tiempo. Los dos estábamos necesitados de ello, y el acto que hicimos en la ducha, dio fe de ello, pues fue rápido, fuerte y escandaloso.

Sabina recogió la ropa, y se dirigió hacía el dormitorio, moviendo su rico culo, delante de mi.

Necesitamos ahora más que nunca, quedarme preñada. Nuestra madre me lo ha dicho, que tenemos que tener descendencia lo antes posible, para aumentar el número de personas, puesto que nos hemos salvado poca gente de nuestro pueblo. Teníamos que haber subido unas cincuenta personas, y solamente somos unas treinta y dos. Por ello, al no saber a que nos podemos enfrentar, tenemos que procurarnos descendencia lo antes posible. Así que te veo como los conejos, en cada rincón copulando con una, para dejarlas preñadas lo antes posible, a todas. Así que vas a tener trabajo extra, de aquí en adelante, por ello me he adelantado a todas, para no tener que luchar con la rivalidad que me voy a encontrar.

Ella mientras hablaba, me iba mirando de arriba abajo, y reía al ver mi cara, por las cosas que le decía.

Yo la miraba, y cada vez me gustaba más. La veía muy hermosa, con aquellos hermosos pechos, su pubis bien recortado con un pequeño triangulo rubio, encima de sus labios, el resto de el estaba depilado. Sus nalgas eran redondas, respingonas, duras, el ejercicio le sentaba bien. Piernas largas, fuertes y estilizadas, llamaban mucho la atención. Bueno toda en ella lo llamaba.

Aquí dejamos este primer capítulo, pues estamos poniéndonos de acuerdo, lo que vamos a desarrollar, esperando que sean de su agrado.

Nos disculpamos de nuevo, sintiendo lo que ha ocurrido, pero que con esta serie, les podamos compensar. Gracias.

Ah y si alguien más quiere poner también su granito de arena, lo puede decir y así entre todos, hacemos que sea una serie agradable y entretenida, que nos divierta y podamos pasar unos momentos placenteros.

Un saludo de Sabina, Robinia, Isis, Pino y yo (Cessaer).

Cessaerd@yahoo.es