Por el momento - II (Mi vecino)
¡Hostias, Pablo!, ¿que haces por aquí?
Al llegar a casa, me dí cuenta de como pegaba el sol; eran las nueve menos cuarto.
Oí un claxon que sonaba insistentemente y miré, por inercia, al coche del que procedía el sonido; pero no le hice mucho caso, estaba agotado.
Acabé de abrir la puerta, y cuando iba a entrar en el portal, sentí una mano en mi hombro.
¡Joder, Jose!… ya no conoces a nadie
¡Hostias, Pablo!, ¿que haces por aquí?… ¿no vives en San Fernando?
Vivía, ¡eh!… vivía. Ahora vivo con mi hermana, que está divorciada, como yo... y, así, podemos llegar a fin de mes.
¡Joder, tío! estamos todos igual ¡eh!. Pero, bueno ¡cuenta, cuenta!... que no sabes como me alegro de verte. Solo llevo en el barrio un par de meses. Y, hasta ayer, no me he encontrado con ningún conocido. No sabes lo solito que he estado... ¡jajaja!
-¡Que cabrón!... menos mal que no has perdido tu sentido del humor.
Ni eso, ni otras cosas ¡eh!... ¡jajaja!
¡Jajajaja!
Entrando en el portal me abrazó (y volví a sentirle muy cerca).
Estaba tremendo.
Desde, que empezó a trabajar en el taller del barrio, como mecánico, se puso tremendo. Y yo, que le conocía desde la infancia, procuré tenerle muy cerca. Era un machote de verdad, muy masculino, guapísimo; pero, de una belleza distinta de la de Toño, mas tosca. Sus labios eran, para comérselos. El semblante muy viril; y unos ojos, entre verde y azules que sonreían desde lo más profundo de su mirada y que destacaban y contrastaban con su pelo negro.
Yo lo conocía muy bien, porque había jugado con él y con su cuerpo, muchísimas veces, antes de irme de vacaciones a Torrevieja. Luego, se fué; con su novia, a San Fernando, y no volví a verlo.
Mientras subíamos por la escalera, recordé ese día que vino a casa, porque quería escuchar el “Dark side of the Moon”, que acababa de comprarlo en el rastro y no podía oírlo en su tocata, porque estaba jodido. Ese día nos relajamos a tope... y a mi, poco a poco, se me encendió la líbido y empecé a tocarle. Me respondió como siempre lo hacía; se dejaba llevar por mi, hasta conseguir de él lo que quería... y, ese día se me ocurrió que podía dedicarlo a mejorar su imagen corporal y recortarle los pelillos tan largos y abundantes que cubrían todo su cuerpo; pero, como ya habíamos escuchado el disco y en mi casa estaba mi madre, le pregunté si podíamos irnos a la suya (vivía justo en enfrente).
Nos metimos en su cuarto y me puse a recortarle los pelos del pecho y a arreglarle los de la polla, luego le afeite el culo…
…
y, al final, después de darle un poco de lengua y saborearlo bien, lo engrasé con aceite de oliva y me lo follé. Le encantaba sentirla dentro; y follábamos con mucha frecuencia
Si. Pablo era un verdadero machote; pero, siempre dispuesto a follarse lo que hiciera falta. Con una tía. Con un tío. Siempre dispuesto a follar o a ser follado…
... y está tremendo…
...pero, tremendo ¡eh!
Vaya, te has alquilado un piso muy acogedor, ¡eh!…
Si. ¡la verdad! … y muy cerca de la casa de mis padres. ¿te gusta?
Si, ya lo creo.
Se puso a mirarlo todo… y aproveché para hacerle una radiografía. Seguía estando tremendo; y mantenía ese culo redondito y duro que a mi tanto me gustaba.
¿Que vas a hacer ahora? ¿tienes algún plan para hoy?
Bueno, pensaba descansar un rato y luego salir a comer por ahí...
¡Ah!, pues... me apunto ¿no?. Que mi hermana me ha dado plantón...¿te importa?
¡Para nada, Pablo!. Todo lo contrario. Ya sabes que me encanta estar contigo… ¡ya lo sabes!... soy el mismo de siempre.
Pues, entonces, vamos a descansar juntos ¿eh?… y después nos vamos a comer ¿vale?
Vale.
Me disculpé con él, porque necesitaba tumbarme en la cama; necesitaba recuperar fuerzas...
Lo entendió; y me dijo que, aunque no le importaba, en absoluto, quedarse solo, mientras dormía, pensaba quedarse a mi lado (y se echó conmigo en la cama).
Me despertó a las dos; y a las dos y media bajamos para irnos a comer a Xanadú.
Tuvimos que meternos en el VIPS, porque ya era tarde para comer en cualquier otro sitio; y, mientras nos comíamos unas lasañas, con unas cuantas cervezas, nos pusimos a recordar viejos tiempos.
No podía evitar insinuarme y dejarle claro que me gustaría volver a las andadas.
- Ahora tengo mucho tiempo libre, Jose. Así que, a tu disposición para lo que quieras.
Me puse muy burro solo de pensar en lo bien que podía pasarlo con los dos; y aproveché, que necesitaba ir al W.C., para mandarle un wassap a Toño.
El reloj de mi móvil decía que eran las cuatro y cuarto.
- Oye, Toño ¿estás muy liado, ahora?... ¿hablamos mas tarde?
Enseguida recibí respuesta.
Perfecto, tío. No has podido ser más oportuno. ¿Donde quedamos?
Pues, yo estoy en el Xanadú con un amigo que estoy seguro que te gustaría conocer. ¿le invito a venir con nosotros o le despido?. ¡Está tremendo!
Entonces quedate con él ahí y dime donde crees que podéis esperarme. Me haré el encontradizo
Estaremos abajo. Tomando café ¿vale?
OK…
Cuando le vi bajando las escaleras, sentí una excitación que hacía tiempo que no sentía; pero pude ocultarla y, enseguida, con toda naturalidad, me levante y llamé a Toño.
¡Hey, Toño! ¿que pasa?
Hola, Jose ¿que tal?... ya me enteré que habías vuelto al barrio
Toño se acercó a nosotros y nos ofreció la mano
Mira, te presento a Pablo. Un amigo de los buenos
¡Encantado!
-¡Mucho gusto!. Si, me parece que te he visto alguna vez.
Es posible. ¿Tu también vives donde Jose?
Si, justo enfrente
¿Has venido con alguien?, le dije, apropósito…
No. He venido solo. Tenía que venir a casa de mi suegra; y me he pasado por aquí, por costumbre. Siempre que vengo a verla me paso por aquí a tomar café; y me quedo un ratito mirándolo todo.
Entonces has llegado a tiempo. Nosotros íbamos a tomarnos el segundo (y miré a Pablo con gesto suplicante).
Si, íbamos a tomarnos otro, dijo Pablo sonriendo…
Estaba seguro de que Pablo estaría encantado de sentarse con Toño; y miralo detenidamente. Lo note en cuanto se acercó. Pablo se puso nervioso; y, eso, solo le ocurría cuando alguien le gustaba mucho.
A mi me encantó que esto fuera así, porque favorecía a mis planes para pasar la noche...
Ya solo quedaba ver, si a Toño le gustaría la idea de que Pablo se viniera con nosotros a follar.
Pero, poco a poco, según pasaba la tarde, resultaba mas evidente que los dos se gustaban.
Yo, por mi parte, procuré dejar claro lo que quería...
Les tocaba, disimuladamente; pendiente de sus reacciones...
Pablo se sonreía y me miraba como diciendo -“está rico, ¿verdad?”.
Y Toño, la primera vez, se puso colorado, y mirando hacia abajo, se mordió el labio inferior y se acercó a mi para susurrarme al oído -“que pedazo de rabo tiene que tener, el cabrón ¿verdad?”
Luego, se limitaba a mirarme como diciéndome -“venga tío, que se deja”
Y en un momento dado...
Bueno, ¿te parece si vamos a tu casa a tomarnos una copa, Toño?
¡Por supuesto!, si a Pablo le apetece...
Si, creo que es buena hora ¿tienes coche?, le dijo a Toño
No, no tengo coche. He venido en autobús desde Móstoles
Entonces, ¡vamos, que nos vamos!… ¿rumbo?
Al barrio, dijo Toño
Tu tira, que ya te indico yo, le dije.
Nos subimos en el coche de Pablo... y nos plantamos en casa de Toño en un pis-pas; no veas como le pega el cabrón.
Según entramos en la casa de Toño, Pablo, que iba detrás de él, se para, y mordiéndose el labio inferior, suelta -”¡madre mía! (mirándole el culo)”.
Le empujé y me eché a reír !jajaja¡,
- ¿te gusta, eh?
Toño, completamente, al margen se vuelve y pregunta…
- ¿Que pasa? ¿que me he perdido?
Pablo y yo entramos en “modo” -me meo de la risa- y nos tiramos en el sofá haciéndonos cosquillas.
- ¡Para!, ¡para!… ¡que me meo, joder!...
Me levanté deprisa y bajándome los pantalones me fui corriendo al servicio a descargar la cerveza.
Desde dentro, oía las risas de Pablo y Toño que, supongo, que tenían que ver con mi carrera, con los pantalones bajados, a mear… y al ratito, me doy cuenta de que todo esta en silencio.
Así que , salgo con sigilo… y me los encuentro abrazados. Pablo tenía a Toño agarrado, por la espalda, y estaba chupándole el cuello y dándole mordisquitos en una oreja; mientras Toño, se retorcía de gusto y se abandonaba en sus brazos.
Sin poder evitarlo, me acerqué a los dos y le eché mano a la bragueta de Toño
Le agarré la polla y la saboreé antes de metérmela en la boca… y luego me puse a comérsela con verdadera ansia
-¡Mmm!, que rico… si, así Jose… hasta al fondo…
También aproveché para tocarle el culo; y, poco a poco, deshacerme de esos pantalones...
…
Cuando ya le tenía con el culo al aire, le pedí a Pablo que me acompañara y le hincara el diente. Que le diera lengua a tope; y, así lo tuvimos un buen rato…
-¡Ahhh!... que rico... ¡cabrones! … ¿me vais a follar o no?
Esto, enervó a Pablo, que se quitó los pantalones... y se la enchufó en el culo de un empellón
¡Agghhh!... ¡que buen pedazo!… dale tío, dale fuerte…
¡Agghhh!… que rico… que rico...
Yo seguí amorrado a ese rabo tan sabroso... y sentí, como Toño, me cogía de la cabeza y me empujaba con fuerza para que se la comiera hasta la base...
Estaba como una perra en celo…
Estuvimos algunos minutos trajinándonos a Toño, hasta que Pablo me miró y terminó de desnudarse. Luego, se acercó a mi y me la puso en la boca
- ¡Ahhh, que gusto!… tío, que bien me lo has hecho, dijo Toño
Se la comí a gusto mientras miraba como Toño se desnudaba; y me calenté a tope.
Entonces, me levanté, y agarrando a Pablo, le empuje para que cayera sobre el sofá, le levante las piernas y cuando vi esa mata de pelos en la entrada del culo, dije:
¡No!, ¡esto no puede ser!...trae la espuma de afeitar y y la “Gillete Turbo” Toño
¡Joder, Pablo! menuda mata de pelos, tronco…
Toño fue y se trajo la maquinilla de afeitar para limpiar ese culo de bello… y mientra llegaba, le dí unos cuantos chupetones al pollón de Pablo, que estaba riquísimo.
- A ver, abre bien las piernas y saca el culo, ¡coño!
Toño le sujetó las piernas, manteniéndolas hacia arriba y yo me dedique a operar con detenimiento; le deje el ojete precioso… y me acordé del aceite con Aloe Vera.
¡Mira, Toño!… a ver que te parece
Toño soltó las piernas de Pablo y le pidió que se colocara para que pudiera ver bien ese ojete. Se arrodilló sobre el sofá y saco el culo…
…
y, mientras Toño saboreaba ese ojete. Entré en el baño y cogí el frasco de aceite
- ¡A ver!, dejame, Toño. Le puse un poquito de aceite en las manos y eché otro poquito en las mías. Y empece a untárselo en el ojete; Toño, enseguida, se puso manos a la obra, conmigo.
¡De repente!, nos miramos y empezamos a meterle los dedos en el culo hasta el fondo; sin darle la mas mínima tregua.¡Guauu!...¡que gustazo!… como le entraban.
Poco a poco fuimos aumentando el número de dedos…
... y cada vez le metíamos uno mas…
…
y, cuando yo los sacaba, Toño los metía…
- ¡Ahhh! … que rico … ¡siii!, seguid así... ¡que placer! … ¡bufff!… ¡que bien me lo hacéis!, cabrones ...¡aghhh!
La polla me iba a estallar y ese culo pedía una gran follada; así que, se la metí hasta el fondo sin pensarlo más.
Toño, me echó la mano al culo y me acarició la raja, mientras arremetía contra ese culo con fuerza. ¡Que gustazo!
¡No se te vaya a ocurrir intentar metérmela Toño!, que a mi no me gusta eso...
¡Toma!, dale tu…
Tomó el relevo y siguió bombeando ese culo, que empezaba a moverse pidiendo mas.
- ¡Uffff! ¡jodeeer! métemela hasta el fondo Toño… dale fuerte, tío ¡Grrrrr! ¡Agghhhh!
Ver a Toño follándose a Pablo, era una imagen que me excitaba muchísimo… ¡vaya un culazo!
Trae, que ahora me toca a mi, dije; apartando a Toño y empezando a metérsela de un solo golpe; violentamente. Se la saqué y la volví a meter hasta el fondo. Volví a sacarla y a metérsela con otro golpe seco de cintura. Así, una y otra vez... y cada vez con mas fuerza...
¡Cabrón!, ¡me vas a dejar sin pode sentarme en un mes!… pero no pares ¡eh!… ¡no-se te ocurra-pararrr…!
Que polvo mas rico le estaba echando.
¡Ahhh!, cabrones, ahora me toca a mi. Se levantó y agarró a Toño. Le dio la vuelta, y sin avisar, se la enchufo… y cogiéndole por la cintura empezó con un movimiento de mete saca frenético…
¡Toma, cabrón!, ¡que estás mas bueno que el chocolate!… ¡toma!... ¡toma!…¡cabronazo!….
Yo me había sentado en el sofá y miraba el espectáculo, sin poder dejar de masturbarme. ¡Que vicio!
Menuda nochecita teníamos por delante. Había muchas ganas de follar… de follar como locos, sin cortapisas, a lo bestia.
Y, no solo follar, sino de disfrutar de esos cuerpos privilegiados que teníamos a nuestra disposición. Sobretodo yo.
Pero sentí un cansancio, muy profundo, que no supe vencer...
…
y me fui quedando dormido, sin poder evitarlo.
Cuando desperté, estaba en el coche de Pablo, que me despertó, muy tiernamente, para pedirme las llaves de casa.
¡Venga chaval, que ya estás en casa! … ¿puedes subir tu solo, o, te subo yo?
¡Súbeme, porfa!
Abrió la puerta del coche, me cargo en sus brazos y me subió a casa; como si fuese una pluma.
Me metió en la cama, me dio un besito en la boca y me tapó…
- ¡Ciao, Jose!, te dejo las llaves en el cajetín de la entrada ¿OK?
No le contesté...