Por el engaño de mi mamá
Una adolescente queda encantada con el hombre mayor que ella, que la desfloró, sin saber de quien se trataba.
Este mes me gradué de bachiller. No pude evitar pensar en lo que mi padre, si estuviera aquí conmigo, pensaría de esto de salir del colegio con tan buenas notas. Mi madre está muy contenta y orgullosa ya que salí con la mas alta nota posible. Ella me contó que mi padre había muerto justo el día antes de nacer yo, siendo soltera. Así que nunca lo había visto a no ser por una foto muy mala que yo conservaba.
A mis 18 años tengo fama de cerebrito entre mis compañeros de escuela, pero con mis amigos y vecinos soy la chica sexy del vecindario. Mido 1,68 m. tengo cintura de avispa, mis piernas son perfectas, tengo unos senos de muerte súbita y soy hermosa de cara, blanca de pelo marrón claro, ojos verdes y mis labios dicen "bésame" todo el tiempo. Pero esto es pura pose, sólo he tenido algunos besos de dos muchachos que se decían novios. Por lo que soy virgen.
Así las cosas, cuando me gradué mis compañeros de clase organizaron varias fiestas. A una de ellas me propuse a ir rompiendo con mi estatus de "nerd" vistiendo bastante sexy. Así que fui en mini falda y top. Claro para salir de casa usé una chaqueta que disimulaba todo.
En la fiesta, ya sin la chaqueta, estaba acaparando muchas miradas, pero la que más me gustaba a mi era la de un señor como de treinta y algo a cuarenta años, muy alto, de contextura atlética, que de vez en cuando fijaba su mirada en mis ojos por varios segundos. El tipo me parecía conocido pero no sabía quién era, hasta que uno de mis compañeros me dijo.
El señor, que era su tío, era nada menos que el hijo ilustre de mi ciudad, cantante internacional, compositor, productor de música, todo un galán muy reseñado en las noticias de farándula.
Pasó largo rato hasta que se me acercó y me dijo "Niña que lindo rostro tienes, quieres alegrarle la noche a este galán de 39 años, bailando con él". Me saltó el corazón. El tipo estaba buenísimo, era una celebridad y quería alegrarse la vida bailando conmigo.
Por supuesto que salí a bailar y para rematar era un estupendo bailarín.
Yo volaba en la pista de baile pero no por el baile, si no por lo increíblemente maravilloso que esto era para mí.
Una cosa llevó a la otra y al final de la fiesta, yo fui la que le dije que si podía llevarme a casa, él se mostró muy complacido de poder ayudarme y de poder seguir charlando conmigo. Pero en el camino nos desviamos y fuimos a parar a una tasca muy famosa. Mi sueño estaba completo.
Ya en la tasca seguimos bailando y cuando llegó la música lenta, no pasó mucho tiempo cuando comenzamos a besarnos.
Más adelante Dante me invitó a sentarme, a regaña dientes, yo lo secundé. En la silla él comenzó con un discurso de arrepentimiento por mi edad que yo detuve con mis besos. Luego le expliqué que yo era bastante consciente de lo que hacíamos y que moría de ganas de estar con él.
Dante me tomó por el brazo y salimos del sitio. En al auto reanudó sus besos y caricias y me dijo que si lo quería así, podíamos ir a su casa. Me volvió a saltar el corazón y asentí con la cabeza.
En cinco minutos llegamos a una casa que yo sabía que no era la que el habitaba con su familia, porque en las revistas de farándula era altamente reseñado. Pero las ganas de que me desvirgara eran muy grandes para dar marcha atrás.
Entramos y de inmediato comenzamos con el besuqueo, y manoseo. Ahora si besaba como un hombre, me metía la lengua por toda mi boca, la que yo abría para facilitarle la faena. Me desnudó muy despacito y yo solo lo dejaba hacer.
Cuando estuve completamente desnuda se desnudó él.
Por mas edad que tuviera, Dante era un sueño de hombre, nada de barriguita, abdomen cuadriculado, pectorales definidos, brazos fuertísimos, una expresión agresiva tipo George Clooney. Pero quedé muda frente al señor pene que tenía entre piernas. Delante de mis ojos pasó de colgajo a tubo de carne erecto, grande, ancho. Se percató de que lo admiraba y me dijo que él no me gustaba a mí, la mitad de lo que yo le gustaba a él.
Se me vino encima con el garrote de policía para besarme, pero cuando sentí su palo doblarse para arriba y quedar entre el vientre de ambos, me dio escalofríos y comencé a temblar. Yo no entendía porque pero estaba temblando, como de miedo, pero no sentía miedo si no una gran excitación y ansiedad. El corazón se iba a salir. Quería que me atravesara, sentir todo esa hombría que irradiaba Dante, que me rompiera mi virgo, mi culo, mi boca, quería que me lo metiera por los oídos, la boca, los poros, la nariz, quería tener muchos más huecos de los que tenía para ofrecérselos todos a él.
Pero Dante me empezó a chupar las tetas y a meter su mano en mi chocho aún virgen. Yo no creí poder estar más cachúa, pero si, estaba tan caliente que me estiraba y arqueaba la espalda en una especie de trance. Instintivamente busque su pene, el tacto era .era, no sé como describirlo, duro, suave, caliente, me encantaba tenerlo entre mis manos. Bajarle la piel y pelarle la cabeza era muy sensual. Sobre todo el sentir resbalar su piel contra ese palote inmenso, duro, rugoso. Aunque me perecía imposible, me estaba poniendo aún más caliente.
Dante me fue llevando abajo, más abajo, más abajo hasta estar frente a su verga, era una vista maravillosa, me fijé en su punta tenía un gota de algo. Le pasé mi pulgar y sentí lo gratamente viscoso de este ¿aceite? o no sé qué cosa. Luego lo probé, Dante me miraba desde arriba con una sonrisa de comprensión con satisfacción y me dijo "Sigue tus instintos y haz lo que quieras".
Abrí la boca y me fui metiendo suavecito el palo de Dante en mi boca. Diossssss como me gustó, disfrutaba del sabor, de la textura, de lo duro que se sentía, de lo pulido de su cabeza, del sabor un poco saladito de su secreción, del olor de su pubis, de todo.
En este punto fue que me di cuenta del torrente que salía de mi cuca, me tocaba y me llenaba las manos de fluidos míos, Dante me tomó el brazo para llevarse mi mano a su boca y saboreó como si se tratara del más rico manjar.
Su pene era tan largo que me llegaba al fondo de mi garganta y aún quedaba como diez centímetros de guevo afuera y tan ancho que me dolía la mandíbula del esfuerzo para abrirla tanto.
Luego el me separó, me levantó y se me quedó mirando por todo mi cuerpo, suspiró y se arrodilló frente a mí, me levantó una pierna tomándola por el muslo que primero besó y fue acercándose a mi cueva. Cuando su cara tocó los labios externos de mi chocho sentí de nuevo las mismas sensaciones de antes pero ahora eran más fuertes, mucho más. Comencé con una danza en mis caderas sin proponérmelo, sin pensar. No podía controlar mi cuerpo que se deleitaba sintiendo su lengua traviesa.
Dante se apretaba contra mi chocho y metió su lengua para lamer mi clítoris. Me abandoné a las sensaciones que me estremecían todo el cuerpo, eran como ondas sexuales que siempre empezaban y terminaban en mi chochito. Sólo alcanzaba a gemir y a decir cosas como "Ayyy, Ajaaa,". Me convencí de que aquí no cabían ni la conciencia ni el pudor.
Entonces pasó. Mi primer orgasmo. Perdí totalmente el control y la conciencia, pasó cierto tiempo que no puedo determinar, pero cuando recuperé el sentido, estaba acostada en el piso con Dante aún dándome lengua en chocho y acariciando con los dedos mis clítoris. Cuando levantó la cara, la tenía totalmente llena de mis fluidos, estaba muy satisfecho de lo que había logrado en mí. Con una sonrisita en la boca me dijo sarcásticamente "Creo que tuviste un orgasmo" y ambos nos reímos bastante.
Al dejar de reír me comenzó de nuevo la cachuera, aún me latía el chocho y reinicié la escalada de excitación, cada vez más ávida de su verga, levanté las piernas y las tomé por las rodillas. Dante se acercó caminando sobre las rodillas con el palo en la mano, se metió entre mis piernas para sin muchos preámbulos ensartarme con el poste de luz de su guevo.
El principio fue bastante doloroso, mi vagina, aún cuando estaba muy jugosa y lubricada, se negaba a dejar entrar a semejante perol, yo estaba decidida a que me cogiera. Algunas amigas ya me habían contado que era así de traumático, pero que luego se disfrutaba enormemente, así que no dudé en dejarme penetrar.
Sentí claramente cuando se rompió el himen y su pene penetró con mas facilidad, pero con mas dolor, sentía mi vagina cediendo y adaptándose al grosor de su palo y luego pude sentir que su verga me llegaba al fondo de la vagina tratando de empujar todo para adentro. Me explico mejor, el palo de Dante llegaba al fondo y como aún le quedaba verga que meter, en cada bombeo que daba, sentía como empujaba mis entrañas para dentro . Esto me enardecía.
Yo nunca había tenido sexo con nadie y no puedo comparar, pero el desempeño de Dante era muy especial para mí. Cambiamos de posición, me puso de lado en el piso, sentándose él en mi muslo derecho y la pierna izquierda la mantenía al aire con su mano. Los enviones de Dante sonaban contra mi culo y muslos y yo gemía a ese compas. En esta posición cambiaba la zona de contacto en mi hueco y relanzaba mi excitación a niveles cada vez mas elevados.
Al pasar un tiempo en estos menesteres, ya había alcanzado tres orgasmos mas, cada uno con muchos gemidos, convulsiones, temblores y Dante seguía dándome gusto por el chocho, cambiando posiciones, en ocasiones hablándome tiernamente, pero en otras tratándome como a una puta, me increpaba cosas como "muévete sucia", "te voy a partir en dos puta sucia". Todo me gustaba, tanto lo tierno como lo depravado. Los cambios de posición eran magníficos, pues, cada una modificaba la forma de contacto y renovaba la excitación.
Luego del cuarto orgasmos mios, Dante me tomó por la cintura, me dio la vuelta y se acercó a la cama poniendo mi torso en ella pero dejando mi culo y piernas afuera. Dante hizo un rápido movimiento para coger algo de la gaveta de la mesa de noche y empezó a morderme las nalgas y al mismo tiempo me untaba una crema en mi culito, seguía besando y mordiendo mis nalgas cuando metió un dedo en mi culo.
Podía percibir que me estaba introduciendo crema dentro de mi ano y también masajeaba afuera de él. Luego me dijo "Ahora vas a saber lo que es bueno". No entendía mucho igual, yo no me preocupaba por nada, pero entonces sentí que me estaba metiendo el palo por el culo para lo que no estaba preparada, no lo había pensado. El dolor me sorprendió mas, parecía que me estaban abriendo en dos. Muy a pesar de mis gritos, Dante no se detenía, penetrando lento pero seguro, mi pobre huequito hasta entonces virgen, se explayaba con mucho dolor. Traté varias veces de huir pero Dante no me daba margen para eso. Él era muy fuerte.
Después me fui calmando y aceptando. Se lo debía a él por haberme dado tanto placer, mi culo se fue relajando y acomodando la gorda verga de Dante hasta llegar a disfrutarlo tanto o mas que lo anterior.
Pasado el momento de traumática sorpresa y dolor, me quedó el placer, los golpes que Dante daba en mis nalgas con su cadera hacían un ruido característico y yo gemía al mismo ritmo. Otra vez sentía que se me nublaba el entendimiento. Era muy sabroso la sensación del mete y saca en mi culo.
En esta oportunidad me sorprendí metiéndome las manos en mi hueco, me frotaba el clítoris con una mano y la otra la metía hasta donde la posición me lo permitía. Justo antes de entrar en el paroxismo del orgasmo la saqué y la tenía llena de sangre y otros fluidos, pero inmediatamente perdí totalmente el control y acabé por sexta vez.
Estuvimos tranquilos mirándonos por algunos segundos en los que los leímos la mente, pesando en lo bien que hacíamos esto. Yo estaba boca arriba sobre la cama y el parado en el piso. Se paró en la cama y se colocó parado arriba de mi y luego se arrodillo para poner su verga, que todavía estaba erecta chorreando líquidos míos, entre mis tetas.
Por puro instinto apreté mis senos contra su verga y comenzó a bombear entre ellas. Su palo me llagaba hasta la barba y cuando busqué con la boca su palo este se metía bastante en ella. Los olores y sabores se mezclaban, sangre, secreciones, mierda, sudor y daban un resultado tan lujurioso y lascivo que volví a venirme, pero esta vez el que comenzó a gemir y a gritar fue Dante.
El bombeo se convirtió en un frenesí violento, sacó su verga de mis tetas y de un solo envión me metió su palo hasta el esófago, su pubis se pegó a mi cara. El palo me hacía daño en la garganta y no podía respirar. Dante dio un último grito de "Aaaaaaaa" muy largo y soltó un chorro de semen muy abundante.
La leche comenzó a llenar , primero mi garganta luego mi boca y finalmente mi cara, me calló por los ojos, nariz mejillas, pelo . El sabor era especialmente rico. Aún cuando sentía cierta molestia en garganta, estaba tocando el cielo. Me sentía realizada.
Ahora si nos calmamos, estábamos uno al lado del otro frente a frente, sonriendo. No podía estar mas felíz. Mi desfloración había sido todo un evento. Algo para nunca olvidar.
Ya recuperados del sexo, me di cuenta de lo tarde que era, Dante me dijo que me llevaría a casa, asi que nos vestimos y nos dirigimos a su auto. Dante me preguntó que en donde vivía. A lo que respondí con la dirección exacta de mi casa. En el camino fuimos charlando y salió la pregunta del nombre de mis padres. Expliqué que yo era huérfana de padre, le di el nombre que mi mama me había informado y a continuación le di el nombre completo de mi madre.
Noté un cambio de actitud en Dante, de charla trivial a cuestionario indagador. Las preguntas se hacían mas y mas especificas.
Yo quería cambiar el tema para hablar de nosotros, porque yo quería que hubiese un nosotros. Pero Dante insistía en su interrogatorio. Le pregunté que porque hacía eso y el esquivaba la respuesta y continuaba con cosas como mi fecha de nacimiento, si había vivido siempre aquí, que le nombrara a los tíos míos, que le describiera a mi mamá, su rostro fue cambiando hasta tener una expresión muy severa.
Ya estaba bastante intrigada cuando llegamos a la casa. Dante insistió en conocer mi mamá y cuando ella salió a la puerta para recibirme, Dante exclamó "Maldita sea, que he hecho". Mi mamá al ver que no me bajaba se acercó al vehículo pero Dante volvió a arrancar la marcha.
Me asusté mucho y le dije que para el auto que me quería bajar ya. Él me miraba a mi y a el camino como buscando palabras y de pronto soltó "Maldición, tu como que eres ni hija" y puso su cabeza sobre el volante diciendo "No puede ser .no puede ser .no puede ser". A mi me parecía que Dante se había vuelto loco o que había ingerido una droga sin yo verlo.
Luego sentí un frenazo al lado de nosotros y madre salió de su auto, fue hasta mi puerta e intentaba abrirla sin poder. Golpeaba la ventana gritando algo que no entendía. Dante salió de su trance y me dijo que no contara nada de lo que había pasado que sólo habíamos ido a la tasca y te traje a tu casa.
Abrí la puerta y madre me sacó. Entonces vió a Dante se quedó unos segundos mirando y gritó un Nooooooooo que salió del alma. Yo estaba por desmallarme por asimilar nada de lo que se suponía que era todo esto.
Mi mamá se llama Rebeca, pero todos sus amigos y familiares la han llamado siempre Beki.
Cuando Dante dijo " Beki, no es lo que tu piensas, no ha pasado nada", todo el rollo se me despejó. Quede como aislada con mis pensamientos y ví muy claro lo que había pasado.
Mi desvirgador estrella, mi sueño hecho realidad, el hombre en el que pensaba quería estar ligada para siempre, con el que acababa de pasar los momentos mas sensuales, lujuriosos e intensos de mi vida, era mi padre. Nada más.
Salí corriendo de la escena y escuchaba a mi madre insultando a Dante, en la carrera me dí cuenta que alguien me seguía, viré la cabeza y era mi madre que corría detrás de mi.
Hoy , varios meses después, sigo viviendo con mi madre y ella me ha pedido perdón dos mil veces por haber mentido acerca de la identidad de padre y ya casi normalizamos la relación.
Dante ha tratado de contactarme, pero yo no sé qué hacer. Mi madre me dice que siempre supo que él era un desalmado y que esto lo comprobaba, por lo que ella justificaba su engaño.
También me decía que lo mejor era que lo olvidara, como hombre y como padre también. Pero la realidad es que no lo quiero como padre, para nada, pero extraño mucho su verga, su fuerza, su descaro, su semen, sus dedos, su boca, su lengua. . . . .. No sé qué hacer conmigo.
¿Continuará?......
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