Por el culo ¡NO! que me duele
Comentarios básicos para lograr buena calidad de sexo anal. Ilustrado.
Por el culo ¡NO! que me duele.
Muchísimos hombres han oído la frase del título cuando intentaron por primera vez tener sexo anal con sus parejas heterosexuales. En el caso de una pareja homosexual no es frecuente la negativa, aunque puede darse en el caso de querer iniciar a un varón en esta práctica.
En muchos relatos he manifestado mi gusto por el sexo anal. El recto es más apretado que la vagina, es más rugoso, suele ser más caliente, y lleva la ventaja de que cualquier persona sabe manejar los múculos del esfínter exterior, y muchas lo aprenden a hacer también con el interior. Esto le da al hombre activo un plus de estímulos considerables.
Si hablamos de placer, la más alta concentración de terminaciones nerviosas está alrededor del orificio anal. La porción interna del ano responde mayormente a la presión.
Hay muchas formas de disfrutar eróticamente el ano; estimulando el ano de la pareja durante el coito o mientras se manipulan los genitales de la pareja, el método oral-genital conocido como Rimming, y la penetración anal insertando un vibrador, dedo o pene en el orificio anal.
Me extenderé en el sexo anal en la pareja heterosexual, ya que es el que prefiero.
Ante todo es preciso que ambos estén de pleno acuerdo para practicar esta variante tan placentera para ambos.
Que sea doloroso o no, depende de varios factores que determinarán su placer; no sólo es imprescindible que la persona desee realmente hacerlo. En especial, la primera vez, se debe tener en cuenta el cuidado con que se haga y si no se toman las precauciones necesarias puede ser una actividad de alto riesgo.
La creencia de que el coito anal tiene que doler es un mito persistente y dañino. Lo mismo que en cualquier parte del cuerpo, el dolor indica que algo está mal. Ante una introducción anal, los músculos anales, como reflejo defensivo, se contraen y habrá dolor si no se espera a que estos músculos se relajen.
El orificio del ano está rodeado por dos anillos musculares, los esfínteres, que tienen un funcionamiento independiente. El esfínter externo es controlado por el sistema nervioso central y se puede tensar y relajar cuando se desee. En cambio el esfínter interno es controlado por el sistema nervioso autónomo, que gobierna entre otras funciones la respuesta al estrés. El músculo se contrae respondiendo ante el temor y ansiedad aunque la pareja pasiva esté tratando de relajarse. Cualquiera puede aprender gradualmente a controlar el esfínter interno voluntariamente con el fin de relajarlo. Para ello, un contacto diario con el ano insertando por ejemplo un dedo hace que el músculo se vaya adaptando.
El sexo anal no es una actividad de acceso y disfrute inmediato. La penetración nunca se debe forzar. Es importante dilatar el esfínter anal lentamente y con mucho lubricante. Lo mejor es empezar con la introducción de un dedo para que se vaya adaptando el orificio y tras repetidos intentos probar con dos dedos hasta pasar a la introducción del pene.
El placer anal se consigue con una estimulación adecuada y gradual. Se puede llegar al orgasmo por la cercanía de las zonas erógenas primarias, aunque la mayoría de las personas requieren estimulación genital directa para alcanzar el orgasmo. Las mujeres pueden llegar a alcanzarlo a través de las contracciones de los músculos pélvicos.
LA TÉCNICA:
Hay aspectos que es preciso considerar para disfrutar del coito anal:
Comunicación: Las dos personas deben estar de acuerdo y desear llevar a cabo la práctica anal. Es muy importante que la persona pasiva comunique su agrado o malestar para que el acto sea agradable y placentero para ambas personas.
Relajación: Los músculos que rodean el ano deben estar relajados, para ello es esencial una estimulación paulatina y con tranquilidad.
Paciencia: Realizar la penetración gradualmente, de manera cuidadosa y suave. Conveniente dilatar con algo de poco tamaño como un dedo antes de introducir el pene.
Higiene: Para que resulte ameno, la persona penetrada debe haber evacuado antes para que la última parte del colon esté lo más limpia posible o bien llevar a cabo un lavado profundo en la zona.
Nunca movimientos bruscos que ocasionarían desgarros.
Es imprescindible una abundante lubricación, el ano y el recto no han sido diseñados para el coito y no segregan ningún tipo de jugos lubricantes, a diferencia de la vagina.
Un gel común, de base acuosa, será adecuado, y es preferible el exceso al defecto en su aplicación.
Antes de comenzar el acto en sí es conveniente que la mujer se halle sobreexcitada para que lo desee con pasión, abandone tabúes. El tabú anal inhibe en muchas personas el poder aprender acerca del uso sexual del ano.
Será bueno hacerle mimos y caricias que le demuestran cuánto deseamos gozar de su culo, esto contribuirá a la relajación de todo el cuerpo, y en especial del esfínter interno.
A continuación servirá un dedo para iniciar la dilatación necesaria. Dos dedos serán suficientes para llegar al máximo de dilatación digital posible, más dedos ya serían exageración o fisting. Los dos dedos, una vez introducidos, se deben separar como una tijera y rotar dentro del recto.
Si hace falta más dilatación se puede recurrir a algunos aparatos. El más adecuado es un dilatador de uso en medicina, pero que también puede obtenerse en un sex shop especializado.
Prácticamente en cualquier sitio es posible adquirir los artefactos más tradicionales para estos fines.
Un sencillo consolador que se ensancha progresivamente, es casi inexpulsable, y cuanta con una base ancha que impide la introducción total.
Los dos aparatos vistos tienen la ventaja de que la dilatación puede graduarse a voluntad. Debe alcanzar a algo menos del diámetro del pene, ya que es muy agradable experimentar algo de resistencia en el momento de la penetración.
Para la primera vez sugiero poner a la mujer boca abajo, con una almohada bajo el vientre para levantarle el culo, pedirle que separe ella misma sus nalgas y comenzar la introducción del pene con la mayor delicadeza posible, y en medio de palabras cariñosas y caricias. Se debe entrar poco a poco, con intervalos entre tramo y tramo para permitir que la pareja vaya asimilando al invasor, a la vez que dilata el recto. Jamás lo que algunos relatan cuando cuentan que la metieron toda de un solo golpe, esto sería sumamente doloroso, desagradable, y quizás provoque que la mujer se resista y no quiera seguir ni volver a intentarlo.
Una vez el pene adentro hasta donde sea posible, no más, es conveniente otra pausa, estimulando el clítoris y los pezones para conseguir que la excitación de la mujer le provoque movimientos coitales. Allí puede el hombre hacer lo mismo y coger a su pareja por el culo tal como lo hace por la vagina.
Para veteranos de estas lides la posición que prefiero es con la mujer boca arriba, la almohada bajo las caderas, las piernas de ella levantadas hasta apoyar los pies en los hombros del varón; permite una penetración más profunda, la vista y succión de los pechos, besos, y no impide la estimulación del clítoris que siempre es muy agradecida.
Precauciones elementales.
Hay riesgos a considerar y es conveniente adoptar las medidas necesarias para evitarlos.
Riesgo de infección si se pasa del sexo anal al vaginal directamente. Siempre hay que cambiar antes el preservativo y lavar todo lo que haya estado en contacto con el ano, porque de lo contrario podría contaminarse la vagina con flora bacteriana proveniente del recto.
Riesgo de posible embarazo; puede ocurrir si el semen queda en la superficie del ano, baja por el perineo (zona entre ano y vagina) y se introduce en la vagina. Según un estudio en Inglaterra, un 8% de embarazos se produjeron de esta manera.
El uso de preservativo (condón) es necesario cuando no se conoce bien a la pareja. Recuerden que el HIV es mortal y no se conoce la cura. Hay otros riesgos de infección, pero la mayoría de esas otras infecciones ceden ante un antbiótico de acción prolongada o retardada. Lo sostengo yo que detesto las "gomitas".
A las mujeres: no esperen ausencia de dolor, casi siempre dolerá las primeras veces, en algunos casos dolerá aún mucho después, y en contados dolerá siempre. Es cuestión de evaluar la relación placer-dolor y resolver en consecuencia. No desestimen el efecto benéfico que producirá en la relación de pareja. El hombre al que le entregan el preciado culo estará siempre agradecido. Y la mujer plena y gratificada por lo total de su entrega.
El sexo anal es una cuestión de amor y paciencia "La paciencia es la virtud de los que saben gozar".
Sergio