Por dentro y por fuera

Cuando se comparten las cosas no sólo por placer, se comparte todo.

Por dentro y por fuera

Llegamos muy cansados de las galas, nos servimos un refresco y nos sentamos en el sofá a beber y recuperar el líquido perdido. Ninguno de los dos teníamos ganas de ver la tele, pero era temprano para acostarse:

Oye, Tony – me dijo Daniel tras beber un sorbo -, ya llevamos bastante tiempo juntos. En realidad nunca me ha durado mucho una pareja, pero es que no me gustaría perderte a ti.

Ni a mí a ti – le dije besándole -, porque esto ha sido como un flechazo mutuo y no sé qué haría sin ti.

Bueno – se echó a reír -, a lo mejor encontrarías a alguien que te hiciera más cosas que yo; ¡y mejor!

¡Y una mierda para ti! – lo empujé sobre el sofá - ¿Dónde voy a encontrar a alguien a quien quiera tanto, que me quiera tanto, que folle como tú, que esté para comérselo desde los pies hasta más arriba del último pelo?

¿Y yo? – me dijo -. Olvidemos el error que cometí cuando nos conocimos, porque yo ya sin ti… ¿dónde voy? Sé que tienes tus aventuras, pero no me importan, porque sé que no son nada más que eso; aventuras. Yo tengo también alguna, pero en la primera me equivoqué. ¿Adónde voy sin tí?

¿Quieres que te lo diga? – le susurré sensualmente -; ¡Vente a la cama!

Y nos levantamos dejando allí lo que quedaba de bebida y nos fuimos abrazados hacia el dormitorio. Empezaba a pensar que ya estaba demasiado enamorado de Daniel, y estaba seguro de que él me amaba desde el principio.

Echamos un polvo no muy largo; estábamos demasiado cansados. Su semen se había ya esparcido por todo mi pecho y mi vientre y comenzó a lamerlo y tomó con los dedos un poco y me lo puso en la boca, como un amante que alimenta a su ser querido. Rendidos, quedamos los dos mirando al techo y me di cuenta de que él observaba como me restregaba todo su líquido en mi vientre; quería tenerlo por dentro, pero también cubriéndome por fuera.

Si sigues así – me dijo – te pasará lo de siempre, que los pocos pelos que tienes se te quedarán pegajosos.

No me importa – le susurré -; es tuyo; es mío.

¿Sabes, tío? – cambió la conversación -, casi siempre acabamos haciendo lo mismo cuando follamos.

¡Me parece normal! – le miré sorprendido -; hay muchas más cosas que se pueden hacer, pero lo que nos pasa es que casi siempre repetimos lo que más nos gusta.

Es verdad – dijo sin mirarme -, pero ¿sabes una cosa? Me estoy meando que no puedo más y me encantaría hacérmelo sobre ti.

¿Estás loco? – me eché a reír - ¿Quieres mojar todo el colchón?

No – contestó muy serio -, me parece que tengo una solución ¿Te gustaría?

¡Joder! – lo tomé por los cabellos -, que le den por culo al colchón.

Noooo – me dijo besándome -, espera.

Se levantó desnudo pasando sobre mi y corrió al baño y, al poco tiempo, volvió con la cortina impermeable de la ducha.

¡Voilá!

Me hizo cosquillas para que me apartase, extendió la cortina sobre las sábanas y tiró de mí dejándome donde estaba; puso una rodilla a cada lado de mi vientre, apoyó una mano a cada lado de mi cabeza y mientras me miraba con la felicidad de un niño chico, comenzó a besarme rozando tan solo mis labios y mi lengua y moviendo lentamente su cabeza de un lado a otro; sobre mi pecho, noté un chorro cálido que me empapaba y cerré los ojos de placer. Cuando terminó aquella ilusión, se incorporó sentándose sobre mi polla y fuimos pasando las manos por todo mi cuerpo.

¡Es tuyo! – le dije - ¿Qué tendrás por ahí escondido que no me guste? Me has vuelto a poner duro y me estoy meando yo también.

Miró al techo satisfecho y sonriendo, tomó mi polla dura y se sentó sobre ella hasta que penetré en él.

¡Vamos, mea!

¿Dentro de ti? – le dije -; te veo con el vientre un tanto revuelto.

¡Mea, tío! – apretó su culo - ¡Mea dentro de mí! Vamos, relájate y lléname de ti.

Es difícil orinar cuando uno está empalmado, pero su cara de felicidad, su dulzura y sus caricias, me hicieron respirar profundamente y comencé a vaciarme.

¿Ves? – me dijo feliz -; hay muchas cosas que hacer: nos tenernos los dos uno al otro por dentro y por fuera.

NOTA: Los relatos de Tony y Daniel pueden tomarse como una "saga" (así me lo han comunicado muchos), aunque pueden leerse independientemente. En realidad, pensaba publicarlos en un blog, pero me gusta compartirlos con vosotros. Gracias a todos.