Por culpa de mi hermana III
Definitivamente Sara con sus decisiones ha contribuido a todo lo sucedido. Solo espero que algún día sepa asumir su culpabilidad en toda esta historia.
"Me manda tu hermana", fueron las últimas palabras que dijo Ramón mientras se mantenía inerte frente a mí. Mi mirada recorrió todo su cuerpo tratando de descubrir algún indicio, alguna pista que me indicaran cuáles eran sus intenciones al presentarse ante mi despúes de la noche anterior. La rabia acumulada en mi interior bullía con fuerzas intentando escapar, pero no quería demostrarle que su sola presencia me trastocaba. Haciendo gala de un, hasta ahora, desconocido autocontrol me limite a decirle:
- Si Sara acaba de llamarme.
Él se mantuvo en silencio unos minutos como esperando que algún comentario estúpido o insultante saliera de mí boca, pero me mantuve callado tratando de prepararme para cualquiera de sus ataques. De repente echo a andar, sus pasos se dirigieron hasta la esquina de la alberca donde me encontraba sentado. No pude evitar estudiarlo con la mirada, vestía una playera negra que se ajustaba a su torso como una segunda piel y dejaba adivinar cada rasgo y contorno de su musculoso pecho y abdomen, sus piernas se enfundaban en un jean azul que dejaban apreciar partes de su piel a través de unas roturas ubicadas en sus muslos. Sus pisadas se hicieron más pesadas a medidas que se acercaba y no pude dejar de notar las botas café que completaban su atuendo y que le conferían un aire sumamente masculino. Ramón se detuvo a poca distancia de mi y mi mirada se posó en la rotura de sus jeans que quedaron a la altura de mi vista, tragué en seco al recordar que la noche anterior mis manos se había aferrado a la piel de sus muslos piel mientras resistía sus brutales embestidas. Como un resorte me levanté tratando de alejar esas ideas, busque adoptar una posición donde pudiera sentirme más seguro para sobrellevar la situación que estaba viviendo. Que me levantará la verdad no ayudo mucho, la imponente altura de Ramón me hacía sentir indefenso. Lo vi pensativo, seguro ideando como humillarme nuevamente, y por fin se decidió a hablar:
¿Estás bien? - preguntó mientras recorría mi cuerpo con su vista.
Eh..., si todo bien - referí descolocado por su preocupación. - ¿A que viene el interés? - pregunté inmediatamente asumiendo una actitud un tanto agresiva.
Bueno, tu hermana mi pidió que cuidará a su "hermanito" - dijo en tono burlón. - Y yo siempre cumplo mis tareas - alegó mientras su lengua relamía su labio superior.
Aquí no tienes ninguna tarea que cumplir - manifesté malhumorado.
Jajaja - río mientras mordía sus labios y alzaba una de sus cejas. - ¿En serio?, a mi se me ocurren unas cuántas.
Estaba molesto, me molestaba que mientra yo estaba hecho un lío de emociones, Ramón parecía más tranquilo que nunca. Tenía que hacer algo, debía demostrarle que yo no era un niño indefenso al que podía manejar a su antojo. En un segundo se me ocurrieron mil frases para decirle, mil insultos que le demostrarán que podía hacerle frente sin temor ninguno; pero las palabras no me parecieron suficientes. Todo sucedió en un instante: mis brazos se movieron con fuerza, el sonido de un cuerpo cayendo al agua turbo el ambiente y entonces me di cuenta de los que había hecho mientras Ramón salía enojado de la piscina.
¿Que coño hicistes mocoso? - gritó enojado.
Darte tu merecido, gilipollas - exclamé exaltado. - No pienses que vas a estar jodiéndome todo el día sin consecuencias.
Mira niñato esto... - decía alterado mi cuñado.
Sabes qué, mejor entras al baño y te secas - lo interrumpí - voy a ver si te encuentro algo de ropa.
Automáticamente salí andando hasta la casa dejando a Ramón solo con su enojo. Me sentía satisfecho conmigo mismo, parte de mi enojo se había disipado y me enorgullecía de haberle demostrado a mi cuñado con quién se había metido. Totalmente empoderado subí a la habitación de mis padres para buscar alguna prenda de vestir de mi padre que le sirviera a Ramón, pese a que mi padre era un poco menos corpulento eran las únicas ropas que le podrían valer a mi cuñado. Llegue a la recámara de mis papás y me dirigí al armario que quedaba frente a la puerta de la habitación, no tarde mucho en encontrar una camisa azul y un pantalón negro que seguro le servirían a Ramón. Puse la ropa a un lado mientras buscaba alguna ropa interior para mi cuñado, en el armario de mi viejo solo habían calzones fuera de moda con los que no me imaginaba a Ramón. Finalmente encontré un bóxer blanco, que estaba apartado en una esquina del cajón, con los cuáles no solo me imaginaba al esposo de mi hermana sino que quería verlo. Me enfadé conmigo mismo por pensar en Ramón y como le quedaría la ropa interior de mi papá, y más me enfurecieron las ganas que sentía por mi cuñado, las que por mucho que negara e intentará apartarlas de mi mente seguían vivas. Definitivamente tendría que sacar esas ideas de mi cabeza si no quería flaquear y perder todo el terreno que había ganado esa tarde. Lo mejor sería prescindir de la prenda, pensé mientras cerraba el cajón.
¿Que haces? - escuche la voz ronca de Ramón a mis espaldas.
Nada eh..., buscándote algo de ropa - dije nervioso mientras me giraba hacia él intentando mantenerme lo más calmado posible.
Pero la calma no duro mucho ante la imagen que se presentaba frente a mi, el cabrón de Ramón completamente desuno apoyado en el marco de la puerta mientras pasaba una toalla por su cabeza. Mi cerebro enviaba miles de señales: deja de mirar, aparta la vista, huye; pero mi cuerpo no recibía ninguna de esas órdenes solo atinaba a observar a mi cuñado.
¿Qué haces así? - pude decir al fin.
¿Así cómo? - preguntó Ramón fingiendo ingenuidad.
Desnudo - dije dirigiendo la vista a su rostro.
Hombre no pretenderás que me seque vestido - respondió burlón. - Además no es nada que no hayas visto antes... - dijo pausadamente mientras me sostenía la mirada
Sabía que tenía razón pero, sus palabras no me tranquilizaban al contrario destrozaron toda la confianza que había logrado reunir en la última hora. Era cierto que ya conocía la desnudez de ese hombre pero nunca de la manera que ahora se presentaba ante mí. Su cuerpo aun tenía restos de húmedad, alfinas gotas de agua descendían por su amplio pecho y su abdomen cada vez que respiraba, su pelo mojado invitaba a deslizar las manos por él y su miembro dormido prometía infinidad de placeres. La iluminación natural de la tarde que inundaba la habitación tampoco ayudaba, los últimos rayos de sol hacían que la piel bronceada de mi cuñado se toranara de un color caramelo que invitaba a lamer cada parte de su anatomía.
- O probado - concluyó Ramón devolviendome a la realidad.
La referencia a lo sucedido la noche anterior hizo que mi piel se erizara inmediatamente. Sabía que sus palabras solo buscaban provocarme pero no me pude controlar.
Solo porque alguien me obligó - manifesté desafiante.
No recuerdo haberte obligado mucho - dijo él mientras se dirigía a mí. - Solo te di el empujoncito que necesitabas.
Yo no necesitaba nada - referí altanero.
A mi me parece que si, y creo que hoy necesitas unos empujoncitos más - dijo a escasos centímetros de mí.
Me encontraba en una disyuntiva enorme, ese hombre me atraía me volvía loco pero caer en la tentación era abrir una puerta que nunca me había atrevido a abrir de par en par; era reconocer mi sexualidad ante alguien más. Claro que desde hacía tiempo sabía que me llamaban la atención los hombres e incluso había fantaseado con miles de situaciones; pero nunca había reconocido lo que ello implicaba: ser gay. Era más fácil asumir todo con un dejo de negación que enfrentar lo que de verdad añoraba mi cuerpo y mi mente.
- No te atrevas - dije empujado por mi lógica interna.
Ramón se acercó a mi oreja, sentí su respiración en mi cuello y podía percibir el calor que irradiaba su piel a poca distancia de mí. Mis ojos se cerraron al sentir la cercanía de mi cuñado y contuve la respiración por unos segundos.
- Sabes que te voy a hacer gemir como una puta, ¿verdad? - dijo mientras sus labios rozaban la piel de mi cuello.
Mis ojos se abrieron instantáneamente, con mis últimas fuerzas lleve mis manos a su pecho y trate de empujarlo, pero todo fue inútil. Sus fuertes manos agarraron las mías y haciendo gala de su fuerza llevo una de ellas a su polla. Sentí la piel húmeda y caliente de su pene en mis dedos. El tacto de mi mano despertó poco a poco la dureza de Ramón y su verga alcanzó dimensiones impresionantes.
Yo... no quie..., no quiero - dije con un tono de voz a penas perceptible.
Pues eso no es lo que dice tu cuerpo - refirió Ramón mientras su vista se dirigía a mi entrepierna.
No me había percatado que toda la situación había despertado mi polla que se dibujaba con toda claridad sobre la tela de mi bañador rojo. Justo en ese momento caí en cuenta que aparte del bañador no vestía nada más, toda reacción de mi cuerpo era más que evidente para mí cuñado. Mi piel erizada, mis pezones duros y pequeños, mi respiración agitada y mi verga que palpitaba sin medida evidenciaban la exitación y el deseo que tanto trataba de esconder.
- Ahora yo voy a darte tu merecido niñato - dijo mi cuñado mientras con sus manos en mis hombros me llevo a arrodillarme ante su monumental pene.
Me estremecía ante la visión de su rabo frente a mí y al escuchar como las palabras que le había proferido anteriormente a Ramón había vuelto contra mí. Recordé la noche anterior y mi excitación creció, casi sentía en mis labios el sabor de la polla de mi cuñado y pase mi lengua lentamente por ellos. Mi gesto no pasó desapercibido para el macho que tenía frente a mi quién de inmediato me dedico una sonrisa mientras con su mano agarró mi mentón y paso uno de sus dedos por mis labios.
- Parece que alguien tiene mucha hambre - dijo con una voz ronca afectada por la excitación. - Pues empieza a chuparme los cojones cuñadito.
Todas mis defensas habían caído a tierra, la lujuria se había adueñado de todo mi ser así que no me hice de rogar; mis labios se posaron sobre los huevos de Ramón mientras con mis agarraba su verga dura. Empecé a chupar sin pudor, sentía el sabor de la piel de mi cuñado en mi boca y mi lengua recorría cada espacio de su sexo. Con sus huevos dentro de mi boca empecé a salibar mezclando mis fluidos con sudor. Ramón pasaba sus rudas manos por mis cabellos apretando mi rostro contra él, de esa manera sentí como sus cojones entraban completamente en mi. Deseperado por respirar me aleje de él, mis labios hinchados tenía rastro de mis babas y el sabor de Ramón me embriagaba. Después de unos breves segundo tome su polla y con mi lengua empecé a recorrer cada centímetro, era increíble sentir la dureza de sus 20 centímetros.
- Así me gustan las putas, entregadas en su labor - dijo de pronto Ramón.
Sentí rabia al escuchar esas palabras, pero si quería una puta yo estaba a decidido a demostrarle que tan puto podía ser. Empecé a mamar su verga con genio, como un loco me tragué toda su polla hasta sentir su pubis contra mi nariz.
- Pingaaaa, que rico - gemía Ramón sin control.
Movía mi cabeza sin control marcando el ritmo de una mamada salvaje y desenfrenada, fruto de la rabia contenida. Las manos de Ramón se apoyaron sobre mi cabeza tratando de controlar el ritmo frenético pero yo estaba decidido a no frenar.
- Ahhh, ahhh - eran los únicos sonidos que emitía el esposo de mi hermana.
Los gemidos de Ramón iban en aumento mientras yo seguía descontrolado tragándome su enorme rabo. Mi cuñado no iba a durar mucho más, las palpitaciones de su polla vaticinaban que su corrida estaba cerca. De pronto sus manos apretaron con fuerza mi cabello y con una furia casi salvaje saco su rabo de mi boca.
- Para maricón, para - gimió agitado. - No pienses que esto va a terminar así.
Sentía sus dedos halando mi cabello, lo que me obligaba a mirarlo a la cara. Sus ojos estaban oscuros por la pasión y gotas de sudor recorrían su cara. Mi mirada era una mezcla de deseo y enojo que lo incitaba a continuar.
Y como piensas terminar - pregunté desafiante.
Jajaja - río de manera apenas perceptible. - Conmigo rompiendo tu culo cuñadito y contigo gritando hasta el final.
Sus palabras encendieron mis alarmas, mi culo nunca había sido penetrado y solo imaginar el pollón de mi cuñado entrando en él me hacía temblar de miedo.
No, no te atrevas - grité liberandome de su agarre y poniéndome en pie. - Eso no lo permitiré - respondí con agresividad intentando pcultar mi temor.
Sabes qué, ya me cansé de este jueguito - respondió enfadado. - Quieras o no mi verga va terminar en tu culo.
Eso habría que verlo cabrón - dije mientras daba un paso atrás.
Subítamente Ramón se acercó a mi y me agarró del cuello con una mano mientras su cara se acercaba mi oído.
- Claro que lo vas a ver - susurró con lujuria. - Hoy voy a hacer contigo lo que no me deja hacer la frígida de mi mujer.
Me empujó con rabia y caí sobre la cama de mis padres. En el fondo de mi mente deseaba lo que estaba pasando, mi excitación era evidencia de que me gustaba la idea de que Ramón me usara a su antojo, pero no iba a darle el gusto de reconocerlo. Intenté escapar a gatas de la cama pero mi cuñado me tomó por las piernas y me trajo hacia él. Arrastró mi cuerpo boca abajo hasta que chocó con el suyo. Sentí su pene duro rozando mis nalgas y un escalofrío me recorrió de pies a cabezas.
¡Dejame ir tarado! - grite con todas mis fuerzas.
Todavía no has aprendido como comportarte con un macho - me dijo. - Pero no te preocupes dentro de poco vas a aprender como se deben comportar un niñato como tú.
Que me dejes... - gemía casi sin fuerzas.
Tranquilo que vas a terminar disfrutando y pidiendo más - refirió mientras con sus manos bajaba mi bañador.
No creo que disfruté - referí intentando liberarme.
De repente su cuerpo entero me cubrió, Ramón pegó su cuerpo al mío acercandose una vez más a mi oído.
¿Estás seguro que me quieres seguir retando? - dijo mientras pasaba su lengua por mi oreja y me daba un pequeño mordisco.
Ah, yo, ah... - solo referí al sentir su lengua acariciando mi oreja.
El calor invadía todo mi cuerpo y sentí la presión de su polla dura entre mis nalgas. Durante unos segundos Ramón siguió lamiendo mi oreja y restregando su rabo tieso en mis nalgas.
Ahhhh, ahhh - gemía yo si control.
Y esto es solo el principio cuñadito - sentí decir a Ramón.
Sus labios empezaron a recorrer mi espalda mientras con su lengua dejaba dejaba un rastro frío de su saliba en mi piel. Finalmente sus manos se posaron en mis nalgas y con fuerza apretaron mis carnes. De pronto su boca mordío con ansias una de mi nalgas.
- Ayy, ahhh - grité al sentir sus dientes en mis glúteos.
Con mis manos agarré las suyas intentando liberarme de su agarre pero Ramón me levantó poniéndome en cuatro. Giré mi cabeza y vi mis nalgas levantadas mientras Ramón ubicaba su polla sobre estás. De pronto un sonido retumbó en toda la habitación.
-Plaff, plaff - dos sonoras nalgadas hicieron tambalear mi cuerpo. - Uff que ricas nalgas maricón.
Apreté mis labios para contener los gemidos que amenazaban de escapar de mí. Ramón tomo con su mano su polla y empezó a restregarla por mi agujero. Sentí la leve presión de la cabeza de su verga en mi culo y al instante sentí una abundante cantidad de líquido que bajaba por mi raja hasta llegar a mi agujero. Un dedo de Ramón empezó a esparcir la saliba que recorría mi culo y mi cuñado empezó a introducir uno de sus dedos dentro de mí. Apreté mi culo con fuerza tratando de frenar los avances de su dedo, mi agujero no estaba acostumbrado a sentirse ocupado de esa manera.
Ufff este culo necesita dilatarse bien - dijo Ramón.
Por favor, para ya - suplique con voz ronca.
¿Estás seguro? - fue lo único que dijo mi cuñado antes de sentir como su rostro se dirigí a mis nalgas.
De pronto sentí el contacto de la incipiente barba de Ramón contra la piel de mi culo lampiño. Las sensación de la fricción entre su piel y la mía me hizo olvidar la leve momestia anterior. Me preparaba para volver a protestar cuando de repente su lengua hizo contacto con mi agujero. Mi cuñado empezó a lamer con fuerza mi culo como si fuera el coño de su esposa. Su lengua recorría cada pliegue de mi ano una y otra vez mientras Ramón saboreaba con gusto mi culo. De repente su lengua con fuerza empezó a introducirse en mi ano y Ramón empezó a comerme el culo de una forma casi desesperada.
- Si, si ahhh - gemí al sentir las nuevas sensaciones que me provocaba el marido de mi hermana.
Ramón se enfrasco aún más en su labor al sentir mis gemidos. Sus manos se aferraron con más fuerza a mis nalgas mientras su lengua intentaba llegar a lo más profundo de mí. Después de unos minutos mi cuñado soltó una de mis nalgas mientras una nueva nalgada dejaba marcado mi cuerpo. Su rostro se separó de mi lo que me permitió recuperar un poco de control e intente levantar mi rostro de la cama. Con una de sus manos mantuvo mi cabeza recostada a la cama de mis padres mientras dos de sus dedos de manera repentina invadieron mi culo que se mantenía en alto. Durante unos minutos sus dedos se introducían y salían de mi culo sin cesar ante mis constantes protestas. Luego de in tiempo sentí aumentar el dolor y la presión en mi culo, un tercer dedo se había sumado a la "violación" de mi culo a manos de mi cuñado. No puedo precisar cuántos minutos estuve en esa posición mientras los dedos de mi cuñado me hacía gemir de dolor pero de pronto sentí como se retoraban y un vacío inundaba mi culo.
Uff este culo necesita ya que lo abrán bien - refirió mi cuñado mientras con una escupida volvía humedecer mi agujero con su saliba.
Ramón por favor para. Esto no está bien - suplique yo por un poco de compasión.
Pero mis palabras fueron en vano, sentí como su glande se pegaba a mis nalgas y recopilaba la saliba de Ramón antes de detenerse en la entrada de mi ano. Poco a poco mi cuñado hizo fuerza con su polla. Mi culo empezó a ceder ante la presión de la verga dura de Ramón. Un dolor me invadió de repente, sentir como esa polla me penetraba era algo que mi cuerpo ni podía aguantar.
Sácala, sácala Ramón que me duele - grite con dolor.
Tranquilo coño que pronto estarás pidiendo más - me refirió un poco molesto.
No por favor, duele mucho - decía yo concentrado solamente en el dolor que me producía tener medio rabo de cuñadi dentro.
Incoscientemente mi ano empezó a cerrarse con fuerza sobre la polla de Ramón en un intento de frenar su avance. Sentía como si mi cuñado fuera a romper mi culo con su enorme polla y no imaginaba como sus 20 centímetros podrían entrar en mi apretado culo.
Relájate cuñadito, tranquilo que solo queda media ración de rabo para que gozes bien - me dijo.
Por favor, no creo que quepa más - le dije a mi cuñado.
Claro que cabe mocoso - me respondió. - Pero afloja el culo que así no hay quien entré.
Yo n...- traté de hablar.
Pinga, que aflojes que vas a hacer que me corra - me regañó.
Por un momento intenté hacerle caso a Ramón, intenté olvidar el dolor y abrir mi culo para él. Poco a poco logré relajarme, ese fue el momento que aprovechó mi cuñado y de una embestida me introdujo toda su polla sin contemplación.
¡Ayyyy! - grité - ¡Ahhh!
Ufff ahora si la tienes toda adentro - me dijo Ramón excitado.
No era necesario que me lo dijera, sentía mi culo lleno con toda su polla y su cadera pegada a mis nalgas.
- Si tus padres te vieran ahora jajaja - dijo Ramón. - A cuatro patas sobre su cama y relleno como un pavo jajaja.
La comparación me molestó un poco pero así me sentía completamente relleno y adolorido por la.embestida de Ramón. Yo solo atinaba a respirar agitado tratando de resistir el dolor que me provocaba la polla de mi cuñado. Ramón se mantuvo quieto intentado que me acostumbrar al grosor de su rabo, después de unos minutos mi respiración se normalizo lo que indicó a mi cuñadoque el dolor había cedido.
- Ahora vas a ser toda mía puta - me dijo de repente y sentí como su polla se retiraba de mí.
Pero su polla no llegó a salir, cuando solo quedaba parte de su cabeza dentro de mi culo volvió a introduirla despacio.
- Ahhh - gemí ante la mezcla de dolor y placer que empezaron a despertar las acciones de Ramón.
Mi cuñado me empezó a penetrar poco a poco. Podía sentir cada centímetro de su verga entrando y saliendo de mi interior mientras sus manos se aferraban a mis nalgas.
- Que rico se siente cuñadito, ufff - gemia Ramón mientras su cadera golpeaba contra mis nalgas.
Solo se sentía el sinido de nuestras carnes chocando con cada embestida. El vaivén de Ramón se mantuvo durante varios minutos y poco a poco la intensidad y rapidez empezó a aumentar.
- Pinga, como te entra mi polla - decía Ramón. - Deberías enseñarle a tu hermana como aguantan polla las putas
Yo solo me limitaba a gemir mientras el dolor abandonaba cada vez más mi cuerpo y emezaba a inundarme una hola de placer. Mi cuñado empezó a darme con fuerza mientras nuestas respiraciones aumentaban. De repente se pegó a mi cuerpo y terminamos acostados en el colchón de mis padres. Todo el cuerpo de Ramón se pegó al mío, sentía su pecho duro en mi espalda, sus manos agarrando mi cadera y su polla entrando en mi sin parar.
- Ahhh, que rico cuñadito - gemia a mi oido. - Tienes el culo bien cerradito pinga.
Las embestidas aumentaron sin cesar, mis nalgas tratabn de resistir los embates cada vez mayores de Ramón. Mi cabeza daba vueltas un cúmulo de sensaciones indescriptibles me invadían me sentían doblegado y dominado por mi cuñado pero estaba disfrutando cada momento de su follada.
- Pídemela maricón - escuche su voz ronca al oído.
-Ahh, ahh - solo gemía yo al sentir su polla rompiendo mi culo a toda velocidad.
Pidemela como la puta de tu hermana - me dijo Ramón con la respiración agitada.
No, ahhh, no - intenté negarme yo a su pedido mientras jadeaba con pasión.
Si no la pides voy a estar follándote hasta mañana - me dijo amenazante mientras me embestía con dureza hasta que sentí sus huecos chocar con mis nalgas. - Pidémela que tu sabes que la quieres.
Dámela, dámela toda Ramón - pedí ante la inminente amenaza de estar en esa cama hasta mañana penetrado por ese macho.
Pidela bien maricón, dime que quieres - gemía Ramón a mi oido.
Dame tu leche, dame toda la leche cabrón - grite yo cada vez más agitado.
¿Quieres toda la leche? Puta eh - jadeaba Ramón - Dime donde la quieres.
Quiero tu leche en mi culo, quiero que me preñes como a mi hermana - gemí sin pudor ante el alto grado de excitación que sentía.
Pinga, sí. Tómala toda puta - gritó Ramón.
Ramón dio su embestida final con una fuerza descomunal, sentí como todo su cuerpo se tensaba sobre mí. De pronto su polla empezó a vibrar y un trallazo de leche me invadió. De pronto sentí como si hubiesen presionado un botón en mi interior, su orgasmo logró producor en li una sensación que ninca había experimentado y si tocarme me corrí. Sentí como mi culo se llenaba con su semen que seguía brotando de su verga sin parar. Al mismo tiempo sentía como mi abdomen se llenaba de mi semen y mojaba la sábana de mis padres. Mi cuñado se mantuvo en mi interior y con el último trallazo de su semen se recostó sobre mí. Poco a poco nuestras respiraciones se calmaron mientras nuestros corazones desbocados volvían a su ritmo normal. Sentía como su polla iba perdiendo su grosor en mi interior y su leche comenzaba a escurrirse por mi culo lentamente. Ambos estabamos cansados, poco a poco el ambiente se fue tornando somnoliento y nuestros ojos empezaron a cerrarse. Poco antes de quedarme dormido escuché la voz ronca de Ramón.
- Este ha sido mi mejor polvo en mucho tiempo - susurró mientras su aliento golpeaba mi cara. - Tu hermana nunca me ha dejado que la follé así.
Saludos a todos los que siguen está historia, de verdad chicos aprecio muchos sus comentarios y sus correos. Primero quiero pedir disculpas por los errores ortográficos o de concordancia que puedan existir pero nunca he tenido paciencia para corregir o releer lo que escribo ni siquiera en los exámenes de la escuela así que disculpen mi impaciencia y desespero. Lo segundo es que espero que les haya gustado esta tercera, me ha costado escribirla un poco más que las dos anteriores que las escribí en un día pero creo que eso sucede siempre que se complejiza una historia.
Además quisiera aprocechar y mostrar mi apreció a todos los autores que publican en esta página la verdad esta experiencia me está demostrando que no es tan fácil como a veces pensamos asi que para todos un agradecimiento enorme. Bueno chicos espero que disfruten la historia y que no hayan muchas decepciones peroestoy consciente de que no puedo complacer a todos. Bueno no doy más la lata, un abrazo para todos.