Por conveniencia 1

Sara es una persona sin tantas complicaciones su vida era sencilla.

Sara es una persona sin tantas complicaciones su vida era sencilla, en lo físico era alta 1,75, cabello negro, corto pero no mucho, de figura atlética, color de piel moreno claro, había estudiado administración de empresas y un diplomado en comercio internacional a sus 27 años había logrado mucho tal vez no todo lo que se había propuesto pero iba por buen camino, trabajaba para una empresa  productora y comercializadora de acero que exportaba a más de 10 países, ella se encargaba de todo lo que tuviera que ver con ventas en el extranjero por lo cual viajaba contantemente, un trabajo tan demandante haría pensar a más de uno que no hay tiempo para la vida social, pero no, todo lo contrario ella encontraba suficiente tiempo para entretenerse con todas las conquistas que tenia ya que tenía un pegue impresionante, no había quien se le escapara.

Todo esto sin descuidar su trabajo ya que para ella el trabajo arduo representaba los escalones para lograr sus objetivos que eran bastante ambiciosos ya que tenía planeado en unos  cuantos años poner su propio negocio. Su jefe Don Fausto, confiaba plenamente en ella, sabía que su inteligencia y gusto por el trabajo la llevarían muy lejos en su empresa. En cuanto a sus relaciones nunca tuvo una estable, a las mujeres las veía como a alguien con quien pasar el rato, en su mente nunca ha habido la idea de sentar cabeza puesto que se le  hace muy complicado vivir con los dramas que tiene todas las mujeres.

Su primera conquista fue una niña popular del colegio que se creía mucho y  que odiaba a los homosexuales, pero Sara se dio a la tarea de enamorarla y acostarse con ella, sólo para después dejarla, así fue como se dio cuenta de que lo mejor era pasarla bien sin tanto drama, ya que la niñita popular la acoso y le hacía dramas  durante todo el tiempo que estuvo en ese colegio, claro Sara  aprovechaba la vulnerabilidad de la niñita popular para acostarse con ella cuando le diera la gana, pero al salir del colegio a los 18 años  tuvo que terminar definitivamente con ella, porque  no quería más dramas en el futuro.

Tenía pocos amigos, pero si tenía un mejor amigo llamado julio, que era su compinche y que sabía todo de ella y ella de él, siempre tuvieron gustos similares en los deportes, la música, el arte y el diseño, siempre que platicaban lo hacían por horas, para Sara él era la mezcla de amigo, hermano, papá y terapeuta, le tuvo gran cariño desde que se conocieron en el colegio, a ella le toco defender a su amigo de aquella niñita creída que odiaba a los homosexuales, desde entonces se volvieron inseparables.  Julio siempre le dijo a Sara que consiguiera una pareja estable que le diera cariño y amor todos los días, no sólo por unas cuantas  horas, a lo que Sara siempre daba la explicación de que eso de los dramas no era lo de ella, pero que le daba mucho gusto que él encontrara una pareja estable.

En cuanto a su familia Sara era hija única y la apoyaban en todo, lo de la parte de que ella prefería a las mujeres, no fue gran problema, solo que su mamá cada vez que la veía le comentaba lo  maravilloso de tener una pareja e hijos y esto provocaba grandes discusiones entre ella y Sara,  ya que Doña Consuelo  a sus 50 años quería tener nietos a los cuales consentir y querer, la vida que llevaba con su esposo  José era muy buena puesto que se querían mucho, pero desde niña Doña consuelo soñó formar un hogar que siempre estuviera lleno de familiares, hijos y nietos. Doña consuelo no perdía las esperanzas de que su hija encontrara una buena mujer que quisiera formar un hogar y tener hijos.

Miércoles por la noche iba llegando Sara a su departamento de una reunión de negocios con unos importantes empresarios  de Canadá, el viaje la había agotado mucho por lo cual se disonía a tomar una ducha, cenar y luego dormir para mañana estar puntual en el trabajo, en eso estaba cuando suena su celular y ve en el identificador que es Don Fausto.

Sara: Buenas noches Don Fausto, que se le ofrece?

D. Fausto: Hola Sara, tu siempre con tanta formalidad.

Sara: Más bien,  es el respeto que le tengo.

D. Fausto: Si así lo prefieres, está bien. Te hablo para saber primero como estas y después como te fue con los empresarios de Canadá?

Sara: Estoy bien, algo cansada por el viaje, pero bien, en cuanto a los empresarios de Canadá, todo va de maravilla el edificio que que quieren construir ya es un hecho, la parte que nos toca es la más difícil ya que sus planos de construcción tienen diseños peculiares y esas partes de acero tienen que ser a la medida y al parecer no hay pieza que se repita.

D. Fausto: entonces todo bien, bueno me alegro, ya en la mañana veremos como nos organizamos con los de ingeniería, ellos son los que se van a encargar de hacer de este pedido algo sencillo. Descansa  Sara, hasta mañana. Por cierto tengo una propuesta para ti, pero mañana te digo. Adiós.

Sara: ok, hasta mañana señor.

Sara colgó el teléfono y se quedo pensando cual sería la propuesta de Don Fausto, bueno ya será mañana se pensó.

Al día siguiente ya estaba Sara a las 8 am en su oficina esperando a Don Fausto para darle el informe de el pedido y los contratos. Tocan a la puerta.

Fausto: se puede?

Sara: si claro adelante, tome asiento por favor.

Fausto: entonces como quedaron los acuerdos?

Sara: hice el estimado con el ingeniero  Gonzalo y quedamos que la primera entrega será en 1 mes, en cuanto al pago acordamos que nos darían la mitad del total ahora y al finalizar la entrega se pagaría el resto

Fausto:  Umm ya veo, tu haces que todo sea sencillo para la empresa, excelente.

Sara: Gracias don Fausto. Ayer me dijo que tenía una propuesta para mi, quisiera saber de qué se trata.

Fausto: jajaja  perdón más bien se trata de una invitación, veras mi hija diana va a cumplir 25 años este fin de semana y me gustaría invitarte a la fiesta que le estamos organizando, que dices?

Algo demasiado personal, pensó Sara, total sería algo para quedar bien con el jefe.

Sara: claro con mucho gusto iré.

Fausto: no se diga mas, te esperamos el sábado a las 5pm. Hasta luego.

Sara: hasta luego.

Los días transcurrieron normal, Sara tenia mucho trabajo como siempre. Llego el sábado y Sara salió en la mañana al centro comercial para comprarle un regalo a la hija de don Fausto. Se le ocurro que los más viable era regalarle una cadenita de oro, ya que no la conocía, por lo tanto no sabia sus gustos. Compro la cadenita que tenía un corazón, no se le ocurro otra cosa, total a quien no le gustan los corazoncitos.

Ya eran las 4pm y Sara se estaba arreglando como con su estilo característico, zapatos, jeans, blusita y saco un estilo por así decirlo masculino/ femenino. En eso suena el teléfono.

Sara: hola?

Julio: hola, corazón! Ya comiste? Ven a la casa, estoy preparando una lasaña de acelgas que si la pruebas te enamoras de mi jajaja.

Sara: por eso mismo no voy air porque si me enamoro de ti, tendrás que ser mío y no creo que a Oscar le guste la idea, de todos modos tu sabes que el día que yo quiera tu serias mío jajaja.

Julio: estoy seguro de que no voy a ser una más en tu lista de a costones, porque te obligo a que te cases conmigo jajaja.

Sara: ya deja de ser tan payasito! Ya enserio no puedo tengo una fiesta ahorita, es el cumpleaños de la hija den Don Fausto y pues voy a hacer acto de presencia, como ves?

Julio: umm tu te lo pierdes, pero que te parece si mañana vamos a jugar tenis?

Sara: claro, mañana paso por ti temprano.

Julio: temprano? No creo seguro tienes un ligue en la fiesta y te desvelas, pero bueno haz el intento de pasar temprano por mi ja ja ja. No se te olvide contarme si esta buena la hija de Don Fausto.

Sara: ok, sólo porque tú me lo pides le voy a hacer una revisión minuseosa. Hasta mañana cariño     ja aja ja.

Julio: hasta mañana corazón.

Llegando a la casa de Don Fausto, Sara se percato de que aquello no era una casa sino más bien una mansión, le dejo su mustang a los de ballet parking y entro a la casa. Parecía que la estaban esperando, cuando entro todos la voltearon a ver, se sintió un poco incomoda, en eso se acerco Don Fausto.

Fausto: hola, Sara. Ven te voy presentar a mis hijas.

Sara: si, vamos.

Al caminar  atreves de lo que parecía un salón de baile, se detuvieron  frente a un grupo de personas y lo primero que vio Sara fue a 2 hermosas mujeres, bastante diferentes de les notaba a kilómetros una era rubia, de pelo largo y lacio y la otra de morena clara de pelo rizado natural color negro.

Fausto: hijas les presento a mi colaboradora estrella Sara.

Fausto: Sara te presento a mi hija diana( la de cabello rizado) la cumpleañera.

Sara: ohh así que a ti es a la que hay que darle los abrazos y los regalos.

Sara se acerco a diana y le dio n beso en la mejilla y la abrazo, saco de su bolcillo la cajita que tenía en regalo y se lo dio.

Sara: para ti, feliz cumpleaños

Diana: gracias, que detalle tan dulce de tu parte.

Diana algo tímida, abrió en regalo y al percatarse que era una cadenita con un corazón, se le dibujo una sonrisa en su rostro.

Sara: te gusta?

Diana: si, es bellísimo.

Sara: te ayudo a ponértelo?

Diana: si, por favor.

Sara no podía dejar de ser galante así que tomo la cadenita y rodeo en cuello de diana con él, diana estaba algo nerviosa, su personalidad era tímida, pero Sara le provocaba algo que no había sentido antes.