Por caliente y atrevido, terminé siendo desvirgado
Este es un relato que, como cuento al principio del mismo, es de Esteban, un jovencito lector de Bogotá, el cual me pidió que escribiera su pequeña pero caliente y morbosa historia, de cómo fue desvirgado.
Me llamo Esteban, soy de Bogotá, estoy a punto de cumplir los 18 años, mido 1,70 y peso 59 kilos, vamos que estoy delgado, tengo el pelo rizo y mis ojos son de color café, tengo unos labios carnosos y muy apetecibles, igual que mi culo, el cual cada vez está más bonito y apetecible, eso es desde que voy al gimnasio, lo se porque cuando voy del colegio a casa o de casa para el colegio en el bus, muchos manes se pegan a mi para restregar la polla, otros se ponen para que yo me restregué a ellos. El caso es que a mí eso me gusta y me pone muy caliente, aunque nunca me he dejado coger por nadie, me gusta ser activo y ser yo el que dé verga.
De siempre me gustó hacer cruising, pero no me atrevía ha hacerlo, a lo máximo que había llegado hasta la fecha, era a esos roces en el transporte cuando iba para casa o el colegio. En varias ocasiones tuve suerte y después de que alguno me pusiera el culo para que me restregara a él, pude cogerlo y darle verga, el primero fue un compañero del colegio con el que cogimos en uno de los aseos, fue algo estresante por lo que no volvimos a repetir hasta la fecha, con otro fue al bajar del transporte y antes de llegar a donde vivo, hay un descampado donde hay abundante maleza y árboles, y allí entre arbustos lo cogí en varias ocasiones, se decía que si te internabas más al fondo era un lugar donde se practicaba el cruising, pero yo nunca me había atrevido a internar, siempre que había ido allí, había follado en la entrada y siempre con jóvenes a los que antes había restregado en el transporte.
Así iban pasando los días, hasta este día, este día me habían puesto muy caliente cuando iba para casa en el transporte, pero cuando llegué a donde me solía bajar, ese día no había tenido suerte, nadie me había seguido para que le diera verga, eso que aquel día iba el transporte a tope de gente, fue uno de los días que más caliente me habían dejado. Me habían restregado una verga por el culo de una manera tan descarada que casi me hacen correr, me habían dejado a tope de caliente. A pesar de que aquello sentía que me gustaba, tenía miedo entregar mi culito, era un paso que no estaba dispuesto a dar, dejarme chupar la verga o meterla yo, lo veía distinto, no sé cosas que tiene uno en la mente.
Lo que no sospechaba era que muy pronto aquello iba a cambiar, aquel día mi vida iba a dar un giro de 180 grados y todo por caliente y atrevido.
Desde donde me bajaba del transporte hasta llegar a mi casa, todavía me quedaba un buen trayecto, además que tenía que pasar por aquel descampado donde en varias ocasiones me habían mamado la verga, siempre fue en la entrada de aquel bosque, nunca me había atrevido a seguir internándome más. Cuando estaba llegando a aquella zona del camino que llevaba a mi casa, pude apreciar como una persona que venía en dirección opuesta a mí, se internaba por aquel camino internándose en aquel descampado. Me pareció que se trataba de una persona joven como yo, no lo pude apreciar bien a causa de la distancia y de que ya estaba empezando a anochecer. La verdad es que, al verlo internarse por aquel camino, el corazón me dio un vuelco, fue como una corriente que me atravesó desde las bolas subiendo por toda la columna vertebral haciendo que se me encogiera el estómago. Ufff con lo caliente que me habían dejado en el transporte y de repente ver como aquel joven se internaba por aquel camino, me había terminado de despertar mi apetito sexual. La polla se me puso dura al momento, los casi 17 centímetros de polla que tenía se empezaron a poner cada vez más duros, joder si hasta notaba como mis boxers se mojaban con el precum que mi verga empezaba a soltar.
Al llegar al camino por donde había visto que se había internado aquel joven, al menos eso me había parecido a mí, sin dudarlo hice lo mismo y me metí yo también. En esos momentos no pensaba en nada más que no fuera sexo, sabía que más al fondo de aquel inmenso descampado, se practicaba el cruising, y aunque yo nunca me había atrevido a ir, era posible que al verme aquel que yo creía que era un joven de más o menos mi edad, decidiera internarse en espera de ver si yo lo seguía. Y eso era precisamente lo que estaba empezando a hacer.
A los pocos metros de internarme por aquel camino, entre los arbustos y maleza que empezaba a haber, y que no podía distinguir a ninguna persona, empecé a caminar más despacio tratando de poder escuchar algo. Pero nada, no se escuchaba nada, era como si la tierra se lo hubiera tragado.
Seguí caminando, procurando prestar atención a lo que iba viendo y lo que mis oídos percibían, cuando de pronto escucho un chif chif, de alguien que me hacía señas para que mirara, giré la cabeza hacia a donde había venido aquel sonido, pudiendo apreciar la silueta de la persona que había visto internarse por el camino cuando yo me estaba acercando. Cuando lo vi, me había parecido un joven de más o menos mi edad, pero al verlo ahora me pareció un ñero, vamos lo que solemos llamar en Colombia a las personas callejeras, pero bueno era el mismo que había visto internarse por el camino, al menos la ropa era del mismo color. Al fijarme más en él, pude apreciar que me estaba haciendo señas y bufff, el cabrón tenía la polla de fuera, menuda tranca que se le podía apreciar, era bien larga y ya la tenía bien tiesa, se la estaba acariciando con la mano a la vez que la exhibía para que se la pudiera apreciar. Ufff, aquella visión me hizo poner más caliente, no podía dejar de mirar aquella verga. Él me hacía señas para que me acercara, pero yo me había quedado aturdido, solo veía aquella verga y su mano deslizándose por ella a todo lo largo. Como un zombi me fui acercando hasta estar junto a él.
Dios la boca se me hacía agua, no podía apartar la vista de aquella verga, era como si me tuviera hipnotizado. Nunca me habían dado por el culo, todavía era virgen y no quería que me dieran por el culo, pero me encontraba delante de aquel tipo y era incapaz de dejar de ver aquella verga, aquella verga que sin yo sospechar nada, aquella noche se iba llevar el honor de desvirgarme.
Me sujetó la mano llevándola a su polla para que la acariciara y como un autómata, la agarré con mi mano, empezando a acariciarla a la vez que se la iba meneando suavemente.
Cogió mi otra mano metiéndola por dentro de su ropa, haciendo que le acariciara su pecho y abdomen.
Jodido ñero, el cabrón estaba bien bueno, no tenía ni un gramo de grasa, era delgado como yo, tenía una piel suave y tersa, era de piel oscura, el pelo lo tenía negro y cortito, en eso era distinto a mí, yo tenía el pelo de color café clarito al igual que mi piel que era bastante blanquita. Los pezones los tenía duros he hinchados, al igual que yo, no tenía pelos por el pecho. Yo lo acariciaba medio aturdido, estaba como hipnotizado.
El viendo lo embelesado que yo me había quedado, empezó a aflojarme el cinturón, tenía a aquel peladito al que había visto como lo seguía y ahora que lo había engatusado, le iba romper el culito, se lo iba a coger y hacer suyo. Aquel peladito aquella noche iba a ser su hembrita, era todo un bizcochito, delgadito como le gustaba, blanquito y con unos labios bien carnosos, estaba demasiado bueno el pelao aquel.
Ya me había aflojado el cinturón y empezaba a bajar el pantalón, al ver lo abultado que se me veía el Bóxer y que este ya empezaba a estar mojado a causa del precumen que mi polla soltaba, supo que me tenía en sus manos, sabía que estaba bien caliente y no se le iba a escapar aquel pelao iba a ser suyo, lo iba a hacer su hembrita si o sí.
Cuando quise darme cuenta, el ñero aquel ya me había bajado el pantalón y Bóxer hasta los tobillos, ahora me estaba quitando la mochila que llevaba colgada en el hombro y luego de dejarla en el suelo, empezaba a quitarme la sudadera que llevaba puesta. Nada más quitármela, fue cuando me quedé mirándolo a la cara. No era nada feo, tampoco es que fuera muy mayor, sería de alrededor de unos 30 o 35 años, no se muy bien, pero aún se podía apreciar que era una persona joven. Los ojos le chispeaban, le brillaban a causa de la lujuria y lascivia que se podía apreciar. En aquel momento fue cuando me di cuenta de lo que me iba a suceder, aquel ñero me iba a coger, me iba a dar por el culo y desvirgar, se podía apreciar en su mirada lo mucho que me deseaba, era un depredador y yo era su presa.
Traté de subir el pantalón y Bóxer, pero él al ver mi reacción, supo que me había asustado de lo que pudiera hacerme, así que, tratando de tranquilizarme, me sujetó las manos impidiendo que me subiera el pantalón junto a los Bóxer a la vez que me decía que estuviera tranquilo que no me iba a pasar nada, que solo haríamos lo que yo quisiera.
Tranquilo, me decía haciendo que mis manos volviesen a acariciar su polla y dejase mi pantalón y Bóxer caer de nuevo a mis tobillos, tranquilo repetía viendo que yo reaccionaba como él quería y me dejaba llevar.
cogió mi polla con sus manos empezando a acariciarla, quería tenerme bien excitado y caliente, sabía que solo así conseguiría su propósito. Me pegó a él haciendo que lo abrazara, mientras él empezaba a morder los labios y comerme la boca.
Dios, que bien se sentía aquello, notaba su lengua dentro de mi boca, como jugaba con la mía, como sorbía mi saliva y como recorría toda mi cavidad bucal, no había dejado recodo sin saborear. La verdad es que aquella boca era adictiva. Si ya estaba caliente, con aquellos besos que me daba, me tenía en las nubes. Poco a poco fue bajando por mi cuello, luego llegó a mis pezones que estaban duros e hinchados de tanta excitación, los estuvo mordiendo, haciéndome retorcer de gusto, luego siguió bajando por mi abdomen hasta llegar a mi caliente y tiesa verga la cual empezó a saborear con la punta de su lengua, la pasó por la punta, recogiendo parte del precum que asomaba, pudiendo saborearlo mientras susurraba, mmm, que rica sabe tú leche. Mientras lengüeteaba la punta de mi verga agachado de cuclillas, con una de sus manos, empezó a descalzarme diciendo que así estaríamos mucho más cómodos.
Yo no dije nada, solo dejé hacerle, y cuando me di cuenta, ya me había quitado por completo el pantalón y Bóxer, que descansaban en mis tobillos.
Acarició mis piernas mientras las iba subiendo por mi cuerpo, ya me tenía como él quería, completamente desnudo, ahora solo era cuestión de tener paciencia, solo tenía que mantenerme excitado y bien caliente. Sabía que así mi resistencia a dejarme follar iba a ser menor y al final claudicaría y me haría suyo. Sabía que a aquel peladito cuando lo tuviera bien ensartado en su polla, le iba a gustar y le iba a pedir más verga, seguramente era virgen y tenía miedo a ser penetrado. Solía ocurrir la primera vez, luego de que los desvirgaran, ya no solían resistirse, una vez probaban la polla y les habían roto el culo, ya se dejaban coger más fácilmente. Esta era la impresión que le dio al ver al pelao aquel y él estaba dispuesto a desvirgarlo y hacer que fuese su hembrita aquella noche.
Poco a poco se fue incorporando y una vez estuvo erguido nuevamente, mientras yo le acariciaba aquella polla que me había hipnotizado, él se fue quitando el pantalón y Bóxer. Una vez los hubo quitado, sujetándome por la mano, me llevó más adentro de aquel pequeño bosque donde nos encontrábamos, diciéndome que nos internásemos más, que así estaríamos más resguardados y sí venía alguien no nos vería tan fácilmente.
Como un corderito al que llevan al matadero, me fui dejando llevar, estaba algo asustado, no quería que me desvirgase, no me importaba chuparle la polla o cogerlo yo, pero dejarme coger me daba miedo, sabía que me gustaba cuando se restregaban por mi culo y en el fondo tenía ganas de probar lo que se sentía ser follado, pero dar aquel paso me tenía asustado.
Ven, me decía, tú solo déjate llevar, ya verás como te va a gustar lo que vamos a hacer.
No, nono no quiero que me penetres, soy virgen de culo y no quiero que me cojas, le decía medio tartamudeando por lo asustado que estaba.
Tranquilo me dijo abrazando a él, tú tranquilo y déjame hacer a mí, ya verás como te va a gustar y no vas a sentir dolor alguno, ya verás que rico se siente cuando te follen. Si te duele paramos y no sigo, dejo que me la metas tú y descargues tu semen dentro mía.
Me ordenó apoyarme a uno de los árboles que allí había, y luego de apoyarme con las manos sobre el árbol, colocándose a mi espalda, me hizo inclinar un poco a la vez que me abría de piernas, mientras me iba diciendo que estuviera tranquilo que solo me iba a chupar el culo, ¿nunca te dieron un beso negro?
No, le contesté medio muerto de miedo.
Pues ya verás lo rico que se siente, ya verás como te gusta y como te retuerces y chillas de placer.
Estando así inclinado apoyándome con las manos al árbol, noté como él me iba acariciando con sus manos por todo el cuerpo, como se agachaba detrás mía, me abría los cachetes de mi culo y como de repente, una húmeda y mojada lengua, empezaba a lamer mi agujero deslizándose por todo el canal de mi culo.
¡Ohhh! ¡ooohhh! Gemí estremeciéndome al notar aquella lengua hurgando en mi virgen ano, ¡ooohhh ohhh! Volví a gemir al notar como pasaba por el perineo y lamía la parte de atrás de mis huevos.
Dios, aquello era demasiado, un escalofrío me había recorrido todo el cuerpo al notar como aquella lengua lamía mi virgen culo. Las piernas me temblaban y la polla estaba que reventaba de dura y tiesa que la tenía. Él cabrón aquel sabía muy bien lo que hacía, tenía una lengua majestuosa, recorría todo mi conducto anal para luego pararse en la entrada de mi agujerito, hurgaba y hurgaba tratando de meterse por él, haciéndome retorcer de tanto gusto que me estaba dando.
Noté como uno de sus dedos empezaba a presionar mi esfínter a la vez que su lengua trataba de entrar por mi agujero, hasta que noté como entraba su dedo y este presionaba mi esfínter haciendo que se fuera abriendo y dejara que su lengua fuese entrando por él. Dios, yo gritaba de tanto placer que estaba sintiendo, notaba como su lengua se introducía y como su dedo iba haciendo que mi esfínter se fuese dilatando cada vez más. Ya podía notar como ahora eran 2 de sus dedos los que se introducían por mi culo, mientras su lengua lamía y saboreaba mi agujerito.
Después de tenerme un buen rato así comiéndome y dilatando el agujero de mi virgen culito, noté como se levantaba, como escupía en mi virgen culo pasándome luego la mano a la vez que presionaba con 2 de sus dedos mi esfínter, haciendo que este se abriera mientras estaba siendo lubricado por su saliva.
Tranquilo, me susurró al oído, ahora te voy a follar, ya verás como no te duele nada y que rico vas a sentir.
Quise revolverme, pero él me tenía abrazado por la espalda y me mantuvo allí inclinado, mientras me decía que estuviera tranquilo que no me resistiera y que le dejara hacer a él.
Noté como colocaba la punta de su verga sobre la entrada de mi ano y como me decía que no estuviera tenso, que me relajase y no pusiera resistencia.
Relájate y no te resistas, me decía a la vez que iba empujando su verga mientras me tenía sujetado por las caderas. Anda no apretes y te resistas, me dijo al ver lo tenso que yo estaba.
Yo notaba como su verga ya había empezado a abrir mi virgen culo, tenía más miedo que dolor, pero yo le decía que me dolía y que parara que no siguiera.
Él al ver que yo seguía tenso y seguía resistiéndome a dejar penetrar, con la verga empezando a abrir mi esfínter, llevó una de sus manos a mi polla, empezando a acariciarla a la vez que la iba meneando suavemente, y mientras arrimaba su boca a mi nuca empezando a mordisquearla haciéndome gemir por el placer que me estaba dando, dio un empujón a su pelvis, haciendo que su verga entrara prácticamente en su totalidad en mi hasta ese día virgen culo.
¡Ahhh! ¡aaahhh! Grité al notar como aquella verga invadía hasta ese momento mi virgen culo, sintiendo un pinchazo cuando me había entrado. El dolor que me había dado me había hecho que mi polla se desinflara al momento. Dios que dolor había sentido, yo apretaba todo lo que podía mi culo, pero cuanto más apretaba, más dolor sentía.
No sé por qué, pero le hice caso, no me quedaba otra, cuanto más apretaba más me dolía, por lo que decidí hacer lo que me decía. Así me tuvo durante unos segundos, y al ver que yo me iba relajando e iba aflojando mi culo, mientras me abrazaba y acariciaba tratando de excitarme, al ver que mi polla empezaba a reaccionar, volvió a dar otra embestida a su pelvis, terminando por introducirme la totalidad de su polla en el culo, desvirgándome por completo.
¡Ohhh! ¡ooohhh! Gemí más que grité al notar como su verga me había entrado por completo. El cabrón de aquel ñero, ya me había desvirgado, me había enterrado toda su virilidad en lo más hondo de mi ser, haciéndome suyo. Ahora ya me poseía, ahora ya era su hembrita
Ya, ya está ya la tienes toda dentro, ahora relájate y deja que te folle, ya verás como ahora vas a disfrutar y te va a gustar. Deja que te haga mi hembrita y deja que te preñe ya verás como te gusta y que rico se siente, me decía empezando a mover su pelvis lentamente.
Poco a poco empezó a mover su pelvis haciendo que su verga empezase a salir y entrar por mi hasta ese momento virgen culo, mientras yo trataba de relajarme todo lo que podía. Poco a poco el dolor iba pasando y ya apenas sentía dolor alguno, ahora cada vez que su polla rozaba en un punto en concreto de mi culo, me daba una descarga que me hacía gemir de placer.
Él al ver que cada vez que su polla rozaba mi próstata, eso me hacía gemir y estremecer de gusto, por lo que poco a poco fue incrementando las arremetidas que me daba, procurando tocar ese punto en concreto, sabía que era mi próstata y que eso me iba a hacer disfrutar, mis gemidos al rozar esa zona con su verga me delataban.
Te gusta ¿eh? Te gusta como te follo y como te hago mi hembrita ¿verdad peladito?
Siií, gritaba yo sintiendo como me poseía haciéndome su hembrita.
Así putita así disfruta y deja que tu macho te folle, me decía sacando y metiendo su verga por mi culo cada vez a mayor velocidad.
Ya solo se escuchaban nuestros jadeos y gemidos, y el plof, plof plof plof, plof, plof plof plof, de su pelvis al chocar con mi hasta ese día virgen culito.
Yo ya no sentía dolor alguno, solo sentía un inmenso placer que aquel cabronazo de ñero me estaba proporcionando con la follada que me estaba dando, cada vez gemía más fuerte. Me abría de piernas todo lo que podía y empujaba mi culo no queriendo que se despegara de mí, quería sentir su polla lo más adentro mía. Le pedía que me diera más, que quería más verga, estaba loco de tanto placer que me estaba dando que le pedía más y más, mis gemidos cada vez eran más escandalosos, ¡ohhh! ¡ooohhh! ¡ooohhh ohhh! Gemía escandalosamente abriéndome todo lo que podía de piernas, notando como su pubis chocaba una y otra vez contra mi culo y como sus pelotas chocaban con las mías, cada vez que su verga entraba hasta lo más profundo de mi culo.
Él al ver como me retorcía y gemía del gusto que me estaba dando, me decía de todo.
Te gusta ¿eh? Te gusta pedazo de marica, te gusta como te folla tu macho ¿eh?
Pues ahora vas a ser mi hembrita, te voy a follar todas las veces que quieras, te voy a dar verga hasta dejarte preñado, ahora ya tienes el culito abierto y bien desvirgado. Te voy a follar todos los días, te voy a estar esperando y cuando vengas te voy a volver a poseer, eres mi hembrita y no quiero que le des el culito a nadie, ¿eh peladito?
Siií, le gritaba yo, soy tu hembrita y mi culo es solo para ti, le decía, pidiéndole que me diese más polla. Dame polla, dame más, dame más polla, ¡ohhh que gusto! ¡ooohhh que gusto! Gritaba disfrutando de la verga y la follada que me estaba dando aquel ñero.
Ya los 2 sudábamos por todas partes, cuando empecé a notar como apuraba las embestidas que me daba, empezando a notar como su verga se hinchaba y empezaba a soltar varios trallazos de semen, dejándome preñado por primera vez en mi vida.
Me corro, me corro, empezaba a gritar él, aferrándose fuertemente a mis caderas, empezando a eyacular dentro mía.
¡Ohhh que gusto! ¡ooohhh que gusto! ¡ooohhh ohhh que gusto! Gritaba llenándome el culo de leche.
Una vez terminó de eyacular dentro mía dejándome preñado con su semen, sin sacarme la polla del culo, llevó su mano a mi polla, y nada más empezar a meneármela, yo me empecé a correr.
Me corro, me corro, ¡ohhh que gusto! ¡ooohhh que gusto! Gritaba soltando unos enormes trallazos de leche que fueron a parar al árbol al que me estaba apoyando.
Solté una corrida como nunca había soltado, mi polla parecía una fuente soltando leche por ella.
Cuando terminé de eyacular, todo el cuerpo me temblaba, las piernas parecía que tenían un baile propio, menos mal que el ñero me tenía sujetado abrazándome a él, si no creo que me hubiera caído al suelo.
Una vez ya recuperados, nos vestimos y después de ir hablando por el camino de vuelta, quedamos en volver a vernos al día siguiente, habíamos quedado en vernos y repetir lo que acabábamos de hacer. Todos los días en que yo tuviera gimnasio, era los días que habíamos quedado en vernos, era la mejor hora y era cuando a mí me iba mejor. Cuando llegamos a la entrada a aquel camino por el que nos habíamos internado a aquel descampado, nos despedimos hasta el día siguiente, todo el camino que habíamos hecho hasta allí me vino metiendo mano y besando cada 2 por 3, a mí me había hipnotizado aquella verga del ñero que me había desvirgado, y a él le había gustado aquel peladito como me llamaba. A partir de ahora yo iba a ser siempre su hembrita y no le daría el culo a nadie, mi culo le pertenecía, por eso yo era su hembrita y él me iba a dar polla siempre que la quisiera y necesitase.
Por supuesto al día siguiente repetimos, cuando llegué ya desesperado por volver a ser su hembrita y recibir a aquella polla dentro mía, ya me estaba esperando en la parada del transporte, juntos empezamos a caminar rápidamente, los 2 estábamos desesperados por repetir lo del día anterior. Y así fue, me volvió a follar como lo había hecho el día anterior. Eso sí, esta vez no lo hizo apoyándome al árbol, hoy me tumbó boca arriba y en esta postura me hizo su hembrita nuevamente, volviéndome a dejar preñado con su semen.
Ya han pasado varios días de esta primera vez en la que me desvirgó, de momento me sigue follando, ya lo hemos hecho en todas las posturas, hasta tenemos una pequeña chabola donde lo solemos hacer, y estoy seguro de que, si él quisiera, yo me iría a vivir toda la vida con él.
Este es un relato que, como cuento al principio del mismo, es de Esteban, un jovencito lector de Bogotá, el cual me pidió que escribiera su pequeña pero caliente y morbosa historia, de cómo fue desvirgado.
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