Por Amor al Trabajo

La pasión con la que me lo chupaba me hizo pensar que tenía un motivo muy grande por el cual trabajar. En vez de secretaria hubiera sido toplera y eso hubiera sido menos denigrante.

Por Amor al Trabajo

La pasión con la que me lo chupaba me hizo pensar que tenía un motivo muy grande por el cual trabajar. En vez de secretaria hubiera sido toplera y eso hubiera sido menos denigrante.

Era un viernes como cualquier otro, estaba trabajando en la oficina y nada hacia presagiar lo que me depararía el final del día. Tenía una secretaria estupenda; 1.70 m, rubia, con un perfecto 93-61-93 en sus medidas. Cuando la contraté me comentó que había hecho una entrevista para trabajar en un topless, ya que le urgía mucho trabajar.

Ese viernes en la tarde la noté extraña, me miraba mucho y comenzaba a ponerme nervioso. Me pongo así por mi esposa, si se llega enterar... Comenzó a mirarme provocativamente y luego se subió lentamente la minifalda. Cuando me mostró su tanga mi erección fue instantánea.

Sin embargo, dieron las 6:00 y ella se despidió como todos los días. Estaba decepcionado y como ya estaba caliente no la iba a dejar ir… la llamé cuando iba en la puerta y le dije que estaba despedida. Su cara de asombro me excitaba aún más. Me dijo que haría lo que fuera por seguir trabajando y que no la despidiera.

Le ordené que se quitara la chaqueta y la blusa, mientras tanto yo me frotaba el miembro por sobre el pantalón. La chica debe tener un motivo muy importante para trabajar porque me obedeció al instante. Era primera vez que veía sus tetas sólo cubiertas por el sostén. Le ordené sacarse la falda y que se acercara.

Comencé a acariciarle las tetas y el culo con mis manos, las que poco a poco fueron reemplazadas por mi boca. Finalmente, extraje mi verga del pantalón y la obligué a chupármelo. De inmediato se sacó el sostén y se arrodilló en el suelo, comenzó a succionármelo con una pasión que no había visto nunca. Sabía que ella también lo estaba disfrutando, siempre era provocativa conmigo.

Después de 5 deliciosos minutos se incorporó y me pidió que se lo metiera por el coño. Antes de obedecerle le saqué la tanga y le chupé la concha como nunca antes lo había hecho. Mientras lo hacía mis dedos jugueteaban en la entrada de su ano, el cual se expandía llamando mi verga, fue ahí cuando alcanzó su primer orgasmo.

La puse sobre la mesa de la oficina como una puta callejera y comencé a darle duro por el coño. No creo que le doliera, pero gritaba muchísimo. Luego me acosté en el suelo y le ordené montar sobre mi verga. Chillaba como una zorra mientras saltaba. Le advertí que me iba y ella se desmontó, comenzó a masturbarme con su boca y en su interior eyaculé. Gran parte de mi leche se la bebió y lo demás le cayó en las tetas.

Comenzó a vestirse y la detuve, "aún no hemos terminado", le dije. A pesar de su protesta me masturbé hasta que mi pene estuvo erecto de nuevo y la obligué a ponerse en cuatro. Me dijo que nunca la habían penetrado por el culo, que por favor no lo hiciera. Hice oídos sordos y se lo introduje hasta el fondo, las embestidas siguientes fueron bestiales. Poco a poco sus gritos de dolor fueron reemplazados por gritos de placer que le produjeron otro orgasmo y mi inmediato despacho de leche.

Debido a la intensidad de los gritos, apareció por la puerta el guardia de seguridad de la empresa, que además era hermano de mi esposa. Le rogué que no dijera nada a lo que se negó. "Y si te comparto mi puta", le ofrecí, a lo cual no se hizo de rogar. Ella protestó nuevamente pero le recordé que le despediría. El bruto de mi cuñado estuvo culiándola por cerca de una hora tras lo cual la dejamos descansar.

Cuando eran cerca las 9:00, la penetramos simultáneamente por el coño y el culo, dando fin a una bestial pero inolvidable jornada. Cuando mi secretaria se fue le di $20.000 (algo así como 35 dólares), me los devolvió porque dijo que no era mi puta. Yo le dije que los aceptara por las horas extras.

Terminó convirtiéndose en mi esclava, mi puta, todos los meses la amenazo con echarla de la oficina y termino recibiendo su favor sexual. Ocasionalmente invito a mi cuñado, para que mantenga su silencio, otras veces invito a la secretaria de mi jefe (una espectacular morena) a la sesión de sexo. Puede ser que mi secretaria se hubiera denigrado menos siendo toplera, pero creo que le gusta más ser mi puta.

Espero que les haya gustado, espero sus comentarios y experiencias parecidas.