Popotitos (un incesto de película - final)

Popotitos da un cambio radical.

Popotitos se había despertado en la cama de matrimonio al lado de su padre. Se levantó y se fue al cuarto de baño. Abrió los grifos, echó las sales y mientras el jacuzzi se mediaba de agua hizo agua menores. Al acabar se metió dentro y cuando pasó la esponja impregnada de gel por sus tetas la otra manó bajó a su coño, cerró los ojos y recordó lo que había hecho con su padre. Un dedo acarició su clítoris y acabó metiéndose dentro de su coño sin dejar de acariciarlo. La esponja seguía acariciando sus tetas y los pezones ya se le pusieran duros cuando Esteban entró en pelotas en el cuarto de baño, la miró, vio lo que estaba haciendo, y le dijo:

-Empiezas temprano.

-Ven a mi lado, cariño.

-Dame un minuto, preciosa.

Se fue al inodoro y echó una meada, después se metió en el jacuzzi. Popotitos ya estaba a punto de correrse. Cogió la polla de su padre, que estaba a media asta, le dio media docena de mamadas, la frotó en su coño y después le dio la espalda. Esteban le cogió las tetas con sus manoplas y las magreó. La verga se le puso dura, Popotitos la acercó a la entrada del coño e iba a meterla cuando su padre la cogió por las axilas, la levantó, al tenerla de pie en el jacuzzi le pasó la lengua por la raja del culo, y le dijo:

-Tócate.

Popotitos volvió a meter dos dedos en el coño, y sintiendo la lengua de su padre lamer y follar su ojete se le juntaron las piernas, se le pusieron tensas y se corrió como una bendita.

Al acabar, le dijo:

-No dejas de sorprenderme, cariño.

Esteban seguía lamiendo su ojete. Popotitos supo en ese momento que su padre se la quería meter en el culo, pero para estar segura, le preguntó:

-¿Quieres hacerme sexo anal?

-Quiero.

Siguió lamiendo sus nalgas y follando su ojete. Al rato Popotitos ya estaba excitada de nuevo. Se dio la vuelta, le dio las tetas a mamar, Esteban se las mamó. Después le puso el coño en boca, Esteban se lo comió, luego, se agachó, cogió el gel y le untó la verga con él, después untó su coño mojado con el gel y se sentó sobre la verga. Metió la puntita y sintió cómo si le estuvieran metiendo un camión por el culo. Al entrar la cabeza sintió un dolor sordo. No era aquel dolor horrible que decían. Metió la mitad. Esteban se corrió cómo un adolescente con eyaculación precoz. Pototitos vio a su padre gimiendo, con los ojos vidriosos y sintió su polla latiendo y corriéndose dentro de su culo. Al acabar, le dijo:

-¡¿Ya?!

-Es la primera vez que la meto en un culo.

-¡¿Y mamá?!

-Le mete miedo, dice que la tengo muy grande.

-Yo te dejaré siempre, amor mío.

A Esteban le gustaba el nuevo trato que le daba su hija.

-Me alegra oírlo, cielo.

Popotitos la metió hasta el fondo. Puso la cabeza en su pecho, y le dijo:

-Me gusta saber que soy la primera.

La verga se puso blanda dentro del culo, pero Popotitos lo siguió follando hasta que se volvió a poner tiesa... Cuando ya le gustaba vio que no era suficiente cómo para correrse. La sacó. El culo parecía echarla de menos, ya que se la abría y se le cerraba el ojete. Le volvió a dar las tetas a mamar y el coño a comer, después se dio la vuelta. Esteban se la metió en el coño, la cogió por la cintura y subiéndola y bajándola hizo que Popotitos se volviera a correr, diciendo:

-¡¡¡Te quieeeeeeeroooo!!!

Después de echar el polvo desayunaron. Y no volvieron a follar hasta la tarde.

Popotitos tumbada boca arriba sobre la cama de matrimonio, ocupando el lugar de su madre, agarraba las tetas con las dos manos y las apretaba para que la verga de su padre se deslizase entre ellas y fuese a parar a sus labios. Los tremendos huevos se balanceaban y acababan chocando contra las tetas. Popotitos, al llegar la verga cerca de su boca echaba la cabeza hacia delante y lamía el glande, luego lamía un pezón, el otro, y volvía a lamer la verga... La respiración de Esteban se acelero. Popotitos, le dijo:

-Córrete en mi boca, vida mía.

Soltó las tetas y abrió la boca. Esteban sacudió la verga y al comenzar a correrse se la puso en los labios. Popotitos la cogió y chupó la punta. Del meato salió una corrida caliente y espesa que le fue llenando la boca mientras a King Kong Esteban le temblaban las piernas cómo a una nena.

Al acabar de correrse, Popotitos, señaló con un dedo sus labios, Esteban, la besó, y cuando metió la lengua dentro de su boca se encontró con su corrida mezclada con saliva. Le comió la boca gimiendo cómo un enfermo. Era un cerdo, y había hecho de la hija una cerda, cariñosa, pero cerda. Cuando el bicho recupero el aliento, se sentó en la cama y le dijo a su hija:

-Siéntate delante de mí dándome la espalda.

Sentándose cómo le mandara, le preguntó:

-¿Que me vas a hacer?

-Te voy a hacer unas pajas que te vas a correr cómo una loca.

-¡¿Unas?!

-Sí, unas.

Popotitos apoyada con su espada en la especie de pared acolchada que hacia el estómago y el pecho de su padre sintió cómo dos dedos se deslizaban por su coño, se empapaban de jugos y después se deslizaban transversalmente sobre el capuchón de su clítoris. Los dedos empezaron a coger velocidad, de diez por hora pasaron a veinte, de veinte a cuarenta de cuarenta a cien y de cien a mil por hora... Popotitos quiso decir que se iba a correr, pero no le dio tiempo, se encogió y, de lado, se corrió entre gemidos y temblores.

Al acabar, colorada cómo una grana, respirando con dificultad, tocándose la frente con la palma de la mano y queriendo acicalar un cabello que no se despeinara, volvió a sentarse en la misma posición en que estaba antes. Esteban le metió dos dedos en el coño. Aquellos dedos gordos se lo llenaban... Comenzó de nuevo la carrera, primero a diez... Y acabaron entrado y saliendo los dedos del coño a mil por hora. Esta vez al correrse le temblaron las piernas, se le pusieron rígidas cómo palos, y exclamó:

-¡¡¡Aaaaaaaaaaah!

Esteban le tapó la boca con una manopla. Popotitos se corrió con tanta fuerza que estiraba los brazos y quería agarrarse a algo para salir de allí, pero no podía, sus piernas seguían temblando y sus ojos estaban en blanco.

Cuando recuperó las fuerzas, se dio la vuelta, besó a su padre, y le dijo:

-¡Qué bueno eres, bichito!

-¿Así me lo paga, llamándome bichito?

Lo volvió a besar.

-Lo decía de forma cariñosa. ¿Cómo quieres que te pague, ángel mío?

-Dejándome descansar un poco. Vas a acabar conmigo.

Popotitos le frotó el cabello cariñosamente con los dedos de su mano derecha.

-¡Uuuuuuy, que débil es el fortachón! Está bien, lo dejamos hasta la noche.

Y llegó la noche. Popotitos y su padre estaban de nuevo en la cama; una PC estaba encendida sobre ella y Popotitos, a cuatro patas, y su padre follándola por detrás miraban el último vídeo que mirara Nieves, la madre de Popotitos y esposa de Esteban: "Amateur gritando a cuatro patas", donde una serie de mujeres eran folladas de ese modo. Popotitos tenia las manos apoyadas en la cama. La verga de su padre salía de su coño para entrar de nuevo en él hasta que los huevos se columpiaban entre sus piernas. Sus tetas iban de abajo a arriba y de arriba a abajo. Gemía tanto o más que las chicas del vídeo. Cada vez que una se corría se ponía más perra. Esteban tenía las manoplas en sus caderas. A veces quitaba una de ellas y le azotaba las nalgas. Si quitaba la izquierda, la nalga izquierda, "plassss", y si quitaba la derecha, la nalga derecha, "plassssss". Popotitos también empujaba con el culo para que le llegase bien al fondo. Al correrse una de las chicas del vídeo y ver su cara de placer, le temblaron las piernas y el coño le bañó la poya a su padre. Popotitos bajó la cabeza y contuvo sus ganas de decir: "¡Me corro!" Quería correrse más veces... Poco después se volvía a correr, le volvieron a temblar las piernas y acabó con la cabeza aplastada sobre la cama y agarrando las sabanas con fuerza. Esteban no paraba de darle caña... Unos diez minutos más tarde, Popotitos, se incorporó, echó las manos a las tetas, y antes de correrse por tercera vez, le dijo:

-¡Te quiero, vida mía!

Se corrió estremeciéndose, jadeando cómo una perra y estrujando las tetas.

Esteban no se corrió. Popotitos quedó boca abajo. Esteban le abrió las nalgas y le volvió a lamer el ojete y a follárselo con la punta de su enorme lengua. A Popotitos ya le tardaba que se la volviera a meter en el culo, pero Esteban no le lamía el culo con esa idea, se lo lamía con idea de hacer que se corriese comiéndole el culo. Le llevó su tiempo... Tardó en sentir sus gemidos de pre orgasmo. Cuando los sintió aceleró más las lamidas y las folladas de ojete. Popotitos echó el culo hacia arriba, y corriéndose, le dijo:

-¡¡¡Me encantaaaaaaaaa!! ¡¡¡ Me corrooooooo!!!

Aún le estaban latiendo el culo y el coño cuando le dio la vuelta y le devoró el coño. Su lengua de buey lo lamía: "Zasssss, zassss, zassssss, zassssss..." Popotitos tardó menos en derretirse que un helado en un horno... No la dejó recuperase. Medio muerta la cogió por la cintura y le clavó a verga hasta el fondo, Popotitos, con las rodillas y la cabeza sobre la cama gozaba cómo una perra, y Esteban sintió de nuevo cómo le venia, cómo temblaba, cómo se ponía tensa, como su coño apretaba la polla y cómo se la bañaba con una tremenda corrida. No pudo aguantar más y le lleno el coño de leche.

Al acabar, echados uno al lado de la otra, le dijo Esteban:

-Menos mal que tomas la píldora si no...

Lo interrumpió por última vez.

-Al final no fui al médico para que me la recetara, cielito.

Esteban se incorporó, y sentado, le dijo:

-¡Puede que te haya dejado preñada!

-Malo será que no quedara con todas las veces que te corriste dentro de mi.

-¡Y lo dices cómo si nada!

Popotitos se levantó de la cama.

-Creo que será mejor que esta noche duerma en mi habitación.

Esteban vio cómo su hija cogía la PC, y cómo en pelotas y contoneando las caderas dejaba la habitación. El hombre se puso a pensar... Se levantó, fue al mueble donde su mujer guardaba las bragas, miró donde le dijera que estaba el consolador y allí no había nada, luego recordó que la PC de su mujer hacía más de un año que se le estropeara, y gritó:

-¡¡¡María Isabeeeeeel!!!

Quique.