Poniendo a prueba tu laringe
Las mamadas son uno de los grandes placeres de la vida
La meto en tu boca sin preguntar,
pues reconozco tu fiera mirada,
sé cómo te gusta sentirte amada,
conozco el placer que te encanta dar.
Nunca te tomas respiro al chupar,
no existe verruga, pelo ni arcada
que detenga tu exquisita mamada
ni remilgo que te impida tragar.
Después de un rato y con dificultad,
penetro tu desvalida garganta,
abusando de su profundidad.
Mi falo endurecido te atraganta,
no conoce mesura ni piedad,
ante tus lágrimas nunca se achanta.