Poner un poco de picante a nustra relación

La relación con mi pareja necesitaba un poco de picante, y la pusimos

Poner un poco de picante a nuestra relación

Hacía tiempo que Teresa y yo hablábamos de poner un poco de picante en nuestra relación para romper la rutina y nos fue muy bien, jugábamos con hacer el amor en el coche, sitios donde nos pudieran pillar, ir sin bragas por la calle, al trabajo con unas bolas chinas… y cada una ocasionaba morbo por mucho tiempo.

Nuestro último avance fue el conseguir ligarse a algún hombre, claro que sin llegar a nada, solo flirtear, primero le pareció un poco atrevido y peligroso pero al fin la convencí, solo de prepararlo ya nos ponía calientes y al fin lo teníamos todo a punto, nos fuimos un jueves a un pueblo de la costa donde nadie nos conociera a pasar el fin de semana largo, buscamos un buen hotel y después de explorar el territorio decidimos donde sería la hazaña, un bar musical con muchas personas de nuestra edad, la mayoría parejas y grupos pero también algún hombre solo.

El plan era que ella coqueteara con él para después despistarlo e irnos al hotel a follar como posesos.

A media tarde, Teresa empezó a prepararse, se dio un baño relajante, se depiló, peinó, escogió la ropa, algo sexy pero sin pasarse, no se trataba de que la tomara por una puta. Escogió una blusa blanca muy estrecha que realza el pecho y una falda negra bastante cortita y que le hace un culito respingón, como ropa interior se puso un conjunto blanco (la blusa era algo transparente) y un tanga del mismo color, y unos zapatos de tacón que realzaban sus bonitas piernas. Estaba preciosa con su rubia cabellera y vestida de aquella forma, seguro que no tendría problemas para ligar.

Estaba muy nerviosa, incluso propuso abandonar, pero le dije que solo pasaría lo que ella quisiera y además yo estaría siempre cerca por si pasaba algo (claro que poco podía pasar), estaba muy caliente y sé que ella también, para bajar la tensión nos bebimos una botella entera de vino.

Al fin, muy impacientes dejamos el restaurante, era la hora ideal y el plan lo seguimos a la perfección, entramos juntos pero dentro nos separamos sin decir palabra, así un posible observador se creería que iba sola.

Me senté en una mesa donde tenía una vista perfecta de mi mujer sentada en la barra, pidió su bebida y tardó poco en venir el primer moscón al que rechazó, parece que no era de su gusto, así varios más hasta que veo que un hombre de unos 45 años que tenía una estructura física como a ella le gustan, empezaron a hablar, reían mucho, se fueron a una mesa y mi mujer consiguió que fuera la de mi lado, les podía oír perfectamente, Teresa le decía que estaba casada pero había venido unos días de vacaciones con una amiga y la había dejado plantada (excusa que habíamos decidido), era evidente que él intentaba por todos los medios ligársela ya que no cesaba de lanzarle piropos, una vez puso la mano en la pierna que con una sonrisa mi mujer se la sacó. Estuvieron así una hora larga hasta que pusieron música lenta y se fueron a bailar, el tío acercaba a mi mujer tanto como podía, al final consiguió que sus cuerpos estuvieran juntos y Teresa recostara la cabeza en el pecho. Veía como el tío, que la agarraba por la espalda, iba bajando las manos pero cuando estuvieron a la altura de la cintura mi mujer se la apartó, él le dijo algo y continuaron bailando pero no se dio por vencido y lo intentó varias veces siempre con la misma respuesta de mi mujer. Al final regresaron a la mesa, el tío pidió más bebida supongo que para rebajar las barreras que mi mujer le imponía, al cabo de un rato veo que insiste con poner la mano en la pierna, Teresa se sobresaltó y nuestras miradas se cruzaron, le indique que lo dejara y lo hizo, continuaron hablando con la mano en la pierna hasta que ella decidió hacer lo mismo, en este momento el tío acercó los labios a los de mi mujer y se dejó besar, ella no estaba inactiva ya que acabaron abrazados totalmente pegados, los brazos de cada uno recorrían la espalda del otro. Cuando al fin se separaron de aquel morreo que duró casi dos minutos Teresa le dijo algo y se levantó, me hizo un gesto que indicaba que nos íbamos, se fue hacia al lavabo y cuando el tío ya no miraba corrió a la puerta donde estaba esperándola y salimos corriendo.

Lo primero que hizo fue darme un beso y decirme que había sido muy bueno, que tenía las bragas chorreando y que nos fuéramos al hotel, no tuvimos espera, en el ascensor nos metíamos mano y en la habitación nos comportamos salvajemente, vamos, un polvo de los que hacen historia

A la mañana siguiente y después de otro polvo matinal, Teresa me dijo que le había gustado mucho y quería repetir, yo estuve de acuerdo enseguida y le dije que no fuera tan cortada con el tío, que no pasaba nada si le tocaba el culo, que podía avanzar más, ella solo sonrió.

Los preparativos fueron calcados con la diferencia de que estaba mucho más tranquila y decidida, pero también mucho más excitada, durante la cena me contaba que le dolían los pezones de tanto estar duros y cuando intenté tocarle cerca del coño me dijo que mejor no lo hiciera ya que estaba tan caliente que era capaz de correrse allí mismo.

Cuando entramos en el bar escogido ella ya sabía lo que tenía que hacer, se fue a la barra, el guión fue calcado al día anterior, esta vez tardo algo menos en encontrar la víctima, después de 10 minutos de charla ya se dieron un morreo, creo que entendió perfectamente lo de "avanzar más".

Vinieron a la mesa de mi lado (tal como pactamos) y permanecieron todo el rato abrazados y entre frase y frase se morreaban, tardó poco el tío en poner la mano en la pierna y ella hacer lo mismo, cuando empezaba a pensar que la mano del tío estaba demasiado cerca del coño pusieron música y salieron a bailar, esta vez agarradísima y no puso ningún problema a que le tocara y sobara el culo, es más, se pasó el rato así mientras no paraban de morrease.

Regresaron a la mesa, yo estaba muy caliente y quería que acabara aquello para follármela pero ellos seguían, oía perfectamente su conversación, el tío le decía que fueran a su hotel, ella se hacía la estrecha diciendo que estaba casada, que nunca había engañado a su marido, mientras tanto cada vez tenía la mano más cerca del coño, ya estaba bajo la falda y calculaba que le faltaba un trozo mínimo para conseguir el objetivo, pero poco a poco iba cediendo y al final oigo que le dice que sí, que iría al hotel, él le dijo que disfrutaría más que nunca en la vida pero Teresa le respondió que quizás fuese él quien tendría la mejor follada de su vida, pero antes quería ir al servicio, en este momento me hizo la señal y corrimos a la puerta, ambos estábamos muy calientes, entramos en la habitación y el sexo casi hace romper la cama hasta altas horas de la madrugada.

Estas experiencias nos hicieron vivir un sexo intenso durante mucho tiempo, ambos estábamos de acuerdo que era la mejor experiencia de nuestras vidas, a mí se me ocurrió decirle que quizás fuera interesante tener una experiencia como aquella dejando que acabara en follada, ella me dijo que no, que era mujer de un solo hombre.

La verdad es que cuando podía siempre le sacaba el tema intentando que cediera pero ni en los momentos de más excitación me dio un sí.

Pasado un tiempo en un sorteo nos tocó un crucero de siete días, nos sentó muy bien aquel regalo y estábamos dispuestos a disfrutarlo, le propuse a Teresa hacer alguna travesura y ella aceptó encantada.

El primer día lo pasamos descubriendo el barco y pensando que travesura podíamos hacer, la propia Teresa dijo que quería repetir lo de seducir a un tío, en principio al ser un sitio cerrado representaba más riesgos ya que era difícil no coincidir otra vez con él.

Esta vez escogimos la piscina, el plan es que íbamos por separado, ella se pondría al lado de algún tío solo y yo en las cercanías, buscó la víctima, se puso a su lado, el tío no sacaba los ojos de lo que Teresa hacía, sacó el bote de crema solar y se untó las piernas, luego se puso boca abajo y se desabrochó la parte de arriba del bikini, a los pocos minutos, y de manera muy tímida le pidió al vecino que se la extendiera por la espalda, evidentemente no puso el más mínimo inconveniente, se extendió y el hombre hecho crema en las manos y se lo hizo, Teresa le murmuraba que se lo hacía muy bien y le encantaba el masaje, el hombre le dijo que era masajista profesional y que estaría encantado de darle uno en el resto del cuerpo, la respuesta de mi mujer fue darse la vuelta agarrando con la mano la parte de arriba del biquini y que si quería, el hombre le dijo que allí no era el sitio adecuado ni tenía las cremas.

Entendió perfectamente lo que pretendía, llevarla al camarote, me miró y entendió que me parecía bien y le dijo:

Muy bien, te vas a buscar lo que necesites y en cinco minutos te espero en mi camarote.

Rápidamente fuimos al camarote, Teresa lo tenía ya pensado, yo me escondería en el armario así lo vería todo, también me dijo que le dejara hacer sin decir nada.

Llamaron a la puerta y era el masajista, Teresa seguía con el bikini, le dijo:

Mi marido no está, se ha ido a cubierta

Así será más íntimo, dijo el masajista

No olvides que se trata solo de un masaje.

Lo sé, solo era una broma

Que tengo que hacer?

Estírate en la cama boca abajo con los brazos extendidos y las piernas separadas.

Teresa lo hizo, el masajista preparó sus aceites y cremas y se subió a la cama, lo primero que hizo fue desabrochar los lazos que aguantaban el sujetador y expandió aquel aceite, muy suavemente trabajó el cuello, brazos y al final la espalda con movimientos circulares muy fuertes, Teresa sestaba en el séptimo cielo, sus manos cada vez bajaban más hasta que tocó la braguita, sin cortarse en absoluto se la bajó un poco quedando la parte superior del culo descubierta, en este momento Teresa se sobresaltó, el tío que se dio cuenta le dijo que era un profesional y que le dejara hacer.

Cuando acabó con la espalda le pidió que se girara, Teresa agarrando el sujetador se dio la vuelta, el Masajista le dijo:

No tienes de que preocuparte, soy un profesional

Quieres que saque el sujetador?

Si, es necesario

Teresa lo hizo, a pesar de que et tío intentaba ser profesional, no se me escapó (y a Teresa tampoco) que algo crecía en sus pantalones.

El masaje empezó por el cuello y brazos y poco a podo bajaba acercándose peligrosamente a las tetas, al final se las saltó bajando por el vientre, cuando llegó a tocar las bragas hizo igual que por la espalda, las bajó un poco, lo suficiente para que apareciera algún pelo del coño, mi mujer le dijo:

Ya puestos, si te molestan sácalas.

Y no se lo pensó, le agarro por los lados y en un momento quedó desnuda encima de la cama, el tío la miró de arriba abajo y el bulto del pantalón creció de manera espectacular pero siguió como si nada, los masajes rozaban constantemente el vello púbico de Teresa, vi como sus pezones eran incapaces de disimular la situación. Cuando el masaje se derivó a las piernas, el tío se pudo entre las piernas, como mi mujer las tuvo que abrir tenía ante sus narices el coño de Teresa pero seguía muy profesional con su trabajo, solo le dijo:

Nunca te has planteado depilarte?

Si, algunas veces lo hago, también depilas?

Si, también, hay que hacer de todo para sacar a delante un negocio como el mío

Y que sabes hacer?

Desde dejarlo calvo hasta el dibujo que se te ocurra

Y depilas a muchas mujeres?

Pocas, por desgracia prefieren que se lo haga una mujer

Lo siento, dijo riendo, pero masajes a mujeres si haces

Sí, eso sí, pero no se desnudan totalmente

Y a mí porque me lo has hecho hacer?

Porque es una tontería este pudor, así todo va mejor, no crees?

Y de paso recreas la vista, que ya he notado yo algo

Si, no lo he podido evitar, lo siento, dijo ruborizado

No te preocupes, me gusta así.

Pero iba subiendo por las piernas y cada vez estaba más cerca del coño, entonces le dijo:

Es posible que cuando llegué a la parte de arriba del muslo te roce, te importa?

No, siempre que sea para el masaje y no te aproveches de la situación

El tío solo se rió y continuó con lo suyo, poco tardó en rozar el coño de mi mujer, eran roces suaves nada provocadores pero tal como tenía los pezones era imposible que no tuviera el coño mojado y seguro lo vio.

Dio por acabado el masaje, mi mujer se levantó y se pudo un batín, le ofreció una bebida y aceptó poniéndose a hablar, por eso supe que se llamaba Juan, que estaba divorciado y que viajaba solo, mi mujer le dijo la verdad, que estaba casada felizmente y que nos había tocado el viaje en un sorteo. Al cabo de un rato Juan le preguntó por el masaje, Teresa sinceramente le dijo que le había gustado mucho y se sentía como nueva, a lo que enseguida se ofreció a hacerle otro el día siguiente, Teresa se lo pensó un momento y aceptó.

Cuando se fue salí del armario y me lancé sobre ella, aquellos roces de Juan en el coño nos dejaron a los dos muy calientes, tanto que solo de rozar la polla en el coño se me corrió.

Durante la tarde lo encontramos por el barco y me lo presentó, con toda naturalidad le dije lo satisfecha que quedó del masaje, lo cual agradeció, como "pago" le invitamos a compartir mesa en la cena.

Y en la cena no pasó nada, todo muy formal, solo se recordaron la cita del día siguiente.

A la hora pactada llamaron a la puerta, antes Teresa tuvo muchas dudas de que ponerse, si desnuda o con ropa interior bonita, se decidió por este último para dar más juego. Me escondí de nuevo y Juan preparó las cosas, muy sensualmente Teresa se desnudó sacándose los ajustados pantalones, la blusa, el sujetador y el tanga, Juan no se cortaba y miraba tranquilamente.

El principio todo fue igual pero cuando estando de espaldas bajó las manos, al llegar al culo no se paró y continuó aplicando masaje, desde mi posición podía ver la cara ladeada de Teresa y lo caliente que estaba con aquellas caricias que eran más un masaje sensual que físico, cuando le preguntó:

Te gusta?

Demasiado, contestó

Es que es un masaje distinto

Sí, mi culo ya lo ha notado

Es un masaje sensual, si te gusta continuo, si no, lo hago como ayer

Me gusta muchísimo, pero me da miedo

¿Por qué?

Porque me pondré muy calentita, comprendes?

Llamas a tu marido, dijo riendo

Si, hazme este masaje sensual y déjame a tope!

Lo quieres completo?

Que es completo

Cuando te dejé estarás a punto de estallar

Dudo un momento y dijo: Si, este quiero

Juan rió y continuó, volvió a subir por la espalda y los movimientos eran mucho más suaves, además bajaba bastante las manos por los lados casi cogiendo las tetas de teresa, después se aplicó en el culo, hizo separarle las piernas y se puse entre ellas, el masaje llegaba hasta justo el inicio del coño, mi Teresa casi suspiraba. Cuando le hizo girar su cara era clarísima, estaba roja de excitación pero, a pesar de que los pantalones de Juan estaban muy abultados, seguía en plan profesional, empezó por el cuello, cabellos, cara, orejas prolongando hasta los brazos, entonces veo que se separa y se saca la camisa, Teresa se asustó un poco pero le dijo que no se preocupara, que era parte del masaje, el tío se le veía musculado sin nada de grasas, continuó el masaje y suavemente iba bajando, cuando llegó muy cerca de las tetas Teresa estaba que se salía de sí misma, pero este ni se las tocó, empezó de nuevo desde el vientre subiendo y rozando los pechos por abajo, Teresa giraba la cabeza de un lado a otro, pensaba que se correría allí mismo, pero Juan continuaba, cuando al fin las dos manos subieron por encima de las tetas, mi mujer no podo mas y se corrió violentamente con espasmos muy fuertes, todo ello sin que Juan dejara de tocarle, tuvo un orgasmo de un minuto por lo menos, cuando se acabó le dijo:

Lo siento, no he podido evitarlo

Sentirlo?, es el mejor regalo que podías hacerme, esto significa que lo hago bien

Ni lo dudes

Quieres que continúe?, ahora estarás mes tranquila y disfrutaras mas, seguro

Y si me vuelvo a correr?, dijo como asustada

Si quieres hago que lo acabes con un orgasmo

Por favor, dijo riendo

Lo tendrás, pero relájate

Juan volvió a empezar por la parte delantera, cero que más o menos hizo lo mismo, cuello, cara, brazos, estómago y volvió a los pechos con poca intensidad, Teresa estaba excitada pero más calmada, después bajó por los lados de las ingles, se puso entre las piernas, Teresa las abrió totalmente, debía ver el coño con claridad, fue subiendo por los muslos sin llegar al coño, Teresa lo deseaba pero se hizo rogar, cuando al fin lo rozó su gemido lo dejó claro, a partir de este momento ya no era un masaje, era una clara masturbación, con una mano jugaba con el agujero del coño y el clítoris y con la otra acariciaba los pezones, Teresa se corrió entre espasmos muy superiores a los de antes, vi con toda claridad que de su coño salían chorros de flujo que dejaron la cama como si se hubiese meado, un minuto después todavía de convulsionaba.

Juan le dejó descansar mientras le acariciaba el pelo, era muy cariñoso, al final Teresa lo agarró y se lo colocó a su lado y le dio un fuerte abrazo.

No prolongó más aquello, lo que quería es que se fuera y comentar con migo lo que había sucedido, cuando salí del armario intenté forzarla a la cama pero me lo impidió, me dijo que necesitaba reponerse de aquellos orgasmos, de lo que no pudo escapar es de hacerme una buena mamada.

Hablamos de lo sucedido, le dije que me había gustado mucho, ella se alegró de que no pensara que "se había pasado", como dijo.

Cuando nos disponíamos a ir a cenar llamaron a la puerta, un camarero nos traía una invitación de Juan para que cenáramos con él, aceptamos encantados, al vernos, mi marido le dijo que sabía todo lo del masaje y sus consecuencias, para que viera que no había secretos.

Durante la cena nos explicó que ya no practicaba aquel masaje, resulta que antes trabajaba en una consulta de una sexóloga y su trabajo era hacer llegar al orgasmo a mujeres que nunca lo habían tenido. El tema nos dio mucha curiosidad, nos explicó que hay muchas parejas y mujeres que acuden al sexólogo por problemas derivados de eso, y él tenía que arrancarles el primer orgasmo de su vida. Lógicamente le sometimos a un interrogatorio, nos dijo que muchas eran mujeres casadas y con hijos, la mayoría sus maridos sabían que estaban allí y que entraban en la habitación para tener el primer orgasmo, otras no, eran solteras, separadas o simplemente su marido no tenía ni idea. Le preguntamos por maridos celosos y nos dijo que nunca tuvo el menor problema, es más, incluso algunas parejas le invitaban a cenar a su casa como agradecimiento, al preguntarle por que lo dejó nos dijo que su mujer no le gustaba que jugara con tantas mujeres y prefirió no tener problemas, también le pregunté si a algunas se las follaba, nos dijo que sí, pero que ello dependía de lo que la sexóloga le ordenara. La pregunta se la puso en bandeja a mi mujer, "y la sexóloga también te la….?", rió y dijo, "si, ella me usaba simplemente cuando estaba caliente y a escondidas de su marido". Nos contó también que daban clases de prácticas sexuales a mujeres y que él tenía que interactuar con las alumnas, y que lo peor era la felación porque debía que aguantar a cinco o seis mujeres más la sexóloga que se la chuparan durante dos horas sin correrse, nos enteramos que ahora continua haciéndolo pero solo con algunas clientas fieles que lo único que buscan es un orgasmo tranquilo.

Parecía extraño aquel trabajo pero puedo dar fe que era un experto.

Pusieron música bailable y las parejas ocuparon la pista, Juan le pidió a Teresa bailar, esta lo recibió encantada y pude ver como muy juntos daban vueltas por la pista, Juan le acariciaba la espalda y el culo mientras se movían.

Cuando acabó el baile se me ocurrió que Teresa debía pagarle en cierto modo el trabajo hecho, se lo dije y me giñó el ojo. Propuso que fuéramos al camerino, Juan estaba impaciente por saber cómo sería aquel agradecimiento, Teresa hizo sentar a Juan en una especie de sofá, se desnudó completamente y se arrodilló entre sus las piernas, muy despacio le desabrochó la camisa, se la sacó, y después los pantalones, cuando tuvo la bragueta abierta puso la mano allí dentro haciendo un gesto de exclamación, durante un rato estuvo jugando por encima los calzoncillos hasta que al final bajó, su polla estaba dura, era algo más larga que la mía pero bastante más gorda, mi mujer jugó con sus manos mucho rato para acabar poniéndosela en la boca, él no se atrevía a tocarla, tuve que ser yo quien le cogiera la mano y se la pudiera en la espalda primero y en los pechos después, así con una de las fenomenales mamadas de mi mujer acabó disparando la leche dentro de su boca, cuando ya no quedaba nada sacó la cara y la abrió para que viéramos la gran cantidad de esperma que había, y cerrándola se lo tragó todo.

Aquel día tan excitante se merecía una noche como la que tuvimos peor al parecer ella necesitaba más ya que a media noche oí el ruido inconfundible de su consolador y el suspiro de su silencioso orgasmo.

A la mañana siguiente le pregunté:

Quieres follarte a Juna?

No, dijo poco convencida

Estas segura?

Bueno, está muy bien, y sin duda si tuviera que hacerlo con alguien sería con él, pero yo soy mujer de un solo hombre, los juegos me gustan pero este palmo marca una diferencia importante

Como quieras, para mí no hay problema, ya ves que bien nos lo pasamos.

Si, lo sé.

A media mañana, Teresa sacó el tema de Juan diciendo:

Tu aceptarías que follara con otro hombre?

Si cariño

Con Juan?

Creo que es el mejor candidato sin duda, pero si lo hago, necesito mi intimidad, estar a solas con él, comprendes? Necesitaría tranquilidad

Lo que quería decir es que yo no la espiara, le dije:

Será como tú desees

Te quiero cariño, me lo pensaré.

No coincidimos con Juan hasta la cena, repetimos la mesa de tres, para la ocasión Teresa se puso muy sexy con su falda cortita y la blusa blanca ceñida, salieron a bailar y no paraban de hablar, estaba claro que Juan quería algo y trataba de convencerla, lo pude seguir muy bien, ella se negaba en principio a lo que fuera pero al final encogió el hombro como aprobándolo, siguieron bailando muy unidos hasta que los labios de Juan recorrieron su cuello para la final juntarse con los de Teresa y fundirse en un morreo impresionante. Regresaron a la mesa cogidos de la mano y sin sentarse me miraron, el que habló fue Juan:

He convencido a tu mujer para follármela, ella dice que si estás de acuerdo, si quiere

Miré a mi esposa y vi claramente que era su deseo, les dije:

Iros, pero fóllatela de la mejor manera que sepas, satisfácela, hazla sentir los mejores orgasmos de su vida.

Se marcharon sin que Teresa abriese la boca, con la cabeza baja avergonzada por la situación pero sabiendo que aquella noche tendría el placer de saborear el orgasmo mejor de su vida.