Polvo...ron
Polvo navideño con la camarera novia del jefe del bar.
He de decir que soy un chico algo resultón pero en el fondo otro de tantos, aunque aquella noche del 24 de Diciembre me veía especialmente atractivo delante del espejo (seguramente con la esperanza de conseguir aumentar mi autoestima durante las fiestas navideñas antes de coger algún que otro kilito).
Terminé de vestirme y miré el reloj, ya no aguantaba más las típicas anécdotas de la familia que cuentan por Navidad todos los años, así que salí de casa para encontrarme con mis amigos.
No pretendía pasar una noche de fiesta increíble pero al menos si desconectar de tanta ración de familia un rato, de modo que fuimos al disco-bar de siempre
Al menos espero encontrar a mi camarera me dije a mi mismo con una leve sonrisa
La sonrisa no me duró demasiado pues al llegar al bar pronto vi que la barra estaba llena supuse que no me haría mucho caso esa noche, entramos hacia el fondo del local y Toni, el dueño, nos hizo una foto. Durante un rato me miró desde la barra con cara de pocos amigos, supongo que ha notado como miro a su novia. ¿Quién no se quedaría embobado con una chica como ella?, Silvia tenia unos ojazos verdes, escotadas camisas que marcan unos bonitos pechos, unas falditas que dejan ver parte de sus ricos muslos y esa melena rizada .con su sonrisa picara; sin duda todo un bombón que Toni no quería compartir.
Pasaba el tiempo y las copas, con tanta gente conocida allí dentro a cada poco nos caía una invitación de modo que no paraba de ir al baño. Una de las veces choqué con Silvia que salía de la barra agobiada, con el golpe puso cara de enfadada pero al levantar la mirada me reconoció y me regaló una de sus sonrisas
- Hoy estáis a tope eh guapísima le dije intentando no trabarme por el alcohol -
-¡Marcos! No te vi perdona si, esto es un no parar, me vendría bien un descanso
Mientras acababa la frase alguien la empujó y Silvia quedó apoyada sobre mi notaba sus pechos rozándome y no sabia que decir, poco a poco nos apartamos haciendo hueco y se colocó su graciosa corbata.
No la veía como siempre, parecía algo despistada no estaba allí del todo, así que le pregunte si le ocurría algo.
Silvia decía que no con la cabeza pero algo diferente había en sus ojos, miraba a la barra de vez en cuando no parecía que la echasen en falta; la gente atendía ahora a Toni que estaba sorteando gorros al otro lado del local.
-¿te pongo algo? me dijo Silvia girándose hacia a mi, mostrándome de nuevo su picardía con la mirada
ya lo creo le dije siguiéndole el juego mientras le guiñaba un ojo
Sin decir nada cogió mi mano y pasamos al reservado de la barra con una botella de tequila y 2 vasos
Las puertas de aquel cuarto dejaban ver por sus rendijas a la gente del local, pero desde fuera con la oscuridad no se podía ver lo que allí ocurría, mas de una vez lo había intentando cuando ella entraba
oye yo
¿tú?, has estado tomando copas, ¿no puedo tomarme yo unos chupitos ahora contigo? me decía mientras servia los 2 vasos
Sin pensarlo mucho me tragué el primero me sienta realmente mal pero Silvia parecía tener una facilidad increíble para no notar aquel ardor en su garganta, aunque el tequila si hacia efecto en sus acciones y le soltó la lengua, por lo visto Toni no es que la tratase tan bien como parecía y ella pretendía desahogarse.
Si quería hacerlo desde luego yo también pero de otro modo, sin dejar de asentir a lo que me decía coloqué mi mano en su hombro, acariciándolo despacio; Silvia se queda callada de repente, muy seria.
Se acerca a mi despacio dándome las gracias por escucharla, cuando esta bien pegada a mi para darme un beso giro la cara y nuestros labios chocaron, le muerdo el inferior todavía con mi mano en el hombro, que baja por su espalda, Silvia intenta apartarse por la sorpresa pero al poco su boca se abre y jugamos un rato con nuestras lenguas.
Mientras nos besamos mi mano en su espalda juega con su falda menudo culito que tienes, le digo al oído; Silvia se aparta y ve el bulto de mi pantalón mientras se muerde un dedo, se da la vuelta y me roza; sin dejar que siga, levanto su falda agachándome y bajo su tanguita negro que me muestra ese estupendo culo, sin dejarla reaccionar paso mi lengua por su coñito con mi piercing, lo que hace que Silvia suelte un gemido intentando cogerme del pelo parece que Toni la tiene desatendida.
Sin sacar mi lengua meto un dedo, moviéndolo despacio al poco rato Silvia está chorreando y con voz entrecortada me pide que se la meta
Se da la vuelta y quitándome el pantalón se apoya contra la pared del pequeño reservado, me acerco a ella y paso mi mano por su chochito depilado mientras ella se abre la camisa dejando salir sus hermosas tetas
uf joder lo tienes ardiendo encanto
Silvia silencia mi frase con un beso húmedo, mientras abre un poco las piernas, la subo en mi regazo, coge mi polla con su mano y la mueve un par de veces, mirándola y se relame, parece que le gusta el capullo. Jadeando se lo mete y rápidamente mi rabo se desliza dentro de su caliente cueva
Despacio empiezo a empujar dentro y fuera, Silvia pasa sus manos por detrás de mi cuello, sin entender lo que dice sigo metiendo y sacando mi polla de su coñito empapado al tiempo que sus tetas suben y bajan su bamboleo es hipnótico, lamo sus pezones mientras ella jadea al notar como mi barra de carne caliente la penetra
-¿te gusta eh?
-uhmm si follame Marcos, así métemela
Escucharla decir eso con la cara de viciosa que tenia me vuelve loco, los empujones suaves pasaron a ser embestidas que su chochito recibía, Silvia no paraba de jadear y de pedir mas como si estuviese poseída; arañando mi espalda contrajo su vagina se estaba corriendo y de qué manera la muy zorrita, sentir mi polla aprisionada hizo que la metiera y sacase aún más fuerte entre jadeos ya no podía más y acabamos así, contra la pared, con su dulce coño lleno de espesa leche.
Baje a Silvia al suelo y de nuevo con su picara sonrisa se vistió deprisa, me regaló un último beso que volvió a ponérmela dura y salió al bar.
Yo hice lo mismo y salí por donde ella me había metido, Toni seguía repartiendo gorros al fondo del local, busque a Silvia por la barra pero mis amigos me habían encontrado y querían ir a otro bar.
Giré mi cabeza para mirar de nuevo a Toni, sin duda de ahora en adelante el podía mirarme como quisiera pero yo tendría que esbozar una sonrisa cuando volviese a su local y es que su novia era el mejor regalo de Navidad que hubiera podido tener.