Polvo repentino

Allí estaba él en la otra punta de la clase sin dejar de mirarme, nuestras miradas no hacian más que cruzarse la una con la otra, después vinieron las sonrisas, una pequeña sonrisa insinuante aparecio entre mis labios, no tardó en darse cuenta de que quería más y con un gesto...

Una buena mirada es todo lo que se necesita para poder empezar.

Allí estaba él en la otra punta de la clase sin dejar de mirarme, nuestras miradas no hacian más que cruzarse la una con la otra, después vinieron las sonrisas, una pequeña sonrisa insinuante aparecio entre mis labios, no tardó en darse cuenta de que quería más y con un gestome indicó que me esperaría fuera.

Después de pasar la clase entera tonteando con gestos sono el timbre, por fin, que me dirá, pense. Me levante de la mesa tan rápido como pude y salí hacia la puerta. Allí estaba él esperandome y sin cortarse ni un pelo me agarró y me susurró al oído:

-Te espero en el baño de la planta de abajo.

-No tardaré- le conteste muy nerviosa.

Fui corriendo a la taquilla a dejar mis cosas y bajé las escaleras con prisa, pero tampoco ansiosa. Abrí la puerta del baño y sin darme ni cuenta me cogió del culo y me plantó un beso que me dejo tonta.

  • Tengo las llaves de la clase de lengua- se me insinua.

  • ¿A qué estás esperando?- no me aguantaba más.

Con un poquito de disimulo subimos a la clase y allí nos cerramos con las llaves, cerramos las ventanas y corrimos las cortinas. No me podía aguantar ni un minuto más, le arranque la camiseta y empecé a besar su cuerpo musculado bajando cada vez más hasta llegar a sus pantalones que en el próximo minuto desaparecerían. Se había quedado sin ropa y yo todavía seguía totalmente vestida. No lo pudo permitir. Solo le costó unos instantes arrancarme la ropa y subirme a la mesa del profesor. Que rápido pasó todo, él sin ropa yo sin ropa, cuerpo con cuerpo, sudando como si acabaramos de correr una maratón. Él dentro de mi cada vez más y más, no podía evitar jadear como una perra y él intentaba callarme la boca pero era imposible, que placer. Después de un rato y un orgasmo me dice:

  • Ven, ponte de pie

Yo toda confiada me pongo de pie y veo que nada más mis pies tocan el suelo me empuja dejando la mitad de mi cuerpo boca abajo en la mesa y la otra mitad apoyada en el suelo con el culo mirando hacía él. Otra vez vuelve la respiración jadeante, como me toca, como me hace suya , solo pensarlo me entran escalofrios. Quedan 5 minutos del recreo tenemos que parar ya, pero nos es imposible. Tengo hambre y el todavía no se ha corrido y le digo:

  • Ahora dejame trabajar a mi

Me separo de la mesa y empiezo a comersela, primero unos besos suaves y calientes, después la meto poco a poco en mi boca y cada vez mas rápido a la vez que le acaricio. No aguanta más, no puede evitarlo y se corre en mis labios.

Al minuto le digo:

  • Rápido es la hora

Nos vestimos rápido y salimos disimulando como podemos, se nota que algo a pasado. Lo que se puede conseguir con solo una mirada.