Polvo de una noche Capítulo 6. Sexo toda la noche
Hay veces que un hombre tiene que decidir pensar con el corazón, con la polla o con el cerebro; ya que se puede pensar en nuestro caso con solo una cosa a la vez, podemos errar en nuestra decisión, pero no es bueno errar en con que lo decides.
Polvo de una noche
Capitulo 6. Sexo toda la noche
Isa me ayuda a llevar a la rusa y a Carlos, al cuarto de invitados; ambos están demasiado borrachos para reaccionar, los metemos en la cama y los abrazamos…uno frente al otro.
- ¿este es tu plan? – Pregunta Isa, mirando la escena; con ojos de investigación.
- Parte de él. – admito
- ¿sabes que mañana se va a liar, verdad? – me pregunta, muy segura de lo que dice.
- Lo sé, pero tienes que seguirme el juego. – suelto.
- ¿Cuál será el juego? – me pregunta.
- Primero todos estábamos borrachos, segundo él se lio primero con la rusa; tercero él dijo intercambio de pareja y a ti no te quedo otra cosa que aceptar o salir corriendo. – organizo el plan.
- Eres un genio, pero tengo otra alternativa. – me dice Isa
- ¿Cuál? – le pregunto, temiéndola ya.
- Esta es nuestra posibilidad de cambiar de pareja de verdad de un tirón. – me dice, soltando por su boca lo que ya temía.
- ¿estás loca? – le pregunto y ella sonríe.
- ¿seguro que quieres perderme? – me pregunta, mostrándose; obviamente, no encuentra respuesta. – Piénsalo esta noche y yo te seguiré, sigas el plan que sigas…No obstante piénsalo bien, si sigues tu plan; nunca más me tendrás, si sigues el mío seré tuya y tu mío. – me amenaza y lo peor, es que sé que habla en serio.
- ¿Cuál es tu plan? – le pregunto.
- Anoche el me dejo y se enrollo con la rusa, tú me consolaste; surgió la chispa y nos liamos, como estábamos bebidos los 4 acabamos en la cama con otro. – suelta Isa, dando otra opción muy diferente; con otra dirección muy distinta, con consecuencias más serias y dispares.
Abro la boca bastante perplejo, si yo soy un genio; ella es un cerebro del mal, aun no estoy seguro de que hare y es que tengo toda la noche para pensar.
- Vamos a la cama, campeón; que hoy sí que eres mío y yo soy tuya, te voy a dar lo de Carlos y lo de tu primo. – dice guiándome desde el pito, hasta la cama.
- ¿tanto tienes para dar? – la reto.
- Tanto y más. – me guiña el ojo y me saca la lengua, juguetona.
Llegamos hasta mi cama y ella me tira sobre esta, pero no se sube sobre mi como esperaba; se arrodilla a los pies de la cama, acaricia mis piernas con sus manos y me la lame como si fuera un helado. Luego roza sus pechos contra mis piernas, la agarra tan solo para redirigirla hacia su boca; la suelta conforme la va tragando, hasta llegar al fondo y notar como su boca se humedece. Tiene algo sabroso en la boca que la hace salivar, provocando aún más placer cuanto más me la come; noto como se va excitando, porque le va poniendo más ganas por momentos y su olor va cambiando paulatinamente. Lo hace todo mirándome a los ojos fijamente, lo que me da más morbo aun; estoy a punto de reventar, pero parece que lo nota.
- No, no; no puedes correrte aún. – dice, con cara juguetona; me la está acariciando, para mantenerme apunto, pero no suficiente para que me corra.
- Quiero correrme, uf; no puedo más. – le pido.
- Si quieres correrte, cómemelo. – me pide y va trepando por encima de mi cuerpo, hasta sentarse sobre mi boca; con el coño en ella.
No solo está chorreando, lo tiene hinchado; palpita y está caliente, comienzo a lamérselo.
- Asi, lamemelo papi. – me pide, con tono morboso.
Ella mueve su cadera, manchándome de sus flujos y facilitándome la tarea de darle placer; poco a poco le voy lamiendo el chocho por todas partes, ella contesta con gemidos y me siento que estoy a punto de reventar de lo excitado que estoy.
- Dame más, niño malo; que asi no me corro. – me contesta fastidiada y aprieta su chocho contra mí.
Le como el chocho más profundo, noto como sus fluidos brotan a borbotones; me está llenando entero, esta sabroso y a la vez me está poniendo muy burro. Ella está gimiendo, gritando; jadeando, resoplando y haciendo círculos con su cadera. Mi lengua entra y sale de ella como una polla, se lo lamo por fuera; por dentro de los labios, en la vagina y entre gritos se corre en mi boca.
Ella aprieta el chocho una y otra vez corriéndose en mi boca, el sabor cambia; no diría que no está bueno, es tan solo diferente y al poco cae a mi lado jadeando.
- ¿has disfrutado? – le pregunto y ella asiente, incapaz de responder.
- ¿me puedo correr ya? – sigo con mis preguntas y ella niega con su cabeza.
- Dijiste que, si te lo comía; podría correrme. – protesto, molesto.
- Aun no, ahora hazme unos dedos. – me pide, a disgusto comienzo a hacerlo.
- Estoy que exploto. – me quejo.
Ella está de espaldas a mí, me acerco para poder hacerlo; quedando mi polla a la entrada de su chocho, le agarro una teta que empiezo a sobar y mientras le refriego la polla por la entrada.
- No te corras. – dice muy seria.
- No lo hare… - contesto, a disgusto.
Acerco mi otra mano a su chocho que es puro líquido, ella se retuerce está muy sensible; le acaricio el chocho por fuera, hasta que encuentro el clítoris y empiezo a jugar con el machacándoselo. Ella mueve el culo hacia detrás, buscando que refriegue más su entrada desde esa posición; sabiendo que en este ángulo no le puede entrar, su chocho palpita en mi mano con mis caricias y su pezón se endurece en mis dedos. Sus gritos salen de su garganta de placer, estamos escuchando a los otros follar; parece se han despertado con ganas de fiesta, ella gime como loca y se retuerce anunciando un inminente orgasmo.
- ¿me puedo correr? – suplico
- No, no lo hagas. – me dice, entre jadeos y gemidos; entre cortados.
Cada vez mueve el culo hacia detrás más rápido, hasta el punto que tengo que quitarme o me correría; hasta que explota en un intenso orgasmo o varios diría yo, poniendo chorreando mi mano y gritando como loca.
Arquea su espalda y se apoya de nuevo en mí.
- Voy a correrme sin follarte. – le suelto.
- Tranquilo, ya vamos. – dice sonriendo.
Se sienta sobre mi, se la mete hasta el fondo de un solo movimiento; da tanto placer al estar tan mojada y caliente, que me voy a correr ya.
- Me voy a correr. – le cuento.
- Aguanta. – me pide, comenzando a follarme lentamente y haciendo muchos movimientos circulares. – cómeme el pecho. – me pide y se arquea hacia delante, haciendo la penetración más placentera.
Estamos gimiendo los dos, le cómo los pezones haciéndola gritar como loca; siento como el semen sube por mi polla, estoy a punto de reventarle dentro.
- Si te corres se acabó el juego. – me amenaza, mientras me besa en los labios dándome más placer.
Por milagro divino, autocontrol masculino y mi singular experiencia; consigo aguantar un poco más, hasta que ya llego al punto de no retorno y sucede el milagro.
- Me voy a correr – grita ella como loca.
- Y yo, no puedo más. – le digo, que casi se me sale.
- Córrete dentro mío, papi. – me pide, haciendo click; provocando que me corra brutalmente.
Ella me folla brutalmente y rápido, cada vez más; mientras me corro abundantemente dentro de ella, ella tiene orgasmos solapados y un gran orgasmo al final.
Una vez caemos en la cama desmadejados los dos, escuchamos como Carlos y la rusa; se van también, Isa y yo nos besamos.
- ¿te ha gustado? – me pregunta Isa
- Me ha encantado, ha sido intenso; nunca me corrido asi. – le contesto.
- Estas son las cosas que puedes hacer con una novia y con nadie más. – me dice, dejándome perplejo.
- ¿no vas a parar hasta ser mi novia? – le pregunto.
- Me he enamorado de ti. – me confiesa.
- ¿y qué es eso? – le pregunto
- Es darte mi culo, cuando a nadie se lo he dado. – me responde.
- Entiendo, ¿y ahora qué? – le pregunto.
- ¿seguimos follando? – pregunta.
- Me parece buen plan.
Nos llevamos follando toda la noche, cuando nos dejamos caer; los pajaritos empezaban a cantar, ninguno quería terminar y es que sabíamos que mañana todo iba a cambiar.
Lo habíamos hecho otra vez por el culo, un 69; una vez de lado los dos, otra ella a cuatro patas y por último el misionero inverso.
Nos dormimos abrazados, pero antes de dormir; tuvimos una corta conversación, que temía que ella sacara.
- ¿Qué has decidido? – me pregunta.
- ¿sobre qué? – interrogo, haciéndome el tonto.
- No te hagas el tonto, sabes de que hablo. – protesta.
- Lo sabrás, mañana. – le contesto, sin saberlo todavía.
- Como quieras. – dice triste, agarra mis manos y las hace rodearla; temblando, pudiendo ser la última vez que lo hagamos.
Una o dos horas después, no más que ese tiempo, el grito de la rusa despierta a Carlos y este también grita. Isa y yo nos miramos, buscando respuesta en el otro; pero antes de que reaccionemos, tenemos allí a Carlos y a la rusa.
Isa me mira y no sabe qué hacer, se hace la confundida; separándose, pero sin soltar su mano de la mía que bajo la sabana no se ve y en su gesto veo miedo. La rusa esta confusa, quería acostarse conmigo y se ha acostado con mi amigo; no entiende de nada, lo noto en su gesto. Carlos es el más confundido de todo, no sabe cómo mirarme con odio o rencor; con comprensión y amistad, de igual forma no sabe cómo mirar a Isa.
Como nadie se atreve a hablar, finalmente lo hace Carlos.
- ¿Qué ha pasado aquí? – pregunta mi amigo, aunque no merezco llamarlo asi; lo he traicionado del todo, en realidad.
En ese instante Isa me mira a mí, aprieta su mano; esta temblando, su corazón late rápido y su respiración se acelera. La rusa mira a Carlos, luego a Isa; finalmente a mí. Carlos, nos mira a Isa y a mí, ignorando que la rusa estuviera allí siquiera y yo me agarro la cabeza intentando pensar.
Ha pasado toda la noche y aun soy un mar de líos, ni siquiera sé que quiero; jamás he sentido algo asi, temo perderlo y a la vez quiero perderlo.
- ¿Qué paso Alex? – pregunta Isa, insistiendo y metiendo más presión; todavía.
- Isa, Alex; merezco una explicación, que ha pasado aquí. – nos pide Carlos, con las lágrimas saltadas.
- Anoche… - empiezo a decir, los tres me miran a mi fijamente.
- ¿Anoche? – insiste Isa
- Anoche… - continuo, sin arrancar.
- Anoche me folle a Carlos. – confiesa la rusa.
- ¿Carlos? – pregunta Isa, reclamándole
- Pero si estas en la cama de mi amigo Alex, ¡¿Qué me reclamas?! – grita este. - ¿y tú por qué no te callas? – le pregunta a la rusa.
Veo que todo se precipita por mi cobardía de decidir una de las dos opciones, si bien es cierto que debo hacer algo; si actúo, siento que será inevitable que la balanza se ira a un lado o al otro y si no actúo puede pasar cualquier cosa.
- ¿Qué tienes que decir Alex? – pregunta Isa, llenándose de lágrimas.
- Estábamos todos borrachos. – recuerdo.
- ¿y luego como paso esto? – insiste Isa.
- ¿Cómo paso y que paso? – me pide Carlos.
- Te empezaste a liar con la rusa, cuando Isa te reclamo; dijiste algo de intercambio de parejas y asi paso esto, pero no ha pasado nada raro. – miento soltando mi plan, Carlos tiene la cara desencajada; la rusa mira hacia abajo, pero Isa está llorando.
- ¿eso fue lo que paso? – le pregunta Carlos a Isa.
- Ahora que lo dice…creo que sí que fue asi, pero primero me dejaste y él tuvo que consolarme; no sé el orden, estoy confusa. – suelta Isa, dándome la última oportunidad de aceptar su plan.
- ¿la deje? – me pregunta perplejo.
Asiento, incapaz de hablar.
- …me marcho…necesito pensar, ya hablamos Isa y en cuanto a ti; lo siento. – le pide a la rusa, se despide y agarra sus cosas; mientras se viste a toda prisa.
- Yo debería marchar. – dice la rusa, haciendo lo mismo que él.
- ¿estamos juntos? – pregunta Isa, pero no contesto.
- ¿quieres perderme, cobarde? – vuelve a preguntarme, pero sigo sin contestar; solo miro hacia abajo.
Suena el primer portazo, es Carlos; que seguramente ni me va a hablar más ni vamos a ser amigos, nunca más y me lo merezco.
Isa sale corriendo, recogiendo su ropa; aun manchada de mí, se viste como loca.
- Mira vete a la mierda, cobarde. – me dice y sale tras Carlos.
Me levanto desnudo, viendo que la rusa contempla el segundo portazo.
- ¿me voy? – me pregunta, viendo que nos hemos quedado solos.
- Quédate, me harías un favor. – le pido, ya que no quiero estar solo.
Ella asiente y al ver que sigo desnudo, se empieza a desnudar; la invito a mi cama, ella se acuesta en la cama conmigo.
- Siento haber roto la pareja de tu amigo. – dice, disculpándose.
- No te preocupes les hiciste un favor, esa pareja estaba rota ya. – le cuento, lo que puedo.
- ¿si? es normal, los hombres babean por mí. – me explica, que ya ha roto varias parejas antes.
- Veamos si eres tan buena. – la reto y comienzo a besar.
Ella del tirón se aproxima a mí, está deseando follarme; ella es como yo, Isa era diferente. Nos besamos salvajemente, nos metemos mano sin contemplaciones; le da igual que las sabanas estén manchadas de otra, se inclina y se la mete sin cambiar de postura. Gime fingiendo que es lo mejor del mundo y a la vez yo sé hacer que sea lo mejor del mundo, nos follamos mutuamente; hasta que ella alcanza su primer orgasmo, no le importa si me corro dentro y no pregunta simplemente me folla hasta que me corro dentro de ella.
- ¿esto es lo que querías? – me pregunta.
Cuando lo pienso la respuesta es no, no quería más sexo; solo quería compañía, para no darme cuenta de lo que perdido.
- Si – le miento. – vamos a dormir un rato. – le pido y ella asiente, se la pone entre las piernas para darme placer y se duerme; por mi lado intento dormir, pero no paro de pensar en Isa.
Al poco, con las piernas empieza a pajearme con una maestría envidiable; tiene las piernas lo justo de blandas y duras, como para dar placer y además me roza con su chocho a la vez.
- Joder, eres buena. – le alago.
- ¿si? ¿te gusta? – me contesta con cara de guarra.
- Me gusta. – gimo, de placer.
Ella me pone mis manos en sus tetas y en su clítoris, dejándome el cuello a tiro; aunque con desgana, lo hago y ella comienza a gemir.
- ¿follamos? – me pregunta.
- Vamos a follar. – acepto.
Aunque mi mente solo está en Isa, me follo a la rusa; cada vez que pienso en Isa, le doy un pollazo a la rusa…hasta que la dejo desmadejada en la cama y consigo dormirme al fin.