Polvo de una noche Capítulo 5. Plan retorcido

Esta es la historia de cómo Alex, le da la vuelta a un retorcido plan de Isa; volviéndolo aún más retorcido de lo que ya era, el cómo tergiversar una maldad para acabar siendo el bueno de la historia y acabar doblemente beneficiado de ello.

Polvo de una noche

Capítulo 5. Plan retorcido

Consigo echarla a la hora de comer o quizá se va ella porque su teléfono comienza a sonar, me relajo un rato; hago gimnasia, pero no consigo aclarar mi mente.

No paro de pensar en las cosas que ella me ha dicho, las cosas que ha hecho; lo rico que esta su culo, el gusto que me ha dado.

Al rato suena mi móvil y me da un vuelco al corazón, es Carlos; dudo un poco si cogerlo o no, hasta que termino cogiéndolo.

-      ¿si? – le pregunto

-      Hola Alex, soy Carlos; ¿te apetece un FIFA y una cerveza? – me propone, pero sé que algo le pasa.

-      Venga, vente; aquí te espero. – le respondo, sin alargarme demasiado.

-      Venga, voy para allá. – contesta desanimado y cuelga.

Por un lado pienso si hablar con Isa acerca de esto, me debato entre si y no; pero el asco que le tengo a las relaciones, me hace no decir nada.

Al rato llega Carlos, abro la puerta y este pasa con una cara sombría; pero me da un abrazo, luego mi cara de duda le hace hablar.

-      Creo que Isa me va a dejar. – me anuncia.

-      ¿y eso? – pregunto, haciéndome el sorprendido; a la par que sorprendiéndome de verdad, el me mira raro un instante pero luego continua.

-      Bueno está muy rara, desaparece; no duerme en su casa y me oculta dónde está, hoy me ha dicho que no lo hacía conmigo figúrate. – me cuenta, sorprendiéndome aún más.

-      ¿define rara? – le pregunto.

-      Rara, esta como molesta conmigo; arisca, no sé. – responde dudoso.

-      No sé, yo la veo como siempre. – le quito importancia, para convencerlo de que no pasa nada.

-      Si tú la conoces de dos días… - rechaza mi explicación, argumentando que la conozco poco.

Se sienta en mi sofá, tras lo cual voy a por un par de cervezas y le doy una.

-      ¿Cuándo una mujer desaparece? – quiere preguntar, pero no pregunta.

-      ¿Cuándo una mujer desaparece, que? – le pregunto, para ver que quiere.

-      ¿Qué significa? Tu eres el experto. – me pregunta al fin.

-      Yo no he tenido novia en la vida, ya lo sabes; no tengo ni idea, a mí no me desaparecen. – rio hasta ver que se le pone la cara más sombría.

-      Venga hombre, animo; una mujer nunca es el fin del mundo. – digo no muy seguro de mis palabras.

-      ¿tú crees? ¿y qué me dices de que no duerma en su casa? – pregunta, para reafirmar.

-      Eso creo… - respondo con duda. – Quizá está ayudando a alguna amiga, las tías son raras; ya lo sabes. – la excuso casi sin darme cuenta.

-      Noto duda en tu tono y eso sí que es raro. – ríe mi amigo. - ¿Qué amiga, la gorda? – pregunta mi amigo, mofándose de la muchacha.

-      ¿Raro? ¡bah! – fanfarroneo, para ocultar mi duda. – Oye, no se habla asi de una señorita. – le riño, haciéndolo reír.

-      Deja el papel de caballero ya, a mí no me la metes doblada. – bromea.

-      Bueno, yo no conozco a sus amigas; eso piénsalo tú, si alguna puede tener problemas. – digo, para hacerle pensar en otra cosa.

-      ¿y que no lo haga conmigo? – pregunta, al fin.

-      Yo que sé, estará con la regla; las mujeres tienen esas cosas. – le digo y él sonríe.

-      Que mucho y que poco sabes de mujeres. – protesta, sonriente.

-      Conozco lo que tengo que saber. – le contesto y el me mira muy serio.

-      ¿Qué harías tú? – me pregunta.

-      Me iría con otra. – le respondo, encogiéndome de hombros.

-      ¿Qué dices? Te estoy hablando en serio. – protesta, mi amigo.

-      Y yo, es lo que yo haría. – suelto, haciéndolo sonreír.

-      Claro, porque para ti; no sería tu novia. – rechista mi amigo.

-      ¡Bingo! – digo, dando un trago; sufriendo por esa maldita palabra. - Bueno, ¿pongo el fifa o era una excusa?

-      Ponlo y echamos unas partidas. – dice mi amigo.

Echamos unos partidos, hasta que mi móvil vibra; lo cojo.

-      ¿si? – pregunto, ya que no he mirado quien era.

-      ¿Esta Carlos ahí contigo? – me pregunta, Isa.

-      Si, mama. – miento, para que Carlos no sepa que hablo con Isa.

-      ¿y por qué no me has dicho nada? – me pregunta, molesta.

-      Porque fue una sorpresa. – le miento, para no admitir el miedo al compromiso que me provoca.

-      Entiendo, Nos vemos luego; pórtate bien y no la cagues. – suelta, antes de colgar.

-      Adiós, mama. – me despido.

-      ¿Qué quería tu madre? – ríe divertido Carlos.

-      Dar el coñazo como siempre – resoplo, frustrado.

-      No deberías hablar asi de tu madre – observa.

-      Cállate, es una mujer. – digo, molesto; haciéndolo reír.

Poco después sonó el móvil de Carlos.

-      Eh tío, es Isa; ¿Qué hago? – me pregunta, nervioso.

-      Yo que sé, es tu novia. – protesto y él sonríe.

-      ¿Si, amor? – responde, tras eso.

-      Claro, amor. – continua luego

-      Si, ahora voy a por ti. – termina, al fin.

-      Adiós bebe. – se despide.

Cuando me mira, ve como lo estoy mirando; cara de pavor y sufrimiento, de próximamente verme asi.

-      ¿Qué cojones te pasa? – me pregunta, al verme la cara.

-      Nada, una mala pesadilla; que tuve anoche. – me excuso.

-      ¿Qué soñaste?

-      Que tenía novia. – lloriqueo, haciéndole reír.

-      Ya es hora de tener a la primera. – me contesta, levantándose.

-      ¿ya te vas? – me pregunta

-      Vístete, que ya nos vamos. – me corrige.

Protesto, pero sé que no me queda otra; asi que lo hago, cuando salgo deslumbrante.

-      Guau tío, ¿en serio te quieres ligar a esa mujer? – me pregunta, Carlos; atónito.

-      No, pero quiero darle una lección a tu mujer. – le respondo y él sonríe.

-      Sabía que no era tu tipo. – contesta mi amigo.

Vamos al coche, pero por el camino nos intercepta el portero.

-      Hola señor, no veas esta mañana como gritaba la muchacha; ¿es otra gritona o la misma? – pregunta el portero.

-      Eh…otra, ya sabes que nunca repito. – miento, haciendo reír al portero y sonreír a Carlos.

-      Pues para ser otra, no veas como gritaba. – responde el portero.

-      Sí, porque la clave soy yo; yo soy el que las hago gritar. – me tiro el moco y mi amigo se descojona.

-      Anda, máquina del sexo; vámonos que llegamos tarde, a tu premio gordo. – se mofa mi amigo y el portero, aunque no lo pilla; se ríe también.

Una vez vamos en el coche…

-      ¿Qué te parece si hoy el que desaparezco soy yo? – me pregunta.

-      Me parece estupendo. – le contesto.

-      Tu vendrás conmigo. – confirma, sin haberme preguntado.

-      ¿y si ella quiere venir? – le interrogo.

-      Le diremos que no, que será noche de chicos. – me contesta.

-      Como quieras. – rio divertido, sin saber cómo saldrá todo esto ni por dónde.

Al poco el llama al teléfono de Isa, esta cuelga y baja para bajo, a mí me da dos besos; que son casi besos en los labios, a él le da un beso en los labios.

-      ¿Alex, me dejas delante? – me pide, tras saludarnos.

-      Vale – respondo y ella se sienta en mi lugar, rozando todo su culo en mi polla.

Me siento detrás, mientras Carlos; comienza ya a conducir, a casa su amiga.

-      ¿Estas ansioso por ver a tu cita? – me pregunta, Isa.

-      Sí, mucho. – miento.

-      Hoy a lo mejor te da una sorpresa. – me suelta.

-      Estoy en éxtasis – ironizo.

Ella sonríe y sigue charlando con Carlos, al poco llegamos a recoger a la gorda; cuando veo que baja un pibón, vestida como una guarrilla.

-      ¿pero esto que es? – preguntamos Carlos y yo al unísono

-      ¿No os lo dije? – finge inocencia Isa. – Ella es Olya, la prima rusa de Gloria. – nos presenta.

-      Encantado, damisela; soy Alex. – digo y le beso la mano, ella se ruboriza.

-      Encantado, soy Carlos. – le besa los dos cachetes Carlos.

Le abro la puerta a Olya y mientras ella se sienta, me llega un mensaje al móvil.

Isa dice:

Recuerda, si no quieres perderme; no puedes hacer nada de nada, con ella. 18:00 Pm

La miro malamente y me siento junto a la rusa, que me mira que me quiere devorar.

-      Gloria me dijo eres todo un caballero español. – dice con su tono ruso y apoyando su mano cerca de mi pene.

-      Si, Gloria buena chica; tú también buena. – digo, veo de reojo que Isa me mira mal y aparto su mano; extrañando a la rusa.

-      ¿no te gusto? – pregunta la rusa.

-      Sí, mucho; ¿no te dijo Gloria que yo era tímido? – le respondo y ella se ríe, ganando confianza de nuevo.

Me besa los cachetes tres veces, ha intentado besarme; pero lo he evitado.

-      En mi país son tres. – me explica.

-      Entiendo, en el mío solo dos. – le replico.

Poco después llegamos a la heladería, me bajo y le abro la puerta; ella me ofrece el brazo, pero lo declino.

-      No gracias, hace calor. – miento

Una vez en la mesa, Carlos va al baño y la rusa también.

-      Vas bien, sigue asi y serás recompensado. – me suelta Isa.

-      No puedo más, es muy insistente. – aprieto los dientes.

-      Aguanta. – me pide.

Poco después llega la rusa.

-      ¿Qué pedimos, caballero español? – suelta muy pegada.

-      ¿Qué quieres bella dama rusa? – le pregunto.

-      Chocolate, me encanta el chocolate. – se relame y suspiro.

Isa me vigila, aunque también está jugueteando con Carlos; cosa que me da más coraje, aunque estoy dividido ya que en parte me alegro por él.

En un momento dado, Isa va al baño y se lleva a la rusa.

-      Tío, ahora Isa esta súper bien conmigo. – me suelta Carlos.

-      Me alegro. – contesto escuetamente.

-      Tío, ¿Qué te pasa? Tienes la rusa a tiro y no haces nada. – me pregunta muy sorprendido.

-      No sé, no me termina de molar. – le miento

-      Venga hombre, si estuviera soltero; me la tiraría hasta yo. – suelta, antes de que vuelvan las chicas.

La rusa vuelve al ataque e Isa con su novio, una vez nos traen una tarrina de chocolate de varios sabores; ella intenta compartírmela en la boca, pero la dejo esperando y uso la cuchara. Ella se queda boquiabierta y Carlos también, Isa sonríe; pero sigue jugueteando con el helado y Carlos, me enfado, pero me aguanto mientras pienso como evitar ser el que sale perdiendo.

Cuando de pronto se me ocurre, le hablo al oído.

-      ¿Quieres liarte conmigo? – susurro.

-      Si, ¿Por qué susurras? – me pregunta.

-      Te voy a dar mi teléfono luego, pero ahora no me provoques más y no se lo cuentes a nadie. – le pido.

-      ¿Por qué tanto secreto? – me pregunta.

-      Si quieres saberlo, tendrás que callar y esperar. – le susurro.

-      De acuerdo.

Cuando acabamos me fijo en que Isa nos mira con desconfianza, le sonrío y ella vigila a la rusa; desde este momento tenemos una cita normal, en la que la rusa y yo somos como amigos. Isa y Carlos, se siguen tratando como pareja; hasta que finalmente, toca la cuenta y digo que pago yo.

Aprovecho para escribir en la cuenta mi número de teléfono y lo dejo caer en el bolso abierto de la rusa.

-      Ahora sí, ¿nos vamos a algún sitio? – propone Carlos.

-      A mi casa – propongo yo.

-      Venga vamos. – dice Isa

-      Si, vayamos. – acepta la rusa.

En el camino, la rusa fue hablándome de su país; Isa siguió tonteando con Carlos, pero mirándome a mí y cuando se descuidó.

-      Te he metido un papel en el bolso con mi número. – susurro

-      ¿y qué hago con él? – me pregunta.

-      Llámame mañana. – respondo.

Ella lo saca y se lo apunta en el móvil, Isa la observa; pero no dice nada.

Cuando llegamos a mi casa, le echo un trago a cada uno; Isa dice que viene a ayudarme y entra en la cocina detrás de mí, mientras Carlos y la rusa se quedan charlando.

-      ¿Se puede saber que estas tramando? – me susurra muy pegada a mí, desde detrás.

-      Nada, Isa. – le susurro.

-      Amor. – me corrige.

-      Amor. – digo, haciéndole caso.

-      Veo muchos cuchicheos. – me dice.

-      Solo le estoy pidiendo que me respete, que no quiero nada. – le miento.

-      ¿de verdad? – me pregunta ilusionada.

-      De verdad. – digo, dubitativo.

-      Te la chuparía ahora mismo, pero… - empieza a decir.

-      Puedes hacerlo, estoy que acabo; tanto provocarme, ya sabes. – digo, intentando convencerla; para que me quite el calentón.

-      No deberíamos…es demasiado arriesgado. – debate, preocupada.

-      ¿estás conmigo o no? – la presiono.

-      Sí, pero… - intenta debatirme.

-      Si ella sigue presionando y tú no haces nada, no sé si voy a aguantar.

-      Mmmm… ¿hay algún sitio más privado aquí? – me pregunta.

-      Si, la alacena. – digo, señalándole.

-      Vamos, corre; date prisa. – me apresura.

Me agarra de la mano y nos metemos en la alacena, corriendo se pone de rodillas y me baja la cremallera, mete sus manos y me la saca ya mojada además de empalmada.

-      Uf, como estas. – aprecia, metiéndosela en la boca hasta el fondo.

-      Agh, te lo dije. – gimo de gusto.

Ella me la come como loca, rápido; profundo, muy salivada y moviendo la lengua alrededor.

-      Que me corro Isa. – digo, avisándola; ella me mira mal y corrijo. – amor.

Entonces le da más caña y empiezo a correrme en su boca, ella se lo traga todo; cuando terminamos, se limpia con toallitas que lleva encima y se enjuaga la boca con un enjuague bucal.

-      Vaya…

-      Chicos, ¿ya habéis terminado las copas? – suelta Carlos, entrando en la alacena; por fortuna me la acabo de guardar y tengo una botella en la mano.

-      ¿Ves, como estaba a simple vista? Estas mujeres que no encuentran nada. – digo, haciendo sonreír a mi amigo.

-      Si ordenaras un poco más. – protesta Isa, para seguirme el juego.

Luego se quedan ellos dos solos en la alacena y sin previo aviso sabiendo que van a tardar, le cómo los morros a la rusa; ella queda atónita en un primer momento, pero luego me corresponde y cuando escucho la puerta abrirse me separo.

-      Shhh – le susurro y ella sonríe

-      Que excitante. – murmura.

Cuando llegan ellos dos entre risas, Isa me mira muy seria; ella sospecha y Carlos sonríe, aunque le noto que no entiende porque lo oculto.

-      ¿os parece si jugamos a algo? – propone Carlos.

-      ¿algo como qué? – pregunto, sorprendiéndolo.

-      La botella, por ejemplo. – suelta, poniendo un ejemplo.

-      ¡La botella! – sonríe la rusa.

-      ¿estás loco? Quieres que me bese con Alex. – estalla celosa Isa, pero sé que es por la rusa.

-      No mujer, es para quitarles el corte a estos dos. – murmura, Carlos.

-      No necesitan eso, van bien. – discute Isa.

-      ¿bien? – se extraña Carlos. – como se nota que no lo conoce. – murmura, pero esta se entera.

-      Lo conozco mejor que tú. – murmura esta, enojada.

-      ¿entonces botella? – pregunta la rusa

-      Parece que no. – se sincera Carlos.

-      ¿jugamos al streappoker, con chupitos? – pregunto, intentando amenizar la noche.

-      Gran idea. – sonríe Isa.

-      Me parece bien. – añade la rusa.

-      ¿Eso no te molesta? – ríe Carlos.

-      No hay contacto. – discute Isa y le saca la lengua.

Nos ponemos en la mesa, relleno los chupitos; me pongo a repartir cartas, asi que sé que cartas tienen cada uno. Empezamos la mano y tengo las mejores cartas, las caras de todos son un poema; excepto la de la rusa, que parece divertida.

-      ¿Quién apuesta? – pregunto.

-      Apuesto mi camiseta. – dice Carlos.

-      Apuesto mi top – añade Isa

-      Yo, mi falda. – suelta la rusa.

-      Y yo mi camisa – dejo caer. – ahora mostremos las manos.

Todos mostramos las manos y gano yo, todos pierden una prenda; la rusa se queda en tanga, frente la mirada babosa disimulada de Carlos e Isa en sujetador frente a mi mirada babosa. Carlos se quita la camiseta y se ve que está más fuerte que antes, ambas le echan un vistazo disimulado; se me está ocurriendo un plan, pero no lo diré no vaya a ser que se gafe.

-      Vaya, eres bueno. – suelta la rusa.

-      La suerte del novato. – deja caer Carlos.

-      Como quieras, te toca barajar y repartir. – rio divertido.

-      Vas a coger frio. – dice Isa a la rusa.

-      Qué más da arriba que abajo. – debate esta.

Reparte Carlos que bajara bastante mal.

Se por la cara de Carlos que le han tocado buenas cartas, a Isa no mal tampoco; la rusa está en serios problemas.

-      ¿Quién apuesta?

-      No voy – dice la rusa, bebe el chupito; pero no paga prenda.

-      Apuesto mis pantalones – dice Carlos, convencido que va a ganar.

-      Yo mi falda. – suelta Isa, pensando que no va a perder.

-      Por mi lado, va mi camisa. – digo. – mostremos cartas.

Como pensaba, el primer premio es para Carlos, el segundo para mí y el tercero para Isa. Tanto Isa como yo pagamos prenda, bebo mi primer chupito; bebe su segundo Isa, pero Carlos se salva ni bebe ni paga prenda.

Observo la situación:

Rusa 2 chupitos sin falda.

Isa 2 chupitos sin falda ni top

Carlos 1 chupito sin camiseta

Yo 1 chupito sin camisa.

Cuando Isa se queda en tanga y sujetador, la miro y Carlos me mira mal; me encojo de hombros, tanto Isa como la rusa me miran sin camisa y eso lo enoja más.

-      Parece que hoy mojas. – rio divertido, al observar que el tanga y el sujetador de Isa son del mismo color.

-      ¡Cállate! – me grita avergonzado e Isa hace la señal de que me va a pegar.

-      Toma, ahora repartes tú. – le digo a Isa.

Esta lo hace y al mirar mis cartas, además de la cara de todos; veo que a todos nos ha tocado malas cartas, es hora de hacer trampas.

-      Apostad, yo apuesto mis pantalones. – digo, sabiendo que no voy a perder.

-      Vale, apuesto mi tanga. – dice cortada, Isa; agacha la cabeza y Carlos abre los ojos de par en par.

-      Apuesto mis pantalones. – dice este.

-      Apuesto mi top. – añade la rusa.

-      Mostrad cartas.

Todos pierden, asi que todos beben y se quitan prenda; la rusa deja ver las tetas grandes en su sujetador como si nada, los ojos de Carlos se le van a salir de las orbitas y observo como Isa se quita su tanga tímidamente sentada.

Ahora vamos:

Rusa 3 chupitos sin falda ni top

Isa 3 chupitos sin falda ni top ni tanga

Carlos 2 chupitos sin camiseta ni pantalón

Alex 1 chupito sin camiseta

La cosa esta que arde, noto la temperatura de la habitación; ahora reparte la rusa, veamos como lo hace.

Veo las caras de todos y del tirón se, que Isa es la que saco mejores cartas; asi que lo que hago es, no hacer trampas ahora y asi no me pillan…total a quien necesito borrachos son a la rusa y a Carlos.

-      Apuesto mis pantalones – digo

-      Apuesto mis calcetines – suelta Carlos

-      Yo, mi sujetador… - añade Isa

-      Mi sujetador. – sonríe la rusa.

Carlos se quita los calcetines, me quito mis pantalones; soy observado por las dos, mientras la rusa ya con un pequeño punto se queda en tetas y Carlos alucina.

-      No veas como te vas a poner. – murmura.

-      Sí, claro. – sonrío y no contesto.

Ahora me vuelve a tocar a mí.

La cosa va:

Rusa 4 chupitos sin falda ni top ni sujetador

Isa 3 chupitos sin falda ni top ni tanga

Carlos 3 chupitos sin camiseta ni pantalón ni calcetines

Alex 2 chupitos sin camiseta ni pantalón

Barajo y me coloco las cartas buenas solo a mí.

-      Apuesto los calcetines. – imito a Carlos

-      Apuesto el tanga – dice la rusa.

-      Yo el sujetador – susurra Isa.

-      Yo los slips. – suelta Carlos, con un punto; porque ya no está acostumbrado a beber, gracias a Isa.

-      Mostremos cartas.

La rusa que ya está borracha, se quita el tanga y queda solo con medias; que no le cubren arriba, pero se lo quita sin pudor alguno y bien buena que esta. Isa se queda totalmente sin ropa, pero aún no está mareada; Carlos esta borracho como la rusa y se queda desnudo, solo a mí me queda ropa y a la rusa. Todos pretenden acabar el juego ya, pero digo.

-      Hasta que no quede desnudo todo el mundo menos, el juego no acaba.

-      Venga hombre y que me quito ya. – se queja Carlos.

-      Harás una prueba. – contesto y parece estar conforme

-      Vale, me parece bien. – confirma Isa, que ya sabe algo planeo.

-      Está bien. – suelta la rusa.

Le doy las cartas a la rusa.

-      Los que no tienen ropa, no pueden barajar. – digo y todos parecen conformes.

Ella baraja y le miro la cara a todos al recibir las cartas, aunque puedo fiarme menos; por su rango de alcohol, algo todavía muestran. Me parece que la rusa sonríe, Isa y Carlos miran sus cartas pero la borrachera de él me impide notar nada; ella mantiene su cara de póker, parece pensativa.

-      Apuesto mis calcetines. – repito

-      Apuesto mis medias. – suelta la rusa.

-      Prueba – añade Carlos

-      Prueba – suelta Isa

-      Mostremos cartas.

Gano de nuevo, sin hacer trampas; la rusa se quita las medias, está bastante borracha y Carlos igual. Isa empieza a marearse, pero ya todos están desnudos menos yo.

-      Tú le pones la prueba a él y yo a ella. – organizo a la rusa.

-      Me parece bien. – dice ella.

La rusa le pone la prueba a Carlos.

-      Tienes que comernos el cuello a las dos. – propone la rusa.

El mira a Isa como esperando una interrupción y ella asiente.

Primero le come el cuello a Isa que gime desnuda caldeando el ambiente y luego a la rusa, que jadea como loca.

Tras eso me toca ponerle una prueba a Isa.

-      Bésanos a todos. – digo.

Isa mira a Carlos, este simplemente sonríe.

Isa se viene para mí y me da un muerdo que alucina, por poco me corro en los bóxers; luego se va para Carlos y lo besa, por último, se enrolla con la rusa y eso aumenta el calor.

Están pensando en vestirse cuando…

-      ¿seguimos jugando, pero sin cartas? – propongo.

-      ¿y eso cómo es? – pregunta Carlos.

-      Beso, verdad; atrevimiento. – suelto.

-      Me parece gran idea. – aprecia la rusa.

-      ¿te parece bien, Carlos? – le pregunta Isa.

-      Sí, claro. – contesta este, que casi no sabe dónde está.

Lleno los chupitos.

-      Carlos, beso; verdad, atrevimiento. – digo, este me mira.

-      ¿Qué? – pregunta.

-      ¿beso, verdad o atrevimiento? – pregunto, repitiendo.

-      Verdad. – dice el, tras pensar un poco; lo que menos problemas puede darle.

-      ¿verdad que la rusa esta buena que te cagas? – le pregunto.

-      Si, esta buena. – se sincera, mirando a Isa como con miedo.

Isa no dice nada, solo me observa; la rusa también me observa, Carlos observa a las tías.

-      Bébete el chupito Carlos. – le recuerdo e Isa se lo da.

-      Eh…sí. – dice más pa ya, que pa ca.

Luego me giro hacia la rusa.

-      ¿beso, verdad o atrevimiento? – le pregunto

-      Atrevimiento. – va directa a lo más fuerte.

-      Atrévete a sentarte encima de Carlos, desnudos. – digo.

-      Eso es fácil. – suelta, se bebe el chupito y se sienta encima de él.

Ambos están ya que se quedan dormidos.

-      Isa, ¿beso, verdad o atrevimiento? – le pregunto.

-      Beso – dice, con los ojos emocionados.

-      Bésame.

Ella se acerca y me besa, mete bien metida su lengua; cuando nos damos cuenta, la rusa y Carlos se están enrollando.

-      Por una noche diferente, brindemos. – digo llenando sus chupitos y nos tomamos todos, otro más.

Todos brindamos, luego Carlos y la rusa se siguen liando.

-      ¿Qué hacemos? – me pregunta Isa.

-      Creo que Carlos a dicho intercambio de pareja. – digo haciéndola reír.

-      ¿aquí? – me pregunta.

-      O en la cama, como quieras. – digo, entonces se me tira encima.

Nos besamos con pasión, mientras escuchamos ya gemidos por parte de la rusa; y es que Carlos se la está follando a pelo, ahí mismo delante nuestra.

-      ¿y tú que, necesitas una invitación? – se queja Isa.

-      Calla, tontorrona y disfruta del morbo. – la silencio, a besitos; mientras le meto mano, dejando que se ponga caliente con la situación.

Pero ella no tiene paciencia, me la agarra y se la mete; mientras empieza a cabalgarme y a gritar como loca, Carlos la mira un momento entorna los ojos y luego sigue a lo suyo.

-      Uf, te estoy follando delante de Carlos. – suelta, sorprendida; llena de morbo.

-      Y él te ha visto. – añado y ella, lo mira de reojo; mientras me folla y recibe mis cariños.

La rusa se lo sigue tirando, pero Carlos; este está medio grogui, Isa se da la vuelta con la polla dentro y siento una presión excitante. Me folla mirando a la otra pareja, mientras mis manos se deleitan con sus tetas y su clítoris; mi boca la come la nuca y el cuello, ella observa con todo detalle como la rusa se trajina a su novio. Poco después, Carlos se va y cae en un sueño profundo; la rusa se lo tira, hasta acabar ella. Isa sigue y sigue, mientras va teniendo un orgasmo detrás de otro a causa del inmenso morbo que siente; hasta que me voy dentro y tiene un gran orgasmo, que la deja desmadejada sobre mí.

-      Tengo una idea – digo y ella me mira.