Polvo de una noche Capítulo 4. Y no se va
Isa ha encontrado una manera de turbar a Alex, Alex ha perdido el mango de la sarten; ahora lo tiene ella y va a hacer con Alex lo que le salga del toto, me pregunto qué papel tiene aquí Carlos. Tanto va el cántaro a la fuente que se rompió, tanto jugar con mujeres
Polvo de una noche
Capítulo 4.Y no se va
Debo admitir que no he dormido mucho, Todo lo que paso anoche me ha mantenido en vela pensando; pensando largo y tendido sobre esta mujer, lo que me hace sentir y tal. Tras una noche loca de sexo, hemos dormido en la posición que ella quiso; más bien debo decir que no me dejo opción, intente dormir de espaldas a ella, pero no hubo manera. Ella ha dormido muy tranquila, respirando muy relajada; suspirando a veces y muy pegada a mí, agarrando mis manos para que no la soltara.
Por mi lado, toda la noche asfixiado con su pelo; una mano tocando su teta; lo que hace que tenga una incómoda erección metida entre sus nalgas que no me deja dormir bajo ningún concepto y un brazo listo para cortar porque no le llega sangre por su peso, lo peor un calor que te mueres y cachondo como si ayer no hubiera hecho nada.
Dormimos y por dormir me refiero a ella, hasta altas horas de la mañana; parece que está a gusto y no se mueve de ahí ni a tiros, hasta que finalmente se da la vuelta y me mira a los ojos muy cerca.
- ¿desayunamos? – me pregunta, como con miedo.
- No soy un novio, vete a tu casa. – la echo quejándome.
Su cara cambia drásticamente, se enoja mucho; me empuja, se viste.
- Ya te llamare. – le digo, dándome la vuelta en la cama.
- Vete a la mierda, imbécil. ¿ves esto? – me dice dándome la vuelta. – porque ya no lo vas a ver más. – suelta, mientras sigue vistiéndose.
- Carlos, tendría mucho que decir de esto. – digo, sin mirarla.
- Capullo – me contesta.
Sale dando un portazo.
Suspiro…por un lado, me siento mal; por otro aliviado y por otro, raro.
- Supongo no la volveré a ver más, mejor; se estaba encariñando conmigo. – digo, dudando de lo que yo mismo digo.
Doy un par de vueltas en la cama, hasta que consigo coger el sueño; entonces acribillan mi timbre, me despierto extrañado y voy a mirar la puerta. Es ella, con una bolsa en las manos; me echo de espaldas en la pared mientras ella sigue llamando, entonces me habla.
- Sé que estás ahí, no te hagas el tonto y ábreme ya.
- ¿Cómo lo sabe?
- He visto la sombra bajo tu puerta y la luz tapándose en tu mirilla, abre la puta puerta; antes de que me enfade. – me amenaza.
Me hago el tonto hasta que…
- Sino abres en 3 segundos, yo misma llamare a Carlos y mi tanga esta en tu cama. – me avisa, terminando de convencerme.
Abro la puerta con cara de pocos amigos, ella entra sonriente; me da un beso en los labios, va hasta la cocina y empieza a preparar lo que trae.
- ¿Qué coño ha sido eso? – le pregunto, sorprendido.
- Ahora tú vas a ser mi novio o se lo diré a Carlos. – me suelta, dejándome a cuadros.
- ¿me estás contra chantajeando a mi chantaje? – le pregunto.
- Sí, eso es justo lo que estoy haciendo. – acepta, tan tranquila.
- ….
- Ve poniendo la mesa, yo llevo el desayuno; cariño. – dice, haciendo que mis pelos se pongan todos de escarpia.
- Voy. – tajo, enseguida.
Cuando llega al salón trae el desayuno.
- ¿ahora qué debo hacer? – pregunto, sin entender; que hace un novio.
- Simple, ahora tu estarás para mí cuando te llame y no al contrario; me llevaras adonde quiera ir, me mimaras y a cambio te daré sexo, pero…no puedes hacer nada de nada con otra mujer. – me explica.
- ¿estás loca? – le pregunto, alucinando por su respuesta.
- Eso es lo que hay, ahora tu eres mío. – me suelta.
- ¿y tú vas a seguir con Carlos? – le pregunto, viendo que me tiene cogido por los huevos.
- Por ahora sí, pero cuando no este con él; tranquilo, estaré contigo. – me dice como si eso fuera un alivio.
- Qué alivio. – murmuro con ironía.
- ¿Cómo dices? – me pregunta, ya que escucho que dije algo; pero no el que.
- Como quieras. – contesto, sin oponer resistencia.
- Te voy a enseñar a ser un novio de verdad. – me acaricia la cara y la miro con desagrado.
- ¿y eso para qué? – la interrogo, para ver que pretende.
- Bueno, eso es secreto. – me comenta, ya que no está dispuesta a mostrar sus cartas.
- ¿y qué hacemos hoy con el plan? – le pregunto, para ver que tiene planeado.
- Vamos a quedar, tú vas a cumplir; pero no te vas a liar con ella, no vas a hacer nada. – me ordena.
- ¿y tú que harás? – le pregunto.
- Todo. – me explica, en una sola palabra.
- Jum… ¿y si lo hago? – pregunto tras gruñir.
- Se lo diré a Carlos – suelta, sin pestañear.
- ¿y si no lo hago? – le interrogo.
- Me acostare contigo. – pestañea nerviosa.
- Vale, entendido. – digo, molesto.
- Ese es mi chico – dice, mientras me morrea con sabor a chocolate.
- Mmm…sabes bien.
- ¿quieres más? – me pregunta.
- Sí, claro que quiero más. – respondo, más bien refiriéndome al chocolate; ya que a mí me compro un triste café.
- Te voy a mostrar que tener novia, también tiene sus ventajas. – me suelta, se quita la ropa y empieza a echarse chocolate en sus puntos erógenos; me lleva la boca a esos puntos y empiezo a comerme el chocolate.
La polla se me pone como el acero, pero engañando mi mente; dejo pasar esas frases tan importantes: como que es mi novia, por ejemplo.
Primero le como un pezón, luego el otro; luego el canalillo, luego el chorro me lleva hasta el ombligo y por ultimo hasta su vagina. Sus gemidos se van haciendo notorios, cuando llego a su coño; ella agarra mi pelo y me lo empuja contra su coño, para que no me quite y asi es como me comí su coño con orgasmo incluido.
- ¿Qué tal? – me pregunta
- Estaba bueno. – confieso.
Es la primera vez que doy placer sin recibirlo y me siento raro.
- Como has sido bueno, te dejo elegir; boca, culo o vagina. – me suelta, dejándome sorprendido.
- ¿en serio? – pregunto, incrédulo.
- Te lo juro, solo elige. – me pide, mostrándome la boca abierta; el chocho mojadisimo y el culo cerradito. - ¿Qué quieres que te regale ahora? – me pregunta.
- El culo. – digo, probando para ver si de verdad me lo regala.
- Bueno si quieres el culo, necesito lubricante; tráemelo, amor. – me dice y no sé porque esa palabra hace que mi polla de un salto.
Salgo corriendo, he probado pocos culos; a las mujeres no suele gustarles y menos a las de una sola noche, por eso para mí esto es como un regalo celestial. Al poco vuelvo con el bote.
- Te voy a enseñar como abrirle el culo a tu novia, para que sea placentero para los dos. – me dice. - embadúrnate primero un dedo.
- Ya está.
- Ahora ese dedo ve introduciéndolo en mi ano, poco a poco; una vez dentro menéalo, antes que nada.
Hago lo que dice, meto un dedo lentamente; ella pone cara de dolor, su culo esta súper apretado y al poco entra hasta el fondo. Una vez dentro se lo meneo y su cara de dolor poco a poco se va transformando en una carita de gusto.
- Ahora sácalo, embadúrnate dos dedos y repite el proceso. – me pide. – como esta vez son dos, intenta abrirlos cuando estén dentro; para ir abriéndome el culito, con cariño.
Lo hago de nuevo, esta vez al ir a meter dos el culo me hace aún más resistencia; ella pone cara de dolor de nuevo, una vez que están dentro los dos y empiezo a moverlos incluso echa algún gemido y además noto que a pesar de estar apretados poco a poco le cabe más.
- Ahora repite el proceso con tres, gordo. – me añade. – Pero esta vez usa que son tres para abrir hacia todos los lados.
Hago lo mismo, echo lubricante en los tres dedos; noto que el culo está un poco más abierto, pero sigue apretado y los meto hasta el fondo. Ella se mueve incomoda, le duele un poco más; cuando se los muevo, empieza a gemir y noto como voy estirando sobre todo la entrada.
- Ahora, júntame lubricante y embadúrnatela bien. – me pide.
Estoy que me corro de solo pensarlo, ella también parece excitada; el chocho le chorrea, entonces se lo pongo en la entrada.
- Ve metiéndola bien despacito y luego no la muevas, hasta que yo te lo diga. – me dice, muy seria; asiento y me pongo a ello.
Primero meto la cabeza haciendo una presión leve, el culo me la aprieta muchísimo; ella se va dejando, pero veo su boca abierta y su cara de dolor. Voy poco a poco, haciendo fuerza; hasta que le entra entera, espero un poco hasta que ella me da la señal.
- Ahora, muévete despacio; mi amor.
Empiezo a metérsela y sacársela bien lento, no tarda mucho en que su culo se hace agua; ella poco a poco va subiendo el vaivén, metiéndosela cuando yo te la voy metiendo a la vez y dándome un placer brutal.
- Uf, si sigues asi; me voy a correr. – la aviso.
- Córrete, mi amor; es todo tuyo. – me dice.
Empiezo a acelerar y sus gemidos se hacen hueco, mis huevos chocan violentamente contra su coño; ella empieza a gritar y a moverse inquieta, entonces me corro dentro y ella se corre contra mi sofá.